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Doña Generosa, me baño...

Relato enviado por : Narrador el 29/07/2016. Lecturas: 13479

etiquetas relato Doña Generosa, me baño...   Maduras .
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Resumen
Cuando falleció don Ignacio el dueño de la finca, su mujer Doña Generosa se hizo cargo de todo, que según mi mujer, que trabajó en la casa de los patrones en el pueblo, la vieja era loca con la limpieza, tanto que no podía ver que se acumulase un poquito de polvo, que de inmediato mandaba a limpiar toda la habitación, la sala o la cocina, y además normalmente se bañaba tres o hasta cuatro veces al día.



Relato
Doña Generosa, me baño...
Cuando falleció don Ignacio el dueño de la finca, su mujer Doña Generosa se hizo cargo de todo, que según mi mujer, que trabajó en la casa de los patrones en el pueblo, la vieja era loca con la limpieza, tanto que no podía ver que se acumulase un poquito de polvo, que de inmediato mandaba a limpiar toda la habitación, la sala o la cocina, y además normalmente se bañaba tres o hasta cuatro veces al día.
Bueno, yo no les presté mucha aternción a los chismes de mi mujer, ya que cuando la Doña llegó a la finca, la verdad es que no me pareció tan vieja, como decía mi esposa. Eso si se la paasaba todo el día limpia que limpia, con una escoba en la mano y un trapo en la otra. Mientras que yo me encargaba de mantener los establos, los chiqueros, y los corrales para los animales, limpios además de alimentar a los cerdos, gallinas, y el resto de los animales de la finca, incluyendo los perros, vacas, cabras, y caballos.
Yo por lo general apenas la veía en las mañanas, la saludaba desde lejos, y me dedicaba a mi labor. Pero recientemente recien y había terminado de estar en los chiqueros, separando a los cerdos, cuando Doña Generosa me llamó. Apenas llegué comenzó a decirme que debía separar todos los lechoncitos, ya que los había vendido. Pero de momento se quedó en silencio, y poniendo cara de que algo le olia mal me dijo. Seferino usted apesta, hagame el favor y vaya a darse un baño. Yo la verdad, no pensé que apestase mal, pero como no soy de los que se pone a discutir por tonterias, y para darle gusto a la potrona, salí de la casa, y me dirigí a los establos para bañarme. Mientras que ella de inmediato agarró y aparte de barrer, se puso a limpiar el piso por doinde yo había pasado con agua y jabón.
Ya en los establos, me quité toda la ropa, quedando completamente desnudo, y con la manguera comence a echarme bastante agua, cuando de momento como que sentí que desde la casa, la patrona me estaba viendo por una de las ventanas que dan al los establos, pero como a mi eso la verdad no me importó para nada, seguí hechandome agua, hasta que entendí que ya estaba limpio, y que no apestaba. Por lo que de inmediato me volví a poner la ropa, y regresé a la casa de la señora. Pero justo antes de que subiera, ella apareció en la puerta, y nada más de verme, dijo. Ya veo que se bañó, pero se ha vuelto a poner esa apestosa ropa sucia, hagame el favor y pase por de tras de la casa. Yo como de costumbre, hice lo que me ordenaba, y al pararme frente a la puerta trasera que da al patio, me dijo. Quitese esa ropa sucia, y vuelvase a bañar, pero ahora use el jabón que le puse en la puerta. Que yo mientras tanto le voy buscando algo de ropa de mi difunto marido, que me parece que era más o menos de su mismo tamaño. Yo siguiendo sus instrucciones me volví a quitar la ropa, y comencé a bañarme nuevamente y con jabón, cuando ella apareció en la puerta. Yo la verdad es que al verla me sentí avergonzado, y llevé mis manos de inmediato al frente tapando mi verga. Doña Generosa se me acercó, puso la ropa limpia sobre una silla y me dijo, como si me regañase. A ver que no es la priimera vez que veo a un hombre desnudo, y además por lo visto no se sabe enjabonar, y sin más ni más me arrancó el jabón de las manos, y con un pedazo de trapo, comenzó a tallarme por la espalda, los brazos, las piernas, y hasta por sobre mis nalgas. Mientras que yo sin saber que hacer me quedé sin moverme. A medida que Doña Generosa seguía pasando ese trapo enjabonado, me seguía diciendo, como si estuviera molesta conmigo. De ahora en adelante cuando termine de trabajar, viene y se da un baño aquí, como es debido, y separe las piernas, mientras le paso el jabón.
Yo desde luego que seguí obedeciendola, cuando de momento sentí una de sus manos, agarrandome las bolas, y enjabonandolas, pero antes de que pudiera decir algo, agarró mi verga, me la peló para atrás, y también me la enjabonó por completo. Ya en esos momento no pude evitar que se me parase, quedando apuntando hacia el cielo. Mientras que
ella sin dejar de manosearla, se agachó frente a mi sin dejar de hablarme, diciendome. Vez ahora si da gusto, hasta probarla. Yo en medio de todo estaba entre asustado, y sumamente excitado. Sin saber que hacer, cuando sin más ni más, despues de que con la manguera me quitó todo el jabón, sentí como su boca comenzó a chuparse toda mi verga. De momento Doña Generosa, sacó mi verga de su boca, y abriendo aquel vestido negro, que le llegaba hasta más abajo de sus rodillas, lo dejó caer el piso, para de inmediato agarrandome la verga, se puso de pie, y jalandome, sin hacer mucha fuerza, me condujo a una hamaca que había un poco más adelante. La tarde ya había comenzado a caer, y ella recostandose sobre la hamaca, y separando sus piernas, no me tuvo que decir más nada, yo me le fui encima, y enterré toda mi verga dentro de su peludo y canoso coño. Sin vergüenza alguna al mismo tiempo que le continuaba enterrando toda mi verga, tambien me dediqué a mamar sus grandes y llamativas tetas, a emdida que ella restregaba su cuerpo contra el mio, y no dejaba de decirme, dame más duro Sefe. En mi vida había ni tan siquiera soñado despierto con meterselo a la mujer del patron, y después de que él murio, al verla tan seria, y tan mandona, a mi la verdad es que no se me ocurrió que algo así fuera a pasar. Por lo que a medida que yo seguía enterrandole toda mi verga una y otra vez, ella seguía chillando de placer, como una cerda en celo. Hasta que sentí como me clavó sus uñas en mis nalgas, en el mismo momento en que yo me vine, acabando dentro de su coño.
Por un buen rato los dos nos querdamos tendidos sobre aquella inmensa hamaca, y de momento la vieja le dio por ponerse a besarme, y a los pocos minutos, con una habilidad que no pensé que la Doña tuviera, volvió a ponerse a mamar mi verga, la que en cosa de poco tiempo se volvió a poner bien dura. Yo ya me estaba preparando para volver a meterselo por aquel sabroso y caliente coño, cuando la vieja me preguntó, te gustaria darme por el chiquito. A lo que yo sin pensarlo, de inmediato le dije que si.
Bueno practicamente desde esa tarde, antes de regresar a casa, me debo bañar, pero ahora lo hago en la ducha, y nos acostamos en su cama, eso me ha traido un buen beneficio, y como mi mujer está preñada, pero no es celosa, sabe que que todo lo hago por el bien de nosotros. De paso Doña Generosa quiere ser la Madrina de nuestro hijo.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:36) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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