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Daniel... Y su Enorme Ver...

Relato enviado por : AlexisRemington07 el 30/04/2011. Lecturas: 13245

etiquetas relato Daniel... Y su Enorme Ver...   Gay   Pollones vergones   Anal .
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Resumen
Cuando lo vi ahí parado en la parada del bus, mirándome con esa su mirada de curiosidad -como preguntándose y este ¿que? con su actitud de desenfado…


Relato
Daniel… Y su Enorme Ver…


Para Daniel:



Daniel: Esto es antes: Y después de…



Voy a comenzar de la manera que todo comienza, no voy a decir que esto me paso ya hace años; no diré que los saque del baúl; solo diré que me sumergiré en lo mas profundo, allá donde habitan y se quedan los recuerdos… ¡Que se sostienen por una delgada hebra!

Desde luego que esta historia no se trata de mi… Esta vez no soy el protagonista, esta vez el protagonista es él; Daniel, mi Daniel, que todavía aun con el tiempo recorrido revolotea en mis memorias; pero que no puedo dejar de estar yo, no puedo hablar de alguien más, sin dejar de hablar de mi, imposible como lo es dejar de respirar, de sentir, seria egoísta si comenzara sin referirme a mi…

¿Vuelvo a ser un muchacho?

Con apenas veinte años; yo no se de medidas estándar, solo diré que soy alto, esbelto, el cabello castaño, para ese entonces un poco largo con un corte algo moderno, con los ojos castaños, la piel dorada, la nariz afilada, los labios sensuales, el mentón cuadrado y fuerte, con un buen cuerpo delgado pero fibrado, no he de decir que gracias al gym, ya que me ganaba la flojera mas que la vanidad de cultivar el deporte, he de decir que mas bien era gracias a la suerte…

Para ese tiempo las modas ya habían cambiado; en esos momentos ya se usaban esos pantaloncillos entubados y a la cadera, todos de marcas famosas, lo mismo que los interiores, dejando mirar el borde de los cachetes: Que te provocaban que se te hiciera agua la boca y la entrepierna se te escurriera, y el culito se te llenara de una extraña comezón y los sentidos se te nublaran de emoción, las camisas en colores chillones tan ceñidas que el pecho se te miraba enorme y los brazos como marros, las cinturas planas como lavaderos, los culos apretados, los muslos fuertes pero a la vez bien marcados, las piernas como dos columnas, los cortes de cabello algo andróginos, que no se sabia ni quien diablos eras…

Pero todavía se podía ver por allí algo ocultos en la oscuridad esos muchachos con cara de malos, con actitudes de machos, con las cabelleras cortadas casi al ras, las camisas algo flojas, con chamarras con las insignias de sus equipos de pelota ya sea de grandes ligas o de canasta, los pantalones holgados en caqui o en mezclilla, sostenidos por sus nalgas y por sus paquetes casi por puro milagro; por lo regular eran sureños, Los Ángeles es una Ciudad con una infinidad de etnias, así que podías escogerlos de todos los colores y sabores: No hay que negarlo el hombre latino tiene un no se sabe que de sexoso, con su piel como el bronce, los ojos del color de la noche, sus cuerpos fibrados; y por que no decirlo, tan machos y tan tiernos a la vez que no puedes evitar mirarlos en la calle, estremecerte con su calor y su olor; por lo regular casi nunca dicen que no ante el avance de un putito chupa vergas…



Es en Hollywood CA.

Es un viernes por la noche.

