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El semental de dos patas....

Relato enviado por : Narrador el 16/06/2017. Lecturas: 4661

etiquetas relato El semental de dos patas....   Confesiones .
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Resumen

Desde que era niña, siempre me gustó y practiqué la equitación. Es más en unas cuantas ocasiones, llegué a las finales regionales, y nacionales. Pero mis padres, impidieron que continuase, ya que para ellos, una señorita no podía, ni debía dedicar su vida a eso de estar montando a caballo. Aunque terminé mis estudios universitarios, me casé aunque no ejerzo mi profesión. Ya que mi esposo es de los que piensan que el lugar de la esposa es la casa con los hijos, en mi caso con mis hijas. A las que diariamente llevó al colegio, para luego irme al centro ecuestre a practicar, aunque ya no compito. Un día no hace mucho, como de costumbre llegué temprano al centro ecuestre, y al dirigirme a los vestidores, me di cuenta de que Regulo, el encargado de las caballerizas. Se encontraba orinando, de lo más tranquilo en la puerta de uno de los establos. Quizás piensen que con voltear para otro lado, asunto resuelto. Pero lo cierto es que quedé impresionada, no tan solo por lo oscuro, largo y grueso de su miembro. Sino también porque el tal Regulo, mide como dos metros de alto. De anchas espaldas, de piel morena, y aunque como dice mi esposo, Regulo es un cara común. Cuando él así lo quiere, es bastante simpático. Les confieso que mentalmente, comparé su largo, y grueso miembro, con el de mi esposo.



Relato
Y como en toda comparación alguien siempre sale perdiendo, en esa comparación, mi esposo se llevó todas las de perder. Aunque como ya les dije, me impresionó, procuré no pensar más en eso. Casualmente esa misma semana discutí con mi esposo, al llamarme de manera repetida exagerada. Por lo que yo esa noche, cuando él quiso que lo complaciera. Le dije que tenía dolor de cabeza, y me fui a dormir a la habitación de los huéspedes, que desde luego estaba vacía. A la siguiente mañana como de costumbre, cuando discuto con mi marido, me levanté bien temprano, me vestí de la manera más seductora que pude, y antes de que él se levantase, llevé a nuestras hijas temprano al colegio. Luego llamé al socio de mi esposo, que en ocasiones me consuela íntimamente, para encontrarnos en el lugar de siempre. Pero en esos momentos, él y su esposa estaban en el aeropuerto saliendo de viaje. Por lo que no me quedó más remedio, en medio de mi frustración, que irme al centro ecuestre a montar a caballo, para pasar el mal rato. Cuando llegué al Centro, quien me abrió las puertas fue Regulo. Y apenas me bajé del auto, no es que yo tenga un sexto sentido. Pero les juro que sentí los ojos de Regulo pegados a mis nalgas, y con razón. Ya que me había vestido para encontrarme con mi amante, y la falda queme había puesto, es extra corta, por lo que apenas doy un paso, se me ven las nalgas con toda claridad, además la blusa que también me puse, aparte de ser bastante transparente, me queda bien ajustada al cuerpo, por lo que mis senos, si respiro muy profundo, parecieran que se me fueran a salir. Así que muy consciente de todo eso, fui caminando muy lentamente, contoneando mis nalgas. Pero apenas llegué a la puerta de los vestidores, se me ocurrió hacer una pequeña travesura. Por lo que accidentalmente, se me cayeron las llaves del vestidor al piso, yo sabía de sobra que Regulo se encontraba a pocos metros de mí, observándome detenidamente. Por lo que con toda mi calma, separé ligeramente mis piernas, y en lugar de agacharme, me incliné hacia adelante, hasta recoger las llaves, las que justo cuando ya las había agarrado, se me volvieron a deslizar entre mis dedos, por