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El reencuentro fue explosivo con mi dulce Silvia ( CON fotos)

Gus20XXX Relato enviado por : Gus20XXX el 08/04/2015. Lecturas: 3195

etiquetas relato El reencuentro fue explosivo con mi dulce Silvia ( CON fotos)   Confesiones .
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Resumen
Los días siguientes a mi despedida con Silvia fueron los peores que me tocaron vivir. Ni siquiera Leonor, una amiga del trabajo a la que también me culeaba, lograba sacarla de mi mente. Leonor era muy guapa pero más livianita que Silvia. Un bonito rostro, cuerpo delgado y esbelto, que en ocasiones eran insuficientes para saciar mi apetito sexual desmedido. Era un tanto parca para esas cuestiones y su cuerpo no despertaba en mí ese instinto asesino. Imposible comprarla con las enormes tetas de Silvia y mucho menos con su trasero firme, redondito y carnoso.


Relato
Los días siguientes a mi despedida con Silvia fueron los peores que me tocaron vivir. Ni siquiera Leonor, una amiga del trabajo a la que también me culeaba, lograba sacarla de mi mente. Leonor era muy guapa pero más livianita que Silvia. Un bonito rostro, cuerpo delgado y esbelto, que en ocasiones eran insuficientes para saciar mi apetito sexual desmedido. Era un tanto parca para esas cuestiones y su cuerpo no despertaba en mí ese instinto asesino. Imposible comprarla con las enormes tetas de Silvia y mucho menos con su trasero firme, redondito y carnoso.

Antes del reencuentro con Silvia, Leonor era una especie de "desahogo", las veces que tenía que viajar a Arequipa. Sin embargo, esta vez era distinto. Silvia había logrado volverme loco no solo con su belleza y su espectacular figura. Era más bien esa seguridad y sensualidad que mostraba al caminar, al mirar, al decidir. Tenía el garbo natural de una reina y en la cama me volvía el peor de los enfermos pues me complacía en todo lo que le pedía. Leonor me mandaba mensajes más que calentones pero yo estaba con la cabeza en otro lado así que decidí ignorarla. Con Silvia no habíamos parado de escribirnos desde que se fue. Decidimos que lo mejor era chatear por skype de noche, cuando esté en la seguridad de su cuarto. Le envié las fotos que le tomé en la cama y el video que grabé reventándola el ojete en la ducha. Ella se ruborizó al inicio diciéndome: qué horror! no puedo ser esta persona, y se reía de las posiciones en que la hice poner y sonrojaba al verse gemir cuando le introducía mi lengua y pene a su empalagoso ojete. Esto la puso recachonda y me lo expresaba enseñándome las tetas por la cámara, jalándose los pezones como si de goma de mascar se tratara y masturbándose para mí. Yo hacía exactamente lo mismo y le enseñaba el pene totalmente erecto, para su deleite. Así fueron pasando los días hasta que llegó el momento de mi retorno a Lima. Apenas llegué a casa solo dejé mi maleta, me di un baño y salí pretextando a mi madre y hermanas que era cumpleaños de mi mejor amigo del trabajo. Solo saqué un maletín con cosas que traje para Silvia.

Le mandé un mensaje a mi amada y me respondió diciéndome el lugar para nuestro encuentro, un parque a unas cuadras de su casa que yo también conocía, y fue la mejor decisión pues no solo era bastante escondido, sino que por suerte tenía en ese momento las luces de algunos postes apagadas, seguro por estar malogrados los focos. Para darme encuentro, ella le dijo a Richard que era cumpleaños de Marita, su comadre, y aunque él pretendió pasar a recogerla cuando acabe la fiesta, ella se excuso diciendo que mejor se quedaría en casa de la comadre y regresaría al día siguiente.

