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EL FOTOLOG

Relato enviado por : Anonymous el 18/12/2007. Lecturas: 4404

etiquetas relato EL FOTOLOG .
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Resumen
Mi nombre es Walter. Mi profesión es la de fotógrafo. Tengo unos 23 años y hace 3 que trabajo de esto como ayudante de un fotógrafo muy importante de Buenos Aires, Argentina. Dos hermosas adolescentes querían tener un Fotolog en que entrara todo el mundo, con muchas visitas y que fuera un éxito, yo me decidí a ayudarlas, pero para eso, para que el fotolog fuera un éxito iban a tener que mostrar un poco sus cuerpos.


Relato
EL FOTOLOG

Mi nombre es Walter. Mi profesión es la de fotógrafo. Tengo unos 23 años y hace 3 que trabajo de esto como ayudante de un fotógrafo muy importante de Buenos Aires, Argentina.

Esta historia comenzó precisamente cuando cierta chica, hermana de un amigo mío, me pidió ayuda para armar su fotolog. Ella quería un fotolog que estuviera buenísimo. Que entrara mucha gente. Que fuera la envidia de todas sus amigas. Y yo estaba dispuesto a ayudarla.

El día acordado, me equipé con todas mis cosas y me dirigí hacia la casa de esta chica. Sus padres se habían ido de vacaciones. Con lo cuál estaríamos tranquilos para poder sacar las fotos y armar su fotolog. Ella me esperaba en su casa, junto a su mejor amiga, Agustina.

Las dos eran hermosas. Adolescentes y hermosas. Agustina rubia, y Mariana, quien quería armar su fotolog, morocha. Las dos con cuerpos espectaculares. Cuerpos jóvenes, en desarrollo, pero en los que las formas de mujer ya se notaban. Tendrían unos 17 años cada una y esa inocencia y energía juvenil que contagiaba. Ambas tenían lindos pechos y lindos culos.

A eso de las 17:15 hs. de ese día, llego a la casa de Mariana. Nos saludamos y ellas me hicieron pasar. Al saludarlas, casi sin darme cuenta los besos que les di, prácticamente rozaron las comisuras de sus labios. En ese momento algo presentí. Presentí que algo distinto e importante iba a pasar.

Las dos estaban vestidas muy lindas. No recuerdo todas sus ropas exactamente, pero recuerdo por ejemplo que Agustina tenía una pollerita blanca y una linda remera escotada. Mariana en cambio estaba vestida con unas calzas bien ajustadas que le marcaban toda la bombacha y el culito. Arriba también tenía una remerita fina y escotada que dejaba ver buena parte de sus dotes de mujer.

Hablamos un poco de trivialidades y yo hice un chistes tontos como para romper el hielo y que las chicas se relajaran un poco.
Walter: -“Bueno, ¿Por dónde quieren empezar?” pregunté yo.
Mariana: -“Yo diría, que las primeras fotos las vamos a sacar en mi pieza”.
Walter: -“Ok”.
Y los tres subimos a la pieza …

Empecé a sacarles fotos en distintas poses. Las chicas sonreían, jugaban y se mostraban ante la cámara, pero nada del otro mundo. Debo confesar que incluso me estaba aburriendo un poco. Posaban como si fueran modelos, ya que a todas las mujeres les gusta el hecho de ser modelo aunque sea por un rato. Sentirse miradas, deseadas, les gusta, no lo pueden evitar, ni controlar. Por algo Dios las habrá hechos tan perfectas, les dio esos cuerpos tan lindos.

Mariana por momentos me preguntaba si creía que su fotolog iba a “funcionar”, es decir me preguntaba si iba a tener muchos visitantes. Yo le decía que sí, aunque no estaba seguro de ello.
En un momento, Agustina se agachó a buscar algo que se le había caído. Y fue ahí cuando ví su hermosa, delicada y minúscula tanga blanca. La lamparita se me encendió y me di cuenta que era lo que había que hacer para que ese fotolog fuera un éxito. Y sin pensarlo demasiado, lo solté, lo dije: “¿Mariana, vos querés que tu flog sea un éxito?”
“Sí” contestó ella sin dudarlo y muy decidida. Realmente tenía ganas de que su fotolog fuera lindo, estuviera bien hecho y fuera muy visitado.
Walter: -“Si quieren que este fotolog sea un éxito, tienen que mostrar un poquito”.
Mariana: -“¿Mostrar qué?”.
Agustina: -“Dale, Mariana no te hagas la tonta. Mostrarnos a nosotras que va a ser. Mostrar algo de lolas, algo de cola. Eso es lo que Walter te está tratando de decir”.
Mariana: -“Ni loca”.

