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Celia mi matrona

Relato enviado por : learcu el 24/08/2016. Lecturas: 6436

etiquetas relato Celia mi matrona   Maduras .
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Resumen
Nos levantamos de la camilla, ordenamos nuestras ropas e inmovilizándome de un brazo me sentencia…, una palabra de esto y digo que me violaste…

Conteste soy bien hombre para mis cosas de esto solo tú lo sabrás de mis labios ni una palabra, pero… ¿cuando lo repetimos en tu casa?…, me encantó.

Me mira y ríe eres un condenado truhán, ven mañana y te lo confirmo



Relato
Todo comienza en mi barrio cuando tanto leer historia de sexo, leer revistas de chicas desnuda y ver videos de sexo, declaro mi amor a Selenia, una niña de catorce años vecina de mi casa y esta acepta, tenia entonces 15 años cumplidos, corríamos con Selenia por todas partes, el día que cumplía 16 años le pedí su prueba de amor necesitaba realizar lo que sabia por las revistas o video, esta acepta y nos vamos a un lugar con una casa abandonada , pero en el cual de noche la ocupaban de hotel algunos chicos mayores, eran muy activos y yo escondidos entre las malezas era testigos de esos encuentros amorosos, no sé a cuantas mujeres les vi perder su doncellez escondido entre en esas malezas mirando por las ventanas de vidrios rotos..
Ahí en esos maderas que quedaban en pié puse en practicas mis lecciones aprendidas de las lecturas y saque las bragas de Selenia besando sus piernas y su vagina pequeña y virgen al tiempo que sobaba esos pequeños senos que tenia y por último ella enloquecida por mis caricias llega a un espasmo según ella vaciando sus orines, le explique que esos líquidos eran su entrega a mis caricias y eran emisiones de su sexo al ser felizmente saciados y ella me entregaba esos líquidos como recompensa, continúe sorbiendo su vagina y ella jugaba con mi pene duro, elevado a una medida que me hacia doler, cuando ella estaba a punto nuevamente de volverse loca por mis caricia… me acomodé sobre ella y empuje mi pene en su vagina, como grito cuando este ingreso sin oposición por lo mojado a su sexo dilatando sus paredes vaginales partiéndola y robándole su niñez para ser mía como mi mujer. No me detuve en mi mete y saca hasta apaciguar a mi pene vaciando en ella mi leche que salía a borbotones. Mientras ella se quejaba, me arañaba y reclamaba de dolor y pasión, yo saboreaba su entrega de su doncella. Luego descansamos y ella me dice que tiene miedo por que su mamá le dice que eso no debe hacerlo pues así se fabrican los bebés y ella es muy chica para tener uno.
El día de su cumpleaños, dos meses más tarde, fue ella quien me pidió mi prueba de amor y gustoso se lo di nuevamente en esos maderos mal parados . Nuevamente la acaricié hasta enloquecerla antes de penetrarla y recibir sus orgasmos como premios por la labor bien realizada. Éramos amantes, pero a ambos nos preocupaba como no tener hijos.
Así con la duda fui resuelto a consultar con mi madre, pero al entrar a casa no escucho nada mas que suspiros y sollozados de éxtasis, además de sentir rechinar la cama del dormitorio de mis padres, con cuidado entro hasta el dormitorio que estaba con la puerta entrejunta y veía por el espejo de la cómoda de mamá como ella estaba tumbada boca arriba en la cama, sonaba esta cama en cada embestida de Juan, su esposo y padrastro mío, mientras este se apareaba con ella, la tenia agarrada por los brazos y empujaba con todo su cuerpo cada vez que la penetraba. Yo no sabía cuantas veces la había embestido Juan, pero mamá gozaba de ese feliz apareamiento, gimiendo de placer, pronto llegaron al éxtasis y entre quejidos de Juan y aullidos de mamá calmaron sus embestidas hasta quedarse quietos sobre la cama, besándose con desesperación.
Salí asombrado a la calle, veo circular una ambulancia y me acuerdo del consultorio, voy a el y al llegar pregunto a un señor quien puede decirme algo de las mujeres embarazadas, contesta las matronas, ahí hay una.
Me acerque a ella y le explique lo que deseaba, me hizo pasar a una salita. ¿Qué edad tienes? Dice, contesto 16; ah, dice ella ¿y tú? le pregunto, curioso dice contestándome 27.

