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DIARIO A DOS-30/30-MENDIGOS DE AMOR

coronelwinston Relato enviado por : coronelwinston el 30/03/2010. Lecturas: 6082

etiquetas relato DIARIO A DOS-30/30-MENDIGOS DE AMOR   Tríos .
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Resumen
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.


Relato
Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.


DIARIO A DOS

Capítulo 30 (Mendigos de amor)


Agosto 17, 03 horas

He terminado de reparar el sistema en Destilerías Carrizo. Estaba loco por llegar a casa. Mi padre se marcha mañana. Tendré que llevarle al aeropuerto. No sé como va a ser nuestra despedida. Se ha encerrado en su habitación y sé que ha estado haciendo sus maletas. También sé que ha llamado a mi hermano Froilán. Espero que no se le haya ocurrido contarle nada de lo que ha pasado. Mi hermano sí le creería y se armaría una muy gorda….voy a por un wisky. Lo necesito.

Continúo aquí, en la buhardilla. Escribiendo lo que no se si voy a ser capaz de escribir. Mi compañero fiel y sus grados me ayudarán. Trataré de reflejar lo más exactamente que pueda lo que ha ocurrido esta tarde.

Después de dejar solucionado el sistema en Destilerías Carrizo (Ávila), he tomado el coche para volverme a Madrid. No me han pagado. Me harán una transferencia en los próximos días. Y no me han pagado por que he terminado antes de lo previsto y la persona encargada de firmar el talón no estaba en la destilería. Para no prolongar mi estancia un día más les he dicho que me hagan una transferencia. Mi regreso estaba previsto para mañana sábado en la mañana. He ido al hotel y he cancelado mi estancia. Después de abonar la factura he telefoneado a Avi para avisar de mi regreso prematuro. No la he podido localizar. He telefoneado a Tamira y no está con ella. Juan tampoco está en su casa. Tamira se ha quedado extrañada por la ausencia de Avi. He llamado a mi padre y tampoco me contesta. Me he preocupado. De camino he tomado un bocado y he continuado mi viaje. Mi mente estaba ocupada en mi padre y en Avi. Es verdad que estos últimos días se han llevado bien. Al menos no han protagonizado enfrentamientos y hasta diría que se han sonreído alguna que otra vez. Me había alegrado por ellos. Tonto de mí. Mi sorpresa se ha manifestado cuando al llegar a casa no los he encontrado. He aparcado el coche en el cobertizo trasero para que Miguel, nuestro jardinero, lave el vehículo cuando venga a regar. Está hecho un asco, lleno de mosquitos pegados y bastante sucio en su interior. El siempre me ha lavado el coche sin yo pedírselo. Después de lo que pasó con Avi de protagonista, anda con pies de plomo y se muestra muy reverente y servicial conmigo. Por suerte, a ella la huye. He deducido que mi padre y Avi habrían ido al Corte Inglés. La sombra de Juan ha planeado por mi entorno amenazando con provocarme el tan deseado infarto. No he querido sacar las cosas de su sitio. He vuelto a pensar en el Corte Inglés. Mi padre se pasa el día allí…..quizás de esta vez se le ocurra comprarme un nuevo piano y Avi haya ido con él para aconsejarle sobre mis gustos. Me gustaría que me comprara un piano. Un nuevo piano. Pero no lo hará, parece ser que su dinero es sólo para Froilán y …..ahora para Avi, que sigue siendo objeto de sus atenciones. Ese collar de perlas……Me he subido directamente a la buhardilla para anotar en el diario unos últimos acontecimientos que dejé de anotar antes de mi partida a Guadalajara. He entrado en la casa por la parte de atrás y he accedido directamente a la buhardilla. No me ha dado tiempo a empezar con la escritura. Aunque hubiera sido mejor.

Cuando estaba a punto de comenzar a escribir y revivir los recuerdos, me ha llamado la atención un libro negro que sobresalía del estante dónde guardamos las cintas de VHS. En un principio me ha pasado desapercibido. Pero soy muy ordenado y algo no me cuadraba. Esa cinta carecía del plástico que recubre las VHS. A pesar de tener el mismo tamaño y grosor que las cintas…..ésta era extraña. No he podido evitar levantarme para tomarla entre mis manos y tratar de averiguar el por qué de la falta del plástico. Mi sorpresa ha sido mayúscula cuando he descubierto que es un libro negro con las tapas de piel. Mismo tamaño que las cintas. Mismo grosor. Pero con hojas. Lo he hojeado y he reconocido la letra de Avi. Es un diario. Si, su diario. ¿Pero que hace aquí, camuflado entre las cintas de video que nunca usamos porque ya hemos dado paso a los DVD? No tenía constancia de que Avi, al igual que yo, escribiera en un diario. Lo he abierto por la última página escrita. He leído sus últimos párrafos. Me he sentido levitar. Bien podría haber sido la sensación que alguien tiene cuando abandona este mundo de los mortales y huye al infierno. No doy crédito.


“En cinco o seis minutos terminamos de follar. Sin quitarnos las ropas. Sin hablar más. Mi mano penetró en el interior de su bragueta y palpó su carne vieja. No tuve que chupársela. Ella sóla se endureció. Poseído por una rabia descomunal, una excitación bestial y un deseo con reserva, me volteó cara a la pared. Agaché mi cuerpo y él levantó mi falda hasta dejar mi trasero descubierto. Noté su pene traspasando la barrera de lo legal. Con nervios, con ganas, con prisas y con una tremenda excitación se corrió sobre mi culo.

El polvo nos duró apenas cinco minutos. Recogimos la cocina en silencio. Salimos al porche y le animé. Yo no me había corrido. El estaba en estado de Shock.

