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Cuidado con lo que piden…

Relato enviado por : Narrador el 14/04/2012. Lecturas: 6993

etiquetas relato Cuidado con lo que piden…   Confesiones .
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Resumen
Porque para su dicha o desdicha, se le pueden conceder, como nos ha pasado a mi esposo y a mí.


Relato
Mi nombre es Ada, y hasta no hace mucho mi esposo Joaquín y yo, digamos que éramos una pareja medio normalona en todos los sentidos. Aunque ya llevamos unos pocos años de casados, aun no tenemos hijos, y no es por no buscarlos, o quererlos, es que yo debo someterme a un tratamiento, ya que como me dijo mi ginecólogo, para que mi esposo y yo lo entendiéramos de manera sencilla, el PH de mi vagina es demasiado acido, y no facilita el que se desarrollen ni su esperma, ni mis óvulos. No es algo que no se pueda corregir, pero realmente, no es una de nuestras prioridades.

Un día en que Joaquín y yo, después de regresar de una fiesta en la que bebimos mucho, nos quitamos la ropa y en medio de la sala completamente desnudos, tuvimos una larga sesión de sexo, incluyendo mamadas, caricias por todas partes, y desde luego una muy ajetreada relación sexual. Después de eso nos fuimos como estábamos a la cama, y tras besarnos nuevamente por un rato, comenzamos hablar de sexo, de las cosas que nos gustaría hacer, y a mí esposo se le chispoteó o mejor dicho se le escapó decirme, que le gustaría verme acostada con otro hombre, yo lo tomé a broma y como estábamos bien bebidos, le dije que lo mismo deseaba yo, que quería verlo acostado, pero con otra mujer, desde luego.

Al día siguiente no tocamos el tema, pero a la siguiente noche, que volvimos a tener sexo, ya sin haber estado bebiendo, a Joaquín, se le volvió a escapar el decirme que le gustaría verme acostada con otro hombre, ya que al fin y al cabo él sabía que yo lo amaba, y que yo hiciera eso, no quería decir que no lo quisiera de verdad. Lejos de incomodarme la conversación, pensé que con mi condición, era imposible el que otro tipo me pudiera dejar embarazada, que eso ya si sería un serio problema. Yo estuve a punto de confesarle que en el trabajo, yo soy la amante de mi jefe, y que por eso tengo tan buen sueldo, en comparación con las otras secretarias.

Yo desde luego que también le dije que me gustaría verlo en la cama con otra mujer, y así fue que acordamos dar nuestros primeros pasos dentro del mundo de intercambio de parejas. Ambos buscamos información en internet, y finalmente contactamos a otra pareja, más o menos de nuestra misma edad y los mismos intereses.

Les diré que esa primera cita para mí fue todo un fracaso, tras cenar en un restaurante fuimos a su casa, y comenzamos a conocernos, tanto la mujer como yo, nos fuimos quitando la ropa frente a nuestros esposos, y después de un corto intercambio de besos y caricias, contrario a lo que le sucedió a mi esposo, él tipo no bien había comenzado a penetrarme, cuando en un abrir y cerrar de ojos se vino.

Él se desapareció, y yo me quedé viendo a mi marido y a la esposa del tipo ese, teniendo sexo, del bueno, fue tanta mi calentura y excitación, que en mi vida había pensado en tener relaciones con otra mujer. Pero en esos momentos, no pude aguantarme las ganas de tocarla, besarla y acariciarla al mismo tiempo que mi esposo la penetraba divinamente. Básicamente los tres terminamos haciendo un trió, mientras que el marido de ella, nos observaba oculto desde la puerta de su dormitorio.

Después de eso, en los siguientes días no hablamos de lo sucedido, pero nuevamente al volver a tener sexo, fui yo la que tocó el tema. En consecuencia volvimos hacer otra cita con otra pareja, o por lo menos eso pensaba yo en principio, ya que al llegar al restaurante, mi esposo y yo nos encontramos con que supuestamente la esposa de tipo que nos había invitado, tuvo que retirarse por no sé qué cosa. Yo estaba a punto de sugerir que nos viéramos en otra ocasión, cuando Joaquín propuso que después de cenar y bailar un rato, los tres nos fuéramos a nuestra casa.