Alrededor de las 10 de la noche me estacioné en el parque que habíamos acordado y la esperé. Me llamó al rato y me dijo que recién iba a salir, que se le había hecho un poco tarde. No te preocupes mi amor, te espero, le dije. Mientras tanto fui a una farmacia y compré unas pastillas para la acidez que mi madre me encargó antes de salir, y por supuesto, varios condones y un buen lubricante anal para Silvia. Luego fui nuevamente al parque y la esperé. Al fin llegó, con un pantalón blanco bastante ceñido y una blusa rosa con encajes. Hermosa, radiante. Subió al auto y luego de un primer beso con ternura y pasión, dirigí el auto a la zona más oscura, algo alejada de las casas. Me estacioné, apagué las luces y de inmediato empezamos a besarnos. Besarnos en realidad es un decir pues los besos llevaron a que la pasión se desborde sin control y en un santiamén la tenga sobre mí haciéndome una nueva mamada memorable, mientras yo le hundía mis dedos en su sedienta vagina aún por encima del pantalón que usaba. Las luces delanteras de otro auto que pasó cerca nos hizo calmarnos unos segundos, cosa que no duró mucho pues apenas se fue lo primero que hice fue tirar el asiento para atrás, bajarle el pantalón hasta las rodillas y ponerla en cuatro patas. Me bajé el pantalón igual y sin pérdida de tiempo le asesté un furibundo golpe seco con mi furioso pene a esa vagina que ya estaba mojada por sus fluidos y pedía que la llene. Comencé entonces mi frenético vapuleo, un mete-saca feroz que solo tenía como respuesta unas poderosas nalgas que amortiguaban la embestida que le daba. El sonido que producían esas nalgas con cada impacto de mi pene en su vagina me excitaba más y más, y a ella la enloquecía en un concierto de gemidos. Saque un momento mi "fierro" para acomodarme mejor en el asiento y ella protesto al instante rogándome que no se la saque. Se me ocurrió lamerle el culo mientras en simultáneo sacaba de mi bolsillo un condón y el lubricante que compré. Fui colocándome el preservativo y aplicándole el lubricante en su divino ojete. Una vez que mis dedos empezaron a entrar con facilidad en ese túnel era hora de hacerle sentir mi poderoso falo, y demostrarle con ello cuanta falta me hizo. Estaba excavando más y más en sus intestinos, extasiado de lujuria, cuando vi de reojo por uno de los espejos que un vigilante de la zona estaba escondido detrás de un árbol, a solo unos pasos del auto, mirando como lo hacíamos y tratando de ocultarse ante algún movimiento inusual de nosotros. Se había percatado del movimiento del carro que de seguro se movía al compas de la tremenda culeada que le propinaba a Silvia. Esta situación, al contrario de hacerme avergonzar, exacerbó mis deseos e hizo que quiera regalarle a ese desconocido un poco de mi gloria. Me di cuenta que desde su posición podía distinguir perfectamente como penetraba a Silvia y se me ocurrió que se ganara un poco con el show. Subí entonces el ritmo a tal punto que Silvia no podía ni respirar y solo aullaba como una loba. De manera simultánea empecé a darle unos cachetazos a sus enormes nalgas produciendo unos sonoros AY AMOR, AY MI VIDA, AY NO PARES, QUE RICO, DAME DUROOOO. Luego de unos minutos pude venirme como un aluvión en sus entrañas. Nos quedamos así unos minutos. Yo dentro de ella y ella con los ojos entreabiertos queriendo morir así, con mi verga dentro. Hasta que finalmente me incorporé, me saqué el condón y lo puse en una bolsita que tenía por ahí. Nos acomodamos nuestras prendas mientras reíamos de nuestras fachas. Decidí que ya era suficiente espectáculo y salí de ese lugar en donde dejé sin duda al vigilante más erecto de lo que jamás hubiera imaginado y con la envidia más grande posible de ver cómo devoré el monumental culo de mi mujer. Silvia se dio cuenta de la presencia del vigilante cuando ya había arrancado el auto. Solo me reí y le dije: Pobre hombre, al menos hoy su trabajo tuvo algo excitante, que recordará por siempre. Ella entre risas y rubores hizo el ademán de darme un golpe en la verga y me dijo casi gritando: TE PASAS, ESTAS LOCO.
Mientras íbamos en el auto me fue contando cosas de su casa y lo mucho que me extrañaba, al punto de no tener apetito ni ganas de salir a ningún lado. Quiero estar todo el tiempo contigo Gustavo, me dijo. Paré un momento el coche y mirándola a los ojos le dije: Esta semana lo resolvemos ¿sí?, yo tampoco soporto más tiempo lejos de ti, vámonos lejos, a un lugar donde nadie nos conozca. Quiero que vivas conmigo Quedo un momento en shock, observándome fijamente y luego me dijo: Si Gustavo. A quien quiero engañar. No puedo vivir sin ti. Solo dame unos días para ver como hago y no dañar a mi hijo. Él ya está bien mayorcito para hacer su vida le dije, incluso está por casarse, tienes derecho a rehacer tu vida. Lo sé mi amor, me dijo, pero imagínate que se entere lo nuestro. Se pondría como un demonio y nos odiaría a ambos. No quiero eso tampoco. Dame tiempo por favor. Entonces le dije: lo hago solo si me prometes que cada día de ahora en adelante estarás conmigo. ¿Cómo así?, me dijo. Voy a alquilar un departamento, le propuse. Quiero que ese sea nuestro nidito de amor. De pronto su rostro se iluminó y una súbita felicidad la embargó. Será como tú quieras mi amor, me dijo y me besó feliz.