Agustina entendía la idea, sin embargo Mariana, dudó un poco más. Mariana dudaba, sin embargo Agustina que era la más “putita” de las dos me hizo el trabajo bastante fácil. Sin pensarlo mucho se subió la remerita y me mostró sus senos (con corpiño puesto), pero de los que yo rápidamente tomé la primer foto interesante del día. Luego se dio vuelta, se subió un poco la pollerita y me dijo como en tono desafiante: “Fotografiá acá” y se tocaba su nalga derecha, dejando ver su fina tanga.
Agustina: -“Ves Mariana, esto es lo que Walter te dice que tenés que mostrar. Tus atributos de mujer. Aparte, no te vengas a hacer la santa conmigo si más de una vez en un boliche te habrán tocado las tetas, metido mano en el culo y hasta los dedos en tu conchita”.

Como Agustina veía que Mariana no se decidía a sumarse, siguió tomando la iniciativa y se sacó su pollerita blanca. Exhibiéndome todo su cuerpo hermoso en ropa interior, del cuál yo tomé unas cuantas fotos con la velocidad del rayo. Ella jugaba y posaba ante la cámara. Al rato Mariana impulsada por toda la decisión de su amiga, dejó de vacilar, se dejó llevar por el momento, y se sacó las calzas que tenía puestas y quedó en tanguita. Su amiga le acarició la cola, para darle ánimo y confianza. Y yo no perdí tiempo y con mi cámara tomé unas cuantas fotos de sus tiernos y deliciosos culitos.
Yo iba dejando que se soltaran de a poquito y llevando la situación con maestría. Pero tampoco debía dejar que se aplacaran los ánimos.
Walter: -“A ver Mariana si nos vamos sacando la remerita y dejamos ver a los chicos que van a entrar a visitar tu fotolog algo de las dos hermosas tetas que tenés”. Y Mariana, que parecía ya que quería el éxito de su fotolog casi a cualquier precio, se sacó muy suavemente la remerita.

Tomé unas cuantas fotos más de las dos en ropa interior, mientras ellas jugueteaban, se acariciaban, pero aún faltaba algo más. Ya con las fotos que había tomado y luego una posterior buena selección y edición y un buen diseño de página el fotolog sería un éxito. Pero yo quería más (Lo quería todo, y lo quería ahora, y ellas también).

Para que “pelaran” tetas fue más difícil. Las tuve que persuadir por un largo rato.
Walter: -“¿Vos querés que tu fotolog explote de visitas?”.
Mariana: -“Sí”.
Walter: -“Bueno, pensá un segundo. ¿Qué revistas se venden hoy en día? Hombre, Gente, Paparazzi, todas en las que hay minas en bolas. Bueno, con Internet pasa lo mismo. La gente entra a los sitios en los que hay algo “picante””.
Mariana: -“Sí, puede ser, pero mostrar las tetas es demasiado. Yo sé que hoy en día un montón de chicas ponen fotos en Internet, pero que pasa si las ve mi hermano o mi papá. Me matan”.
Walter: -“No sé, pensalo. Trata de no dejar la página grabada en el Explorer o ponele una contraseña a tu usuario y sesión de Windows. El fotolog es tuyo no mío”.

Hubo un momento de silencio, Mariana no estaba muy convencida, pero igualmente de a poquito se sacó el corpiño, aunque inmediatamente se cubrió los senos con sus dos manos. Su amiga en cambió, que aún no se había sacado el corpiño, tenía menos pudor. Se sacó su corpiño rosa y me lo arrojó, dejándome ver de primer intento, sus hermosas y adolescentes tetas. Mariana estaba más tensa, Agustina en cambió se reía y jugaba a ser sexy. Poco tiempo pasó hasta que Agustina juntara la confianza que le faltaba para sacarse la bombacha. Le encantaba mostrarse, que la vieran, que la desearan.
Agustina una vez más, fue la de la iniciativa. Se sacó su minúscula tanguita rosa y me la arrojó de manera sexy y riéndose nuevamente. Luego se arrodilló y fue ella quien le sacó la tanguita blanca a Mariana. Mariana se sintió incómoda en un primer momento, pero luego al ver a su amiga tan natural con su desnudez se relajó y se aclimató. Mientras todo esto pasaba yo apretaba el botón de la cámara con mi dedo tan rápido como nunca en mi vida. No quería perderme una sola foto.

