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El Favorito del Diablo ( La Telaraña )

Relato enviado por : AlexisRemington07 el 10/11/2010. Lecturas: 6841

etiquetas relato El Favorito del Diablo ( La Telaraña )   Gay .
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Resumen
En su interior sintió un extraño escalofrío que se le desparramo hasta lo mas profundo de su ser que lo lleno de inquietud y zozobra; que era lo que le estaba pasando en esos momentos, sentía una curiosidad extraña por ese muchachito allí tendido, con sus formas tan poco usuales en un hombre, sintió la necesidad de tocarlo, de posar su mano en ese culo pomposo que se le antojaba sugestivo apenas si cubierto por la delgada tela del pequeño bañador que dejaba ver con descaro la raja, que si se inclinaba un poco podía escurrir su mirada y palpar sus carnes...



Relato
El Favorito del Diablo



La Telaraña




En su interior sintió un extraño escalofrío que se le desparramo hasta lo mas profundo de su ser, que lo lleno de inquietud y zozobra; que era lo que le estaba pasando en ese momento, sentía una curiosidad extraña por ese muchachito allí tendido, con sus formas tan poco usuales en un hombre, sintió la necesidad de tocarlo, de posar su mano en ese culo pomposo que se le antojaba sugestivo apenas si cubierto por la delgada tela del pequeño bañador que dejaba ver con descaro la raja, que si se inclinaba un poco podía escurrir su mirada y palpar sus carnes...




En estas horas de tristeza infinita, cuando tu ausencia pesa mas en mi vida…
Cuantos recuerdo guarda mi alma dormida, aquellos besos que quemaban mis labios…
Aquellas cosas que temblando decías, donde han quedado, dímelo vida mía…

Estoy cansada de esperar y de llorar, ya no puedo soportar mi soledad…
Y sin embargo yo te sigo queriendo y por quererte ya estoy enloqueciendo…
Ya poco a poco me olvido de vivir…

Estoy cansada de esperar y de llorar, ya no puedo soportar mi soledad…
Y sin embargo yo te sigo queriendo, y por quererte ya estoy enloqueciendo…
Ya poco a poco me olvido de vivir… Estoy cansada de esperar y de llorar…

En mi soledad:
Canción de: ____________.
Canta: Tania Libertad.




Tenia rato que había llegado al limite de los campos de cultivo, el sol ya estaba en su apogeo, le caía directo, y la sombra que dejaba a su paso por el caminillo se hacia difusa; los árboles se bamboleaban arrullando los pajarillos, su cántico le llegaba como un murmullo indefinido, la corriente del canal se le hacia mas próximo, -agudizo su oído y pudo escuchar que alguien retozaba en las inmediaciones del lago-, alguien estaba allí, pero no era conocido; no por él… En el rostro se le cuajo un aire de curiosidad, la malicia propias de la edad, lo atusaron a ir con cautela… No siguió el caminillo que desembocaba directamente en el lago si no que dio un rodeo por donde se tenia razón de ver con mas claridad y sin ser visto por quien estuviera en el lago; podría ver a sus anchas de quien se tratara sin el temor de ser descubierto, la idea lo lleno de curiosidad malsana, el echo le resultaba excitante, tanto que una punzada se le clavo en el bajo vientre…

Se apeo del caballo, le destrabo el freno, aventó por allí la rienda; se quito la chamarra de piel y desenfundo la escopeta, se dirigió a la lomita que lo separaba del la rivera del lago; los árboles que se erguían hasta el cielo y unos arbustos de nombre jaral típico del estado se extendían por doquier impidiéndole libre acceso; pero ese era el motivo, desde allí podría verse todo lo que pasaba en la playita del lago y el otro ni cuenta se daría que era observado; había un árbol tan grande y tan viejo que daba una sombra, el espacio se había dispuesto como escondite, libre de maleza; la peonada y los jornaleros la usaban para espiar a las mujeres que después de las jornadas se tomaban un baño, había ocasiones en que se llevaba a cabo hasta una comidera, todavía había rastros de fogatas por acá y por allá, la ultima fue cuando el cura de la iglesia vino dizque a bendecir la cosecha; un caminillo oculto entre los árboles y el jaral desembocaban justo en la playa, como un delta…