Cinco largas horas hablando con mi suegro mientras esperábamos la llegada de su hijo dan para mucho. He sido melosa con el. Hemos quedado en que lo que ha pasado será nuestro secreto. Me ha confesado que siempre quiso más a Froilán que a Ron. Le he dicho que Ron y yo no atravesamos nuestro mejor momento. No le he sorprendido. Me ha confesado sus sentimientos. Dice que me quiere. Que me vaya con él a Canadá. Al menos una semana. Dice que con esa separación tal vez arreglemos nuestras diferencias entre Ron y yo, y lejos, el uno del otro, podamos reflexionar sobre nuestros sentimientos. ¡Está chiflado! A un hombre le entregas un rato de placer y dice que te quiere. Lo tengo en mis manos. Ron me ha telefoneado diciendo que desde Guadalajara se marcha a Ávila. Volverá el sábado. Siempre estoy sóla.

Mi taquicardia se manifiesta como una puta locomotora antes de descarrilar. Sin control. Me llevo una mano al pecho implorando a mi corazón que se parta de una vez, que reviente, que se calle. He escuchado voces en el salón. He abierto la puerta de la buhardilla y he comenzado a descender las escaleras para ir al encuentro de las voces. Avi y mi padre habían vuelto del Corte Inglés. Eso pensé. En el tercer peldaño me he quedado disecado. Como un niño que descubre a sus padres haciendo el amor y no quiere ser descubierto. Esa voz dulce me ha llegado nítida.

-Pelayo, tu hijo no vendrá hasta mañana por la mañana. Y tú te vas el domingo por la tarde. Escuché decir a Avi.
-Lo se. ¿No has pensado en venirte a Canadá conmigo? Podrías acompañarme en este viaje. Al regreso te quedas en Madrid y yo continúo a Paris. Sólo será una semana.
-A Ron no le gustaría. Además le extrañaría. Ya va a dejar el trabajo por unos días. No querrá que me marche.
-Ron hará lo que yo diga. Si tú le dices que te vienes conmigo incluso se alegrará. El sabe que no nos hemos llevado bien. Además, ¿No va diciendo que anda muy liado con el trabajo?
-Si. Pero su ayudante ya ha vuelto de vacaciones y se incorpora el lunes. El estará más libre. Piensa tomarse vacaciones. Ha estado esperando a la vuelta de su empleado.
-¡Si no vais a salir a ningún lugar!
-Tenemos unos amigos, Juan y Tami, con los que pasaremos unos días. Ya sabes, en su casa, en la nuestra, saldremos a comer por ahí….
-Necesito que me acompañes Avi. Follaremos otra vez.

Follaremos. Si. Esa ha sido la palabra que he escuchado. Follaremos, del verbo follar, perdón, del verbo Avi. Así está mejor. No quiero hacer valoraciones, bebo wisky, fumo y escribo. Mi padre. Su boca ha sido la portadora de esa palabra.

-Me gustaría Pelayo, pero no creo que Ron sea receptivo a la idea. No lo entendería. Tú, y yo acompañándote……
-Siempre le podemos decir que te apetece conocer Canadá.
-Querría venir con nosotros. Dijo ella.
-Tengo dinero suficiente como para hacer que Ron se quede en Madrid.
-¿Qué piensas? Preguntó Avi. ¿Cómo vas a hacer que se quede aquí?
-No se, podría…! Ya sé! Podría mandarle a París, a mi casa, le daría la combinación de la caja fuerte y que me trajera unos documentos que me son necesarios para repartir parte de la herencia de su madre.
-¿Tu crees que lo haría? ¿Ron a París?
-Si. Froilán está deseoso de coger dinero y a vosotros os viene bien para quitaros una parte muy importante de la hipoteca de este chalet. Además él tiene ganas de que reparta la herencia de su madre.
-Deberías haberlo hecho antes. Dijo Avi. Nos hubieras evitado muchos problemas. Tienes demasiado dinero y ya no lo podrás gastar. No vas a vivir siempre.
-Tengo suficiente dinero, si. Siempre he querido mantener en mis hijos el don de superación, como yo lo he hecho. He querido que se ganen la vida por si mismos. Lamentablemente Froilán es incapaz. Tuve que pedir muchos favores y comprar muchas acciones para que él sea accionista de La Rápida. Es un inútil, pero es mi hijo.
-¿Nos vamos al jardín? Preguntó ella.
-Si. Tomaremos unas cervezas.
-¿Me follarás otra vez?
-¡Claro que si nuera!

Ellos dos se han marchado al porche. Sin hacer ruido he subido de nuevo a la buhardilla. He estado casi media hora esperando sin saber que hacer. Escondido entre cajas y leyendo el diario de Avi, he presentido que mi vida acababa. Al no escuchar ruidos me he armado de valor y he descendido escaleras abajo llegando al salón. El diario de Avi viaja conmigo. Si al fín me da el infarto, viajaremos juntos al infierno y nos quemaremos los dos. El diario y yo. Con sumo cuidado lo he atravesado y me he dirigido a una pequeña habitación que tiene una ventana que da al porche. Esta habitación nunca la usamos. Su destino siempre ha sido albergar piezas de mi trabajo. Lamentablemente, cuando he entrado he dejado caer un monitor y eso ha provocado un ruido que ha llamado la atención de Avi.

-No se si he puesto la alarma. Espera ahora vengo. Voy a ver.

Ella se ha adentrado en el salón y al rato ha vuelto al lado de mi padre.

-No. No estaba activada.
-Has activados las dos. Preguntó mi padre.
-No. La del exterior sólo. La interior sólo la activamos por la noche.
-¿Vendrás a Canadá?
-No sé que decirte. Me gustaría. Pero Ron….
-¡A Ron déjale de mi cuenta! yo lo arreglaré mañana cuando regrese.
-Hoy es viernes, mañana viene Ron y pasado te vas. Dijo Avi.
-Si. Aprovechemos el tiempo Avi. Dijo mi padre.
-Quiero que me folles sobre esta mesa. Dijo ella.
-Te follaré donde quieras y como quieras. Pero habrás de tener paciencia con un viejo de 61 años.
-Te la chuparé hasta que se te ponga muy dura. Luego me arrasarás con ella.

