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De nuevo en la cárcel de mujeres....

Relato enviado por : charly_bo el 01/06/2017. Lecturas: 6515

etiquetas relato De nuevo en la cárcel de mujeres....   Trabajo .
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Resumen
Al entrar en la celda, intercambiamos unas miradas profundas y quedé absorto. A la otra reclusa, prácticamente ni la miré.
-“Buenos días señoritas. Ya nos presentaron, pero estoy volviendo de nuevo como parte de revisiones sorpresa que tendremos con el fin de precautelar el ingreso de cualquier sustancia ilícita y de objetos no permitidos”...

...-“Claro que sí. Señoritas, eso ha sido todo, me alegra que estén conviviendo dentro de lo correcto. A propósito, díganme sus nombres por favor”.
-“Jessica”. -Dijo la reclusa que no me interesó-
-“Ivette. Para servirle”. -Dijo la que me encantó”.



Relato
En mi anterior relato conté cómo en mi designación por castigo como guardia de una prisión de mujeres, la sub gobernadora me obligó a que me vuelva su amante y la coja siempre que le dé la gana; además de las insinuaciones de algunas reclusas que también querían ser poseídas por mí. Luego de poseer a Gloria, la mayor de policía, subgobernadora de la penitenciaría; me entraron ganas de sacar partida de las mujeres que se me ofrecieron, al menos de aquellas que en el conflicto reciente del baño, me permitieron verlas desnudas. Al día siguiente de la primera “sesión” con Gloria, le pregunté a Gustavo sobre las mejores mujeres del lugar.
- “Hay de todo, como te dije. Hay una centroamericana que al parecer atraparon con documentos falsos por narcotráfico, en los mismos decía que tiene más de 18, pero si la ves, parece de 15. Es muy linda, algo agresiva, pero con todo bueno”.
-“No me vendrás con que te la comes”.
-“Para nada, es huraña como dije y como que es algo complicado acercarse”.
-“Vamos inmediatamente a su celda”.
Ordené a Gustavo que vayamos con dos celadoras a la celda de la recién descrita reclusa. Al llegar, la encontramos contra la pared, sentada en la cama. Su compañera de celda, en la cama de abajo, leyendo una revista.
-“¡Contra la pared. Revisión por el comandante de guardia!”. -Exclamó una de las celadoras.
Ahí la pude ver bien, tenía la cara de niña, pero que cuerpazo se gastaba. Al entrar en la celda, intercambiamos unas miradas profundas y quedé absorto. A la otra reclusa, prácticamente ni la miré.
-“Buenos días señoritas. Ya nos presentaron, pero estoy volviendo de nuevo como parte de revisiones sorpresa que tendremos con el fin de precautelar el ingreso de cualquier sustancia ilícita y de objetos no permitidos”.
En ese momento, Gustavo con una de las celadoras se pusieron a revisar las pertenencias de las reclusas. Mi amigo, con las instrucciones dadas con antelación, abrió la maleta de la que nos interesaba y puso, su ropa interior especialmente, sobre la cama. Me sorprendió la cantidad de lencería que tenía, pero me la imaginaba usándola y estuve a punto de tener una erección.
Al terminar la revisión, se acercó y me dijo:
-“Espero señor comandante que haya quedado satisfecho”. -Con un tono y una mirada, que no hizo más que aumentar el deseo por ella.
-“Claro que sí. Señoritas, eso ha sido todo, me alegra que estén conviviendo dentro de lo correcto. A propósito, díganme sus nombres por favor”.
-“Jessica”. -Dijo la reclusa que no me interesó-
-“Ivette. Para servirle”. -Dijo la que me encantó”.
Salimos del lugar y me llevé a Gustavo a mi oficina.
-“Que mujerón brother. Definitivamente está divina”.
-“Te lo dije. Es de las más lindas, más por esa carita de niña y cuerpo de re mujer”.