lo que nuevamente me tomé mi tiempo para inclinarme nuevamente y recogerlas. Tras lo cual apenas entré al vestidor, me quité mis pantis, y fue cuando me provocó seguir tentando a Regulo. Por lo que tal y como me encontraba, salí del vestidor, y como Regulo se encontraba aún bastante cerca, le pregunté por una de mis monturas. Él comenzó por decirme que la había cepillado el día anterior, cuando yo le pedí que me acompañase, ya que me acordé de haber escuchado algo moviéndose entre las pacas de heno. Apenas llegamos, tras ver el potro que pensaba montar, sin más ni más me trepé sobre una de las pacas, y desde luego Regulo se pudo dar cuenta con toda claridad, de que yo andaba sin nada bajo la corta falda. Yo me mantenía de espaldas a él, cuando sentí que él se subió, a las pacas de heno, tras de mí. Y como ya les dije el mide dos metros de alto, y yo con todo y tacos altos, apenas mido un metro sesenta. Por lo que prácticamente lo sentí sobre mí, y al darme vuelta de inmediato, él me tomó entre sus brazos, y me dijo. Si la señora quiere que la monte, lo hacemos ya mismo, de lo contrario, no me haga perder el tiempo. Yo me indigné, y quedé sorprendida, por su manera de tratarme, pero al mismo tiempo sentí ese intenso deseo de hacerlo, por lo que sonriendo, le dije. Yo espero que ninguno de los dos perdamos el tiempo. Así que él tras bajarse de las pacas de heno, me tomó entre sus fuertes brazos, y como que si yo fuera una muñequita de papel me colocó sobre el piso de la cuadra, diciéndome. Acompáñame a mi habitación. Sin soltarme la mano, rápidamente caminamos al otro extremo de las caballerizas. Y en lo que habían sido el viejo establo original del Centro Ecuestre, Regulo tiene una especie de apartamento. Pero sin divisiones internas, por lo que su inmensa cama, el comedor, la cocina, y hasta la ducha, y el inodoro se encuentra todo en un amplio ambiente, sin tabiques, ni paredes, en fin sin ningún tipo de separación. Apenas entramos, de inmediato me volvió a tomar entre sus gruesos brazos, y sin más ni más me ha dado un tremendo beso, con todo y lengua. Pero al separarnos, me ordenó que me quitase la ropa. La verdad es que, eso me chocó un poco, pero ya era algo tarde como para arrepentirme. Por lo que rápidamente, le obedecí, me quité la corta falda y la transparente blusa, quedando completamente desnuda ante sus abiertos ojos. Regulo me volvió a tomar entre sus brazos, y me depositó sobre su cama, y de inmediato sin tan siquiera comenzar a quitarse su ropa, colocó sus manos sobre mis piernas, y sin mucho esfuerzo, hizo que yo abriera las piernas de par en par. Para posteriormente dirigir su lasciva mirada a mí depilado coño, al tiempo que relamiéndose los labios, fue acercando su rostro al centro de mis piernas. Yo la verdad es que no me esperaba algo así, pero de inmediato comenzó a pasar su lengua por sobre los labios de mi vagina, mientras que con sus gruesos dedos los fue separando. Así comencé a sentir como su lengua, sus labios en fin toda su boca, fue haciendo contacto con toda mi vulva, hasta que llegó un momento en que divinamente se dedicó por un buen rato a chupar mí ya inflamado clítoris, haciendo que yo gimiera y chillara de placer, a medida que él me lo mordisqueaba divinamente. Yo me encontraba disfrutando de todo lo que él me estaba haciendo con su boca, que ya en cierto momento coloqué mis manos sobre su oscura cabellera, y al tiempo que Regulo continuaba mamando todo mi coño, yo moviendo mis caderas restregaba su rostro contra mi cuerpo, una y otra vez, hasta que disfruté de un húmedo y profundo orgasmo, como hacía tanto tiempo que no disfrutaba. Quizás por lo que haya sido, yo me sentí completamente agotada, hasta que Regulo se incorporó y comenzó a quitarse toda su