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El tren del deseo - Ingraviti

Relato enviado por : Ingraviti el 24/09/2004. Lecturas: 3328

etiquetas relato El tren del deseo - Ingraviti .
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Resumen
Despues de la experiencia con dos jovenes en el vagón de aquel tren, pase de ser la esposa fiel a vivir una vida desenfrenada.


Relato
Como cada día cogí el tren de vuelta a casa desde el trabajo, salía a las tres de la tarde y mi residencia estaba en la otra punta de la ciudad, en la última parada de estación, vivía en una urbanización de lujo en las afueras y al llegar a mi parada solo quedaba yo en el vagón, pocos trabajadores bajaban en este barrio, en realidad el vecindario de esa zona éramos familias de altos ingresos con maridos empresarios y directivos de grandes multinacionales que siempre estaban de viaje y esposas consentidas que se desplazaban en lujosos coches entre la peluquería el gimnasio o las grandes boutiques.

Yo trabajaba… obviamente no lo necesitaba pero no soportaba esa vida absurda y monótona de niña pija, encontré este trabajo por mediación de una amiga de la universidad y me ayudaba a soportar mejor esa vida solitaria a la vez que me hacía sentir mas realizada.

Las ausencias de mi marido no las llevaba bien, venía a casa los fines de semana y no todos, siempre con algún regalo en forma de joyas o flores pero con pocas ganas de sexo, estoy cansado decía… el viaje ha sido muy duro y anoche dormí poco por culpa de una reunión que acabo muy tarde. Yo sabía que tenía amantes pero se lo consentía, fui educada en una familia que me inculcó los valores de la misma y el respeto al marido y a pesar de todo le era fiel, además aun le quería. Me había acostumbrado a su falta de cariño y a sus ausencias pero lo que no llevaba bien era lo del sexo, yo era una mujer ardiente y fogosa con la mente abierta a toda clase de fantasías, los primeros años de matrimonio fueron realmente felices y con un sexo pleno y lleno de aventuras, pero eso dejo de existir a medida que el progresaba profesionalmente.

Faltaban dos estaciones para la mía pero esta vez no estaba sola, había dos jóvenes en el vagón de unos veinticinco años sentados en el banco de enfrente, eran trabajadores de la empresa de ferrocarriles al menos eso ponía en el logotipo que llevaban bordado en el bolsillo de sus camisas, iban hablando de sus cosas pero había uno que no me quitaba la vista de encima, supongo que es normal teniendo en cuenta que tengo cuarenta años y estoy muy bien conservada para mi edad, morena de pelo largo y atractiva, soy el tipo de mujer que le gusta a los jovencitos.

Estábamos entrando en un túnel cuando el tren empezó a perder velocidad, los dos jóvenes se miraron, el tren iba cada vez mas despacio hasta que se quedó parado en medio del túnel, nos quedamos mirando los tres durante unos instantes y uno de los jóvenes se levantó dirigiéndose a un cajetín que había al final del vagón, saco una llave y lo abrió cogiendo un teléfono que había dentro, después de hablar durante unos segundos se dirigió a nosotros,

_hay un pequeño problema dijo,

_ ha habido una avería en la central y parece que no llega la corriente hasta esta estación,

_tardaran unos cuarenta minutos más o menos en arreglarlo.

Empezaron ha hacer bromas sobre su empresa y los trenes, yo sonreí, el tiempo iba pasando pero no cambiaba la situación, ellos se levantaban y caminaban por el pasillo, de un lado al otro, empezaba ha hacer calor y me frote el cuello y la frente con la mano,

_hace calor dijo el más alto

_al no haber corriente no funciona el aire,

Se dirigió de nuevo al teléfono y llamo de nuevo,

_malas noticias dijo,

_tardaran unas horas en reparar la avería,

me empecé a poner nerviosa, el calor empezaba a ser agobiante y el pensar en que tenía que estar encerrada en ese vagón durante horas me daba claustrofobia,