Se encuclillo y se puso a espiar al intruso, que chapoteaba en el agua, pudo observarlo con detenimiento; era él, el vecino de la Hacienda de los Montero, el de los ojos verdes, el que se atrevió a ostentar sus dones en el Zócalo, en la Plaza frente al Palacio de Gobierno, el que se dispensaba todas las atenciones de su Tía; pudo ver su cuerpo musculado, la ancha espalda, la cintura pequeña, los muslos firmes, las piernas fuertes; su piel bronceada, el diminuto Speedo, apenas si podía contener las vergüenzas, capto con claridad el relieve de su sexo, las huevas, los vellos que le iban desde el ombligo hasta el sexo, echado para un lado descarado e impúdico; pudo oler la crema del bronceador, el liquido claro que se escapa cuando algo te a excitado en demasía… Su olor... Tan de él, tan de hombre...

Sintió un calor abrazador que le corrió desde la espalda baja, hasta el cerebro, se le desparramo y se le nublo todo, se sintió sin fuerzas, el orgasmo que lo sacudió lo hizo por un momento alejarse de la realidad, se sintió como un estúpido allí arrobado por las sensaciones, cerro los ojos y se dejo llevar por el tumulto de sensaciones que le embargaron todo el cuerpo, se sintió desfallecer y de no haber tenido la escopeta como sostén había podido caer despatarrado presa del abatimiento y las convulsiones del tremendo orgasmo que acababa de sentir al ver tan bello ejemplar; se sintió un poco a abochornado cuando las sensaciones pasaron, la mancha que se le comenzó a traslucir en el lado izquierdo donde el falo yacía echado para un lado, ya a medio dormir pero que todavía se le marcaba con total nitidez, las huevas hinchadas y desparramadas: Tomo aire y se incorporo, se recompuso de tan sorprendente suceso, se paso las manos por la nuca y se lo aliso el cabello, se acomodo las gafas Ray Ban polarizado, y dirigió su mirada hacia el lago para dar una ultima miradita al objeto de su fulgurante fetiche; pero no estaba, tal vez en el momento de su alucinamiento, el mozo se había ido, mejor a si, no tenia que dar explicaciones, se acomodo la Stetson, se aliño el cabello, tomo la escopeta de las piernas e iba a dar la vuelta cuando como una aparición que le cayo como una bandeja de agua helada o como cuando al ladrón le caen con las manos en la masa…

_Cuidado peladito, que si se te llega a caer esto, puede ser que algo se te chorree mas feo de lo que ya te has chorreado…
Con un movimiento rápido y preciso cogió la escopeta que se le había escapado del susto; estaba tétrico y mudo de pánico, la presencia del joven lo tenia mudo de la impresión, todo descompuesto no hizo mas que bajar la mirada: No había nada mas que lo avergonzara que lo apañaran infraganti y aun mas que se mofaran de él, era como un insulto a su ego.
_¡Mira y esta cargada, si el peladito se los ha de cargar bien grandes… Que no te han enseñado que las armas son para lo hombres!

Pero él, no escuchaba, seguía con la mirada baja, mas a bajo de lo habitual; seguía arrobado por el guapo joven; a hora lo tenia tan cerca y tan lejos, podía sentir su calor y su olor, pero también su ego había sido herido, eran dos sentimientos diametralmente opuestos uno tenia que suplir al otro, para que el otro se recompusiera; solo un poco de tiempo era el que necesitaba, solo un tiempo para que la fiera se escapara y clavara sus fauces en ese pobre incauto! Sonrío divertido, todavía espera…

_Vaya, parece ser que el muchachito nunca avisto a un hombre en pelotas, -sonrío con sorna, y con descaro se palpo el paquete, que pensó que era el motivo del fetichismo del muchacho; se le quedo viendo un momento a expensas de que este no hacia ningún tipo de reclamo; tal vez sentía algún morbo por que lo sobajaran…
_¡Eres un niño o una niña… A ver déjame ver esos ojitos, creo que hay una linda nena escondida por aquí! -remato con burla, arrimo mucho su cuerpo que aun goteaba agua.