ropa. Y si verlo vestido impresiona, por su gran tamaño, el verlo completamente desnudo, con casi todo su cuerpo cubierto de vellos, y su largo y grueso miembro totalmente erecto, me impresionó aún mucho más. Tengan en cuenta que yo soy de talla pequeña, y el estar prácticamente a sus pies para mí fue muy impresionante, tanto que hasta me asusté nada más de pensar que me iba a penetrar con eso, que la idea que se me vino a la mente fue que era casi como un semental, pero de dos patas. Yo me mantuve con mis piernas bien abiertas, a medida que él se fue recostando lentamente sobre mi pequeño cuerpo. Y fui sintiendo como su enorme herramienta, se fue abriendo paso dentro de mi vulva. Hasta que nuestros cuerpos se unieron, y para mi mayor y grata sorpresa, no sentí nada de dolor, todo lo contrario, y aunque su enorme miembro ocupo seguramente todo el espacio, el placer que comencé a sentir a medida que él comenzó a ir sacando y metiendo toda aquella cosa dentro de mi cuerpo. Hizo que con mucho gusto y placer, yo volviera a mover mis caderas. No lo podía creer, que todo aquello hubiera entrado dentro de mi coño, como si nada, y aun quedase el espacio suficiente para que no me lastimara. En cierto momento, Regulo sacó su miembro de mi coño, y haciendo que me volteara se colocó sobre mi nuevamente. Y fue cuando sentí que al tiempo que volvía a penetrarme por el coño, una de sus grandes manos me lo agarraba por el frente, apretándomelo al tiempo que continuaba metiendo y sacando su verga. Así estuvimos por un largo rato, hasta que para mi sorpresa volvió a cambiar de posición, quedándose él acostado, mientras que hizo que yo me sentara sobre su verga, la que nuevamente me introdujo dentro de mi coño. Al tiempo que yo como una loca disfrutaba de todo eso, moví mis caderas como nunca antes las había movido. Lo cierto es que por un largo rato cabalgué sobre aquel trozo de carne, hasta que nuevamente disfruté de otro increíble orgasmo, y sentí como él se venía dentro de mi coño. Los dos nos quedamos recostados por un rato, hasta que Regulo se levantó a orinar, y yo casi de inmediato frente a él me di una refrescante ducha. Para luego que regresamos a su cama, yo limpié su miembro, con una toalla húmeda, y sin que él me lo pidiera, me puse a mamar su verga, hasta que lo hice venirse nuevamente, pero dentro de mi boca. Ya serían como las dos de la tarde, cuando salí dejé a Regulo, para ir a buscar a mis hijas, al colegio. Desde ese día por lo menos una o dos veces en la semana, Regulo y yo discretamente nos encontramos el Centro Ecuestre. Sin que mi marido tenga la menor sospecha, aunque el día en que por primera vez Regulo me dio por el culo, yo tenía la regla, y yo le dije que tenía miedo de que me fuera a doler mucho, pero el sonriendo me dijo. Si me lo has podido mamar, seguramente te podré dar por el culo fácilmente. Así que recostada boca abajo sobre su cama, él al principio comenzó por acariciar mis nalgas, y suavemente con algo de aceite de oliva, fue dilatando mi esfínter con sus dedos, al principio uno, luego dos, y así sucesivamente hasta que casi me estaba metiendo toda su mano. Luego cuando yo más relajada me encontraba Regulo, se colocó sobre mí, y me fue penetrando, al tiempo que con una de sus manos me agarraba el coño divinamente. Ese día llegué caminando a casa, con las piernas algo abiertas, por el ligero dolor que me quedó. Pero cuando mi esposo me preguntó ¿qué me pasaba? lo único que se me ocurrió decirle fue que un caballo me tiró, y caí de culo. Cosa que ya me ha pasado en otras ocasiones. Por lo que no me dijo nada.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:51) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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