No hay dudas en lo que he escuchado. Todo me ha llegado nítido. Mi padre y Avi. Avi y mi padre. Es la confirmación de lo que he leído en su diario. Jamás hubiera imaginado ni en el más retorcido de mis sueños semejante escena. El puto extrasístole me hace imaginar que estoy al borde del infarto. Vuelvo a mirar por la ventana y la veo sentada en una hamaca frente a mi padre. Su camisa es desabotonada mientras mira a mi padre con cara de vicio. Separa los pliegues y le ofrece esa imagen tantas veces vista por mí. Sus pechos perfectos no desentonan con los colores del porche. Necesito fumar y beber. Tal vez calme mi corazón o tal vez provoque el deseado infarto y acabe con todo de una vez. Tengo suerte, una botella de Ballantines permanece en esta habitación. Está empezada. La habré traído aquí alguna noche de juerga en la que las copas me rebasaron. No es mi marca, pero no importa. Contiene alcohol. Es suficiente requisito. Desenrosco el tapón y bebo a morro, como en el oeste americano. El alcohol me calma. Miro otra vez por la ventana con mucho cuidado.

Allí está ella. Se ha desnudado completamente. Sigue sentada. Tiene sus piernas encaramadas en ambos brazos de la hamaca. Su coño, con su pubis perfectamente recortado, se muestra arrogante. Mi Padre está de espaldas a mí. La mano de Avi desciende entre sus piernas y se acaricia delante de mi padre. Me muero. Bebo otro trago de wisky. El líquido me chorrea por la comisura de mis labios. Observo como mi padre se desprende de su camisa y de esa jodida camiseta de tirantes que siempre lleva debajo. Sus tetas grasientas se dejan ver por los lados de su cuerpo. Avi le mira insistentemente y saca su dedo de dentro de su vagina y lo chupa con vicio. Mi padre se incorpora y se saca el pantalón quedando completamente desnudo. Observo sus nalgas carentes de vello, su celulitis y sus piernas flojas. Se vuelve a sentar y supongo que está acariciando su pene. Delante de su nuera. Sin pudor. Toma la botella de cerveza y da un trago cuantioso. Avi se incorpora y lo besa. El toca sus pechos, mas que tocar acaricia. Ella se agacha y supongo que lame la polla de mi padre. El está de espaldas y no puedo ver. Vuelvo a beber más wisky. Los nervios hacen que me chorree encima de la camisa y la manche. Miro la puta botella. He dado fin casi de la mitad del líquido que contenía. El alcohol hace mella en mi mente. Se mueven. Avi se levanta y se dirige a la mesa de resina. Esa mesa donde me la follé mientras Miguel nos hacia fotos. Esa mesa donde Miguel la tocó su clítoris mientras yo la follaba. Se sienta en ella. Mi padre la sigue. Su cuerpo asqueroso y viejo se acerca entre sus piernas. Tiene buena polla para ser viejo. Nunca se la había visto. Me desconcierta su dureza. Quedan enfrente de mí. Ahora es mi padre el que me da la cara. Suerte de ventana con cristal tintado. No me podrán ver. Insertado entre sus piernas veo como arrima su pene a la raja de ella y lo introduce lentamente. Me muero. Me faltan latidos. El extrasístole me avisa para que pique el billete. Ya no pertenezco a este mundo. Avi abraza con sus extremidades su cintura. Comienza a bombearla. Bebo otra vez. Me noto borracho. Mi corazón me avisa que estoy sufriendo el jodido extrasístole cada vez más intenso y prolongado. Cuento los latidos de mi corazón. Me tomo el pulso y compruebo que un latido desaparece. Noto la angustia. No hago caso. Espero con ansiedad que se pare de una vez. Sólo deseo que el desenlace sea rápido. Que no quede vegetal. Avi me ha superado. Me ha vencido. Mi padre es un hijo de puta. Pero le tengo lástima. El también ha sucumbido a su encanto. Ha caído en sus garras. Me alegro por el. Veinte años viudo. Pienso en mi madre. Apenas la recuerdo. Murió siendo yo muy joven. Le veo arremeter contra el cuerpo de Avi. Ella abraza con las palmas de sus manos los glúteos pelados de mi padre. El la tiene tomada por las caderas y empuja con ritmo continuado. Otro trago. Y otro más. Deduzco que he bebido wisky como si fuera agua. Necesito fumar pero no tengo tabaco. Maldigo mi vicio. Es el culpable de mi lesión de corazón. Vuelvo a mirar. Mi padre sigue arremetiendo contra el cuerpo de Avi. Sus manos se han fijado en sus finos muslos. Los pechos de ella bambolean con sincronía. Sus pezones retan con descaro a la parra del porche. Soy demasiado joven para morir. Pienso que si he nacido para ese día, que así sea.

Mi locura, mis nervios y el wisky me hacen salir de la habitación. Llego al salón. Un paquete de tabaco sobre una mesita me llama con ansiedad. Al sacar el cigarrillo lo rompo. Tomo otro y lo enciendo con nervios. Aspiro una gran calada de humo y con la botella y el diario de Avi en la mano me acerco al porche. Al franquear el mirador mi padre me divisa. Cesa en sus movimientos. Se mantiene con su pene dentro del cuerpo de su nuera. No se si ha perdido el color de su cara o es mi imaginación. Le veo amarillo. Tal vez sea una hepatitis galopante que se acaba de instalar en su hígado y que inexorablemente le llevara a una muerte dolorosa. Avi gira su cabeza y me divisa allí de pies, con el cigarro y su diario en una mano y la botella en la otra. Incorpora su espalda pero se asegura que la verga de su suegro no se escurra hacia fuera. No noto mi corazón. La miro y no la veo. Los miro y no los conozco. Me está ocurriendo algo y no sé que es. No soy creyente, pero me encomiendo a Dios. Miro hacia la parra, a lo alto, y espero a los ángeles que me transportarán al paraíso.