Al quedarme solo; no me podía quitar de la cabeza la idea de cómo hacer para estar a solas con ella y poder consumar mis intenciones. Me la imaginaba con la lencería que miré que tenía, toda linda. No pude evitar tener la erección, pero no podía pajearme. Debía poseer esa mujer.
Al terminar la tarde, estábamos jugando cartas con Gustavo, uno de nuestros pasatiempos favoritos en toda mi estancia en el lugar.
-“Las reclusas rotan por diferentes áreas. Cocina, lavandería, biblioteca, trabajos manuales. Algunas pasan clases, aunque no creas, Es precisamente cuando están en esos rotes, que se arregla todo para los encuentros sexuales”. -Me explicó Gustavo.
-“Hoy por ejemplo. Una de las que te tiene ganas, está en la lavandería. Bajamos los dos, les digo a las celadoras que se retiren, entramos a cerciorarnos que esté sola; o si no lo está, mandamos salir a quien esté con ella; me pongo en la puerta como el guardia asignado y te quedas tú dentro con su compañía”.
Hicimos todo como lo explicó Gustavo. Llegamos al lugar y me quedé a solas con Ivana; una mujer de unos 28 años, que tenía buenas tetas y buenas caderas. Ni bien se cerró la puerta, con Gustavo vigilando del otro lado, me hizo retroceder contra la pared, se agachó y como estrella porno, me sacó la verga y me la empezó a mamar. Lo hizo con destreza y pronto la tuve dura y empezando a darme placer. La tomé de la cabeza mientras me pasaba la lengua y me succionaba. Luego se apartó un poco y se quitó el uniforme, dejándolo caer y quedando con ropa interior. Que vista más buena, tenía, como dije, excelentes tetas. Su lencería no era tan nueva, pero se la quitó y quedó completamente desnuda. Volvió a agachase y a seguir chupándomela. Hasta que estaba a punto de estallar.
-“Creo que voy a terminar”…-Pude decir con vistas a tener mi orgasmo por la felación.
Ivana no hizo caso, hasta que solté los chorros de mi semen. Ella no los tragó, pero se hizo vaciar en los senos. Estuvo de lujo.
Se levantó y viéndome a los ojos, me dijo:
-“¿Te gustó papuchón?”
No le respondí, creo que en mi cara se notaba que me encantó el polvo.
Luego de incorporarse, se puso el uniforme sin la ropa interior. Encendió un cigarro. Yo me limpié y me cerré por mientras el cierre del pantalón.
-“Eres el más lindo que vino aquí desde que llegué. ¿Qué vientos te trajeron primor?”.
-“Pues digamos que no me porté muy bien en la academia y me enviaron”.
-“Guauuu. Aparte de lindo, travieso.”
Se acercó y me dijo al oído:
-“Sabes, estoy segura que más de una va querer que le des con tu rica verga. Así que no quiero desaprovechar mi turno”.
Una vez más se arrodilló y sacó mi verga. La empezó de nuevo a mamar deliciosamente hasta que tuve otra erección.
Se desnudó de nuevo y vino a besarme en la boca; la correspondí y la tomé de sus enormes tetas. Empecé a besarle el cuello, mientras me tomaba el duro falo.
-“La quiero dentro papucho. Por favor penétrame con esa delicia”.
Me bajé bien el pantalón y el calzoncillo; me forré con un condón. La acomodé encima de una de las mesas, semisentada con las piernas abiertas; le mamé sus tetas un rato, hasta que me aparté, le puse el glande en su entrada… Y se la metí de una.
-“¡Mierda, que rico!”… -Gritó Ivana.
Lo cierto es que yo también lo sentí rico. La vagina de esa mujer hervía. Estuvimos con el mete saca unos minutos, ella gimió como loca, terminó no sé cuántas veces; hasta que vacié toda mi leche en el condón.
Me aparté, me limpié, por alguna razón le dije “gracias”, me disponía a salir, y me dijo:
-“A ti gracias muñeco. Ojalá me vuelvas a coger. Estaré para ti siempre que quieras”.
Toqué la puerta, Gustavo me abrió. Estaba escuchando música.
-“Se oyó que fue intenso”.-Me dijo con una sonrisa-
-“Si nomás hermano. Estuvo buena”.