Es una Avenida por demás famosa, como las mismas estrellas; la Avenida paseo de las Estrellas, la Hollywood, la Sunset, la Santa Mónica: Fin de semana, montado en esos tejanos tan entallados como una vaina, con el interior por fuera apenas casi visible, con la blusa blanca de rayón arremangada hasta los codos, con las zapatillas negras muy lustradas; ahora muy desenfadado, después de haber bailado casi toda la noche en esa discoteca medio bi, medio gay, medio no se sabe que, todavía medio sudoroso, con el cabello ligeramente despeinado, echado para un lado, en esa esquina de esa Avenida y la callecita que me llevaría al apartamento donde vivía, los chico y las chicas que de apoco iban saliendo de la discoteca, paseándose por la Avenida platicando entre ellos: Parado allí en la esquina esperando no se sabe que diablos, mirando de un lado a otro como estúpido como si en cualquier momento fuera a llegar el maldito principito que siempre revoloteaba en esa cabeza llena de basura; tal vez los temores eran infundados, pero la realidad era que tenia miedo de volver a la soledad del apartamento, ese maldito apartamento que desde hacia tiempo se había vuelto una prisión; miraba el cielo estrellado y por supuesto la inmensidad de la Avenida, como un túnel sin principio ni final…

¿Realmente era un momento patético; bien, era patético darse cuenta que se es muy joven para vivir solo, lo vuelve a uno demasiado sensible a ciertas cosas -la soledad me estaba matando, indudablemente no todo estaba funcionando y aunque la familia viviera a unas cuantas hora y, que bien pudiera tomar el teléfono y llamar, pero era tarde, toda vez más metido en una tristeza risible?

Decididamente me tendría que ir a mi casa, triste y desolado con el alma mas encogida que si le haya caído un aguacero -me decidí por lo primero, pero antes me fumaría un cigarrillo; de pie fumando mi Marlboro Blanco: Cuando lo vi ahí parado en la parada del bus, mirándome con esa su mirada de curiosidad -como preguntándose y este ¿que? con su actitud de desenfado… Mucho mas alto, con su cuerpo delgado pero fibrado, con la piel como el bronce, los ojos negros como la noche; con su gorra de los Nike muy calada hasta los ojos, con apenas una pelusilla por bigote, con sus labios gruesos y sensuales, el cuello alto y delgado, sus hombros fuertes, su espalda ancha, su cintura muy pequeña, sus muslos largos y delgados pero fuertes… Con su chamarra deportiva con las insignias de su equipo favorito, con sus pantalones guangos de mezclilla sostenido por sus nalgas y por su paquete que parecía que algo enorme se escondía bajo de ellos, con sus zapatillas de moda; con su olor, ese olor tan peculiar, tan distintivo, tan perturbador, tan a testosterona, tan a macho, tanto que se te impregnaba hasta las membranas mismas, que te hace pensar en cosas sucias, que te hace pensar en sexo…

Su voz como un susurro…

¿Sigue esperando su cigarrillo?

Con su mano muy morena y grande, los dedos largos y delgados, pero a la vez delicados; la otra quien sabe, tal vez este en ese lugar tan secreto, tan intimo, con sus dientes al semblante muy blancos, con su sonrisa de picardía -por mi parte ahí como estúpido embelesado con ese guapo muchacho, que me sonreía-, si los milagro existieran ahí estaba claro el ejemplo, si los ángeles hubieran alguna vez bajado a la tierra también allí estaba claro…

Era obvio que el pelado se me estaba lanzando; con su presencia tan arrolladora… Con su olor que se me impregnaba hasta las membranas mismas, su mirada que se me escurría hasta lo mas profundo de mi ser; su mano sigue esperando el cigarrillo -un nerviosismo inusual se apodero de todo mi cuerpo, la voz me temblaba y la mirada se me escapaba para todos lados menos hacia donde estaba el guapito pandillero- ¿dice que, que hago ahí? -sonrío un poco y le digo que venia de aquel club- ¿él dice que también venia de allí, pero que no le gusto por que había muchos raritos? -gays- a los heteros les cagaba en los huevos los lugares donde se juntaba la gente de ambiente y peor aun si estos les lanzaban sus miradas cargadas de picardía, muy típicas de cuando un pelado les ha gustado: En ese transcurso que me pareció una eternidad pude verlo mejor…

Dice que se llama Daniel.