-Ven Ron. Me llama Avi.

Doy dos pasos y me dejo caer en la hamaca que había ocupado mi padre hasta momentos antes de empezar a follarse a mi mujer. Bebo otro trago y aspiro más humo. Los miro. Daría media vida de los instantes que me quedaban por haberme visto el gesto dibujado en mi cara. Sin espejos imposible. La botella cae de mis manos. La locura se instala en mí. Pienso en matarlos. Primero a mi padre, un golpe bastará. Luego a ella. La ahogaré. La estrangularé. Desisto. Necesito llorar. No puedo. La locura me llama con voz cautivadora. Mi padre sigue enganchado a ese cuerpo de 26 años. Ella sigue notando el calor de su suegro. Están inmóviles mirándome. Me incorporo tambaleándome ligeramente. Tiro el cigarro que me advierte que se ha terminado. La quemadura en mis dedos me avisa de ello. La mano de Avi se ha soltado del culo de mi padre y me llama. Me acerco a ella con su diario aún en mis manos. Miro a mi padre que me devuelve la mirada como una figura de cera. Mi mano reemprende el camino que tantas veces ha seguido. Sus pechos son acariciados por mí. Es mi adiós a su belleza. Mi padre arremete contra el cuerpo de mi mujer y ella me mira desencajada. Me olvido de la escena. Es mi trío. Ver como otro folla a mi mujer con mi complacencia. Mi trío soñado. Pero nunca con mi padre. Las palabras de Avi me devuelven a la realidad.

-Tu trío Ron. Te lo dije. Lo haríamos. Ya ha llegado. Desnúdate y ven.

Mi padre gime. Se aprieta más contra el cuerpo de ella. Sus movimientos son más impulsivos ahora. Está eyaculando. Un espasmo, dos, tres……no sé. Ha frenado en sus movimientos y queda descompuesto. Avi se desembaraza de él y gira sobre la mesa. Me ofrece su coño. Mi polla esta a mitad de camino entre dormir y morir. Observo la comisura de su coño. Algo grisáceo lo mancha. Mi padre permanece de pies a nuestro lado con respiración agitada. La cercanía con Avi hace que ella baje la cremallera de mi pantalón. Avi toma mi pene en la mano y lo agita. Un golpe duro e intenso en mi pecho me avisa. Ya ha llegado. Me muero. El jodido latido desaparece y no vuelve. Es un mundo su espera. Me derrumbo desmayado.

Dejo de escribir. No puedo más. Esto se ha acabado. He sido la leña en su fuego. Pero aún estoy vivo.






Domingo 18, 22 horas.

Estoy borracho. Me mantengo borracho. Avi se ha marchado esta mañana con mi padre después de que yo la golpeara. Canadá es su destino. Sólo. Estoy sólo y borracho. Mi padre ha querido defender a Avi y también le he golpeado. Los he visto salir con las maletas del viejo mientras las arcadas acudían a mi garganta. ¡Al fín sólo! Me he bajado al salón y me he caído por las escaleras. No me he matado. ¡Qué mala suerte! Estoy desnudo. He tratado de masturbarme pero mi polla se ha revelado contra mí. ¿Habré tropezado con los cuernos y eso ha provocado mi caída? ¿O es mi puto corazón que ya está dando sus últimos latidos? No, el hijo de puta de órgano no se parará. Ya no. Ha vencido mis pruebas. Pero le venceré tarde o temprano.


Domingo 18, 23 horas.

Puta, puta, puta. Avi. Avi. Avi. Avi. Avi. Te quiero.

Domingo 18, 23,30 horas.

Valoro coger el coche y largarme al aeropuerto en su busca. ¡Pero ya se habrán ido!

Domingo 18, 23,40 horas.

Deseo la muerte de los dos. Me arrodillo desnudo y junto mis manos e inicio un rezo pidiendo por la desaparición de ambos.

Domingo 18, 23,43 horas.

Mientras sigo consumiendo alcohol, lloro delante de la foto de Avi. Aquél jodido amarillo con ojos rasgados nos la hizo en la muralla china.


Domingo 18, 23,55 horas.

Comienzo a idear mi plan. Si me doy prisa, las portadas de los periódicos recogerán la noticia.


Lunes 19, 01 horas.

Pongo la tele. Dentro de mi borrachera aún tengo fuerzas para ver la tele. Tengo este puto diario conmigo. He escupido sus páginas. He meado en el salón. En la alfombra persa. Y en el sillón blanco. Prenderé fuego a la casa. Conmigo dentro.


Lunes 19 de Agosto, 3,35 horas.

La noticia es impactante. Me mantengo borracho. Estoy lejos de la realidad. No se si lo he soñado. Pero lo escribiré aquí y lo contrastaré más tarde, cuando se me pase el final de mi vida.
Un avión de Iberia se ha estrellado con 215 pasajeros a bordo, en suelo canadiense. Dicen que no hay supervivientes. Lo estaré soñando. Serán alucinaciones mías.



Lunes 19 de Agosto, 19 horas

He permanecido dormido muchas horas. Tengo resaca. Bebo cerveza. Me ha llamado mi hermano Froilán. Mi padre ha fallecido en el avión siniestrado. Lloro desconsoladamente. Avi se ha ido. Dejo de escribir y salgo para Canadá. En Barajas me reúno con mi hermano. Pienso en Avi. ¡Muerta!.......me tiraré del avión. Nada se interpondrá. Una última edición de la prensa recoge la noticia del siniestro. Los pasajeros fallecidos son 215, sólo me importa uno……



Levanté la vista y los miré. Ana, Bea y Fran me miraban expectantes. Dirigí la mirada a través de los enormes ventanales de mi nuevo chalet. Seguía lloviendo sobre Madrid. Miré al cielo en busca de algún avión. Su dulce voz me volvió a la realidad.

