El amiguito de mi papi

Una tarde Carlos vino a traerle un repuesto a papi y, como yo sabía que casi siempre se quedan a tomar un cerveza en el patio pensé que algo podía hacer. Además por charlas que ellos tenían supe que es el que mas coge en el barrio, especialmente a las colegialas, cosa que para mí estaba bien, porque según él su mujer no lo atiende desde que fue mamá. Cuando Carlos llegó fingí quedarme dormida tomando sol en una reposera con una pequeña remera roja y un culote rosa, boca arriba y con una mano entre las piernas. Mi viejo y Carlos no paraban de hablar de motos robadas hasta que sonó el teléfono en la cocina y papi fue a contestar, oportunidad en la que él me miraba como yo necesitaba. No tengo una figura muy llamativa que digamos pero me destaco por tener una linda cola: soy morocha, algo rellenita y ojos del color del tiempo. Entonces me acomodé boca abajo y simulando que me picaba la cola me levantaba apenas el culote, hasta que se me acercó y dijo:- Diana te quedaste dormida bebé- yo emputecida y en celo, me paré y le comí la boca con su lengua contra la mía, pidiéndole que me haga mujer, que ya no quiero ser la nenita pajera entre las sabanas (si bien ya me había movido a todo 1° 2°da. Él estaba nervioso y tenia razón, porque si mi viejo lo veía nos mataba; por eso en cuanto el volvió con unas papas pedí disculpas por dormirme allí, y corrí a mi habitación toda mojadita, entre tanto Carlos se hacia el distraído. Pero eso no quedo ahí, porque una semana después cuando yo caminaba hacia lo de una amiga oí su voz como un trueno llamándome a lo lejos. No lo veía, pero mi corazón y mi cosita palpitaban por su encuentro, y me sorprendió luego con sus manos en mi cintura, dijo que en su taller íbamos a estar mejor, y me llevó luego de transarme metiendo su mano dentro de mi short, haciéndole presagiar con el tacto febril de sus dedos a mi orto y a mi concha lo que les esperaba.

Realmente Carlos no tenia grandes atributos, pero siempre tuve la fantasía de que me viole un hombre rudo de voz áspera con la ropa llena de grasa y tabaco y si era amigo del viejo mejor. Así que ni bien entramos a su museo de autos rotos, tendió una lona en el suelo después de trancar la puerta mientras decía:- hoy no vas a safar pendejita. Me alzo en sus brazos para quitarme las sandalias, mordisquearme las piernas, y mordiendo mi cola jurándome que si me portaba bien me haría muy feliz. Se desnudo, me saco lo remerita azul sin mangas y el corpiño y comenzó a frotar su pija en mis tetas y pronto le hacia saber que ya no era una nena, metiéndome tamaño instrumento en la boca, para no parar de chupar sintiendo que me mojaba como nunca, Ahora arrodillada en un banquito ¡tenia la verga muy grande, mas que la de mis compañeros! Incluso por momentos me ahogaba cuando transgredía mi garganta y eso jamás me había pasado. Se la escupía, se la pajeaba, lamía sus huevos y hasta me los metía en la boca mientras el gemía bajándome el short. Luego me tiro con todo sobre la lona, donde me transo pajeándome, me chupo las gomas al borde de lastimarme con sus dientes y uñas rusticas, me pego con su pija mas dura cada vez en ellas y en la cara diéndome que le fascinan las nenas que delante de papá se hacen las santitas y son tremendas trolas, y una catarata de leche estalló en mi cara.

Me sacó el pantalón, me puso como perrita, me olió toda mientras me pegaba en la cola, porque según el mi piel olía a pichi de gata y me comió la conchita, metiéndome un caramelo adentro. ¡Cuando movía su lengua ancha con un dedito en mi culo, me daban ganas de cabalgarlo todo el tiempo! Me saco la bombacha y me sentó sobre él para darme una rítmica cogida en medio de una contracción divina cuando su hermoso pedazo cabeceaba en mi vulva con injundia; aun sentada pero frente al él me la hundía saboreando mis pezones y me pedía mas gemidos. Hasta que me puso en 4 y mientras me decía que ni en pedo se ponía un forro para garcharse a una villerita como yo, lamió mi orto y me la clavó allí sin prejuicios para moverse con agilidad, mientras me hacia tragar los dedos que sacaba de mi vagina, me daba nalgadas, me arrancaba el pelo, mordía mis orejas y quería que le diga papi. Después me sentó en una mesa bajo sus ordenes y luego se me subió encima para cogerme la conchita sosteniéndome de las piernas; hasta que acostó con la cabeza colgando para que después de chuponearme entera darme su lechita agitada en la boca, la que me tragué sacando la lengua para lamer mis labios con un tímido jadeo. Y pronto me hizo acabar en bombacha y corpiño con sus dedos y lengua en mi conchita.

Sabíamos que con solo rozarnos el deseo nos volvería a encender, y como demás él debía entregar un motor en breve, me llevo al bañito del fondo para que me vista, y en cuanto termine de hacerlo entró y me cogío contra la pared, hasta dejar un mar de leche ardiendo entre mi tanga y mi entre pierna. Mas tarde me subió a su moto para llevarme a casa ¡y durante el viaje no podía dejar de mojarme de tanto refregar mis tetas en su espalda al descubierto, y mi conchita contra su culo poco generoso pero con los movimientos del mismo cuerpo y el motor rugiendo acabé dos veces como una nena
boca!