Tenia dieciocho años vivía en el Este de los Ángeles, originario de México de la Ciudad de Mazatlán de la Colonia Olas Altas -Olas Altas; me vuelven los recuerdos, solía ir seguido de vacaciones a esa Ciudad, en especial me gustaba ir a esa parte de Mazatlán, con su montaña a la izquierda y más allá de esta, el muelle, con su casita a la derecha que ahora era el edificio de la secretaria de turismo del estado de Sinaloa, hace años que comenzó un embellecimiento de la Ciudad; de todas las Ciudades de México, la Ciudad de Mazatlán Sinaloa era la que mas me gustaba -dice que vivía con sus hermanos y que hacia dos años que había venido desde México, que estudiaba la high school y trabajaba medio tiempo -miraba que el chico no dejaba de jugar con su mano izquierda dentro de su pantalón, su otra mano tenia el cigarrillo, toda vez que le lanzaba el humillo me miraba con ojos pizpiretos como si estuviera coqueteándome, mi mirada seguía escabulléndose a no se sabe donde; como si deseara escapar al embrujo de esos ojos morenos -la verdad temía que solo fuera un espejismo, que el chico solo estuviera jugando, y que terminara con un palmo en las narices, lo que vino después me dejo mas pasmado que una estatua…

Dice sin recato ni decoro:
¿Te gusta mamar verga?
¿Si no lo estuviera escuchando, diría que no lo crearía jamás?

La desfachatez del chico acabo por provocarme una oleada de deseo que me corrió por toda la espina dorsal se me desparramo por todo el cerebro, las sensaciones que sentía me enloquecieron y me llenaron de unos bríos inimaginables, en mi rostro se cuajo una felicidad que desde hacia mucho tiempo que no había sentido…

El muchacho me miro fijamente:
¿Vives por aquí, tienes un lugar?
¿Solo atino a decir que si; que por esa misma calle vivía, solo a tres callecitas estaba su apartamento?
¿Vive solo?
¿Si?

Termine diciendo casi balbuceando:

El cigarrillo se había terminado y el calorcito hacia mella en nuestros ardientes cuerpos, el sudor y la ansiedad había echo presa de los dos…

Daniel había dicho que iría primero -por pura precaución ya que no quería que lo vieran con él, las actitudes de los heteros le seguían causando risa, siempre escondiéndose del que dirán, pero siempre haciendo sus cosas.

Ya en el apartamento:

Que es un apartamento de una recamara, con una cocina comedor, un baño, una sala recibidor; la sala recibidor con un sofá, una mesa de centro con revistas de decoración, de espectáculos, una televisión, dos lámparas, cortinas en la ventana de enfrente que daba a la calle, una cantina con muchas botellas, copas, vasos, un florero grande en una esquina, en si bonito…

Daniel estaba sentado en el sofá, del otro lado estaba yo, todavía tembloroso, todavía nervioso; el chico por su parte estaba a sus anchas, abierto de piernas, con sus manos en su paquete, manoseándose a cada rato, sonriéndome, mirándome, como que invitándome a que me acercara, -yo todavía renuente, todavía esperando, ahí, no se sabe a que…

Daniel era guapo; con el cabello cortado casi al ras, los ojos castaño oscuro, la nariz afilada, los labios gruesos pero sensuales, con una leve pelusilla en el labio superior, la barbilla pequeña casi femenina, de facciones armoniosas, con la piel del color del bronce; muy alto y esbelto pero fibrado, su cuello era largo, su pecho es suave y marcado, ahora con la camisa abierta desabotonada que se le miraban los pezones ligeramente oscuros con un poco de vello a su alrededor, también ya sin chamarra, el estomago muy plano con una leve matita de vellos que le iban hasta mas allá de la liga del calzoncillo, su ombligo se miraba sensual y sugestivo, los vellos le iban como en un triangulo hasta su sexo; su mirada iba desde la mía hasta su sexo, me sonreía y le volvía hasta su sexo, se manoseaba descaradamente y me tenia al borde de la locura; el olor de su sexo se hacia mas intenso, su colonia se me impregnaba hasta las membranas mismas, podía palpar el sabor de sus axilas, su aliento me llegaba como un elixir, todo él era un poema al sexo y al desenfreno…

Después de platicar un buen rato y de haber agarrado mas con fianza me senté a su lado, y su olor se me hizo mas nítido, pude verlo mejor, -si que era bello, su piel era muy suave y emanaba un calor tan reconfortante que me tenia con la boca abierta; en ese momento me sentía como un estúpido…

Me mira:
¿Vas a mamarla ya?
Yo como un estúpido me fijo solo en su bulto que es como una carpa.
No quito mi mirada de ese gran paquete:
¿Qué hay allí debajo que se ve tan grande?
El sonríe y se destraba la correa, se desbotona los botones uno por uno.
Me mira con esos ojos picaros:
¿Solo tengo este pedazo?¿Te gusta?