Le cogió las gafas y al mismo tiempo le boto el sombrero, todo con una rapidez que nunca había visto, lo que fuera le estaba dando mucho morbo; el muchacho se sintió presa de un calor extraño, el olor a hombre, a macho sexuado le estaba causando un hormigueo que nunca lo había sentido; al caer el sombrero el cabello se le revolvió con el vientecillo que se concentraba aun mas en la densidad del árbol.

El le cogió uno de los mechones, le hizo un nudo con los dedos; sonrío con malicia, el chico todavía no sale de su letargo, de tan largo que lo tenia que con el mismo enredo se siguió hasta el mentón que era tan suave como la seda, ni siquiera una chica tenia la suavidad que esa piel tenia; el muchacho seguía arrobado, presa del encanto del joven de los ojos verdes, piel dorada, barba de días, la sonrisa burlona, y con una hombría como pocos.

_¡Despierta ya Pequeño que si sigues a si vas hacer que se me olvide que eres hombrecito… Y a todo esto de donde has salido tu, creatura de dios!
Al escuchar su seudónimo el muchacho despertó; su ego volvió a ser presa del él, subiéndolo a la cúspide mas alta…
_¿Tu, que es lo que haces aquí, a caso no sabes en donde estas?
_Si, si se donde estoy… Estoy por si no lo sabe el Nene, dándome un chapuzón en el lago de mis vecinos los Torre Alba, la dueña de todo esto me a autorizado a hacerlo… ¿Y tu quien eres?
_¿No me digas Nene?
_¿Nena pues, si te gusta mas?
_¿Tampoco a si?
_Como entonces…
_Me llamo Alejandro…
_¡Alejandro!
_¿Alejandro de Torre Alba?
_El Pequeño… El sobrino de Ana Lucrecia…

Con el cabello enredado en los dedos y con la proximidad de los cuerpos, el muchacho empezó a sudar copiosamente y a temblarle todo el cuerpo, se lleno de un nerviosismo inusual que no podía hablar, -el guapito lo tenia a su total disponibilidad; intuiría que lo ponía nervioso, lo jalo hacia si del mechón, tanto que sus bocas podían casi tocarse, su aliento le llegaba fresco con un leve sabor a albaricoque, -en México se le conoce como chabacano, es una variedad del durazno, producto tal vez de un injerto; es de un sabor y una textura mas fina destinado propiamente para hacerlos en almíbar.

_Que si tienes el cabello tan suave y tu piel es como la seda, hules tan rico… Que si te mimas, estas echo para que te usen… Mírate las manos no tienen lo que tendrían las de un peón, tu ropa es fina; tu camisa es de seda, el pantalón es de corte italiano, las botas lustradas…
_Por que tendría que ser un peón, si todo lo que alcanza la vista es mío, incluyendo a vacas y bueyes.-espeto divertido, lo miro a los ojos y le sostuvo la mirada con una arrogancia que le vino desde la misma alma…

Se comían con la mirada, el de los ojos verdes sonrío animado, lo tomo por el cuello e hizo presión, lo giro un poco para verle las venas del cuello que saltaron fuera de su relieve, la sangre bullo como un tumulto por todo el cuello, la yugular se ensancho al contacto de la lengua que fue como un latigazo despertador...

El muchacho se quedo muy quieto como en encanto, cerro los ojos castaños y se entrego a su victimario; sin duda se lo iba a chupar, iba a tener la sangre mas poderosa de la especie; miles de imágenes pasaron por su mente, se desprendió de la grandiosidad que lo caracterizaba y dejaría que se alimentara de si; sin que se diera cuenta los ojos castaños se tornaron dorados, e hizo que su sangre se agolpara al llamado; solo un poco mas… El joven de los ojos verdes se envolvió en un extraño halo, su cuerpo se ensancho, su sangre rugió poderosa por todos los órganos…

Vemos lo que la cámara ve:

Los ojos verde dorado, como esmeraldas, dorado brillante; las manos en el cuello del muchacho, el cuello echado para un lado, endeble, listo para entregarse en sacrificio; y en un minuto la imagen de Ana Lucrecia le surco como saeta y sonrío con perfidia; desde muy lejos le llego como un alarido de un animal herido, ensimismado en un rincón; y se dijo a si mismo "No hay tiempo que no se cumpla… Te llego la hora"

