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Aventuras en el trabajo II: Lluvia

carlosq618 Relato enviado por : carlosq618 el 03/09/2017. Lecturas: 5457

etiquetas relato Aventuras en el trabajo II: Lluvia   Maduras .
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Resumen
De como siendo muy joven me cogí y le partí el culo a la MILF de la oficina.


Relato
Aventuras en el trabajo II: Lluvia

Luego del primer encuentro con Liz, se nos hizo costumbre coger cada que podíamos, ambos teniamos mucha química sexual, yo a mis 19 años era imparable y ella a sus 31 estaba en la plenitud de su sexualidad, de modo que lo difícil era encontrar pretextos para reunirnos, así pasaron unos lindos seis meses en los que cogimos a espaldas de todo mundo. Luego lo inevitable, su marido empezó a sospechar, y Liz sera una puta y una muy caliente pero no es pendeja y finalmente me pidió que dejáramos que la situación se enfriara un poco. Lo que estaba bien para ella, pero a mi, que ya me había acostumbrado a estarme cogiendo a mi compañera me dejaba en mala situación, así que empecé a buscar alguna nueva compañera que estuviera dispuesta a ser mi juguete sexual del trabajo, fue así que me empecé a acercar más a Lluvia.

Lluvia era una señora ya en toda la regla, tenía unos cuarenta y tantos años, dos hijos, el de ellos de mi edad, era divorciada y la verdad que fuera de algunas arrugas en su rostro, se conservaba bastante bien, su cabello era corto y de color negro, su ropa dejaba entrever unas caderas amplias y unas nalgas generosas, un par de pechos que en algún momento se habían erguido con orgullo pero que ahora empezaban a colgarse un poco, de piel morena y actitud muy ligera, más que amargarse como hacen otras mujeres cuando sus matrimonios terminan ella se veía rejuvenecida y estaba viviendo un segundo aire, quizás incluso estuviera buscando a alguien que la hiciera sentir joven también en la cama, pensé. De modo que me fui acercando también a Lluvia, el acercamiento con ella fue un poco más fácil, ella ocupaba una pequeña oficina individual justo frente a la miá, por lo que en mis ratos de ocio y con cualquier pretexto me aparecía por ahí y empezaba a hacerle platica. Al principio Lluvia adopto ese tono maternal que tenía para con sus hijos, me aconsejaba y me reprendía, sospechaba que mi relación con Liz era algo más que amistosa, aunque se limitaba a decirme que no hiciera nada de lo que pudiera arrepentirme. Fue durante esta conversación que me recomendó buscar alguna chica de mi edad, a lo que yo le respondí que a mi me gustaban las mujeres, no las niñas. Este comentario la hizo reír y me dijo, ahhh mira, y se puede saber que tipo de mujer le gusta al señor. La mire del modo más intenso que pude y con la voz más varonil que pude reunir le dije: me gustan las mujeres como tu, Lluvia. Mi respuesta la hizo trastabillar un poco y por un momento simplemente evitó verme directamente, y luego con una risilla fingida me dijo: ay Adrian, que cosas dices muchacho, una mujer tan vieja como yo. No la dejé continuar, la tomé de la mano y la jale hacía mi y la besé a la fuerza. Si lo que le había dicho antes la había sorprendido, el beso la descolocó por completo, pasó un buen rato antes de que reaccionara y decidiera separarse y apartarme, Adrian me dijo, dandome la espalda, podrías ser mi hijo, no esta bien que hagamos esto. Al igual que hice con Liz rodeé con uno de mis brazos sus cintura, pegué mi cadera a sus nalgas y mientras me frotaba contra su trasero, besé su cuello y le susurre al oido: anda, mami, siente como me pones, me tienes bien caliente. Estoy seguro de que toda la situación la había puesto en apuros, por un lado me doblaba la edad y por el otro esto era algo que ella misma buscaba, de modo que le dije: mira, mi amor, porque no me pruebas una vez y si no soy suficientemente hombre para ti, yo ya no vuelvo a molestarte, que te parecé le dije pegando mi abultada verga en sus suaves nalgas. No sé, me dijo ella algo precoupada, mira le dije, te espero a la salida, a la vuelta de la esquina, sin dejarle responder la besé nuevamente y me retire de su oficina.

