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DIARIO DE UN JOVEN SALIDO (13)

Relato enviado por : xoel el 26/02/2008. Lecturas: 4380

etiquetas relato DIARIO DE UN JOVEN SALIDO  (13) .
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Resumen
Una noche de fin de año inolvidable para mí y para mi hermana Vanesa, a la que enloquecen los uniformados ...




Relato
La noche de fin de año mis padres me encargaron de que pasase a recoger de madrugada a mi hermana en la discoteca. Querían asegurarse de que llegaría a la hora prevista y en buen estado. Ni lo uno ni lo otro ... Esta es la historia de la

ORGIA EN LA DISCOTECA

Querido diario:

Mis padres han autorizado a Vanesa a salir por primera vez la noche de fin de año. La única condición que le pusieron a mi hermana es que estuviese localizable y que retornase a casa antes de las cuatro de la madrugada, "como correspondía a una chica de buena familia y de buenos principios". Yo pasaría a recogerla a esa hora para tranquilidad de todos. A mí la idea me pareció formidable, ya que de esa manera yo también podría salir a dar una vuelta con mis colegas de instituto en noche tan señalada.

A la hora prevista, y después de estar deambulando con mis amigos por las animadas calles de la ciudad, ya que por nuestra edad no nos permitían entrar en ningún local, discoteca o fiesta, me despedí de ellos y me dirigí a la discoteca "Melody" donde mi hermana se estaba divirtiendo con un grupo de amigos. El portero no me permitía entrar pero al decirle que sólo quería darle un recado a mi hermana accedió. El local estaba abarrotado y el ruido era atronador. Entre humo y música ensordecedora localicé a Vanesa sentada en un sillón en un rincón recóndito morreándose con el noviete de turno. El le magreaba las tetas y ella le tenía metida la mano por la cintura del pantalón masajeándole la polla sin pudor alguno. Percibí que mi hermana estaba algo fumada (o algo más) porque pese a que la llamé varias veces desde lo lejos y le hice señas, ella no se percató de mi presencia. La escena era tan tórrida que me apoyé en una columna y pude ver cómo el joven se convulsionaba de placer cuando llegó al orgasmo con el buen pajote que le hacía mi hermana. Esta se sacó un pañuelo del bolsito que llevaba colgado en bandolera y se limpió los restos de lefada que pringaban su mano.
Eché un vistazo en torno mío a ver si el gorila de la puerta me estaba tratando de localizar para echarme del local, pero al ver que no había problema, permanecí un rato observando al grupo que acompañaba a mi hermana. Mi sorpresa fue cuando observé que el que yo creía que era su novio se levantó del asiento recomponiendo su abultada entrepierna y fue sustituido por otro muchacho. Vanesa parecía traspuesta cuando el nuevo acompañante - un negro de fuerte complexión física - se sentó junto a ella y empezó a besarla. Este fue más directo y dirigió su mano al coño de mi hermana, que ya mostraba sus braguitas bajo la minifalda. Se las separó con sus largos dedos y empezó a masturbarla. Era tal el bullicio que sólo alguien que estuviese muy atento como yo a la escena, se percataría del episodio de alta tensión que estaba protagonizando la pareja.
Vanesa se retorcía como una serpiente gozando de los hábiles dedos del negro, que de vez en cuando ensalivaba para hacer más plancentera la paja. Debió correrse varias veces mi hermanita pues su cuerpo se encorvaba para sentir el roce contra el clítoris mientras sus pezones abultaban bajo la ceñida blusa. No dudó el moreno en desabrocharse el pantalón, sacar su enorme poronga y coger a mi hermana por el cuello, bajarle la cabeza y hacérsela tragar toda entera. Mi polla estaba a punto de estallar cuando sentí un manotazo en el hombro:
- ¿Ya has localizado a tu hermana? ¡Pues, a la calle!
Obedecí sin rechistar, salí del local y me aposté en un portal vecino a espera de que mi hermana saliese...

Pasó una hora y Vanesa no salía. La muy zorra no cogía el teléfno móvil. Seguró que se estaba beneficiando a todos los varones del local. ¡Si mis padres la vieran...!, pensé. La discoteca se iba vaciando poco a poco pero mi hermana seguía sin salir. Me acerqué de nuevo al portero a perdirle me permitise entrar pero me dijo nanay. Estaba discutiendo con él para tratar de convencerle de que sólo sería un minuto, cuando de repente se detuvo en la puerta del local un vehículo de la policía. De él bajaron dos agentes, uno de unos cuarenta años, alto y fuerte como un toro, y otro más joven, un novato de veintitantos. El mayor se dirigió con malas maneras y a gritos al portero:
- Venimos a hacer una inspección. Sospechamos que se ha permitido entrar a menores de edad y que aquí se consume droga.
El gorila negó los hechos, pero apartándolo de un empujón los policías entraron en el local haciendo caso omiso de sus explicaciones. Empecé a ponerme nervioso. Vi como algunos jóvenes salían corriendo de la disco burlando el control policial pero Vanesa no estaba entre ellos. Al poco rato, al ver que la puerta de entrada estaba despejada pues el vigilante había entrado tras los polis, yo me colé dentro. El establecimiento estaba semivacío: algunos jóvenes bailando tranquilamente en el centro de la pista, otra gente en la barra del bar, parejitas besándose en los sofás ... Una calma total. Eché un vistazo alrededor y no localicé por ningún lado a mi hermana ... Me encaminé hacia el cuarto de baño por si estaba allí.

