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4 pandilleros bien borrachos me pusieron a mamar

Relato enviado por : dduck el 08/05/2013. Lecturas: 28429

etiquetas relato 4 pandilleros bien borrachos me pusieron a mamar   Gay .
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Resumen
Siempre he tenido cierta fascinación sexual por los "pandilleros" o personas de la calle, y pues una noche de sabado, no fue una sino 4 vergas las que probé de ellos.


Relato
Soy pasivo, de 23 años de edad, soy delgado, mido 1.69, contextura simpática, buen porte, pelo negro y de piel blanca con una pizca de moreno.

Desde que recuerdo mis emociones sexuales, siempre he sentido atracción por las personas de calle, sobre todo las pandillas. Soy de clase media, pero con muchos privilegios y siempre crecí en un vecindario tranquilo, de esos vecindarios que poseen sus típicas pandillas, pero no son de las agresivas, sino de los que andan en su mundo, consumiendo alcohol y drogas y en muy pocas ocasiones se meten con los demás de manera agresiva. Desde pequeño, yo por ser hijo único, recuerdo que jugaba solo en el jardín de mi casa y veía a muchos de esos muchachos pasar por la calle de enfrente, semi desnudos, algunos sin camisas, y eso me llamaba mucho la atención.

Pasó el tiempo, me fui acostumbrando a ese ambiente exterior. Al cumplir mis 16, todas las mañanas al ir a la universidad, me tocaba caminar un trecho como de 400 metros para poder tomar el bus que me llevaría a mi destino, ya que el tiempo de mis padres y el mio chocaban, por lo tanto no podían llevarme a la universidad. En ese transcurso que caminaba, me encontraba con algunas pandillas que estaban en la calle reunidos. Desgraciadamente vivo en un país no desarrollado donde los homosexuales somos aún vunerables a las burlas y a las ofensas por parte de algunas personas. Debo decir, que aunque mi tendencia no se nota mucho, la manera en vestirme, diferente a la de ellos, un estilo masculino de joven fresa, presumido y con cierto caminado afeminado, me delataba. A lo que yo ya sabía que al pasar por donde ellos estaban reunidos, no me escaparía de algun grito o silbido despectivo o burlesco. Me daban miedo y pena las humillaciones, aunque por más que las ignorara, cuando uno amanece en sus malos días, muchas veces esos detalles nos flaquecen un poco. Pero, también no niego que había cierto morbo que me gustaba las cosas que me decían. En muchas ocasiones, ellos se tocaban sus miembros y me decían cosas como que "Ven a mamar, te daré de mi lechita". Incluso recuerdo perfectamente una mañana que yo iba caminando y uno de ellos se restregó su miembro con sus manos y me gritó que por donde quería que me la metiera, si por el culo o por la boca. Pero por arrogancia y timidez, y por supuesto, clasismo, me hacía el disimulado. Eran jóvenes no mayores a los 25 años, todos mal vestidos, quizás sucios y mal olientes, que pasaban tomando licor del más barato y seguramente inhalando piedra y fumando hierba.
Destaco, que en ocasiones cuando me encontraba en mi jardín casero, a veces encontraba a varios de ellos robando frutos de los árboles y en vez de correrlos, me quedaba callado viéndolos desde algun rincón, imaginándome cosas sucias, y me tocaba escondido, pensando en que le mamaba las vergas a ellos en el jardín. Pero pues, así pasé en esa encrucijada hasta que logré terminar mi carrera y tener mi propio carro.