-¿Y que más? Preguntó Beatriz.
-Nada. No hay nada más escrito. Ya está abandonada la escritura.
-¿Pero si es un diario, habrá algo más, alguna fecha….no sé? Preguntó con impaciencia Beatriz.
-No Bea, no hay nada más, mira. Seguramente dejó de escribir ante la llamada. Su padre y su mujer fallecieron en el accidente del avión en su viaje a Canadá.
-¡Joder, no me puedo creer que eso sea real! Dijo mi mujer.
-¡Oye, yo no digo nada, es lo que hay escrito! Dije. Me he limitado a leeros, con mucho esfuerzo, lo que aquí se reseña. Aunque a mí me parece una locura todo.
-¿Y dónde dices que lo encontraste Pol? Me preguntó Bea ante la atenta mirada de mi mujer.
-En la buhardilla. Ayer estuve colocando unas cosas. Vi un hueco en la pared. Metí la mano por que creía que podría ser un escondrijo para algún animal y me topé con ello. No puede evitar abrirlo y leer un poco. Me di cuenta que era un Diario, porque como veis, está escrito a mano. Una letra bonita. Si. ¡Joder llevamos toda la tarde leyendo! ¡Menos mal que nos hemos turnado en su lectura! Ha sido interesante leer las correrías sexuales de este matrimonio. Estaban locos. Y viciados.
-¿No os habréis puesto cachondos? Preguntó Fran provocando la ira de su mujer, Beatriz.
-Yo si. He de reconocer que un poco cachondo si me he puesto. Bromeé con ellos. Me ha excitado su lectura. Estoy salido. ¡Prepárate Ana! Esta noche te devoraré. Dije riendo. Es como un relato porno.
-No es para menos. Dijo Bea mientras acercaba su copa a los labios.
-¡Seguramente os habréis puesto cachondos todos con el relato de Pol! Dijo Ana, mi mujer. ¡Sois increíbles! Me apena este final. ¡Y vosotros sólo veis la parte sexual de lo escrito!
-¡Mírala! ¿A ti no te dice nada, ni te ha provocado nada lo que hemos leído? Preguntó Bea.
-Bueno, reconozco que es interesante, pero nada más. Hombre, si es cierto todo lo que pone en ese diario, esa Avi era una tía de cuidado. Un poco guarra, diría yo. Sostuvo Ana. Tuvo un final como merecía.
-Bueno, según se mire. Dijo Fran. Yo entiendo lo que cuenta ahí ese tal Ron. Pero la verdad, es que según nos lo leía Pol, me iba imaginando estas paredes, este lugar, este salón, con ellos, quiero decir, con esos personajes, dentro, y haciendo esas cosas. Dijo Fran.
-La verdad es que cuando compré esta casa, con muebles y todo, no podía ni imaginarme que una cosa, quiero decir….. unas cosas así hubieran sucedido aquí. Esas orgías, esos tríos, esa Avi llena de deseo sexual y sobre todo, su marido, Ron, con ganas de verlo todo y dejándola hacer lo que ella quisiera. Dije. Dejándola follar con todo bicho viviente. Por cierto, igual estáis sentados sobre alguna “mascá”. Dije riendo.
-¡No jodas! Calla, calla. Que me da cosa. Dijo Fran mirando el sillón donde estaba sentado como para asegurarse que no hubiera restos secos de semen.
-Pero si analizas bien el diario, Pol, te darás cuenta de una cosa, primero él sueña todo, luego, se lo cuenta a ella y despierta un interés en el sexo un tanto inusitado para Avi. Después, lógicamente y ante la pasividad de ambos por evitarlo, lo ponen en práctica y ¡vaya si lo ponen en práctica! Dijo Bea.
-Ya. Ya me he dado cuenta de que así se desarrollaron las cosas. Pero yo creo que es él quien lo busca. Quiero decir, que es Ron quien provoca las situaciones. El que la arrastra a ese mundo. Lógicamente, después es Avi quien desborda todo. Dije.
-A mí me parece de lo más irreal. Dijo Ana.
-No estoy de acuerdo Ana. Interpeló Fran. Imagina que ellos dos han llegado al acuerdo de que para excitarse necesitan algo más. Lo hablan, lo ponen en practica….y lo disfrutan.
-Es una lástima que ya no haya nada más escrito. Dijo Bea.
-Si. Nos ha dejado un poco con la miel en los labios. Me hubiera gustado saber como acababa esto. Dije señalando el libro que yacía encima de la mesa.
-A mi me parece que eran unos salidos. Pero comprendo a la pobre chica…..casi siempre sóla. Tal vez eso la llevó a tener ese comportamiento. Eso…..y que su marido la despreciara y quisiera compartirla con otros. Para una mujer, una mujer que se sienta de su marido…..sólo de su marido, que esté enamorada de el……no sé, es muy duro ver cómo tu marido te propone que folles con otro. Pero en fín, eran sus vidas. Se acabó el diario. Olvidemos esto ya. Y además, ya sabéis como acaba su vida. Dijo mi mujer.
-¿Cómo?
-Ella fallece en el accidente de avión junto a su suegro. Lo dice bien claro al final de la hoja. Dijo ella.
-No creo que esa sea la lectura Ana. Dijo Fran.
-¿Noooo? Preguntó Ana extrañada.
-No. Verás, la escritura está abandonada en este ultimo párrafo “Me ha llamado mi hermano Froilán. Mi padre ha fallecido en el avión siniestrado. Lloro desconsoladamente. Avi se ha ido. Dejo de escribir y salgo para Canadá…….” Eso no significa que se haya muerto. Dice que se ha ido.
-Pero fallecieron todos. Dijo Ana.
-¿Cuándo compraste la casa Pol? Me preguntó Fran.
-En septiembre. Contesté.
-Fran, te equivocas. Ella y el suegro fallecieron en el avión siniestrado. Está clarito. Ron dice “ella se ha ido”, si, pero con el suegro. Ya lo habían hablado. Se iban una semana a Canadá. Dijo Ana antes de que Fran se vistiera de detective y nos expusiera sus conclusiones.
-Bien, compraste la casa en Septiembre. Han pasado tres meses desde entonces. Suponemos que esto está escrito hasta el mes de agosto. Hasta el 19 de agosto concretamente. Luego viene el accidente y él vende la casa. Tú se la compras en septiembre. ¿Habéis firmado las escrituras Pol?
