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Berenjena en salsa

mimafer Relato enviado por: mimafer el 6/12/2013. Lecturas: 5488
Etiquetas:   Maduras
Relato completo
Me pago en carne.

Vidal es una mujer deshinibida teniendo en cuenta que se crio en la puritana España reprimida, le gusta bromear sobre sexo.

Alta delgada, cuando fue joven debía de ser un bombon de mujer.

Sus hijos viven  lejos y cuando tiene algún problema con las nuevas tecnologías viene a que se los solucione yo y aunque este presente mi esposa no se corta de decir que un dia me lo pagara en carne.

Una vez su televisor perdió todos los canales y me pidió que fuera a sintonizarlos. Llegue a su casa, estaba sola y me recibió vestida solamente con un camisón azul de tela fina a través de la cual se le transparentaban los oscuros pezones y un triangulo arreglado que cubria su coño, me sente en una silla con el mando a distancia en la mano, ella se sento a mi lado dejando resbalar un tirante dejando a mi vista una teta todavía carnosa y apetecible, al mismo tiempo puso una mano en mi paquete acariciándome la polla que se enderezaba por momentos, la saco de mi pantalón y se arrodillo metiéndosela en la boca, mientras me hacia una fantástica mamada cogio el mando y se lo restregaba por el chocho, cuando noto que yo estaba a punto se la saco de la boca y dejo que me corriera sobre su cara y sus tetas mientras ella se clavaba el mando a distancia en el coño corriéndose como una zorra.

Nos pusimos de pie, me dio la espalda y vi su culito blanco apetecible comencé a acariciarselo, vi desde lejos que en la cocina había una berenjena enorme, cogiendola de la cintura situe mi pija otra vez tiesa en la ralla de su culo y le rete a que la usase a modo de consolador, en un principio le dio miedo pues aquella hortaliza debía de medir unos 20 centímetros de ancho en la parte de abajo, le mordí con mimo las orejas y le acaricie las tetas a la vez que mi polla frotaba su culo poniéndola cachonda, cogio la berenjena por el rabo y empezó a frotarse, poco a poco fue entrando en el chocho mientras ella gemia de placer, le gusto que aquel improvisado dildo le penetrara pues cuando lo tenia dentro lo volvia a sacar para volver a sentir como el grosor del consolador natural le abria en canal. Mientras tanto yo le acariciaba las tetas pellizcándole los pezones y mi verga frotando sus nalgas apunto el capullo en su ano, la agarre de las caderas y despacio fui entrando en una cueva que se notaba que ya había sido explorada. A través de las paredes de sus entrañas notaba la berenjena que penetraba su coño, fue una sensación sumamente placentera, me corri dentro de ella y Vidal volvió a correrse.

Aquel improvisado dildo natural nos hizo sentir un placer nuevo y desconocido para los  dos.