Y de un solo golpe se saco su verga ya levantada; era una verga grande y gruesa, derecha como una asta muy hermosa, como pocas veces hayan visto mis ojos, -y si que he visto muchas-, pero esta era de una hermosura inimaginable -sin quererlo se me hizo agua la boca y me apresure a tomarla con la mano y a moverla de arriba hacia abajo, a sacudirla, a palparla, a sentir el calor que emanaba de ella, el olor que se le escapaba por el agujerito de esa cabecita con un leve color magenta -si que era hermosa, me tenia al borde del colapso- sus huevas eran grandes y muy cargadas, sin vellos, eran como las de un muchachito, se me antojaba metérmelas en la boca, chuparlas y lamerlas -pero todavía no, todavía espero- Daniel con los ojos cerrados, bufaba de placer, ahí recostado con mi cabeza en su pecho, prodigándole una adoración extraña a ese miembro monstruosamente grande, ahí ante mis ojos y ante mi boca, con su agüita en la puntita toda vez que le daba vaivenes de abajo hacia arriba, el frenillo se contraía y se halaba, sus huevas se ponían cada vez mas duras y también se contraían, toda muy hermosa, -que pinche fetichismo el mío por las vergas y esa era una verga para adorar, si señor, para adorarse…

Daniel aparto mi mano y tomo con la suya su verga y me la apunto hacia la boca, con la otra mano empujo mi cabeza, levanto su cadera y su polla entro en mi boca; embistiéndola una y otra vez con ese vergajo -yo palpaba la esencia y las secreciones que emanaban como un tumulto que me llenaban de su liquido y de mi saliva, mi boca trataba de abarcar toda su gran verga y no quería que se escapara nada, quería tragarme todo lo que escapara de ella, quería todo ese hermoso pedazo de carne viviente y palpitante que entraba en mi boca como Pedro por su casa…

Apoyándose con su cadera sus embestidas eran mas profundas y su verga me taladraba aun mejor la boca -con sus pantalones de mezclilla ya en los talones, ya sin camisa, con su piel tan suave, con los vellitos de sus axilas asomándose y su olor me llenaba toda la nariz, su calor me quemaba la piel- me tomo de la cabeza y aparto de su verga de mi tragona boca…

Bufo:
¿Para que casi me corro?¿Es que si eres un puto mamador?
Lo miro:
¿Por qué no te quitas el pantalón?

Mira para todos lados, como quien busca algo; su mirada va hasta un clóset:
¿Qué hay allí?
Incrédulo:
¿Es un clóset, por que?
Se pone de pie, no sin antes mirarme, como si me pidiera permiso:
¿Se puede quitar su ropa allí?
¿Claro?

Se volvió a subir sus pantalones guangos, mire su espalda y su cola que era muy bonita, muy redonda, -sonrío- no tardo en volver, ahora completamente desnudo, todavía aun mas bello, con su verga levantada mirando hacia arriba, totalmente dura, con su montículo de vellitos que lo hacían tan sexy -y me causo un estremecimiento que me arrobo- se puso en frente de mi poniéndomela a la altura de la boca, la que abrí y la que engullí, cuan hermosa era esa polla, que me la metió hasta las amígdalas; él me tomo por la nuca y se apoyo con ella, dándome embestida tras embestidas hasta que se canso, dándome una ultima embestida la alojo toda en mi garganta, mis ojos saltaron como ascuas mirando ese pedazo de carne que todavía le faltaba por entrar un buen pedazo; sus huevas chocaban con mi barbilla y sus vellos me pegaban en la nariz…