Al pasar el tiempo, fui adquiriendo más experiencia sexual, por lo tanto ya no era el mismo muchacho tímido, ya mis complejos de fresa se fueron yendo, y me volví el típico "party boy". A mis 20 años mis prioridades desgraciadamente cambiaron y se convirtieron en el alcohol. Producto de eso, comencé a descontrolar mi vida, perdí mis trabajos y ya no me podia dar los gustos de antes de ir a las mejores fiestas y discotecas de la capital. Y parte de mi depresión, para seguir alimentando mi vicio del alcohol y debo decir de las drogas, comencé a caer bajo. Comencé comprando licor del barato en una venta cerca de mi casa, y al cabo, terminé pidiendo crédito. Como siempre pagaba, mi crédito en esa venta era fijo. Todos los fines de semana, sacaba unas cuantas botellas de ron y me iba a tomar con mis amigos.
Llegó otro punto en mi vida, donde mis amigos no aguantaban mi conducta tan pesada de tomar y ya era cuestión de que me quedaba solo tomando en casa. Eso ya fue teniendo hoy en día mis 23 años.

Una noche, una de las tantas noches que tomé solo en casa, voy decidiendo salir a la calle del vecindario a buscar a los pandilleros para tomar con ellos. Claro, con segundas intenciones, ya me había tomado mis cuantas cervezas y andaba embramado.
Casualmente ahí estaban ellos, a lo que yo apresuradamente agarré las 3 botellas de ron que tenía y me fui donde ellos para ofrecerles licor. Ellos, que eran 4, por supuesto estaban tomando, pero no la cantidad que yo tenía en mis manos.
Sin embargo, yo no sabía como acercarme a ellos. No quería que me saliera mal el plan, que me robaran el licor y dejarme sin nada y con las ganas.
Simplemente pasé caminando por la calle con las botellas en mano y ellos hicieron bulla, llamándome. Mi plan funcionó.

Ellos no estaban ebrios aún, pero ya estaban en el estado de contentos, donde uno socializa con todos. Voy entrando a cierta choza en el que ellos estaban. Era un muro de piedra, y arriba una choza, y detrás un terreno vacío. Yo haciéndome un poco el rogado, acepté en tomar por un rato.
Eran 4 muchachos. No recuerdo sus nombres así que los voy a enumerar jeje. El primero era fino, era de mi tamaño, misma contextura, blanco solo que un poco mas moreno, tendría sus 22 años igual que yo, usaba una camisola blanca y un jeans remangado del ruedo hasta las rodillas y tennis.
El segundo, era el de apariencia ruda, quizás el mayor, no llegaría a sus 30 años, era moreno, alto, recio, usaba tambien una camisola, unos jeans pero unas sandalias creo. El tercero, de sus 21 años quizas, resultó el mas social, con el que mejor me llevé en la noche, ese si recuerdo se llamaba "Manuel", era feo debo decir, moreno, un poco gordo, era el mejor vestido si, camiseta polo y jeans y zapatillas. Y el cuarto, que no lo recuerdo muy bien, era el más moreno, el más alto y de paso el más callado, quizas sus 21 igual.

Resulta que me instalé con ellos y ellos para que, muy cordiales, plan "broderes" como ellos decían repetidamente. Pasamos como unas cuantas horas tomando, no teníamos ni hielo, eran shots de ron a lo seco, con limones nada más. Ya en cierto punto se me quitó la verguenza y el miedo de que algun conocido por la casa pasara en su carro y me viera.
Pasaron las horas y las platicas se fueron haciendo mas amenas y mas comprometedoras. Hasta que uno de ellos me preguntó secamente que si yo era gay.
Yo afirmé sin miedo alguno y les dije que no me gustaba que me insultaran, ellos se disculparon, no muy convencidos.
Al decirles que yo era gay, comenzaron preguntas dirigidas a mi de manera ya muy atrevidas, lo cual me encantó. Ya sabía que iba a salir o bien cojido por la boca, o mejor bien cojido por el culo.
Eran preguntas como : Tu la metes o te la meten? A cuantos se las has mamado? Te gusta mamar polla? Has tragado semen?
Entre ellos mismos comenzaron a burlarse, por el interés que todos mostraban con respecto al tema. Era obvio, todos querían una mamada pero primero tendrían que vacilarse entre ellos para ver si todos reaccionaban igual, por supuesto, eran heterosexuales.
Hasta que por fin, luego creo de la segunda botella de ron, uno de ellos, el segundo, el más rudo, dijo abiertamente a todos nosotros:
- Allá atrás no hay nada. Quien se apunta a ser el primero? Jaja.
Para que decir eso, el primero en apuntarse fue el. Me llevó al terreno, que quedaba como a menos de 10 metros, muy oscuro y lleno de monte.
Me dijo que me agachara y comenzó la acción. Se fue sacando la verga, era grande, no mucho pero era aceptable. Olía un poco a sudor pero no olía mal, incluso ningunas de las 4 tenian olor desagradable.
Pasé mamandole la verga como por 5 min mientras sus amigos por el otro lado le preguntaban que que tal, que como la mamaba el maricón, a lo que el respondía que Divino. Al decir eso, todos los 4 se dejaron venir al terreno donde yo estaba agachado mamando encontra de una pared, y fue ahi donde no niego, el licor se me bajó un poco y me dio un poco de miedo. Pero a decir verdad me sentía en confianza y yo en mi mente pensaba que lo más que me podían hacer era cojerme.