El amplio cuarto de baño estaba hecho una mierda: botellas, vasos, papeles, vómitos ... Al fondo estaba el water de mujeres; todos los compartimentos estaban abiertos menos uno. Golpeé con los nudillos de la mano y llamé:
- ¡Vanesa! ¿Estás ahí?
Sentí un ligero rumor de gemidos y volví a insistir:
- ¡Vanesa, Vanesa!
De repente, la puerta se abrió y una fuerte mano me introdujo hacia dentro. Era el policía joven que, de un empujón me arrinconó contra una esquina y me tapó la boca con su mano. Tenía el pantalón y el slip bajado hasta los tobillos y se estaba pajeando mientras contemplaba como el otro mastodonde se follaba a mi hermana.
Vanesa estaba completamente desnuda, sentada a horcajadas sobre el policía que la penetraba con furia mientras le chupaba sus virginales tetitas. Tan recaliente estaba la mujer que no se dio cuenta de mi presencia. Yo veía cómo aquel pollón grueso y venoso taladraba su conchita hasta los mismísimos huevos, mientras ella reclamaba más, más y más. Fue al momento de cambiar de postura cuando Vanesa se quedó frente a mí y vi sus ojos vidriosos y llenos de lujuria. Lejos de sorprenderse, me sonrió y se inclinó hacia el suelo para coger la gorra del policía y ponérsela, me hizo un saludo militar y empezó de nuevo a cabalgar como una posesa. El corpulento policía la hacía echarse hacia atrás para masajearle con ímpetu el clítoris donde destacaba un piercing plateado mientras le sobaba las tetas hasta ponérselas encarnadas. El joven policía me sujetaba con su fuerte brazo mientras que con la otra mano seguía masturbándose. Cuando notó que estaba a punto de correrse, se acercó a la cara de mi hermana y le vació toda la leche en la boca, que ella absorbió con delectación.
Pronto notó el novato que mi verga estaba a punto de reventar bajo mi pantalón. Así que con agilidad me desabrochó el cinturón, me bajó el pantalón y el calzoncillo y liberó mi pija ya babeante de tanto placer contenido. Añadió con sorna:
- ¿Te gusta ver cómo el sargento se folla a tu novia?
Callé por un instante. Entonces, él volvió a insistir:
- ¿No te excita ver cómo un uniformado se jode a tu chica?
- No es mi novia - respondí - es ... mi hermana.
- ¿Tu hermanaaaa? ¿Ha oído, sargento? ¡Es su hermana! - gritó asombrado.
- Pues que vea lo puta que es su hermana - rió el gigantón - Mira cómo goza con esta chota perforándole las entrañas. La sorprendimos aquí encerrada con dos niñatos que tenían tal cogorza que ni se les subía. ¡Mira cómo agradece una verga en condiciones! Y añadio: "Novato, ayúdale a gozar de este momento".
Entre risas y burlas, al ver que yo me resistía a participar en aquella orgía, el joven policía me agarró por la espalda atenazándome con su poderoso brazo izquierdo y con el derecho alcanzó mi erecta polla y empezó a masturbarme. Creí volverme loco de placer; perdí la noción del tiempo y de la circunstancia, mientras notaba mi miembro crecer y el glande a punto de estallar. El hijoputa se dio cuenta de que yo estaba a punto de venirme, me acercó a mi hermana y aceleró el ritmo de la paja hasta hacer vaciar mis cojones de abundante y espesa leche sobre los pechos de mi hermana. Ella se refregó con mi semen mientras alcanzaba otro orgasmo con el sargento ... No tardó éste en correrse dentro de ella; la lefa del policía salió a borbotones de la conchita sonrosada cuando sacó su gorda polla con una cabeza como una seta babeando los restos de semen.

Cuando me recuperé el cuarto estaba vacío, yo sentado en el suelo aún con los pantalones y slip bajados, y mi hermana espatarrada sobre la taza del water durmiendo plácidamente tras la bacanal vivida. Fue entonces cuando me fijé en su tierno coño entreabierto, chorreando flujos vaginales y semen. Aquella vagina depilada y aquel piercing asomando en el clítoris hizo que me empalmase de nuevo. Llevé mi boca a su rajita y empecé a lamerle los labios vaginales notando cómo la sangre fluía en ellos. Entonces, no lo dudé. Su postura me facilitaba perfectamente la penetración. La levanté en peso por las nalgas y puse su almeja a la altura de mi pene. Empecé a metérsela suavemente, con sumo cuidado para que no despertase de aquel plácido sueño. Pronto mi poronga estaba metida hasta los huevos. Empecé a imprimirle ritmo. Noté cómo la leche del policía lubricaba el útero y me facilitaba el embiste.
En su ensoñación, sin duda Vanesa estaba distrutando pues notaba cómo apretaba mi polla con los músculos internos. No tardé en irme dentro; había perdido el control y no tuve tiempo a vaciarme fuera. ¡Sólo faltaba que quede preñada de su hermano!, pensé.

A las ocho de la mañana llegamos a casa. Ayudé a bajar a mi hermana del taxi que nos había llevado hasta nuestro portal, pues se sostenía con dificultad después de la movida de aquella noche.
Pagué al taxista, le deseé feliz año nuevo, mientras pude comprobar cómo el asiento trasero que habíamos ocupado Vanesa y yo quedaba todo pringado de la lefada que aún iba derramando de su chuchita mi querida hermana.

XOEL.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:34) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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