El deseo que me producía semejante culeada de boca me estaba llevando al quinto infierno, sentía que las sensaciones me corrían desde mis propias huevas me iban hasta el perineo y me estallaban en la raja del culo, si no paraba ahora mismo tendría mi propio orgasmo y sin haberme tocado; Daniel por su parte se había cansado de joderme la boca de pie, la saco de mi y se fue a sentar, me tomo por el cuello y me jalo hasta ponerme a cuatro patas sobre el sofá, arrimo mi cabeza hasta su verga que por mas que la dejara no se le bajaba, seguía tan dura y tan levantada como en un principio, me tomo de la barbilla y me dio un tierno beso que me estremeció -era un beso de esos de piquito, pero era un beso; yo bese su oreja y su cuello, su pecho, sus tetillas, su bonito ombligo, los vellos de su sexo; su mano por su parte jugaba con mi cola que se colaba por mi pantalón y mi calzoncillo hasta mi agujero; yo por mi parte seguía con la labor de mamar ese hermoso miembro; el tomo mi cabeza y la guío hasta su verga, yo abrí mi boca y la recibí toda… Estaba tan caliente, tan dura y sus gemidos tan obvios que era imposible que retardara mas su orgasmo, mi muchachito se aproximaba a tirarme su lechita…

Se acomodo mejor; me tomo por la cabeza de la nuca y la coronilla, apoyándose así me cogió la boca, sin parar un solo instante -yo escuchaba sus bufidos de placer y sus manos me apretaban con fuerza la cabeza, su vergajo entraba y salía de mi boca, sus fluidos y mi saliva se salían por las comisuras, aventó su cadera y mi cabeza, hacia mi boca y me la empujo toda hasta las amígdalas- fue allí que sentí el primer chorro de leche tan caliente que me provoco una oleada de placer, la que tragué toda de un solo, al sentir la esencia de macho, una corriente eléctrica me corrió y una vez mas me vine sin siquiera haberme tocado, el deseo que sentía en esos momentos me hizo engullir su pedazo de carne y tragar toda su esencia hasta la ultima gota que se desparramo por toda mi boca, se salía por las comisuras, se me hizo tan sensual, con mi boca y mi cara llena de lefa masculina- y me imagino que lo mismo sintió él, por que en ningún momento dejo de empujar su cadera y mi cabeza hasta que su vergajo fue perdiendo fuerza y la ultima gota fue largada…

Bufamos los dos.
Nos sonreímos.

Nos miramos y nos carcajeamos de felicidad:

¿Nunca había tenido semejante experiencia, tu fuiste mi primera vez, gracias?
¿Si, claro?

Mientras se ponía su ropa me pregunto por un numero de teléfono -mientras me limpiaba los restos de su esencia, yo apunte un numero en un papel… Mientras seguía palpando su esencia a macho, su olor, su calor, su esencia que se quedaría fija en mi memoria; sobre todo su olor y su calor, podría olvidarme de su rostro muy moreno, de sus ojos mirándome a cada rato; pero jamás me olvidaría de su enorme verga, de su olor, de su calor… ¿Jamás?

Lo encamine escaleras abajo; prometiendo que llamaría, ya hace tiempo de eso pero jamás lo hizo, pero su recuerdo siguió allí, en mi memoria, en lo mas recóndito de mi ser, que de vez en vez emergía de mis memorias; con su recuerdo que todavía me excitaba, que todavía me removía sentimientos encontrados, como esta vez: Esto es en memoria de Daniel…



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www.alexisremingtonblogspot.com







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Si te ha gustado Daniel... Y su Enorme Ver... vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Daniel... Y su Enorme Ver.... AlexisRemington07 te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
ARRECHODOTADO (30 de April de 2011 a las 17:54) dice: Muy bueno tu relato asi se escribe con argumento literario

bluebirds1 (21 de May de 2011 a las 22:37) dice: Un relato muy pesado para leerse, demasiadas palabras en un juego inncesario.

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:58) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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