La idea realmente no fue de mi agrado en principio, pero como ya estábamos ahí, me pareció que no tenía nada que perder, así que acepté, y nuestro invitado que se llama Francisco demostrando que estaba muy apenado por lo sucedido, también finalmente aceptó la invitación de mi marido.

Durante la cena, mi esposo y nuestro invitado me colmaron de atenciones, no hubo momento en que mi copa estuviera vacía. Luego Francisco de manera muy cortes, pidiéndole autorización a mi esposo me sacó a bailar, lo que hicimos de manera muy sobria, y respetuosa. Pero cuando Joaquín me invitó a bailar, antes de hacerlo, me susurró al oído que primero fuera al baño de damas y me quitase las pantis, yo como ya tenía unas cuantas copas encima, eso me pareció sumamente gracioso, y sin pensarlo mucho le hice caso. Al regresar del baño, a manera de broma le introduje mis pequeñas pantis en el bolsillo de su saco, y nos fuimos a bailar.

Al regresar a nuestra mesa, después de estar bailando un buen rato, a manera de pañuelo mi esposo sacó mis pantis de su bolsillo y se secó el sudor de su frente, y desde luego que Francisco se dio cuenta de que no era precisamente un pañuelo. Mi esposo no es un bailarín experto, la única manera que tiene de bailar en bien pegado a mi cuerpo, no importa el ritmo que sea, solo baila de esa manera, y se aprovecho para ir acariciando todo mi cuerpo, a medida que estuvimos bailando, al grado que seguramente Francisco se dio cuenta de que yo no estaba usando nada de ropa intima, ya que en varias ocasiones Jacinto me subió la falda del vestido frente a él dejando mis nalgas al aire, cosa que desde luego Francisco se dio cuenta.

Ya que al él invitarme nuevamente a bailar lo hizo de la misma manera y forma en que mi esposo lo había estado haciendo, frente e él. Yo por mi parte, no les voy a venir con el cuento de que me sentía mal, todo lo contrario, el que mi marido me exhibiera de esa manera, frente a nuestro invitado, y que luego el tal Francisco, se tomara las mismas atribuciones que mi esposo, me excitó muchísimo, tanto que en cierto momento fui al baño para secarme entre las piernas, nada más de pensar en lo que me esperaba al llegar a casa.

Realmente no sé, ni a qué hora salimos del restaurante. Lo que sí sé es que Joaquín le indicó a Francisco que se viniera con nosotros y dejase su auto en el estacionamiento, pero como nuestro auto es pequeño, finalmente nos fuimos en el auto de Francisco, lo que llaman una parcela con ruedas, un carro de esos viejos, de los años setenta, que mi papá tenía uno de esos, por lo amplio que son los tres nos sentamos al frente, y a medida que Francisco seguía las indicaciones que yo le daba, Joaquín comenzó a besarme desesperadamente por todas partes, al punto que ya a medio camino de nuestra casa, yo prácticamente estaba desnuda sentada entre ellos dos, ya que la falda Joaquín me la fue recogiendo dejando mis piernas y parte de mi desnudo coño por completo descubiertas.

La parte superior de mi vestido ya en esos instantes se encontraba recogido sobre mi cintura, dejando mis tetas al aire por completo, así que a medida que mi esposo no dejaba de besarme y acariciarme al lado de nuestro invitado, este comenzó de manera discreta a pasar su mano derecha por sobre mis rodillas primero, luego que yo separé mis piernas un poco, su mano derecha se deslizo entre mis muslos, y cuando separé más las piernas, sentí sus dedos acariciando mi coño divinamente.

Yo estaba tan y tan excitada, y deseosa que llegásemos a casa, que cuando pasamos frente a la caseta del guardia de la urbanización donde vivimos, y este salió a tomar los datos del auto de Francisco, y alumbró con su linterna dentro del auto, yo me quedé como si nada, con mis piernas bien abiertas, y mientras mi marido me besaba y mamaba mis tetas, nuestro invitado claramente se podía ver de seguro que tenía su mano prácticamente dentro de mi coño.

Al llegar a casa, ya antes de atravesar la puerta principal, yo creo que yo misma, ya me había quitado toda la ropa, ya que mi vestido, al día siguiente, lo encontré tirado entre las matas que tenemos en la parte de enfrente de nuestro jardín. Si recuerdo que Joaquín le ofreció un trago a Francisco y a mi medio, no una copa, sino media botella de vino para mi sola. Los dos tomaron asiento a mi lado, y entre besos, caricias, y uno que otro trago de vino, de momento me encontré mamando la verga de Francisco.