Una vez que las dos estuvieron completamente desnudas y se fueron relajando comenzaron a disfrutar de la situación. El hecho de que yo estuviera ahí, completamente vestido y sacándoles fotos, a ellas, que de cierta manera se habían transformado en diosas, en objetos sexuales las excitaba. Les gustaba como yo las miraba y me hacía el profesional, el fotógrafo, aunque ya no podía sostener mucho esa actitud. Agustina le acariciaba los senos a Mariana. Mariana hacía lo mismo. Mariana le acariciaba la cola a Agustina y Agus le respondía con el mismo gesto. Se besaban incluso. En la boca, en el cuello, se besaban las tetas mutuamente. Reían, todo el tiempo reían. Tal vez un poco por el nerviosismo, o por la novedad de la situación.
Agustina una vez se aventuró un poco más primero que Mariana y con su delicada manito comenzó a tocarle la vagina a su amiga. Esta la miró como sorprendida pero no dijo nada. Abrió los ojos bien grandes, pero su amiga era mujer también, sabía bien dónde tocar. Y el placer pudo más que el pensamiento acerca de lo que creía que era un límite. Por la excitación Mariana que ya le estaba acariciando el culo a Agustina se lo comenzó a apretar con mucha fuerza. Y así estuvimos un largo rato, ellas se tocaban, jugaban, y yo sacaba y sacaba fotos. Ya podía afirmar sin lugar a dudas que este fotolog sería un éxito y que tendría millones de visitas.

Al tiempo no sé si porque las chicas se habrían “cansado” de juguetear entre ellas o que, las dos me dijeron: -“Bueno, nosotras ya te mostramos TODO. Es hora de que vos muestres un poco”.
Aclaro que yo estaba completamente vestido hasta ese momento. Me saqué el sweater y luego la remera quedándome en cuero, como para darles algo. Pero eran adolescentes, no asexuadas, ni tontas y me dijeron: -“Esto no es nada, vos ya sabés lo que nosotras queremos ver”.
La cosa ya estaba entrando en calor y estas chicas estaban sacando a flor de piel todo su instinto animal sexual.
Yo la miré a Agustina y le dije en tono serio: -“Por respeto a la familia de Mariana yo no voy a sacar mi miembro”.
Ambas se quedaron duras, sorprendidas por el tono serio con el que yo lo había dicho. Dejé pasar un instante y continué: “Vení, si querés verla, sacala vos con tus propias manos”. Y ahí entendieron “el chiste” y la situación volvió a la normalidad.
La hija de puta, no dudó ni un instante. Se me acercó, me abrió la bragueta y sacó mi enorme verga afuera de mi pantalón. Mariana también se acercó. Que momento!!! Las tenía a las dos ahí delante mío. Querían ver, tocar, “jugar” un poco con una buena verga. Yo las miraba y me daba cuenta de que se les hacía agua la boca. Y pensar que hasta hace unas pocas horas las veía como dos angelitos. Eran bien zorras. Sedientas de sexo.