Solo un poco mas, pero ese poco jamás llego, el joven se quedo en el intento; las fosas nasales se abrieron con singularidad, palpo la esencia, su olor y olfateo algo que no le gusto, los ojos se le abrieron como ascuas, sonrío divertido…
_¡Tu no eres humano, siento algo bullir dentro de ti… No se que eres, pero no me gustas… Ya decía yo que te conocía, no nada mas de en la Plaza… Tu sangre bulle dentro de ti como un tumulto, poderosa y también lleva maldad… Una y de la mas pura!
_Pequeño novato estúpido, no miras que soy mucho mas poderoso que la misma Ana Lucrecia… Mi sangre es tu sangre y podría destruirte con solo pensarlo…
_¡Por que no pude verlo!
_¡Por que no soy como tu convertidora que va haciendo gala de la aberración que es… Con el tiempo me he convertido en mas humano… Puedo incluso pasar como uno de ellos y por eso mismo me ibas a comer!
_¿Ibas a dejar que lo hiciera, que te comiera?
_No tengas miedo no pasaría nada, incluso para ti fuera mejor… Que mi sangre supliera la de mi Tía, que es mucho mejor…
_Habrase visto tal aberración…
_¡No hables a si bellaco… Es para ti y para cualquiera un privilegio que se sirvan de mi como alimento… A caso no tienes ese privilegio con tu convertidora!

En un momento se le cuajo en el rostro una zozobra que no le cabía en el cuerpo, que se le desparramo por doquier, -lo miro inquisidor, como no creyendo lo que escuchaba.

El muchacho intuyo que era justo el tiempo de ser condescendiente; hizo acopio de todo sus dones, se escucho un rugido que solo los no humanos eran capaz de percibir, pero el joven distraído no lo escucho; el lugar se lleno de un silencio fúnebre, el viento se detuvo, el cántico de los pajarillos se callo, el canto de la cigarras se callo, el bamboleo de los árboles se detuvo, el agua se quedo en calma, -vemos lo que la cámara ve, -brillantes los hermosos ojos castaños dorados; la hermosura del rostro se hizo mas evidente, los colores se cuajaron por doquier, e hizo a copio de lo que jamás en su no vida había echo; se lleno de una aura todo poderosa y tejió una red mágica al rededor de los dos: Del cielo cayeron hojas doradas, desde muy lejos se vino una musiquilla arrulladora, unida a la propia del movimiento de los árboles, junta con la de los pájaros, también con la de las cigarras, la de las aguas de fondo, la de la cascada al chocar con las pedruscas; el pasto se volvió dorado, del cielo cayeron hojas doradas, los árboles se volvieron dorados; los cabellos dorados, los ojos dorados, la piel dorada, todo era dorado, como ellos…

Se le acerco, lo abrazo con su aura toda poderosa, y lo lleno de confort:

_¡No todo es malo Alejandro… No todo es oscuro como ella… En mi mundo hay un rayo de luz, -que no es propiamente dicho-. Algunos lo llaman esperanza, otros lo llaman un futuro, llámese como se llame, todo tiene validez!
De los ojos verdes escapan unas lagrimas, surcando las mejillas doradas:
_¿Tu crees en eso que dices?
_¡Desde tiempos inmemorables ya me hacia la misma pregunta… Desde tiempo tras tiempo… Habrá alguna vez que se termine… Después aprendí a olvidar, aprendí a vivir con ello, no siempre se aprende, pero también en nuestro mundo hay esperanzas, hay que buscar la manera de poder sobrevivir, aquí en la villa es mi mundo; el refugio de muchos, pero también existe la maldad, la conspiración, el poder, la revancha, la crueldad… Hay creaturas como tu y como yo, que no quieren que se acabe; el destierro, la soledad, el poder y por eso se juntan para acabar con el rayo de luz que a surgido en el camino!
_¿Lo cuentas todo muy bonito… Y que hay de cierto en ello?
_¿Mírate, eres una imitación de ella, te agobian las preguntas sin respuestas, la soledad, la inquietud de no saber con quien estas, de a donde vas?