-Si. Evidentemente.
-¿Cuando? Preguntó Fran.
-Yo las firmé cuando compré la casa. Mis abogados me trajeron los documentos.
-¿Quién firmó las escrituras como parte vendedora? Insistió Fran.
-No recuerdo su nombre, era el abogado de…..un momento…..creo que se apellidaba….
-Espera, espera……dijo Ana…. ¿No me dijiste que se apellidaba Mazarrón?
-Siiiii….es verdad. Mazarrón. ¡Joder, Favila Mazarrón! Ahora lo recuerdo. Dije. ¡Coño! ¡Ya está!
-¡Ahí esta! Ya lo tienes. Exclamó Bea. Ma……za…..rrón. Ron. Tomó la última silaba de su apellido. ¡Con ese nombre! ¡Ya nadie se llama Favila!
-¡Que lista eres! Dijo Fran a su mujer.
-Pues si. Ya sabes que me considero lista. ¿No te llamas tú Francisco y todos te llaman Fran? Pues igual. MazaRRON.
-Es posible. Dije dando chance al descubrimiento de Bea.
-¡No es posible! ¡Es seguro! Insistió una excitada Bea.
-¡Bueno y qué! Dije.
-¡Pues eso! Que si al tipo que le compraste esta casa se llamaba Favila Mazarrón, es el mismo Ron del diario. En consecuencia todo lo que está escrito ahí, habrá sucedido tal y como lo relata. Insistió Bea.
-Ya. Bien, vamos a suponer que sea verdad. ¿Y a nosotros que nos importa? No me costó la casa menos dinero por eso. Aunque la conseguí a un buen precio debido a las prisas. Además, no voy a llamarle ni a localizarle para preguntarle si él escribió este diario.
-Ya. Dijo Bea. Pero es interesante poder descubrir, leer, ojear en las vidas ajenas sin que ellos los sepan.
-De todas formas esa pareja estaba loca. Dijo Ana.
-No. ¿Por qué? Preguntó Fran.
-¡Vamos Fran! Eso de hacer las cosas que hay escritas ahí……Dijo con retintín Ana. Su suegro….
-Bueno. Pues no veo que sea tan raro. Es raro para nosotros que no nos salimos de nuestros matrimonios, pero para ellos no era raro, porque no sólo lo hicieron una vez, sino varias veces. Cometieron un error bajo mi juicio.
-¿Cuál? Preguntó Beatriz.
-Mentirse, no ser claros el uno con el otro…….aunque es comprensible. Nadie quiso enseñar sus cartas. Ambos guardaban un as para el envite. ¡Y mira cómo les salió! Ella muerta junto al suegro y el…..!a saber!.
-Pero eso de los tríos, los intercambios……Lo del sex-shop con el tipo ese que la viola en la cabina. Dijo Ana.
-No la viola. Ella lo quiere. Dijo Bea. Se deja. Quizás llevada por el deseo, pero se deja. Deja que transcurra todo como pasa. Creo recordar que ella dijo que se ausentaba a meditar sobre lo que había hablado con Ron. Se fue al lugar de los hechos y surgió.
-Ya. Pero si os dais cuenta, cada uno, en su interior, había imaginado lo mismo, pero se lo ocultaban el uno al otro. Ron tomó la iniciativa, contó el sueño que había tenido y luego se imaginó muchas cosas, puso cachonda a su mujer y la propuso un trío. Al principio ella era muy remisa, pero luego se soltó el pelo, hasta el punto que ella misma dirigía las operaciones sexuales. Dije.
-¡Hablas como un militar Pol! Me dijo Bea.
-No. Es la conclusión que yo saco de esta lectura. Reconozco que me hubiera gustado que hubiera estado escrito hasta el final. Dije. Me hubiera gustado saber como acaba. Es más, me gustaría saber que es de ese tipo. ¡Si es que son los que nos vendieron la casa!
-No hay dudas Pol. Son los mismos. Ponle tú el final. Dijo Bea.
-¿Qué quieres decir? Pregunté.
-Que como hay hojas en blanco, escribas tú un final. El que te imagines. Dijo Bea. Un final a tu libre albedrío. ¡Para eso eres escritor!
-Yo no tengo tanta imaginación. Respondí. Mis temas son policíacos, ya lo sabes.
-¿Tal vez te podríamos ayudar? Dijo ella.
-No lo creo. Además no me interesa el tema. He de cuidar mi prestigio. Una historia que muestre la decadencia de un matrimonio que lo tiene todo…..además acaba mal. Ya sabes Ana que mis libros siempre acaban bien. Los malos son castigados jajaja..
-Me decepcionas Pol. Dijo Beatriz mientras meditaba.
-¿Yo? Contesté.
-Si. Tenía una introducción en mente para ese libro que te niegas a escribir. Dijo ella haciendo una mueca.
-¿Cuál? Pregunté sin interés.
-Bah, es simple, pero refleja lo que hemos hecho, escucha “Un matrimonio compra una vivienda en una zona residencial. El marido descubre en la buhardilla un libro olvidado. En una reunión social con unos amigos, dan lectura a sus páginas. Esta es la historia de Avi y Ron.” Luego tú transcribirías ese diario. Total, el protagonista ya te lo ha facilitado, el unió los dos diarios, poco tendrías que hacer. Darle unos retoques, inventarte un final…..suavizar el lenguaje….una nueva faceta en tu vida Pol. El gran Pol escribiendo sobre sexo Jajajaja.
-He de cuidar lo que escribo Beatriz. No creo que al editor le haga mucha gracia que le presente un libro así.
-Con la cantidad de libros que has vendido…..!Joder Pol si tienes dinero como para escribir lo que te guste!
-Ya lo se Beatriz. Pero hay contratos sabes y….
-¡Han llamado a la puerta Pol! Dijo Ana asustada.
-Si. Eso parece. ¿Quien coño será a estas horas? Dije.
-No abras Pol. Pidió Ana.
-Voy a ver quien es. Esperad. ¡Joder Ana, no nos van a comer! Desde que hemos comprado esta casa estás acojonada. Hay dos alarmas y ya nos hemos asegurado que funcionan correctamente.
-Pasan muchas cosas Pol…….
-Lo sé. Pero no pasará nada. Quien sea, te recuerdo, está en la calle.