Con mucha calidad mientras me tocaban el pene y los testículos, fui haciendo que se arrodillaran. Ahí las tenía, arrodilladas delante de mí y desnudísimas.
Agustina me la observó un rato largo, Mariana también. La tocó, la “analizó” con la vista se puede decir. Me tocó los huevitos, todo. Y al rato no pudo contener su irrefrenable deseo de succionar y me comenzó a lamer la verga. Mariana se paró, menos “guarra” y comencé a besarla en la boca. Esta otra chica necesitaba más tiempo para calentarse y ponerse a punto. Por eso mientras la besaba comencé a tocarla en sus partes sexuales. El culo, la vagina. Le acariciaba el culo. Le daba alguna que otra palmada en su blanco culito y también le iba introduciendo algún dedito en la vagina como para que se acostumbrara y vaya teniendo alguna sensación. Agustina me estaba dando una chupada extraordinaria, tal vez fuera virgen, pero alguna pija ya había chupado seguro. Mariana en cambio era otra clase de chica, mucho más dulce. Besaba muy bien. Y les gustaba que la tocaran, era más pasiva, pero se notaba que disfrutaba de que le tocara las tetas, de que le acariciara el culo. Y yo hacía precisamente eso que ella quería. La besaba con pasión, bien dándole lindos besos de telenovela, y ella cerraba los ojitos y se avocaba a sentir. Le tomaba el culo con las dos manos. Lo apretaba, lo acariciaba, lo masajeaba. Le introducía dedos casi en el ano. Y Agustina por abajo usaba su boca de maravillas. Agustina bien zorrita, cuando vio que ya en un poco más iba a acabar, le dijo a su amiga: -“Mariana, vení proba esto un poquito vos también”.
Mariana se arrodilló y se metió mi verga en la boca. Chupó un poco, un par de tragadas de verga y enseguida acabé descargando toda, pero toda, pero toda mi leche en su boca. Agustina me había dejado a punto y quería “enseñarle” algo a su amiga. Mariana se sintió algo rara al principio, podía notarlo, se sentía como sucia, como muy puta, pero no tenía de que avergonzarse de algo natural como esto.
Agustina: -“¿Te gusto la lechita, trolita?”. Le preguntó su amiga como haciéndole un chiste mientras se reía.

Una vez que acabé por primera vez en este encuentro sexual, como todo hombre, necesité un tiempo para recuperarme. Ese tiempo en que uno no quiere que la mujer te hinche las pelotas. Descansamos un rato. Charlamos, yo me prendí un cigarrillo y las contemplaba a las dos. Que lindas perras que eran. Agustina, cero vergüenza, cero timidez, cero pudor, se quedó desnudita como Dios la trajo al mundo. Mariana se puso su ropa interior. Luego sonó el timbre y Mariana tuvo que bajar a atender al sodero. Para ello se vistió rápidamente. Bajó, recibió la soda, devolvió los sifones vacíos, pagó y volvió a subir a su pieza.

Mariana se quedó vestida en principio. Pero su amiga enseguida intervino. Está última también quería más y no quería que se aplacaron los ánimos.
Agustina: -“Usted se me desviste señorita” le dijo haciéndose la seria. Y Mariana se quitó la ropa y se quedó en ropa interior.

Yo me tomé un buen tiempo para descansar. Aproveché la situación para servirme un buen vaso de whisky importado que tenía el padre de Mariana. La marca, cuál otra sino J.D., Jack Daniels. Mientras yo me relajaba luego del alto polvo que me había echado, parecía que a las dos chicas no les había bajado la excitación. De echo estaban todavía bien calentitas. No sabían bien que hacer. Se notaba en sus rostros que querían más pene, mucho más pene. Pero si era eso lo que querían debían darme un descanso, un tiempo para recuperar fuerzas y luego volver a la carga con todo. No sabían bien que hacer, pero yo les di una idea. “A ver vení Agustina, vos acostate en la cama boca arriba. Y vos Mary ponete arriba de ella así” dije yo. Dando ideas. Y las hice hacer un 69. Uno de los mejores de los que vería o presenciaría en mi vida. Y sin lugar a dudas el más jugoso y con la mejor carne. Agustina tenía algo de idea de que se trataba y ni bien su amiga se puso en posición comenzó a comerle el coño. Primero empezó lamiéndole bien la vagina pero luego empezó a complementar introduciéndole dedos en el ano. Primero uno, luego dos, luego hasta tres llegó a meter. Al principio Marianita solo recibía este placer que le venia por detrás, y luego imitando a su amiga comenzó a hacer lo mismo. Le comió la vagina de una. Hasta el fondo. Y chupó el sexo de su amiga con locura y pasión, movía su lengua con mucho desenfreno. Agustina se excitaba y comenzaba a gritar de placer, a gemir de placer. Mariana también. Era hermoso ver a esos dos chicas dándose tanto placer mutuamente. Les estaba enseñando un jueguito, que aunque luego nunca me lo confesaron, tal vez repetirían en alguna tarde de aburrimiento estando solitas las dos. Que lindo era verlas así, en esa posición, que lindo era ver el culito blanquito de Mariana. Yo cada tanto pasaba y mientras Agustina lo chupaba le pegaba una nalgada. “Bien, sigan así” les decía y Mariana distraía su mano izquierda del coño de su amiga para masturbarme un poco y tocarme los huevitos fugazmente. Insisto, como se daban placer mutuamente esas dos jovencitas. Que lindo espectáculo de amistad, sexo y placer. Agustina le tomó el culo con las dos manos y le deba palmaditas en la nalga e introducía dedos, tanto por la concha como por la vagina de Mariana, mientras que Mariana no podía sacarse la concha de Agustina de la boca, le había fascinado. De tanto darse mutuamente, ambas acabaron una barbaridad. Se chorrearon, se humedecieron como nunca. Hasta me dio un poco de vergüenza y me resultó un completo desafío, ya que no sabía si sería capaz de despertarles una sensación así con mi miembro.

