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DESDE LIMA: LA PRIMERA VEZ DE ANGELINA

Relato enviado por : KDIMAN el 09/02/2012. Lecturas: 22175

etiquetas relato DESDE LIMA: LA PRIMERA VEZ DE ANGELINA   colegialas .
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Resumen
A pesar que el agua de la piscina estaba fresca, pude sentir el calor que despedía su feminidad, acaricié con gran cuidado y placer cada pétalo de la flor en capullo que me ofrecía, y en un arranque de valor, suavemente con un dedo empecé a explorar en lo más profundo de ella... Primero sólo entró la puntita de la yema de mi dedo medio y luego, poco a poco, muy despacio y con mucha delicadeza, ternura y cuidado, logré ingresar cada vez más y más... hasta que descubrí lleno de emoción, el secreto mejor guardado de mi linda y dulce Angelina: ¡Había una suave tela de seda que me impedía avanzar más...!


Relato
¡Hola a todos!, mi nombre es Alberto, soy de la ciudad de Lima y lo que les voy a contar es la primera experiencia amorosa de una linda chiquilla de quien me enamoré hace algún tiempo atrás. Por aquel entonces yo daba clases particulares a domicilio a estudiantes de nivel secundario que deseaban reforzar o prepararse para los exámenes de los cursos de física, química y razonamiento verbal. Durante mis clases como docente pre universitario he tenido la oportunidad de ayudar a muchas chicas con sus cursos más difíciles, pero ninguna de ellas de ellas se compara con Angelina (seudónimo), cuyo recuerdo y perfume todavía conservo en mi corazón...

Una tarde de octubre recibí una llamada a mi celular, era una señora de clase acomodada que buscaba desesperadamente un profesor particular para que le ayudara a su hija con un curso de química, en la que tenía notas muy bajas, por lo que podría repetir el curso. Por aquel entonces había dejado mis volantes publicitarios cerca de varios colegios, y como se acercaba el fin de año y pensaba viajar fuera de la ciudad, acepté con gusto darle las clases a la chiquilla. Así que, a la hora y día acordado, me dirigí a una exclusiva zona de Miraflores con todos mis apuntes, libros y cuadernos de ejercicios para la sesión de clases. Llegué puntual, a las 4:00 de la tarde, y cuál no sería mi sorpresa cuando al tocar el timbre de su residencia, me recibió una lindísima jovencita de ojos azules, mirada angelical, piel clara y tersa, y de muy buenas formas para su edad. Tenía el cabello recogido en dos preciosas trenzas, todavía vestía la blusa del colegio y la clásica faldita escocesa a cuadros, un poco subidita más de lo normal, lo que permitía admirar sus lindas piernas; su contextura era delgada, sus pechitos bien formaditos y tenía por último, ¡una pompis de diosa!, se notaba que hacía aeróbicos y que cuidaba y mantenía muy bien su cuerpo.

- ¿A quién busca joven? - Me preguntó, al notar que me había quedado mudo por tan extraordinaria visión de belleza juvenil.

- Soy el profesor de química - a duras penas pude contestar.

Me contestó que me estaba esperando, ya que su mamá le había contado que tendría un profesor todas las tardes durante dos meses para que así ella pudiera aprobar satisfactoriamente su curso de química. Me invitó a pasar a la sala, era muy bonita, grande y en el amplio jardín se podía divisar una piscina muy bien mantenida. Se notaba que provenía de una familia pudiente y que gozaba de todas las facilidades. Se disculpó por la ausencia de su mamá, que generalmente no estaba en casa por asuntos de negocios. Me preguntó si deseaba algún refresco, a lo que accedí de inmediato. Mientras se alejaba hacia el bar a prepararme una limonada, pude apreciar su graciosa manera de caminar, parecía que daba pequeños saltitos al tiempo que movía sus caderas como un péndulo. Luego de disfrutar el refresco y ella su agua mineral en la sala, con una sonrisa me invitó a pasar a su estudio para empezar con las clases. Era una recámara amplia, con unos grandes ventanales desde donde se podía apreciar un hermoso jardín y una piscina a lo lejos. Nos sentamos a un lado de la mesa, yo a su derecha, mientras ella miraba con atención todos los libros que había traído.

-¿Tengo que aprender todo eso? - Me preguntó bastante preocupada.

- No te preocupes, contesté. Sólo haremos los ejercicios que más te ayuden para que puedas aprobar con excelente nota tu asignatura.

Ya más calmada y tranquila, me dirigió una sonrisa cantarina y con una mirada traviesa me dijo:

- ¡Pues empecemos a estudiar! y si en el examen final saco un 19, ¡te ganarás un premio!, agregó enfáticamente.