Me dirigí al video portero. Un tipo con abrigo y sombrero negro golpeaba entre sí sus manos abrigadas por unos guantes. El vaho salía de su boca inundando el frío de la noche madrileña. Pulsé el botón gris del mecanismo y la puerta se abrió. El penetró con la cabeza gacha. Cuando accedió al portal, abrí la puerta de la casa.

-Buenas noches, dijo quitando su sombrero de la cabeza, perdone que le moleste a estas horas tan intempestivas. Me llamo Favila Mazarrón. Soy el anterior propietario de esta casa.

Casi me meo en los pantalones. No articulaba palabra. Mi pulso se aceleró.

-Siento esta intromisión en su vida señor, pero el motivo que me ha traído a la que ha sido mi casa hasta hace tres meses es recuperar algo que dejé olvidado cuando abandoné la casa.

Giré mi cabeza. Allí estaban de pies a mi lado Bea, Fran y Ana, mi mujer. Sus rostros parecían llenos de espanto. El espectro nos embaucó.

-Pero pase, pase por favor. Estamos con unos amigos y….
-No les interrumpiré. Sólo le rogaría que me acompañase a la buhardilla para que sea testigo de lo que deseo recoger.
-¿En la buhardilla? Preguntó Ana asustada.
-Si. Olvidé algo muy importante para mí. Parte de mi vida. Mi vida. Dijo con un hilo de voz.

Lo acompañé al salón. No hizo falta subir a la buhardilla. No quiso tomar nada. Tomó el diario en sus manos y lo abrió. Las lágrimas surcaron por sus mejillas.

-¿Lo han leído? Preguntó.
-Nosotros nos imaginábamos…….Me interrumpió.
-Era para eso. Para leerlo. Dijo con voz apenas audible. Pero de forma distinta. Y en distinta compañía……

Favila Mazarrón salió de mi casa con su abrigo negro y sombrero en la cabeza. Sus manos temblorosas eran abrigadas por sus guantes. Bajo el brazo portaba el Diario. Sus pies arrastraban una carga muy pesada. Era un tipo joven, pero en su rostro se dibujaba sufrimiento. Las canas, pese a su juventud, habían empezado a mezclarse con su negro pelo.


Por cierto, hoy hemos quedado con Bea y Fran. Es sábado. El diario de Ron y Avi ya no está con nosotros. Su legítimo escritor lo tiene en su poder. Es merecido. Es suyo. Es su vida. Paris es el lugar dónde reposará desde ahora. ¡Que mejor ciudad que París!

Yo soy escritor y Favila Mazarrón ha tenido el gesto de autorizarme la publicación de mi último libro, DIARIO A DOS. Pero me falta el final. No dejo de pensar en el final de esta historia.

-Vamos Pol, Fran y Bea nos recogerán enseguida. El teatro no esperará a que termines de inspirarte.

Apago el cigarrillo sobre el cenicero y expulso el humo de la última bocanada. Me incorporo y miro a Ana. Es bellísima. No la imagino siendo usurpada por otras manos. Beso a mis dos hijos y me despido de María, nuestra asistenta.

Junto a mi mujer salgo de nuestra casa. Mientras se cierra la puerta del chalet de Arturo Soria observo el buzón. Contiene algo. Lo abro. Es una carta. No trae remitente. Desesperadamente rompo el sobre. Ana me mira inquieta. Sonrío. Sonrío. Sonrío mientras leo.

-¿Qué es? Pregunta intrigada Ana.
-Mi inspiración. El final de una clase de vida que nunca tuvo que tener principio. Ya tengo el final para mi libro. Mira Ana, lee esto.



Estimado Pol;

Me complace adjuntarle las dos últimas hojas de nuestro diario. Disculpe por la tardanza. Si no le satisface nuestro final, reescríbalo nuevamente a su gusto. Pero esto es lo que sucedió antes de mi visita a su casa.


Agosto, día 144

Hemos descendido las escaleras del avión procedente de Madrid. En las llegadas nos esperaba Froilán. Con celeridad nos hemos trasladado al centro de Paris. Mi padre tenía una casa muy grande. Un ático de 500 metros en pleno centro de Paris. Ahora es mi casa. Su fortuna ha sido repartida. Froilán ha heredado 3.565.700 euros y la casa de Asturias. Yo he heredado la casa de Paris y 1.920.586 euros. Así se ha finiquitado la vida mortal de Pelayo Mazarrón Arades, primer rey de su imaginación.

Solventados todos los problemas con la venta de la casa de Arturo Soria, firmadas las escrituras en el despacho de mis abogados y traspasada mi empresa a mi empleado fiel, emprendo un nuevo viaje a Paris. El viaje a Paris. Ya no me une nada a Madrid. Antes he pasado por mi antigua casa. He recuperado mi diario. Han sido muy amables al entregármelo. Los nuevos propietarios son un matrimonio con dos hijos pequeños. El es escritor. He acordado con el la publicación de nuestra historia.