Les di un diez minutos ahora yo a ellas para que descansaran, pero estas chicas eran insaciables, querían más y más. Me estaba preocupando. Tanta energía juvenil y sexual, no sabía si iba a poder satisfacer plenamente a las dos, aunque por suerte luego sí.
Ahora iba a ir por Mariana, se la iba a hacer fácil a Mariana ya que era su primera vez. Se la iba a hacer muy fácil. La tiré en la cama con la idea de penetrarla en la posición del misionero. Ella boca arriba, y yo me acosté encima de ella, mirándola a los ojos todo el tiempo que duró la penetración. Por momentos ella los cerraba y se dejaba llevar por el momento, por momentos los abría volviendo a la realidad y me miraba. Que linda miraba. Yo notaba que todos las estábamos pasando muy bien. Mariana se perdía en los laberintos mentales y corporales del placer y era ahí cuando cerraba los ojos y se dejaba llevar, se le escapaba algún que otro gemido, pero no se soltaba conmigo a gritar como una putita como lo hiciera con su amiga, tiempo atrás. Al principio, como les dije estaba como dura, asustada, petrificada. Yo le dije: -“No tengas miedo, soy yo Walter, te voy a cuidar, no voy a dejar que nada malo te suceda”. Luego de eso le di unos besos muy dulces en la boca y en el cuello como para que se relaje un poco. Le bese un poco los pechos, para deshinibirla aún más. Y por fin comencé a hacer fuerza. Aunque muy despacito. De a poquito. A medida que fue entrando una y otra vez, Mariana fue perdiendo el miedo. Pudo relajarse un poco y comenzar a disfrutar.
Ni bien entramos en calor empecé a bombear con más fuerza pero cuidando que no le doliera nada ni la pasara mal.
Una vez que la cosa ya cobró ritmo su amiga le dijo algo así como: -“Apreta bien fuerte los músculos de la vagina zorrita, así vas a sentir más”. Mariana aunque no sabía bien bien como, intentó hacerlo. Yo sentí el aumento de la presión y mi verga se puso aún más dura y más erecta de lo que ya estaba. Le seguía dando bomba pero cuidando que por ser su primera vez no le doliera más de lo inevitable, intentando dejarle un magnífico recuerdo. Y tiempo después ella me confesaría que lo había logrado.
La penetraba y la miraba fijo a los ojos, ella me miraba, como buena virgen, no se movía mucho, casi no hacía nada con sus manos, “Abrazame” le pedí yo, era para que se relajara y comenzó a pasar sus manos por mi espalda. Se dio el gusto de tocarme un poco el culo y se ve que le gustó porque me lo tocó bastante. En la recta final se relajo y se abrió plenamente y yo pude bombear con todo. Fue dónde más disfrutamos, le arranque una nueva, buena y jugosa nueva acabada y luego me descargué yo con toda la furia de un semental italiano. Descargué toda mi leche en su interior. Ella lo sintió. Yo le sentí, y vi una sonrisa de alivio y felicidad total en su rostro. Sonrisa, que me hizo muy bien. Terminé con Mariana y quedó feliz, extasiada, ahora sí iba a necesitar un rato de descanso. Se corrió hacia un costado de la cama, feliz, con una sonrisa en el rostro que le iba a costar que se le borre.