Hablábamos con naturalidad de todo, explicándome los pro y contra. Me sentía a gusto conversando con ella y por lo que me decía, imagino que ella conmigo. De pronto me dice a ver cuéntame todo… como la acariciabas…todo. Colocando mis manos sobre sus piernas.

Le comente como abría de piernas a Selenia introduciendo mi cabeza entre ellas le sorbía su vagina succionándole su clítoris hasta hacerla gemir, luego la recorría con mis labios por su entrepiernas hasta que ella comenzaba a mojarse con sus líquidos y ahí la penetraba con mi pene y esta decía que la destrozaba con mi miembro por que era grande, hasta que llegábamos al término de un coito bien trabajado. Mientras le explicaba veía que la matrona Celia se acariciaba con mis manos sus muslos por dentro y por fuera, luego me digo como fue lo de tu mamá. Cuéntame nuevamente ese episodio.

Comencé a contarle como crujía el catre, como gritaba de pasión mamá, como se afanaba Juan para clavarla contra el colchón de la cama y como por el espejo veía la cara de gozo de mamá que con su pelo desarreglado, desgreñada, pero con una cara de complacencia colosal. Mientras hablaba Celia entraba mas profundamente con mis manos en sus entrepiernas, ya tenía totalmente arremangado su delantal viéndosele sus calzones.

No pude imposibilitar mis movimientos y alce mis manos hasta llegar a su vagina por sobre el calzón, manoseándole este. Luego me arrodillé y comencé a besársela mientras mi mano se acercaba a su entrepierna. Pasé por encima mis dedos. Notaba la humedad de su vagina. Bajé su calzón. Recorrí su abertura de arriba a abajo hasta llegar a su vagina donde me entretuve y metí mi dedo corazón hasta el fondo. Ella lo dirigía lo sacaba y metía para posteriormente llevarlo hacia su clítoris, donde me hacía moverlo de manera circular. Gruñía y se afligía al sentirse acariciada por mis dedos.

Separó sus piernas hasta dejar sus labios vaginales a mi vista con su clítoris abiertos y jubilosos a mi vista. Sus manos apresaron mi cabeza y tomándome de mi nuca se la pega a su sexo. “Chúpamela, me decía…, chúpamela… mi marido estuvo anoche de turno y estoy caliente…, con tu conversación estoy excitada…

Comencé a mover mi lengua de forma distinguida en su sexo, la oía gemir sin tapujos. Luego se levanta va a un cajón y vuelve con un condón. “Póntelo. No tomo protección y no quiero quedarme embarazada, y mucho menos de un jovencito.

Tuvo que ser ella, quien agarrando mi miembro lo puso en su lugar natural. Luego se recostó sobre la camilla y guió mi miembro hacia su vagina. Quedé extasiado al sentirme dentro de ella, por lo que fue ella misma quien moviéndose lateral y de arriba hacia abajo ejercía el movimiento que me hubiera correspondido a mi.

Me esforzaba en hacerlo. Eso si conseguía a veces pensar en otras cosas para intentar evitar vaciar mi leche tan pronto.

Oí que empezaba a gemir más y sus órdenes eran más descoordinadas.

Estaba llegando su orgasmo, aceleré mis movimientos y ella sin disimulos me abraza y gime en mis oídos soy tuya…, oh…, ah…, estremeciéndose su cuerpo mientras me dice, como me satisficiste tendremos que repetirlo otro día, pero mas cómodos en casa.