Mientras que mi esposo acariciaba mis nalgas, y no sé en qué momento fue a la cocina, y me embadurnó mi culo con mantequilla. Yo estaba más que deseosa de sentir la tremenda verga de nuestro invitado dentro de mi súper mojado y caliente coño. Por lo que cuando en cierto momento dejé de mamar la verga de Francisco, lo vi como sus pantalones iban a dar al piso así como el resto de su ropa. Yo me espatarré, abrí bien mis piernas ofreciéndole por completo mi coño a nuestro invitado, al mismo tiempo que mi marido comenzaba a penetrarme por el culo, así entre gemidos de dolor y placer, comencé a sentir la inmensa verga de francisco que penetraba sabrosamente mi coño.

Una de mis más secretas fantasías, antes de casarme, era el llegar a tener sexo con dos hombres a la vez, y nunca me imaginaba a mi novio o sea a Joaquín haciéndome eso. Siempre soñaba despierta con algún conocido o actor de cine, pero hasta esa noche, eso nada más había sido una loca fantasía que el solo pensar en eso, me ponía roja de vergüenza. Durante el resto de la noche, Joaquín y nuestro invitado Francisco hicieron con mi cuerpo lo que les dio la gana, yo les mame la verga a los dos, ambos se cansaron de darme un sin número de veces por el culo, y por el coño, cuando no era que mi marido me mamaba mi coño frenéticamente, nuestro invitado hacía lo mismo con mi culo. Mientras que yo como si estuviera poseída por el espíritu de una puta, les pedía que me dieran más y más duro.

Cuando al día siguiente me levanté ya cerca de las cuatro de la tarde, sentía mi culo y mi cabeza, algo adoloridos, el sabor a semen de mi boca no se me había quitado, tenía manchones de semen por todas partes, estaba hedionda a sexo, sudor, saliva, en fin así desnuda como estaba me fui directo a la tina para darme un buen y refrescante baño de espumas. A medida que me bañaba y me tocaba, yo misma no podía salir del asombro de que me hubiera portado como una perra cualquiera, y que lo hubiera disfrutado tanto. Salí del baño a las seis, tras secarme únicamente me puse una bata, y esperé a que Joaquín regresara, ya que desde que desperté no lo había visto.

Mi esposo llegó casi a las siete de la noche, y antes de que yo pudiera decirle algo, me pidió disculpas, y de inmediato me dijo que realmente Francisco era soltero, y que todo lo de su esposa era un cuento. Que lo que realmente Joaquín quería hacer era verme en brazos de otro hombre, y me confesó que cuando finalmente me vio siendo penetrada por el tal Francisco, y como yo disfrutaba tanto de los que ellos dos me hicieron. Se sintió muy dichoso, y que deseaba volver a tener otra experiencia como esa. Yo me quedé en silencio por un corto instante, y sin decirle nada, simplemente me despojé de la bata, al tiempo que me recostaba en nuestra cama, manteniendo mis piernas bien abiertas.

Mi esposo tomó eso como una invitación a que me mamase el coño, y colocó su cabeza entre mis piernas y con su boca, lengua, labios y dientes, hizo las delicias de mi coño, al punto que de manera casi continua a medida que él continuaba mama que mama, yo disfruté de múltiples orgasmos, al tiempo que entre gemido y gritos de placer le dije que lo de la noche anterior me había encantado todo lo que el Francisco y él me habían hecho, y que cuando él quisiera lo podíamos volver a repetir.

No había de terminado de pasar la semana, cuando Joaquín me volvió a llevar a cenar fuera de la casa. En esa ocasión me presentó a otro hombre de nombre Eduardo, que a diferencia de Francisco, era un poco más atrevido, al punto que al momento de sacarme a bailar, rápidamente me agarró las nalgas, y lo demás de ahí en adelante, fue algo muy similar o parecido a la relación que disfrutamos con Francisco. Yo en lugar de ir regresar a casa en nuestro auto con mi esposo, voluntariamente me ofrecía en acompañar a Eduardo, no fuera a ser que mi marido se nos perdiera en el trayecto a casa.