Descanse un poco y pronto estuve listo para la acción. Su amiga, que ahora quería toda mi atención y el protagonismo para sí tomó el centro de la cama. Como toda una profesional y entendida en el tema, aunque no lo era, pero sí tenía mucha actitud, se puso en cuatro y me dijo: - “Yo no soy una santita, a mí dame por acá”. Que lindo iba a ser penetrar a Agustina en posición de perrito. Exploré un poco la zona, le puse los dedos en su boca para ensalivarlos, luego se los metí, le metí dos por el ano y dilaté un poco la zona. Los saqué y rápidamente en un solo movimiento le clavé mi poronga. Primero bombeé despacito, pero como vi que la cosa iba sin problemas empecé a bombear fuerte, fuerte y cada vez más FUERTE.
Mientras le daba bomba bien fuerte le daba fuertes palmadas en las nalgas. Y a ella le encantaban. “Más” me pedía, “Más fuerte” exigía. Y yo me la cogía y le cagaba el culo a cachetadas. De a poquito comenzaba a enrojecérsele. A un costado mientras tanto Mariana descansaba o se miraba desnuda al espejo. No podía creer que se había transformado en toda una mujer. Estaba feliz, estaba contenta. Yo mientras tanto le seguía dando en un doggy style a Agustina. Fuerte, fuerte, fuerte casi con violencia, en un momento pensé que ese ano se iba a llegar a desgarrar, pero por suerte no fue así. Penetraba y nalgueada, penetraba y le cacheteaba el culo mientras ella me insistía más y más a aumentar el ritmo de bombeo, me decía: -“Dale más fuerte, esto es lo más duro que me podés dar por el culo. Dame más fuerte” y gritaba también, como me calentó esta pendeja. Que bárbaro. Que bien lo hacía. Y tanto movió y meneó ese bien formado, parado y durito culito que me volví a acabar como un semental dentro de ella. Estaba tan caliente que mi semen salió con violencia, como un rayo. Con furia. Cuando terminé ella se comenzó a reír de placer. Y ahí nos quedamos los tres. Desnudos y tendidos en la cama por un largo rato. Nos mirábamos y no decíamos nada. No podíamos creer el hermoso momento que estábamos viviendo. Me prendí un tercer cigarrillo, una de las chicas me pidió pero se lo negué le dije que fumar es perjudicial para la salud y que no es bueno y que no debían incorporar esa clase de vicios.

Lo que estábamos viviendo era casi de película, y una película no es buena si no tiene un buen final, con lo cual para cerrar quería cerrar con todo, quería hacer algo que había visto en una película porno esa semana.
Me la subo a Mariana arriba entonces, y la empiezo a penetrar vaginalmente. La situación era la siguiente, ella subiendo y bajando y yo apretándole fuertemente sus tetas. Luego la llamo a Agustina y hago que ponga su vagina en mi boca, y yo se la chupo mientras ella se besa y se toca con Mariana. Mi boca está abocada plenamente a comerle esa deliciosa conchita a Agustina. Con unos pocos pelitos rubios. Que exquisitez. Y que lindo sentir mi miembro recubierto de la casi virgen carne de la vagina de Mariana. Para ser su primera vez, subía y bajaba bastante bien. Con bastante ritmo. Mi pija le entraba y salía una y otra vez. Y mi lengua por el otro lado estaba loca, desquiciada. A Agustina también le encantó esta idea, era una excelente oportunidad para tocar a sus anchas todo el cuerpo de su amiga. Le tocaba las tetas, se las apretaba fuertemente igual que yo. Jugueteaba con sus pezones, le hacía cosquillas, le tocaba la cola y lo fundamental para el éxtasis total de Mariana: a la par que yo la penetraba, le acariciaba el clítoris.
Como ya había eyaculado varias veces este polvo duró muchísimo. Tal vez en otra situación no hubiera podido o querido, pero la situación era tan excitante y esta chicas estaban tan buenas, que la pija se paraba y actuaba sola. Ella mandaba. Yo disfrutaba. Agustina la tocaba toda parecía como si fuera lesbiana. Es que el cuerpo de su amiga era tan lindo. Tan bien formadito. Y como le entraba mi pija por esa linda conchita, casi sin uso y bien cerradita. Que bien subía y bajaba esta pendeja. Como me calentaba sentir como mi pene le entraba hasta el fondo a causa del efecto de gravedad que hacía que su cuerpo bajara hacia mi con fuerza. Y mi boca, que delicia esa conchita rubiecita de Agus. Que rico sabor. Que delicia. Con mis manos no sabía que hacer, dónde tocar, si el culo de Agus, sus tetas o las mismas partes pero de Mariana. Y por momentos la tocaba a Mariana, la sentía, ya que en la posición que estaba no podía verla. Y la tocábamos yo y Agustina, y Mariana estaba siendo un poco ahora el centro de atención y fue la primera en correrse, incluso antes de que yo acabara. La cara de placer sexual que puso fue una vez más algo hermoso. Es lindo ver el rostro de una chica linda, pero más lindo es verlo sexualmente satisfecha. Al correrse Mariana se salió de encima y se acostó a un costado de la cama llena de placer. No le importo que yo no hubiera acabado, pero no importó Agustina ocupó su lugar de inmediato y terminé lo que estaba haciendo con ella. Se puso en la misma posición que Mariana. Y demostró que a ella también le gustaba cabalgar. Al tiempito yo acabé y le descargué todo mi semen en su interior. Esta vez a diferencia de las otras no descargué todo mi semen dentro de Agustina, retiré mi pene me quité el preservativo y algo de mi semen lo deposité en los pechos de Mariana que estaba acostada a un costado. Agustina pasó un dedo por una teta de Mariana en la que había algo de mi leche, y con una mirada pícara hacia mí se llevó ese dedo a la boca. Y me guiñó el ojo, como me calentó ese momento, pese a que acababa de eyacular, cuanta actitud esta chica.