En aquel momento no supe a qué premio se refería, pero como ya era momento de empezar, no le di más importancia al asunto. Y así fueron pasando las clases de química con la dulce Angelina, con el pasar de los días, ya habíamos tomado más confianza y libertad, y verdaderamente había mucha empatía y química entre nosotros. Durante los intermedios, ella me contaba sus cosas del colegio y hasta de temas más personales: los chicos, el enamoramiento y cómo sería la primera experiencia sexual. Siempre la había aconsejado a ser una buena alumna, me hablaba con gran soltura de temas que no podía conversar en casa, por obvias razones. Una tarde calurosa, mientras batallaba por resolver un ejercicio complicado de química, noté por primera vez que se había puesto no la usual blusa del colegio, sino otra más abierta y traslúcida, podía fácilmente ver el sujetador que se había puesto, uno bastante chiquito, de media copa, con blondas y que permitía apreciar esa zona donde sus pechitos se juntaban formando una deliciosa hendidura profunda. Era una vista espectacular, más aún cuando se agachó para recoger del piso un lápiz que se había caído, mostró sin remordimiento sus lindos botoncitos rosados que coronaban sus apetecibles pechitos. En otra ocasión, se puso unas pantalonetas de color negro tan ajustadas que parecían una segunda piel y que fácilmente mostraban las curvas y pliegues de su intimidad, además de lucir la grandiosa redondez y hendidura de su deliciosa pompis. Otra tarde en que hacía bastante calor porque ya el verano empezaba a quemar, me sorprendió con un dulce y tierno beso en la mejilla al recibirme, se había puesto por primera vez un vestido cortito de manga cero y cuello amplio y que permitía admirar sus lindas piernas muy por encima de las rodillas, pero lo que más me asombró fue que al abrazarme como siempre solía hacerlo, noté que no se había puesto el sujetador, por lo que al estar completamente juntos en el abrazo, pude sentir sus lindos pechitos duritos y redonditos... me puse muy nervioso. Ya me había dado cuenta que su comportamiento y forma de vestir habían cambiado por completo, en un principio lo había atribuido a la casualidad y al calor del inicio de la estación veraniega, pero ahora ya tenía mis dudas, parecía que Angelina quería atraer mi mirada y mi absoluta atención, y por cierto que lo logró.

Una tarde memorable, el sol alumbraba muy románticamente el jardín y la piscina; era por consiguiente, una hermosa vista que siempre podíamos disfrutar a través de las ventanas de su estudio. Esa tarde Angelina me recibió con una lindísima mini blanca y un top de color fucsia, luego de su beso y abrazo de saludo, me tomó de la mano y me condujo al acostumbrado estudio. Está más decir lo nervioso que estaba, ¡nunca la había visto tan preciosa! Las prendas le quedaban muy bien y ajustaban a la perfección su figura, que de por sí ya era espectacular. Haciendo a un lado mi nerviosismo, me senté en mi habitual silla y ya me disponía a revisar la lección de ese día, cuando ella sonriendo dio un saltito y quiso sentarse en mis rodillas, pero con tan mala suerte (o mejor dicho, buena suerte) que la silla se rompió y ambos caímos al piso. Angelina cubrió sus lindos ojitos que adoraba con las palmas de sus manos y ya se disponía a llorar, creo más de la vergüenza que por el dolor. Yo de inmediato la ayudé a levantarla del suelo como buen caballero y la conduje a un sillón amplio para que se sentara, allí me abrazó dulcemente y apoyó su cabeza en mi pecho, mientras sollozaba muy bajito. Todos mis sentimientos de protección afloraron en ese momento y le dije con la voz más suave que pude que la culpa había sido mía. Ella negó con la cabeza y me abrazó aún más fuerte que antes. Nuestras rodillas se juntaron y sentí que su respiración se agitaba más y más. Yo cada vez más nervioso por la situación, puse la mano izquierda en su cintura mientras con la derecha le daba suaves palmaditas en la espalda, tratando de consolarla. Nuestras mejillas estaban de lado a lado y nuestros labios muy cerca entre sí. Fue un sentimiento mutuo de amor lo que pasó en ese momento. Angelina me miró con esos ojitos azules que adoraba y me dijo las palabras más hermosas de mi vida:

- Te quiero Albert (como solía llamarme de cariño). Te he querido desde que pasaste por mi puerta y yo siempre he tratado de agradarte poniéndome la ropa más bonita todos los días... También he notado que me miras todita muy detenidamente... Y no siempre mi rostro - Agregó con una sonrisa pícara.