Cuando volvimos a pasar por la caseta del guardia de la urbanización, yo me encontraba mama que mama la verga de Eduardo, mientras que él con su mano derecha la mantenía enterrada dentro de mi coño. Sentí la luz de la linterna, y sin levantar la cabeza, dejé de mamar, y le di el número de mi casa, tras lo cual continuamos.
Esa noche más bien fue Eduardo quien se acostó conmigo, e hizo conmigo lo que le dio la gana, ya que Joaquín simplemente se limitó a observarnos. Al día siguiente todo volvió a la normalidad, no hablamos de nada de lo que había pasado, ni de lo mucho que yo lo disfrute.

A los pocos días mi esposo salió de viaje, y yo me quedé en casa, con unas ganas locas de salir a comer fuera, y ya estaba por irme, cuando noté que la patrulla de la urbanización se detuvo frente a casa. De ella se bajaron dos de los policías privados que le dan servicio de seguridad a la urbanización, uno de ellos se me acercó y me preguntó si todo estaba en orden y tras yo responderle que si, se marchó. Yo finalmente salí estuvo tentada en llamar a Francisco y a Eduardo, pero de momento se me ocurrió algo bien loco, fue cuando me acordé que uno de esos policías me había visto prácticamente desnuda, cuando llegamos con Francisco a la urbanización, y él mismo o él otro policía, me debieron haber visto mamando la verga de Eduardo.

Sin perder tiempo regresé a casa, me quité toda la ropa y tras darme un duchazo y unos buenos tragos de ron, únicamente me puse una muy vaporosa y semitransparente bata de noche color rosada, sin más nada abajo. Luego llamé a la caseta de los guardias de seguridad, con el cuento de que había escuchado algo raro en el patio de mi casa, y que como mi esposo estaba de viaje, les pedí que sí ellos dos, pudieran pasar por mi casa a dar un vistazo.

En menos de diez minutos llegaron a casa los mismos dos guardias privados, que temprano en la noche habían pasado por casa, los recibí con un trago de ron en la mano, y caminando de manera descuidada, dejé que mi translucida bata se abriese a medida que yo caminaba en dirección a nuestro patio trasero.

De seguro no les costó mucho trabajo en darse cuenta de que aparte de estar sola, estaba bebida, y tras ellos dos hacer el aguaje de que habían revisado el patio, me dijeron que no me preocupase, que no había nada por qué temer, ya que el paredón trasero de mi casa es bien alto y nadie se podía trepar por él. Fue cuando yo haciéndome un poco más bebida de lo que realmente me encontraba, descaradamente me les insinué a los dos guardias. No pasó ni un solo segundo cuando entre los dos me tomaron entre sus brazos, y en medio del mismo patio trasero de mi casa, comenzaron a acariciar y besar todo mi cuerpo, los tres terminamos en el suelo del patio, mi bata se volvió toda una porquería, así que mientras uno de ellos me daba salvajemente por el coño, al otro yo le mamaba su verga intensamente.

Durante el resto de la noche y gran parte de la madrugada, entre los dos guardias y yo tuvimos una orgía, en la que no me cansaba de hacer todo aquello que a ellos o a mí se nos ocurría, con decirles que, en cierto momento me pusieron las esposas, y hasta me enterraron divinamente sus rolos de madera por el coño y por mi culo.

A la mañana siguiente, me desperté completamente desnuda en medio del patio trasero, me acordaba ligeramente que uno de ellos antes de marcharse me dijo que cuando quisiera, los dos estaban a la orden. Lo gracioso es que cuando se lo conté a mi esposo, a Joaquín eso como que no le gustó mucho realmente, me dijo que si me había vuelto loca, que pensaría el resto de las personas de la urbanización si se enteraban que yo me había revolcado en la tierra con esos guardias.

Pero cuando bien molesta le dije que no se le ocurriera otra vez invitar a ningún otro hombre para que se acostase conmigo, Joaquín se quedó callado, yo me levanté la falda, y en medio de la sala me quité las pantis, luego me senté en el sofá y separé mis piernas lo más que pude, y sin decirle nada, él mismo se dedicó a mamar sumisa y divinamente mi coño.

Ven lo que les dije en un principio, cuidado con lo que piden que se les puede conceder, y los dejo porque Joaquín nuevamente está de viaje y mis dos amigos los guardias, van a traer esta noche a otro de sus compañeros.






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Comentarios enviados para este relato
camadedu (9 de October de 2012 a las 08:15) dice: genialllllllllll mujer divina

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:07) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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