Estaba yo descansando tranquilo de este último y maravilloso polvo, disfrutando de mi segundo cigarrillo del día cuando en eso sentimos un ruido. Eran los padres de Mariana. Que momento. Si me encontraban así, se pudría todo. Como volvería a entrar a esta casa. Con que cara. Como en las películas tenía dos opciones, placard o ventana. Y escogí esta última, total no había tanta altura entre el piso y la altura de la ventana. Me vestí y agarré mis cosas muy muy rápidamente. Calculé y esperé a que los padres entraran. Cuando deberían estar en el living, salté. Me escapé por la ventana. Se escuchó un ruido a caída y más tarde me enteraría de que los padres se preguntaron “¿Qué fue eso?” y Mariana se apresuró a responder “Debe ser algún gato que anda por los techos”.

En resumen de cuentas, les di sexo que nunca van a olvidar. Ella se quedaron re-contentas. Mariana tuvo una hermosa e intensa primera vez. De Agustina, aunque ella jura que sí, yo no creo que esa haya sido realmente su primera vez. Y desde ese momento en adelante conservamos una gran amistad especial y me las cojo cada tanto. Ambas tienen novio ahora y cada tanto me piden consejos y yo se los doy con gusto. Algunas veces incluso les doy consejos prácticos que ellas muy bien agradecen. El otro día por ejemplo se compraron una revista Cosmo que tenía un artículo sobre sexo oral y bueno, me tuve que sacrificar por ellas y dejar que probaran las técnicas aprendidas conmigo. También me mandan fotos desnudas. Se compran lencería para sus novios y me piden opinión acerca de si les queda bien o no; o cuando chateamos ellas lo hacen con webcam y desnudas.

AGRADECIMIENTOS: A mi gran amiga Julieta, quién me ha ayudado a escribir y corregir este relato y quien ha hecho que me animara a hacerlo. A mi jefe, quién me ha enseñado unos cuantos trucos de fotógrafo, para poder trabajar y nunca perder la concentración pase lo que pase, al padre de Mariana por tener siempre un Jack Daniels original en su vitrina de alcoholes y desde ya a las protagonistas excluyentes, a Mariana y a Agustina sin quiénes este relato y ese momento maravilloso de mi y de sus vidas nunca hubiera pasado.

WALTER ALEJO
(walter_al23@live.com.ar)

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Comentarios enviados para este relato
Amante Bandido (3 de August de 2011 a las 12:12) dice: y sabes como se llama su fotolog

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:37) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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