-“Ella es la primera. Vas a ver luego que degustes de todas las que quieren abrirte las piernas”.
No salía de mi cabeza el poseer a Ivette. Tenía que sí o sí lograrlo.
Al día siguiente me vi obligado a acatar la orden de la subgobernadora de meterle su polvo en su oficina. Fue de mala gana, pero tuve no más que aparentar disfrutarlo para no tener problemas.
A la otra mañana viene Gustavo.
-“Hoy le toca biblioteca a Ivette. Ya debe estar ahí”.
-“¿Enserio?”
-“Sí. Es ahora o nunca. Como siempre yo cerraré la puerta. Hay una habitación detrás de la sala de lectura. Ahí debes hacerlo”.
Me emocionó el hecho y nos fuimos a la biblioteca. Entramos, no había nadie en la sala de lectura y al fondo, en el cuarto de libros, estaba ella. Con unos lentes bien lindos, que por cierto no sabía que usaba.
-“Buenos días”.-Le dije, entrando”
-“Buenos días”. -Respondió con una sonrisa-
Se escuchó la puerta cerrarse, Gustavo estaba haciendo su trabajo.
-“Bueno. Si su subalterno cerró la puerta, no creo que sea porque quiere charlas solamente”.-Dijo en tono picaresco.
-“Pues adivinas bien”.
-“Mira. Llevo 2 años aquí. Solamente me visitó mi madre y mi hermana dos veces. Así que no he probado hombre en todo este tiempo”.
-“Y eso, ¿a qué va?”.
-“A que estoy desesperada”.
Es ese momento se abalanzó sobre mí hasta casi hacerme caer, me comenzó a besar con real desesperación. Me comenzó a quitar el uniforme.
-“No vale romper la ropa, porque se termina todo”.-Atiné a decir-
Ella comenzó a hacerlo más despacio, pero sin perder la prisa.
En eso, yo también me puse manos a la obra. La comencé a desvestir, a despojarla del uniforme; ansiaba verla en lencería. Cuando cayó su uniforme y quedó en brasier y tanga….
Oooooo mi Dios, que espectáculo. Era realmente una mujer hermosa, la seguí besando. Le saqué el basier, le empecé a amasar las tetas, se las chupé, le metí mano a la concha, que ya estaba húmeda. Ella me despojó del calzoncillo y tomó mi dura verga con las manos, quitó unos libros de la mesa y se recostó con las piernas abiertas.
-“Vamos mi amor, métemela. Profunda. La necesito por favor, métemela”.
A penas pude sacar el condón y forrar mi ya húmeda verga. La puse en su vulva y se la hundí de una.
Ella gimió fuerte por el placer y yo empecé a meter y sacar cada vez más rápido. Ella gemía y gemía, gritaba, lloraba y yo me deleitaba con su caliente concha hasta que ya no aguanté y vacié mi semen en el condón.
Ambos quedamos empapados de sudor y exhaustos. Fue intenso el polvo.
-“Muñeca eres divina”.
-“Tú también mi amor. Por favor, tómame cuando quieras”.
Fui al baño que había ahí. Me lavé, me vestí y salí más que satisfecho. Deseaba a esa mujer realmente.
Gustavo arregló muchos más encuentros sexuales. Tenía hasta casi 20 encuentros sexuales a la semana. Exageré un poco. De paso por cumplir órdenes tenía que hacerlo con la sub gobernadora. Pero estuvo lindo. Con Ivette lo hicimos muchas veces en montón de posiciones y lugares. Le hice hacer prueba del VIH y de otras enfermedades; al salir negativas, le mandé utilizar píldoras anticonceptivas y nos deleitábamos del sexo mucho más al llenarle la vagina de mi semen ardiente, fruto del placer de poseerla.
Hubo orgías y otros desenfrenos que tal vez cuente en otro relato.




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Si te ha gustado De nuevo en la cárcel de mujeres.... vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar De nuevo en la cárcel de mujeres..... charly_bo te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 22:21) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:54) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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