La esperé por varios minutos y justo cuando pensé que no vendría vi su auto dar la vuelta a la esquina, me abrió y subí. Hola, mami, creí que ya no vendrías. No me digas así, por favor, tienes la edad de mi hijo y me haces sentir mal. Pero porque mamita, le dije mientras pasaba mi mano por su muslo, entre más sucio es mejor, o no? Con cara de entre disgusto y calentura me preguntó, bueno y para donde vamos. Le señalé el camino al motelito que había sido refugio de mi adulterio con Liz y enfilamos rumbo al lugar. Entramos a la habitación y tan pronto entramos, Lluvia trató de sermonearme, me dijo que todo esto estaba muy mal y que no solo me doblaba la edad y que eramos compañeros de trabajo, que nos podíamos meter en problemas en la oficina y no sé que más iba a decir, pues la besé a la fuerza nuevamente, un beso rápido pero con lengua, me separé y le pregunte que me estabas diciendo, que esto esta mal porque, la besé de nuevo, más profundamente, empecé a acariciar sus nalgas y ella me abrazó y empezó a responder el beso. Pasados unos segundos Lluvia se dejaba llevar por el momento. Mis manos se habían colado dentro de sus pantalones y sus calzones de señora y acariciaban sus grandes nalgas, suaves y carnosas. Señora Lluvia, le dije, tiene un culito suave y grande, mmmm Adrian, nooo, vamos a hacer una tontería, por favor no. No qué señora, le dije colocándome a sus espaldas y tomando sus pechos con firmeza, hay que ver que buenas chichis tienes mami. Por respuesta solo obtuve gemidos a los que respondí con una orden: que esperas, desnudate. Lluvia solo me miro y mientras obedecía me dijo: uff, como me pones, muchachito idiota, pero hoy vas a saber lo que es una mujer de verdad, dijo al tiempo que se quitaba la ropa, hice lo mismo y ni bien estuvimos ambos desnudos todo se convirtió en una lucha por ver quien iba a llevar la voz cantante del encuentro. Lluvia me empujó a la cama y empezó a mamar mi verga con hambre, la dejé ser y disfruté del momento, oohh sí, mami le dije, chupamela como nunca se lo hiciste al impotente de tu marido, al escuchar esto me miró a los ojos y bajo el ritmo, mirandome todo el tiempo mientras chupaba, me costaba trabajo no venirme, así que la detuve, me incorporé rápidamente y la arroje a la cama, le abrí las piernas y me puse a chupar su panocha del mismo modo salvaje que ella me mamó a mi. Sus labios eran gordos y algo más abiertos que los de Liz, su clitoris estaba hinchado y sobresalía un poco, su pubis estaba bien poblado, pero muy cuidado sin vello alrededor de sus labios, me dí a la tarea de mamar, chupar y mordisquear su hermosa vagina. Lluvia subio sus piernas en mis hombros y con sus manos empujaba mi cabeza hacía su mojadisima cueva, al tiempo que gemía como perra en celo y me decía: asíiii mi niño, ay que rico lo haces mi vida, de haber sabido que eras así de bueno te habría cogido desde la primer semana, mi amor. Me dije a mi mismo, vamos a ver quien se coje a quien, vieja puta. Así que me incorporé y jalandola hacía mi con violencia y sin decirle nada, le clave la verga de un solo empujón. Lluvia no esperaba esto y sus ojos se abrieron y su boca quizo gritar pero no salio ningun sonido de su garganta, mi verga había entrado completa. Los ojos de Lluvia se pusieron en blanco y por un momento creí que se había desmayado pero eso no me detuvo, empecé a taladrar su cueva con ritmo lento pero constante. La sensación era maravillosa, su panocha no era la más apretadita que me había cogido pero si era la más caliente de todas, no soy un experto ni nada, pero la panocha de Lluvia siempre esta muy caliente y ese fuego interior envolvía mi verga y me estaba llevando al cielo. Luego de un par de minutos de estar cogiendola, ella empezó a gemir y sus piernas rodearón mi cadera. Cabrooooon, me dijo, me la dejaste ir toda, hijo de putaaaaaa, mmmmmm si no fuera porque me estas cogiendo como nadie me lo había hecho, te juro que te arrancaba los huevos, así que muévete, así meteme la verga, me encanta que me metas la verga, dicía mientras se mordía los labios y me apretaba el pito con su caliente vagina. Mmmm tienes la panocha más caliente que me he cogido, mami. Mmmm y tu la macana más gorda mi amor. Nos besamos y luego de un rato le dije, ponte en cuatro patas perrita mía, claro que sí mi macho. Verla así con las nalgas levantadas, inclinada hacía la cama con la cabeza enterrada en la almohada, me puso loco. Su culazo era maravilloso, gordo y grande casi sin marcas, besé sus nalgas y las abrí para descubrir un anito oscuro, que se abría y cerraba pidiendo atención, la mi y besé su agujero, al tiempo que Lluvia exclamaba: asíiii niño sucio, como me gusta que me chupes el culito. Le metí un dedo y pregunte: te gusta, vieja puta? Te gusta que un joven que podría ser tu hijo te meta la verga y luego juege con tu culo? Síiiiii, dijo ella levantando la cabeza, al tiempo que un sorpresivo orgasmo la hacía vibrar con placer. Estuve dilatando su agujero y cuando finalmente estuvo lista, apunte mi verga a su ano y le dije: me vas a dar tu culo, verdad, mami? Ufff, como puedes ser tan hijo de puta, me tienes caliente como nunca, anda maricon, metemela toda, soy tuya mi macho. Empuje firmemente y pude sentir como su culo se abría para recibirme. Arrggg, ayyyy hijo de la chingada, la tienes gordisima pinche niño cabrón, siento que me abres como nunca. Empuje más al tiempo que le daba fuertes nalgadas. Ayyy vieja puta, me encanta tu culazo, aprietas delicioso, cabrona, a partir de hoy eres mia, verdad? Síiiiii mi vida, soy toda tuya, ya me hacía falta volver a sentir lo que es tener una buena verga dentro. Nos empezamos a mover, yo empujando y ella jalando, en un movimiento sincronizado. Empezaba a sentir que ya no aguantaba más cuando ella grito: ME VOY A VENIR!! ahh ahh ahh ah, ay cabrón me vas a hacer venir por el culo. Rápidamente metí mi mano en su vagina y empecé a mover su clítoris salvajemente al tiempo que aceleraba el movimiento de mis caderas. Ahí va mi leche, vieja puta, le dije al tiempo que daba un ultimo empujón y me alojaba en lo más profundo de sus entrañas. Aggggg cabrón que me hiciste, dijo Lluvia cayendo en la cama deshecha con las nalgas aun levantadas. Cuando finalmente terminaron los espasmos de su culo, me retire de ella y contemple sus nalgas enrojecidas por mis manos, su culito irritado chorreando leche, así como su panocha completamente mojada, con la pelambrera revuelta y húmeda. Me acurruqué a su lado, ella se acomodó sobre mi pecho y estuvimos besandonos y conversando sobre diferentes cosas. Ahora cada que quiere verga o yo quiero culo, basta un mensaje de texto para que me recoja a la salida del trabajo y vayamos a su casa o algún motel.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:32) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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