Comenzaron uno por uno a sacarse los rabos, el tercero tenía la verga mas grande, era un VERGON DESCOMUNAL, por juzgar por mi boca quizás unos 22cm. No lograba metermela todo el tronco y el me empujaba brusca y duramente, a veces sentia que iba a vomitar. Mientras mamaba ese pollón, algunos ponian su verga en mis oídos y hacian como que me cojían por ahi. Otros me cacheteaban con ella y no paraban de decir cosas sucias como:
- Mama maricón, chupa duro, chupa, chupa.
Noté que mientras chupaba, algunos seguían tomando, sobre todo me excitó mucho mas al darme cuenta que al que se la estaba mamando, estaba tomando de la botella empinado, y eso no sé porque me excito mas. No podia ver mucho pero si se veian el movimiento de sombras.
Las vergas eran divinas, habia una algo pequeña, todas eran peludas, muy peludas, sabían a hombre. 2 de ellos se lograron venir, me llenaron la cara de su semen, echaron semen como camello, como caballo, eran chorros y chorros de semen. Los otros dos no lograron venirse. Pero gozaban la escena diciendo:
- Que tragona es esa putita. Que rico que se la traga. No sabíamos que este cochoncito era bien tragón.

Obviamente yo quería mas. Pero no dije nada. Puesto ya se volvía un poco bulliciosa la escena, uno de ellos quebró botellas y fue donde comencé a reaccionar. No tanto por el miedo de que me pudiesen hacer algo, sino porque nos podían descubrir, ya los perros comenzaban a ladrar y yo en mi borrachera, no lograba tener mi sentido del oído sensato.
Así pase mamando como por media hora a los 4. Todos con sus pantalones caídos empujandome su verga contra mi cara. Sentia mi boca cojida, es mas, hasta en una, dos de ellos me metieron sus dos pollas a la vez en la boca. Yo me vine en varias ocasiones por debajo de mi pantalón.

Al terminar, nos dimos cuenta que la botella que habían quebrado era la ultima entera que quedaba, por lo tanto ya no quedaba más que irnos cada quien a su casa, ellos bien bolos y con la verga mamada, y yo bien bolo y con la boca cojida. Inmediatamente vine a mi cama, me desnudé y me comencé a masturbar de la manera mas cachonda en mi vida, metiéndome dedos en el culo y sobando mi verga dura y tiesa, recordando ese momento, que sería eterno para mi.

Despues de esa noche, no los he vuelto a ver, puesto que casi no paso en casa. Siento que hice unos nuevos amigos jaja, estoy convencido que esa noche se puede repetir y como estoy trabajando de nuevo, puedo mantenerles el vicio siempre y cuando ellos me den por la boca y luego, por detrás.
Ese fue mi relato!

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