- Es cierto mi dulce Angel (así la llamo yo también de cariño). Desde que te vi por primera vez me dejaste sin aliento ni habla, y a medida que pasaban los días, te he querido y te quiero cada día más...

Mientras tanto, Angelina se había sentado prácticamente sobre mis rodillas y seguíamos abrazados muy juntitos los dos. De improviso, ella cerró sus ojitos y me ofreció sus labios de miel que siempre he adorado. El dulce primer beso en los labios que nos dimos duró una eternidad, aunque para mí parecieron sólo algunos segundos. Mientras nos besábamos cada vez con más intensidad, Angelina tomó mi mano con la que sujetaba su cintura y la puso por encima de su rodilla, justo donde comenzaba la linda mini que se había puesto y que por la posición en que estábamos se había levantado más arriba de lo normal. Empecé a acariciar primero sus rodillas, luego la entrada de sus muslos y ya con más confianza, avancé milímetro a milímetro más arriba por debajo su mini hasta que pude llegar finalmente a acariciar sus lindas pompis. ¡Era espectacular! Sentí la dureza y redondez perfecta de su linda colita y también noté que se había puesto una tanguita muy chiquita... Mientras seguíamos besándonos, ahora Angelina daba pequeños suspiros y gemiditos de gusto al tiempo que me abrazaba muy fuerte y me decía muy despacito que me quería mucho desde siempre. Mientras con mi mano derecha la atraía más hacia mi pecho, con la izquierda seguía explorándola y acariciándola por debajo de mini, hasta que llegué al fin a su intimidad... Se sentía un dulce calor, un delicioso aroma y cierta humedad cuando empecé a tocarla por encima de sus braguitas. Angelina instintivamente abrió un poco más sus lindas piernitas, lo que me permitió explorar más profundamente su intimidad...

-Sigue papito lindo, lo estás haciendo bien... muy bien... - Me dijo con sus ojitos cerrados al oído.

-Lo que tú digas mi amor- Le contesté en un suspiro.

Ahora que ya tenía su permiso, me armé de valor para continuar con mis caricias, cada vez más íntimas. Jalé con delicadeza un borde de su braguita y la puse a un lado, por allí empecé ahora sí a acariciarla toda... sentí la redondez de su feminidad, me sorprendió que la llevara bien peladita, sentí la delicadeza de sus pliegues y los dulces fluidos que brotaba. Así logré llegar hasta su centro de placer y, con mucha ternura y con las yemas de dos dedos, empecé a acariciarla dando pequeños círculos mientras mi linda Angelina gemía con más fuerza en mis oídos... No sé cuánto tiempo estuvimos así, para mí sólo fueron unos cuantos minutos, pero ya había pasado cerca de una hora. De pronto, Angelina abrió los ojos y me dijo muy sonriente:

-¡Vamos a darnos un chapuzón en la piscina, mi amor!

- Lo que tú ordenes mi reina y mi amor - Contesté muy contento. De pronto me di cuenta con preocupación que obviamente no había llevado ropa de baño.

-¡No importa mi amor!, como tú no podrás cambiarte yo tampoco lo haré - y me dirigió una dulce sonrisa con una mirada pícara.

Caminamos agarrándonos de las manos hasta la piscina que se encontraba al fondo de un amplio jardín, lleno de flores y con algunos árboles bien frondosos que nos daban cierta privacidad. Como su residencia estaba rodeada por unos altos muros, no había ningún problema por si algún curioso estuviera rondando desde la calle.

Al llegar al borde de la piscina, Angelina se quitó la mini y el top mientras yo la miraba con ojos muy abiertos. Debajo de la mini se había puesto una braguita blanca bien chiquita y ajustada, que más parecía ropa de baño y que hacía resaltar la redondez y los pétalos de su intimidad. Debajo del top ¡no tenía nada! Angelina, con pudor, se cubrió con una mano sus lindos pechitos blancos y con la otra se ayudó a bajar por la escalera hasta que entró finalmente en la piscina.

-Ven papi, que te estoy esperando - Me dijo chapoteando muy feliz con esa carita de niña traviesa y haciendo un guiño con sus ojitos azules que yo tanto adoraba.

