El diario secreto de Bety 13

El diario secreto de Bety 13

Hace un rato tuve que dejar de escribir este diario por entrar mi hermano y tuve que hacer algo que luego les cuento.

Estaba relatando que en la mañana me despertó el Fotógrafo y mimitos mediante había llegado a la osadía de alimentar mi conejito con carne paterna.
Antes de bajarse los pantalones puso su cámara de video y le pregunté para qué grababa esto, al responder que habían sitios de Internet con videos similares quise saber las direcciones para entrar desde mi computadora, pero me contestó enojado que yo era demasiado chiquita para ver esas perversiones. Lo raro era que me decía eso mientras me la metía un poco más adentro del imberbe conejito.

Tomándome por las pantorrillas me dejó en escuadra y sin poder ver la barra palpitante que me amenazaba, solamente sentía algo tibio y baboso que pugnaba por entrarme en la puchita y debo confesar que era doloroso. Muy lentamente me la metió cada vez más adentro y creo que la sentía en la pancita de tan enterrada, no podía creer que me estaba tragando esa cosa gigantesca.

Con cara enojada me recriminó que no hallaba mi sello de virginidad, claro que no podría contarle que su propio hijo me había destruido la telita sagrada, tuve que inventar un desgarro durante las clases de gimnasia: la vieja bruja nos obligaba a hacer ejercicios violentos.

Bajando mis piernas esta vez pude observar que solamente tenía metida una fracción de pito paterno, yo sentía que me estaban partiendo al medio y ni pensar si dejaba que continuase ensartándome esa monstruosidad. Por suerte inició un lento bombeo pero creo que en cada estocada me la encajaba algo más adentro, ya no me ardía la puchita como recién pero creo que se abría demasiado para dejar pasar al visitante, por suerte estaba al borde del orgasmo cuando mi papito adorado me llenó de leche, con la abundante lubricación y mi estado febril terminó por meterme otro pedazo de picha y ni quise mirar para no enterarme de la cantidad.

El Fotógrafo me abrazaba feliz diciendo que me había hecho mujercita, no comprendí ya que no nací hombrecito y además me dolía el conejito sin deseos de filosofar al respecto.

Al principio les contaba que mi hermano interrumpió cuando estaba escribiendo en este diario, resulta que mi tío se había caído por la escalera y tuvieron que ponerle yeso en los brazos fracturados. En el horario que no estaba mi tía deberían cuidarlo y mi hermano fue el elegido para la tarea pero no le gustaba nada, ofreció que me daría lo que fuese para intercambiar lugares.
Ya tenía una computadora, además el tonto de mi hermano no tenía dinero, dudando le dije que me debería dar besitos allí abajo todas las veces que se lo pidiese y aceptó el trato: debo reconocer que soy muy buena negociadora...

Luego de remolonear en la cama con mi papito adorado me apresté a cambiarme para ir a casa de la tía. No le haría caso al estúpido de mi hermano aconsejando que me pusiera pantalón en lugar de pollerita, no sé que tontería era esa.
Apenas llegar pensé que me recibiría con leche chocolatada y galletitas, pero nada, estaba sentado mirando televisión y debía usar un palito para cambiar los canales, estaba como maniatado con esa escayola. Tuve que ir a la cocina y preparar las cosas, encima le debía sostener la taza para que bebiese, este trabajo era demasiado y creo que debí negociar mejor con mi hermano.

Al rato anunció que debía ir al baño para orinar, que cuerno me importaba pero pidió que lo acompañase para abrirle los botones del pantalón. Con el bicho afuera me daba vergüenza estar mirándole esas partes a mi tío pero como buena sobrinita le sostuve la manguera para que hiciese pis.
Yo ya sabía que a todos los hombres se les pone dura al verme y no fue la excepción, cuando terminó dijo que debería sacudirle el pito para largar las gotitas de pis aún atrapadas, no sabía si sacudirlo o moverle la pielcita como hace mi hermano, además se le estaba poniendo gorda la pichula.

El pobre no sabía que mi papito (su hermano) aveces me decía cosas indecentes y debí actuar como la nenita inocente que soy al preguntarle si necesitaba hacer más pis que se le ponía grandota. Solamente respondió que yo era demasiado chiquita para saber de esas cosas y que ahora debería lavarle el aparato en el lavabo.
Creo que el picarón solamente deseaba que le siguiese tocando el pito y procedí a enjabonarle la barra carnosa y lavarlo muy suavemente pero sin quitarle el jabón. Resbalaba lindo hasta que dando un bufido largó el moco dentro del lavabo pidiendo que no le contase a nadie lo sucedido.
Esta vez costaba cerrarle el pantalón pq tenía el gusano morcilloso, no duro pero estaba más grandote, al final logré meterle ese colgajo dentro del pantalón y cerrarlo bien.