No he visto a Tami ni a Juan. Me han llamado pero no he contestado a su llamada. Atrás quedarán junto a Juan y Tamira, Zusko, Loren, Pitu, Jimmy, Lauri, Miguel, Javier, Luis y tantos otros que han pasado por nuestra vida.

Ya en el avión, degustando un buen wisky mientras miro por la ventanilla, recuerdo vagamente mis últimos años. No olvido a ese pequeño ángel que me acompañaba día a día hasta que yo desperté de aquél sueño erótico. La mano cálida de Avi se posa sobre la mía y la aprieta con fuerza interrumpiendo mis pensamientos. Giro mi cabeza, la beso con ternura y nos miramos a los ojos. Me he prometido a mí mísmo no dejarla en el lodo. Cuidaré de ella. Es de justicia moral. Yo la puse en el camino y ella echó a andar por el. Yo desperté sus deseos más ocultos. Yo, yo poco importo ya. Yo fui la leña en su fuego y arderé en el infierno, pero la esperaré sentado a la diestra del diablo. Es justo que este diario finalice con sus palabras.


Extracto del Diario de Avi….

No puedo aceptar de ningún modo viajar a Canadá con mi suegro. Ron me ha pillado in fraganti con su padre en el porche. Follando. No hago otra cosa que no sea follar. He visto a Ron con lágrimas en los ojos cuando se ha acercado a mí. He leído en sus ojos. Está borracho. Bebe mucho. Ron se ha desmayado y ha caído como un fardo. He pensado que le había dado un infarto. Sólo estaba borracho. Pensé que le había perdido. Una sensación de ahogo me ha embargado. La angustia se ha apoderado de mí. Perderle. Entre Pelayo y yo lo hemos llevado al sillón del salón. Por suerte ha recobrado el conocimiento. Me ha mirado y me ha pegado. Pelayo ha tratado de impedirlo pero él también ha sido alcanzado por la furia de Ron. Como una loca me he echado a la calle en compañía de mi suegro y hemos tomado un taxi. Me he quedado en la casa de Juan y Tamira, que me han permitido quedarme con ellos. Mi suegro ha continuado hacia el aeropuerto. En una semana estará de vuelta y dice que vendrá a buscarme y a hablar con su hijo. Siento que he perdido a Ron, sólo quiero morir. Estoy enferma. Necesito ayuda. Me suicidaré.

Ron ha venido a buscarme. No me ha dejado hablarle. Aún se notan las secuelas de su borrachera. No ha querido hablar con Juan ni con Tami. Ellos fueron mi refugio cuando huí de mi casa. Juan dice que le denuncie. No lo haré. Le quiero. No estoy dispuesta a ser yo quien decida sobre nuestra vida. Hemos ido a nuestra casa y después de ducharme y vestirme hemos tomado, junto a mi cuñado, un vuelo a Paris. El sepelio de mi suegro se ha celebrado allí.

El chalet se ha vendido. No sé a quién. Ron se ha encargado de todo. Yo sólo he firmado papeles y más papeles. Llevo quince días ingresada en una clínica dónde espero recuperar mi autoestima y alejar de mi cuerpo y mi mente el deseo sexual que me tiene atrapada. Sólo he visto a Ron un día. Cuando ha ido a recogerme a la clínica, después de quince días alejada de todo, me ha dicho que ha escrito un diario. Lo ha titulado “Diario a Dos”. Dice que en él ha recogido ambos diarios, el suyo y el mío.

Me han recomendado una buena clínica a las afueras de París. Allí he iniciado el tratamiento, de la que yo considero una nueva vida. Ahora vivimos en la casa de mi suegro, en pleno centro de París. La ha heredado Ron. Sólo espero solucionar mi problema. Ron se siente culpable de todo. Alguna noche, después de acostarme, le oigo hablar en sueños. Sólo repite una y otra vez “yo soy leña, ella es fuego, yo soy leña, ella es fuego”. Acaricio su mejilla y lo beso en la frente mientras me abrazo a su cuerpo y el se calla a la vez que recupera la tranquilidad. Ya no trabaja. Jamás lo hará. El dinero de Pelayo nos dará el tiempo necesario para estar siempre juntos, para que no se vuelvan a producir ausencias ni en nuestra vida, ni en nuestras mentes…. Trato de borrar de mis recuerdos esas imágenes que han llenado mi vida estos dos últimos años. Abrazando su frágil cuerpo sentiré cierto bienestar. Pero me he prometido una cosa, si Ron fallece debido a su problema del corazón, me iré tras el.

Rompo con mi pasado. Ron y yo tenemos un largo y difícil camino que recorrer. Tenemos que aceptarnos y enamorarnos de nuevo. El me ha perdonado, pero yo no me puedo indultar. Sólo quiero una cosa, vivir a su lado hasta que me muera.


FIN



Coronelwinston



“Recuérdame como me conociste, tal cómo era antes y después del daño que me hiciste, recuérdame a mis 20 años, sin experiencia ni maldad y entregado a tu amor, recuérdame cuando el sol para ti ya no salga, cuando el amor te haya dado la espalda, cuando no tengas a quien confiarte ni a nadie a los pies de tu falda, recuérdame por haber sido la leña en tu fuego, porque yo fui el perdedor en tu juego, recuérdame alguna vez en tus sueños……” Extracto de la canción “Recuérdame” escrita por Camilo Blanes.

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Comentarios enviados para este relato
ivloguer (8 de July de 2013 a las 06:34) dice: Hola coronelwinston, muy buena la serie. Deberé aprender de tu redaccion para el diario de Bety que estoy haciendo ahora.

coronelwinston (5 de April de 2010 a las 00:52) dice: A todos aquellos que han llegado hasta este capítulo...GRACIAS. Ha sido un placer escribir esto y un honor que hayáis empleado vuestro tiempo en su lectura.

katebrown (18 de October de 2022 a las 22:06) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:38) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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