Ya más tranquilo ante tal invitación, me quité rápidamente la ropa y sólo me quedé en boxer, y así me lancé a la piscina dando un largo clavado, ya que me gusta mucho la natación por haber participado tiempo atrás en varios campeonatos escolares. De inmediato Angelina nadó hacia mí y me abrazó sin pudor, poniendo sus brazos alrededor de mi cuello, y como yo soy más alto que ella, levantó sus piernitas y las puso alrededor de mi cintura, aprisionándome con cierta delicadeza. Prácticamente yo la estaba cargando debajo del agua y así pude sentir por primera vez sus lindos pechitos piel con piel... fue una sensación extraordinaria. Nos fundimos en un apasionado y prolongado beso mientras yo le acariciaba la espalda y su cintura. Nos dábamos unos dulces y tiernos besos, nuestros labios estaban sellados uno con el otro. Poco a poco y con mucha delicadeza y ternura, empecé primero a besarle sus oídos, luego su cuellito y por último, sus lindos pechitos... Cuando llegué allí, ella gimió de placer y con sus manos aplastó mi cabeza contra sus tiernos pechitos, a los que besaba con mucho ardor y pasión, con la lengua le daba pequeñas lamidas y suaves mordisquitos que le encantaban un montón. Mientras tanto, mi mano izquierda se puso a explorar y a continuar con su trabajo en el punto donde había sido interrumpido antes de entrar a la piscina. Le bajé poquito a poquito la braguita por detrás, pude sentir la línea de su maravillosa pompis que me había dejado sin sueño por varias noches, hasta que llegué a la entrada de su intimidad. A pesar que el agua de la piscina estaba fresca, pude sentir el calor que despedía su feminidad, acaricié con gran cuidado y placer cada pétalo de la flor en capullo que me ofrecía, y en un arranque de valor, suavemente con un dedo empecé a explorar en lo más profundo de ella... Primero sólo entró la puntita de la yema de mi dedo medio y luego, poco a poco, muy despacio y con mucha delicadeza, ternura y cuidado, logré ingresar cada vez más y más... hasta que descubrí lleno de emoción, el secreto mejor guardado de mi linda y dulce Angelina: ¡Había una suave tela de seda que me impedía avanzar más...!

-Nunca he tenido enamorado y nunca lo he hecho - me dijo cerrando sus ojitos y con su linda cabecita apoyada en mi pecho.

-No te he querido decir esto, pero ya rendí el examen final del curso de química y me saqué 20, todo gracias a ti... Además, hoy cumplo mis 18 años y quiero que me des mi regalo de cumpleaños por adelantado... quiero... quiero que seas el primero que entre en mí... Quiero dejar de ser niña y que surja la mujer que hay en mí... Quiero que me hagas tuya...

Si quieres saber el final de este tierno relato, te invito a que me escribas a mi correo: bullpower_2001 arroba yahoo punto com. Si eres una chiquilla de Lima, como la del relato, y necesitas de algunas clases particulares, con mucho gusto me ofrezco a dártelas con total privacidad. Un beso a todas.

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Esto comenzó desde hace 3 años. Yo salgo con una chica que se llama Susan. Ella es bastante bonita (lo digo yo, y lo dicen todos), y valió la pena todo el esfuerzo que hice para conquistarla. Siempre había tenido cierta debilidad por las chicas de colegio privado, por el uniforme, me vuelve loco verlas con pollerita, camisa y corbata. Y cuando comencé a noviar con Susan, ella ya estaba ya en el último año de la secundaria. Ella es rubia, de ojos verdes y alta, un metro setenta. Lo mejor de Susan, y es lo que me enamoro, es la cara de gatita viciosa, con unos labios que ya han hecho un buen labor con su novio. Además, tiene unos pechos que entran perfectamente en mis manos, una cinturita finita y piernas bien torneadas, largas. Y su atributo más deseado por mí, su cola redondita, la cual que todavía no pude hacer que me la entregue, se niega rotundamente al sexo anal.Pasado un año ya de salir con ella, y tener sexo en todas sus variantes menos el sexo anal ya mencionado, Susan salió del colegio y ya no tuve más a mi colegiala en uniforme. Igual, ella se coloca a veces su uniforme que ya le queda chico cuando estamos solos para darme el gusto... un jueguito de novios. Pero después de un año de noviar, comencé a ir a su casa cada vez más seguido, sobretodo estos últimos meses. Sus padres me tienen ya confianza y saben que lo mío con su hija es una relación seria, Pero en estas visitas, cuando cumplía mi rol de novio visitando a su novia, había veces que Susan no estaba, y me quedaba en su casa esperándola. A veces estaba la hermana mayor de Susan, Otilia, una nena de 19 años que está muy buena... o más que buena Es algo hermosa, tiene un cuerpo infernal, con dos tetasas que son enormes)dos sandias
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Comentarios enviados para este relato
karennia (9 de February de 2012 a las 08:54) dice: magnífico

00eloy00 (22 de March de 2012 a las 19:33) dice: este rompecunas

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:36) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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