Nos levantamos de la camilla, ordenamos nuestras ropas e inmovilizándome de un brazo me sentencia…, una palabra de esto y digo que me violaste…

Conteste soy bien hombre para mis cosas de esto solo tú lo sabrás de mis labios ni una palabra, pero… ¿cuando lo repetimos en tu casa?…, me encantó.

Me mira y ríe eres un condenado truhán, ven mañana y te lo confirmo, eso sí te voy a mirar con desprecio cuando vengas. Sin reclamar, tomando mi cara entre sus manos y besándome en mis labios, anda fuera, dice.

Esa noche no pude casi dormir por dos hechos, saber que mi madre le era infiel a mi padre con su primo y el haber copulado con una mujer de 27 años y la sentí deliciosa.

Por fin me venció el sueño y dormí tan placidamente al igual que mi madre que despertamos tipo 10 de la mañana, por supuesto no fui a clases, mamá dice si voy a salir porque ella tiene quehacer las cosas de casa y molesto entrando y saliendo, mejor será que salgas al centro me dice y me entrega dinero para el pasaje y un helado, sospecho que vendrá alguien de visita, calladamente tomo el dinero y salgo pensando en Celia.

En el consultorio pregunto por ella y me dicen que está en un bóxer, voy y ahí está mas maravillosa que nunca con un uniforme cortito que deja ver sus deliciosas piernas.

No fuiste a clases dice, como es medio día avisa que va ir a comer a casa y me arrastra jalándome de una mano, me sube a un mini auto y me lleva a su casa, bueno dice, aquí estamos en mi casa mi marido no viene hasta después de las cuatro sacándose su delantal de enfermera, quedando en ropa interior, no sé como me desnude, pero estaba desnudo en menos de un segundo, la deseaba y ella estaba dispuesta por sus movimientos entramos al dormitorio y cuando menos espera ella la empujo de vientre sobre su cama y bajándole sus bragas comienzo a lamerle el culo, le recorría mi lengua subiendo y bajando por su línea del trasero, mientras mis manos le descubrían sus senos, le lamí su vagina por detrás y recorría con mi lengua hasta su ano, como se estremecía en la cama y gimoteaba sintiéndose deseada, mi lengua trabajaba imaginativamente a rato en el culo, otro rato en su clítoris, otra en sus muslos y mis dedos exprimían esos grandes pezones que coronaban sus maravillosas mamas.

Luego se giro para atraparme y besarme desesperada ante el tratamiento que le daba, basta truhán me dice, me vas a poseer o me volverás loca y vienen los espasmos de sus orgasmos, y tomándome fuertemente entre sus brazos me atraca a su cuerpo mi miembro encontró la vagina abierta y muy mojada entrando de un golpeen su matriz sacándole gritos de pasión y aullidos de placer, al tiempo que se contoneaba moviendo en círculos sus caderas ante la llegada de sus orgasmos que no fue uno, sino fueron dos seguidos me apretaba y succionaba con su vagina mi pene que casi me lo arrancaba de mi pelvis, luego se relajó y pude moverme hasta vaciar mis líquidos sementales en su útero. Se estremeció cuando mi leche caliente regó sus entrañas… No me dice… que no me cuido y te vaciaste dentro de mí, puedes preñarme… y no deseo hijos todavía… oh, ah… tuya otra vez.

Después me baja de encima de ella diciéndome no se que te encuentro, pero me gusta sentirte dentro de mí, gozo mas que con mi marido, pero hay que tener cuidado…, no quiero hijos todavía y nadie debe vernos juntos que puedan sospechar. Debes ser bien caballero para acercarte a mí. Ahora comamos algo que tengo trabajo y tú me distraes…

Esa día llegue como a media tarde a casa, mamá estaba feliz se notaba que había sido visitada, la cama del dormitorio estaba desarmada sin arreglar, y no me retó por el atraso.

Al otro día es sábado y me iba a levantar tarde cuando suena el teléfono atiendo y es Celia… quería verme estaba en casa sola…

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Si te ha gustado Celia mi matrona vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Celia mi matrona. learcu te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:25) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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