Nos sentamos otra vez para mirar la tele pero el estúpido se quejaba tener picazón allí abajo, culpa mía que lo enjaboné mucho sin enjuagarlo bien, tuve que rascarle el bulto y lo tenía enorme, no sabía dónde rascarle y apretaba todo eso para acertar. Parece que le seguía picando y pidió que le saque afuera el pito para mirarlo desde cerquita, no le veía jabón pero tenía unas gotitas saliendo por la punta del glande, tuve que limpiarlo con la lengua mientras él me apretaba los brazos enyesados en la cabeza para que no me levantase de esa posición, creo que deseaba que se la chupase hasta aliviarle la picazón pero solamente me metí la puntita en la boca, tenía el pito recién lavado sin gusto feo y decidí que podría chuparlo un poquito sin problemas.

Estaba abriendo grandota la boca para que me entrase ese pedazo de carne cuando escuchamos que regresaba la tía, se le puso blandito el pitilín del susto pero no hice tiempo para levantarme, le tuvo que decir a su esposa que yo estaba durmiendo en su falda y me hice la dormida para esconderle el pito que estaba por fuera.
Por suerte se fue a la cocina y pude cerrarle el pantalón mientras mi tío con la cara colorada me pedía que no contase a nadie, ya era una costumbre que no debía contar nada de mi vida y por eso escribo en este diario para contarle a la computadora.

Cuando me despedía de mi tío en la puerta me pidió que metiese la mano en su bolsillo para sacar dinero que tenía allí, no sé cuánto era pero me lo guardé disimuladamente mientras le daba un piquito como corresponde a toda sobrinita cariñosa.

La situación me había dejado nerviosa y con una manchita de humedad en la bombachita, al llegar a casa estaba mi hermano por salir en su motocicleta invitándome a dar una vuelta. Me subí entusiasmada pero delante de él, no podría viajar atrás por no tener un casco reglamentario.
Al parar en un semáforo le dije que tenía picazón allí abajo y me calmó un poco con sus dedos mientras esperábamos la luz verde, un tarado en su auto detenido a nuestro lado miraba extrañado como si nunca hubiese visto cómo le rascan la puchita a una nena.
Ahora me picaba más que antes pero mi hermano condujo por una calle desértica y abriéndose el pantalón aconsejó que me rascase contra su palito duro, yo hubiese preferido que me dé besitos allí abajo pero estábamos en un lugar público, no me quedó más remedio que quitarme la bombachita y tratar de rascarme así.

Cada tanto pasaba un automóvil y debíamos disimular, además mi pollerita tapaba todo y nadie se daría cuenta que no usaba bombachita, de tanto rascarme se me encajó el palito duro de mi hermano por donde hago caca, recordaba que ya me la habían metido por allí e hice fuerza hacia atrás para que me entrase por el culito. No era feo eso, con las sacudidas de la motocicleta al andar se sentía lindo mientras la barrita vibrante se me estaba encajando en el potito, al final detuvo el vehículo bajo una arboleda y bajó la mano hacia donde me picaba. El sentir el pito de mi hermano tan adentro de la cola me hizo ver las estrellitas y sentí los chorritos tibios regarme hondo la tripita.
Mientras regresábamos me preguntaba por el tío, estaba por decirle que él debería sacudirle el pito cuando hacía pis pero no le conté nada.

------------------------------------------------------------------------------------
Día 41)

Hola diario querido, aun no sé si tienes pitito de ordenador o puchita de computadora.

Hoy es sábado y me quedé a dormir hasta tarde, no vino nadie a molestarme y cuando estaba por ir a la cocina para desayunar escuché unas voces en el cuarto de mis padres.
Al atisbar por la puerta vi un trasero desnudo pero no era el grandote de mi papito, era el de mi hermano que no tiene pelos en la cola y además es muy flaquito, estaba parado al costado de la cama mientras mi mamita le tironeaba el pitito.

Se me escapó un "ohhhhhhhhh" y advirtieron mi presencia, Gus no sabía que hacer y farfullaba que le dolía allí al hacer pis y estaba mostrándole a su madre. Mi mami también estaba nerviosa, no sé para que tanto escándalo si le habrá lavado el pito mil veces cuando era chiquito.
Creo que deseaba desviar la conversación cuando dijo que mi hermano ya estaba creciendo y se le ponía durito el pito, me tuve que hacer la sorprendida y mirarlo de cerca, creo que al cretino le gustaba que mami le agarrase el pito mientras decía que ya era un adulto y las nenitas como yo no deberían estar viendo esas cosas.

Me hice la extrañada que tuviese algunos pelitos en esa zona y me acerqué tironeándolos, me reprochó que eso no se debía hacer y que la gente grande tiene pelitos allí abajo, al preguntarle si ella tenía se quitó la bombacha apareciendo una enorme cachucha peluda. La verdad es que me daba algo de asco ver eso, ahora comprendía cómo el tremendo pitote de mi papito cabía allí.
Con tono didáctico me explicaba que el cosito del varón se metía dentro de ese agujerito cuando un matrimonio enamorado quería tener un hijo, para mí no eran novedades pero debía simular desconcierto. Para enseñarme le pidió a Gus que se la meta un poquito y miré cómo el pitito miniatura de mi hermanito se perdía allí adentro, un espectáculo asqueroso claro...

(continuará)