Al cabo de un rato de éxtasis fuimos a comer comida italiana y al terminar la llevé a un hotel en una bonita zona de Miraflores. Llegamos a la habitación luego de estar como angelitos en el ascensor, pues habían personas. Estábamos en nuestro solos de nuevo. Fuimos a la cama y nos besamos, ya no con pasión, al menos en ese momento el amor estaba por encima y solo hubo pura ternura. Luego de unos minutos de miradas, palabras y gestos de amor nuevamente nos pusimos cachondos. Vamos al Jacuzzi le dije. ¿Qué me vas hacer ahí loquito precioso?, me dijo coquetamente. Ya vas a ver le dije y me reí. Empecé a sacar lo que traje en mi maletín. Primero le entregué una cajita envuelta en papel de regalo que contenía un collar de oro que le compré en mi viaje. Quedó fascinada y me lleno de abrazos y besos. Luego saqué una caja que en su interior tenía un portaligas negro, un pequeño látigo negro y unas esposas. Las había comprado en un Sex-shop en Arequipa. Su cara lo decía todo, era una mezcla de vergüenza, risa y malicia. Hoy mismo lo estrenamos, me dijo con sátira. Finalmente saqué una filmadora y una cámara fotográfica que compré para perennizar nuestras sesiones de amor. Al verlos me dijo: Como te gusta grabarme no?. Me excita mucho, le dije, es como si viera una porno, sólo que nosotros somos las estrellas. Se dio una carcajada y me dijo: Eres un enfermo, pero sabes qué? A mí también me excitó ver nuestro video en la ducha. Le dije que vaya preparando el baño, mientras yo preparaba las cámaras. Una vez que terminé la alcancé en la ducha y empezamos a bañarnos mutuamente. Entramos al jacuzzi y me eché yo primero, ella se sentó encima mío y se echó de espaldas contra mi pecho. Estuvimos contándonos anécdotas del pasado mientras yo jugaba con sus senos, y pezones. De tanto jugar se pusieron duritos y ella comenzó a excitarse, moviendo el trasero como gata en celo, Como estaba encima de mí logró que me ponga de fierro, así que sin más la acomodé y le introduje mi verga en su vagina. Esta vez dejé que ella controle el movimiento y yo me enfoqué nuevamente en sus enormes pezones. Los frotaba con suavidad y luego con una velocidad que la hacía estremecer. Le frotaba el clítoris y la besaba con pasión, luego volvía a sus senos. Luego de unos minutos se levantó de su postura echada, se sentó en mi verga y empezó a dar unos saltos infernales. De paso me daba su culo en primer plano, lo que aprovechaba para golpearlo produciendo un sonido seco y excitante. Sabía que eso le gustaba y me sadiqueaba de la peor manera. Volvió a tirarse para atrás y esta vez mi objetivo fue su clítoris. Mis dedos rozaban su vagina y la tenían en un progresivo clímax, que en combinación con mi enorme pene penetrándola, hicieron que se venga en un gran orgasmo con un grito ensordecedor. No le di tiempo de reponerse y la coloqué de rodillas con los codos en el borde del jacuzzi. Me coloqué tras ella, le di un buen escupitajo en el ojete y, ligeramente parado, pero inclinado hacia delante, dirigí mi diabólico falo justo al centro de su culo. Por unos 10 minutos engrosé su túnel al punto que cuando me vine se la saqué para acomodarme y noté que le había dejado un agujero enorme por el que incluso habría podido meter mi brazo.

Con dificultad me paré y me fui nuevamente a la ducha a lavarme. A ella le costó ponerse de pie, así que fui y la ayudé a incorporarse. No puedo ni caminar bien, eres malo, me dijo sonriendo y con un gesto de dolor. Nos bañamos y fuimos a la cama a reponer energías. Prendí la TV y pedí nos suban unos whiskys. Mientras tanto le masajeaba las piernas y nalgas a Silvia, se lo ganó por soportar mi furia. Luego se me ocurrió hacerle una broma al botones del hotel. Le expliqué el asunto a Silvia y aunque al inicio titubeó, no podía negarle ningún capricho a su macho. Esperamos al tipo y cuando éste llegó le indiqué si podía ayudarme a prender la chimenea. Mientras lo hacía salió Silvia del baño con la bata puesta y se fue acercando a mí. Fingiendo que no se había dado cuenta de la presencia del botones (que se encontraba agachado y concentrado en su trabajo), me dijo: Ahora sí mi amor, prepárate para lo que te voy hacer, y diciendo esto se sacó la bata, quedando solo con el portaligas negro que le compré y con los senos y el culo totalmente al descubierto. El tipo no supo qué hacer. Por un lado se quedó pasmado, no atinaba a decir ni hacer nada, Permaneció agachado pero sus ojos se clavaron en Silvia pues nunca había visto, eso es seguro, una mujer así de despampanante y exhibiendo todos sus encantos. Finalmente se levantó y se fue raudo diciendo disculpe Señora, disculpe Señor y desapareció de nuestra vista. Nos reímos de nuestra nueva travesura y nos dispusimos a empezar nuestra nueva fantasía sexual.



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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:51) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:27) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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