Miramos lo que el ve:

El muchacho se desbotona; botón tras botón, uno tras otro todos los botones, tirar la camisa en el piso cubierto de hojas doradas, el cabello le revolotea con el viento que se había desatado de prontamente; los ojos castaños le brillan dorados, brillabanle de diversión secreta, relamerse los labios sensuales, los dientes blancos perfectos se miran amenazantes, -miramos lo que el muchacho ve.

Los ojos verdes dorados de Alejandro:

Su mirada se le escabulle hasta lo mas recóndito de su ser, apostarse dentro de él, y quedarse muy quietos, mirar con los ojos del alma lo que piensa y lo que siente; mirar que algo extraño se apodera de él, algo en su alma humana se sintió remover; cerrar sus ojos verdes y quedarse muy quietos; espiar hasta mas allá de lo que era capas de ver...

La piel dorada se le volvió brillante; se le plegó de sudor, y unas gotillas se hicieron visibles, todo los órganos se escucharon crujir, el corazón le palpitaba mas y mas fuerte, el pulso ir mas y mas rápido, la piel se le volvió como de gallina, la pelusilla se le erizo, el falo se hizo ver prominente echado para un lado siguiendo la entrepierna, y una minima parte escaparse por la pernera, sentir que le palpitaba dentro del Speedo, sentir como se mueve, como palpita una y otra vez su olor que le llega hasta las fosas nasales y unas gotillas escapar por el orificio; el estomago se le comprimió, los músculos se le tensaron tirantes; el falo enhiesto, estaba henchido a mas no poder...

El joven de los ojos verdes; abrió poco a poco los hermosos ojos de un verde intenso, que se acentuaban con el bronceado de la piel; el rubio castaño de las cejas, el rubio castaño del cabello algo medio largo con el estilo algo moderno; aun a si no perdía su masculinidad al contrario se acentuaba dándole un aire intrigante y sensual, la barba castaño rubia de días como siempre, como en su estilo, la nariz recta, los labios carnosos, el mentón fuerte; la mirada le brillaba, la sonrisa que desarmaba y los hoyitos en las mejillas le daban un aire angelical...

Miramos lo que el ve:

De todos los rincones del bosque se vinieron todos los ruidos de la naturaleza; el agua se bullo con singularidad, desde el fondo se levanto el agua a una altura imposible, como si de una fuente se tratara; una y una mas, y otra mas allá; los árboles se bamboleaban, los pajarillos se desataron en un cántico arrullador, las cigarras les siguieron al unísono; el pasto que se volvió dorado y del cielo callo una lluvia dorada de hojas, que se veía pero que no tocaba, que caía hasta el suelo pero que no llegaban a tocarlo: Ellos dos en el medio de esa telaraña que parecía embrujo rodeada de una fantasía imposible; los árboles se volvieron dorados, las nubes de fondo se volvieron en un dorado rojizo... El sol débales quizá ese tono increíble...

Cuando se dio cuenta ya estaban los dos tumbados en medio del lago en un enorme tablón que flotaba arrullador; el chasquido del agua que le llegaba hasta los oídos cuando pegaba con la madera, el cántico de los pájaros que se le venia desde muy lejos; intuyo que estaban lejos de la orilla; el muchacho tendido boca a bajo a pocos centímetros de él, podía palpar su calor, su olor a madera y romero que se le colaba hasta las fosas nasales, el cabello castaño dorado echado para un lado, la espalda pequeña apenas musculada como la de una muchacha dividida perfectamente, ibale a una cintura pequeña, a una cadera ancha, a unas nalgas pomposas, a unos muslos definidos, a si como estaba le pareció una muchacha... En su interior sintió un extraño escalofrío que se le desparramo hasta lo mas profundo de su ser, que lo lleno de inquietud y zozobra; que era lo que le estaba pasando en esos momento, sentía una curiosidad extraña por ese muchachito allí tendido, con sus formas tan poco usuales en un hombre, sintió la necesidad de tocarlo, de posar sus mano en ese culo pomposo que se le antojaba sugestivo apenas si cubierto por la delgada tela del pequeño bañador que dejaba ver con descaro la raja, que si se inclinaba un poco podía escurrir su mirada y palpar sus carnes...

