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El CHIQUILLO Y LA EMPLEADA (EL SEMEN QUE LUBRICA LA CIUDAD) Parte 2

Relato enviado por : gonzo00 el 24/12/2014. Lecturas: 4680

etiquetas relato El CHIQUILLO Y LA EMPLEADA (EL SEMEN QUE LUBRICA LA CIUDAD) Parte 2   Maduras .
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Resumen
(Desde el fondo unos labios vaginales de borde grueso y rojizo se podían ver. Para el chiquillo era la primera vez que veía un pubis que no fuera el suyo o el de otro niño.)



Relato
El chiquillo siguió orinándose y ella le dijo en tono amable:

- No te preocupes, aquí yo limpio todo.

Y mientras más acariciaba ese pene más chorros soltaba el muchachito, por la fricción que hacia la mujer llevando la piel del pene hasta su borde y cerrándola con un par de dedos para cortar los chorros de pis, su mano ya había quedado mojada y por sus dedos escurría el orín y así se mojaba el calzoncillo y la parte delantera del pantalón del chico que ya la tenía empapada.

La mujer liberó de su sostén su otro pecho, teniendo ambos senos expuestos y apoyaba la cabecita del chico con la mano del brazo que se sostenía en el borde del sillón. Ante los últimos chorros de pis del chico ella se dedicó a mover nuevamente el penecillo con el dedo llevándolo de un costado al otro, le encantaba jugar así con el pequeño genital.

Pero cansada de jugar con el penecillo, la mujer término de bajarse el mandil dejándolo deslizarse por sus hombros, sacando los brazos y dejando el mandil al nivel de su cintura, se sacó por completo el sostén y de un azotón lo dejo encima de las piernas del niño, abrió un par de botones más y dejo que se viera su braga. El chico miraba aquella prenda sin quitarle los ojos de encima, lo hacía con un poco de pena; mientras la mujer metió el pulgar en el borde de esa su prenda y la jaló para mantenerla despegada de su piel y metió la otra mano dentro para tocar su sexo, el chico veía como a medida que ella se iba tocando más adentro, sus dedos se iba notando tras la tela roja de esas bragas. Pronto la mujer jaló con el pulgar la prenda hacia abajo y dejó expuesta la mano con la que se acariciaba, por los costados de esa su mano salían algunos pelitos gruesos y rizados, de entre ellos muchos de esos canosos, como los tenía también en la cabeza. Ella levantó la mano y él vio un vientre fofo y abultado pero lo que más le llamó la atención es que todo estaba cubierto de pelo entre canoso y castaño, y desde el fondo unos labios vaginales de borde grueso y rojizo se podían distinguir. Para el chiquillo era la primera vez que veía un pubis que no fuera el suyo o el de otro niño.

La mujer se apresuró en tomar su pubis de nuevo con dos dedos, el índice y el del medio dejándolos resbalar por los castaños pelos de su pubis, los removió, moviendo esos dedos de arriba abajo hasta dejar abiertos sus labios vaginales y cuando ya llegó a tener entre los dedos esos sus labios genitales, pegó su espalda al sillón acomodándose para que el chiquillo viera mejor.

Sus labios vaginales estaban abiertos y suspendidos por el par de dedos y se veían más carnosos y gruesos, todo lo demás en medio: rojizo y lustroso, con un hilo delgado de fluido vaginal en medio. La mujer metió dedos de la otra mano y comenzó a masturbarse delante del chiquillo, se restregaba con los dedos ansiosamente y cerraba los ojos, frotaba su espalda en el espaldar del sillón y se tocaba hasta que sus dedos se perdían en medio de su vagina, siguió así insistentemente disfrutando de tocarse hasta que casi se había olvidado del muchacho.

Finalmente dejó de restregarse la vagina con los dedos y líbero sus labios vaginales, toda su zona genital había quedado enrojecida; recobró el aliento se incorporó y miró al muchacho. Éste también la miró a los ojos pues de lo atento que estaba viendo su sexo, por acción de los movimientos que había hecho la mujer para incorporarse su prenda íntima volvió a cubrir todo su pubis. Ella le sonrió y se paró, con un movimiento de caderas dejó que cayera el mandil por completo hasta el piso, no dejó de mirar al muchacho un solo segundo y comenzó un baile que prometía ser erótico.

Sus enormes y redondos senos se batían a los costados, movía los hombros, flexionaba las rodillas y levantaba los brazos, en eso se puso frente al muchacho y se dio la vuelta; sólo ahí el chiquillo se dio cuenta que se trataba de una tanga roja, de la que salían completas dos enormes nalgas, el culo en si era algo cuadrado y como acartonado, las nalgas gruesas y pesadas caían levemente abajo y un poco de celulitis daba comienzo a los muslos fornidos como un par de pilares grecorromanos bien tallados. Ella metió los pulgares por los costados de la tanga y volteando la cabeza para ver la cara del muchacho, bajó de una sola vez la tanga soltándola y dejándola que caiga al piso, sacó los pies de entre la tanga y se volteó. El muchachito tenía a la mujer desnuda frente a él.

Ella, que lo miraba, se agachó a hacerle un mimo en la cara, eso le gusto a él y respondió con una sonrisa. El próximo movimiento de ella fue, acomodar sus manos encima del sillón a un costado de él y subirse gateando, poniendo las rodillas encima de aquel sillón cerca de sus brazos, para acomodarse como una gata en celo, de tal modo que ante el niño quedará expuesto su abultado culo y sus gruesos labios vaginales floreciendo entre sus muslos por detrás. La mujer se consentía sonriéndole y se acomodaba de cuatro patas; cuando en eso quedó sorprendida porque alguien tocaba a la puerta.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:00) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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