Como me hice miron

Vivo en una ciudad andaluza y como sabrán todos en esta hay feria una vez al año, es una semana en la que los andaluces disfrutamos del buen vino, la buena comida y el baile, en fin un poquito de cachondeo.

Desde siempre en la feria los cuartos de baño los han colocado las propias casetas, bajo su coste, así que algunos se muestran de lo más tacaños con los retretes, y en conjunto con los materiales a construir el cuarto de baño. Por lo que algunos no tiene techos a simplemente les faltan algunos tornillos, dejando sus correspondientes agujeros por los que se puede observar y disfrutar del panorama del baño de al lado.

Una me fui con mi familia a la feria, era el día en que sólo iban las mujeres de mi familia pero a mí no me apetecía quedarme en casa. Iban 3 primas, mis tías y yo. A las dos primeras las he descrito anteriormente, Andrea, pocas tetas pero magníficamente colocadas, morena, peleo corto, delgada, 1’55, culo respingón y coño peludito. Lorena, tetazas con gran pezón, 1’65, pelo largo, con carne donde agarrar y muy, pero que muy zorra. A estas dos le acompañaba otra prima mía que desde chico me había puesto burro: María, 18 añitos recién cumplidos, las dos tetas más perfectas que he conocido (medianas y redondas), 1’67, piernas largas, delgada, pero con carne a la que agarrarse y un culo de vértigo.

Yo ya había visto el agujero que había en le servicio y que comunicaba el de caballeros con el de señoras, estaba esperando que fueran a mear y yo las acompañaría con la escusa de hacerlo yo también, además sabía que normalmente iban a la vez para no guardar cola y así las podría ver a las tres.

Llego el momento esperado y corrí a cerrar la puerta de mi servicio a ver espectáculo que se me presentaba. La primera en sentarse fue Andrea, llevaba una falda larga de la que se llevan ahora, dejó ver un coño peludito pero aseado, al estar en un baño público no se sentó en la taza por lo que le pude ver toda la raja mientras meaba y charlaba con las otras. La visión del coño de mi prima me estaba poniendo malo y no dejaba de sobarme el paquete mientras veía como terminaba, pegaba unos saltitos para escurrirse y se limpió a conciencia con un pañuelo de papel.

Después llegó el turno de María, que llevaba unos vaqueros que se le marcaba todo el coño, al bajárselos pude ver que mi pequeña prima se había convertido en toda una mujer. Se puso también agachada sin rozar el water con las piernas por lo que pude ver perfectamente su coñito, no era muy peluda y s pelito castaño le sentaba, a mi juicio, de maravilla, éste al no ser muy abundante dejaba al descubierto unos labios vaginales sonrosados, perfectos, que formaban una hucha maravillosa. Lentamente me baje los pantalones y los calzoncillos dejando libre mi polla circuncidada que empecé a mover frenéticamente, ya que no podía aguantar más. Mientras María seguía meando l conversación se fue poniendo interesante. La reproduciré.

Lorena. – A ver si de una vez os cuidáis y os arregláis un poquito los bajos.

Andrea. – Para vérmelo yo que más da.

María. - Y para que si a los chicos le gusta así.

Lorena. – Pues para masturbarte y darte gusta a ti misma, que no te puedes ni imaginar la diferencia entre uno pelado y otro peludo, por no hablar de cuando te lo comen.

María. - Tú te masturbas, ¡qué guarra eres prima!

Andrea. –Estoy contigo, María.

En esto María terminó de mear, se levantó con las bragas bajadas, dejándome ver una panorámica perfecta de su coño mientras se lo secaba con cariño.

María. – Y ¿y cómo lo haces y en que piensas?

Lorena.- Primero ayúdame a quitarme el traje para mear y ahora te cuento.

Lorena llevaba un traje de faralaes, que estos últimos años se llevaban muy estrechos, por lo que algunas chicas se lo tenían que quitar para ir al servicio. Andrea salió indignada por la conversación y volvió a la comida, mientras María le quitaba el vertido por arriba a Lorena. Ésta se quedó con las tetas al aire, debido a que no llevaba sujetador y con un tanga negro que me quitó la respiración. María sujetaba su vestido mientras ella se bajó el tanga y enseñó su coño totalmente depilado. Lorena se agacho y dejo ver los labios del coño mientras sus tetas se movían al ritmo de las sevillanas de la caseta. Para más INRI cojió y se abrió los labios para que no le salpicase, eso fue indescriptible. Yo al ver esa imagen tuve que aguantar para no correrme.

Cuando Lorena se estaba limpiando empezó a contarle a María como y con quién se masturbaba para mi sorpresa.

Lorena. – Mira yo primero me pongo un poco de crema hidratante en los labios, para que la mano se deslice sin dificultad, primero me froto los labios y la entrada de la vagina. Cuando ya estoy húmeda me froto el clítoris hasta que me corro como una bestia, por supuesto te puedes meter algo en le coño, en el culo y sobre todo tocarte las tetas mientras, eso te lo dejo a tu elección.

La cara de María era un tomate, roja, y cortada, ella no sabía que masturbarse fuera así, ella sólo creía que eran unas caricias en el coño y fuera, ¡inocente!

Lorena.- Además cuando te masturbas tienes la posibilidad de follar con quien quieras en tu imaginación, hoy mismo me he hecho un dedo antes de venir pensando en e primo Juan.

María- En Juan, ¿por qué?

Lorena.- Simplemente porque lo pillé el otro día mirándome las tetas y pegándose u pellizco en su paquete y eso ya me puso cachonda, así que hoy me he corrido a la salud del primo.

María puso cara de póquer y salieron, yo me aguante la paja y salí también, para no dejar sospechas.

Unas dos horas más tarde María se fue al cuarto de baño, yo la acompañe como el caballero que soy. Allí vi como se bajaba los pantalones y se masturbaba con fuerza, moviéndose el clítoris arriba y abajo y para más INRI de pie, por lo que yo podía ver el espectáculo en primer plano, ya que ella se agarro a la pared en la que yo estaba para masturbarse a gusto.

Me saque la polla y la moví de la manera más rápida que pude mientras veía que María se metía los dedos en su coño virgen con una gran dedicación, ¡se estaba follando con sus dedos!, yo aceleré el ritmo al ver que empezaba a juntar las piernas y a temblar mientras se mordía los labios y movía la mano con rapidez. En unos segundos ella estaba mordiéndose los labios para no gritar de placer mientras yo llenaba de leche el suelo del servicio.

Así fue como observe en nacimiento a la sexualidad de mi prima María.



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