La mano a pocos centímetros de la piel que emanaba un calor abrazador, perlada de sudor, -se incorporo sobre sus codos y miro que todo volvió a ser como antes, intuyo que el muchacho estaba cansado y se había dormido. El sol caía directo sobre de ellos, los abrazaba, los adormilaba; y el seguía en su fantasía, ya sentía su piel suave rozar la de él, que era velluda, esa proximidad con él, le estaba produciendo un cosquilleo inusitado, el bulto en el bañador era evidente, la hinchazón dolorosa, la inquietud exasperante, -de uno de los lados tomo un pomo de plástico que con rapidez vertió una cantidad generosa en la mano de liquido, se la desparramo por toda la palma, se puso sobre uno de los codos y con la que tenia el liquido se la puso en la espalda que al sentir la caricia se contrajo, pero enseguida se relajo a un mas, y se emergió en un ensueño que le hizo levantar las nalgas mas, como si estuviera teniendo un sueño y en que este fuera pecaminoso...

El muchacho abrió los ojos poco a poco.

Sin moverse de su posición, dice:

_¡Gracias, si que se siente refrescante la loción!
_¡No quería despertarte, tenias rato dormido... Te mirabas muy a gusto!
_Si, me sentía cansado y la tranquilidad del lugar se presta para eso...
_¿No vienes muy seguido?
_No, no para estar a si...
_¿Vives en el Caserón, verdad?
_Si, llegue a se poco... Tu eres de aquí...
_¡Si, vivo en la Hacienda de a lado... Soy de los Montero!
_¡Oh! -un como sorprendido!
_En verdad eres sobrino de Ana Lucrecia...
_Si, pero no vivo en el Castillo, no me gusta la atmosfera, no me gusta para nada ella...
_Conoces a Ángela pues...
_¡Claro, es mi hermana, que no te lo dijo mi Tía!
_No, no habla mucho de ustedes, incluso no habla de ustedes...
_¿No me sorprende, ella es a si, misteriosa... Tienes mucho de conocerla?
_Si, creo que desde el colegio...
_¿Como seis años?
_Si...
_La aprecias mucho...
_Si...
_ ¿La amas?
_¡La estimo!...
_¡Oh!
_Frecuentas a tu hermana... Digo, se tratan con familiaridad, creo que no lo haces mucho con tu Tía...
_Somos muy independientes, pero si, si nos visitamos de vez en vez... ¿Por que?
_¡Me parece una chica muy intrigante!... ¡Tiene muchos conocimientos!
El muchacho sonríe divertido:
_Si claro, su conocimiento del mundo le da esa experiencia... A viajado por todo el mundo...
_Tu también...
_Si, yo también...
_Donde conoces...
_Londres por ejemplo, Paris, Montecarlo, Barcelona, Egipto; las pirámides, el Nilo, Alejandría, el Medio Este, casi toda Europa, Nueva York...
_Deben ser lugares muy bonitos... Me los imagino, que son tan bellos como ella...
_Si, es muy bonita... ¿Te gusta?
_Si...
El muchacho sonríe discreto.
Cierra los hermosos ojos castaños:
_¡También me gustas tu! -casi se escucho como un murmullo, como si en realidad no quisiera decirlo.
"Si, lo se Alejandro"

La cámara se va alejando de ellos, poco a poco, pasa la rivera, la arboleda, se sigue hasta las nubes y se aposta en el cielo azul y allí se queda muy quieta...



En estas horas de tristeza infinita, cuando tu ausencia pesa mas en mi vida…
Cuantos recuerdo guarda mi alma dormida, aquellos besos que quemaban mis labios…
Aquellas cosas que temblando decías, donde han quedado, dímelo vida mía…

Estoy cansada de esperar y de llorar, ya no puedo soportar mi soledad…
Y sin embargo yo te sigo queriendo y por quererte ya estoy enloqueciendo…
Ya poco a poco me olvido de vivir…

Estoy cansada de esperar y de llorar, ya no puedo soportar mi soledad…
Y sin embargo yo te sigo queriendo, y por quererte ya estoy enloqueciendo…
Ya poco a poco me olvido de vivir… Estoy cansada de esperar y de llorar…


En mi soledad:
Canción de: ____________.
Canta: Tania Libertad.

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