_tranquila

_lo solucionaran rápido, ya lo veras,

_gracias contesté, pero es que hace mucho calor y me falta el aire

Uno de ellos se acerco y me dio la carpeta que llevaba para que me abanicara y se puso a caminar por el pasillo de nuevo, el otro se puso a mirar a través del cristal de una de las ventanillas mientras se desabrochaba la camisa,

_ no te importa que me la quite verdad me dijo girándose hacía mi, esto es insoportable,

_no, le conteste,

el otro le siguió y los dos se quedaron con el torso descubierto, eran dos jóvenes muy bien formados y bastante guapos, que situación me dije a mi misma, dos chicos atractivos y medio desnudos encerrados en un vagón de un tren con una cuarentona a la que su marido no la desahoga desde hace varios meses, la mente me empezó a jugar una mala pasada imaginándome escenas eróticas con uno y con otro, uno estaba sentado y el otro de pie apoyado en la barra de la puerta, los dos me miraban, me dio la impresión de que me leían el pensamiento y me ruboricé, me levante y me dirigí a una de las puertas apoyando la frente en el cristal,

_te encuentras bien, pregunto uno de ellos

_puedes quitarte la camisa si quieres, el calor es insoportable

_no nos asustaremos, dijo el otro sonriendo

La verdad es que ya no podía aguantar mas el calor que hacía aquí encerrados ni podía controlar mis pensamientos obscenos que me dominaban, llevaba mucho tiempo sin hacer sexo y la situación me podía, en los últimos meses me había masturbado imaginándome situaciones parecidas a la que estaba viviendo, comencé a desabrocharme la camisa, con la oscuridad del túnel el cristal de la ventanilla se convertía en un espejo que reflejaba la imagen del joven que estaba sentado a mi espalda, me miraba fijamente, desabroche el ultimo botón dejando libres mis pechos cubiertos con un sujetador que tapaba justo a la altura de mis pezones, me empecé a excitar al verle, su mirada seguía clavada en el espejo, en mis pechos reflejados, por la izquierda en dirección a mi se acercaba el otro chico, despacio, cuando llegó a mi altura me miró y me dijo:

_eres muy bella

_si necesitas algo nos lo pides

_aun falta un rato para que esto funcione

Se dio media vuelta y se sentó junto al otro, me quede aturdida, desorientada, yo nunca le había sido infiel a mi marido y en este momento estaba deseosa de ser devorada por esos dos chicos, estuve un rato indecisa hasta que me giré y les desafié con la mirada, si que necesitaba algo… se levantaron y se acercaron a mi, el que llego primero me besó en la boca y me acarició la cara, luego me puso el dedo pulgar en los labios y comenzó a frotarme, el otro se desabrochaba el pantalón, su dedo pasaba sobre mi boca de lado a lado provocando que entreabriera la boca, cerré los ojos y me lo introdujo lentamente hasta tropezar con mi lengua, el otro ya estaba completamente desnudo, me cogió la mano y me la acercó a su miembro situándola de forma que yo se la pudiera abrazar, cogió mi muñeca y empezó a moverla arriba y abajo mientras su compañero me metía el dedo en la boca cada vez con mas fuerza, con la otra mano me rozaba los pechos entre el sujetador y los pezones, tenía a uno por delante y al otro por detrás y mi excitación iba aumentando por momentos, yo miraba al espejo viendo la escena y no me reconocía a mi misma… noté tres dedos que se introdujeron en mi sexo y solté un suspiro acercando mi boca al que tenía en frente y le comí los labios y la lengua, nos besamos como dos posesos, no sabía de quien de los dos era esa mano que me iba perforando cada vez con mas fuerza pero no me importaba, me llenaba de placer, de sopetón retrocedió su mano y me introdujo el pene hasta el fondo, yo apreté el culo hacía atrás empujando y el comenzó a bombear sacándola y metiéndola hasta los dos extremos, le empapé de flujo sus ingles y sus piernas, me moría de gusto, en mi boca ahora tenia la mano del otro que me la introducía casi entera, con los dedos juntos.

El que me estaba follando retrocedió varios pasos sin sacármela hasta llegar a uno de los asientos, se sentó en el y cogiéndome de los tobillos apoyó mis pies sobre el asiento a la vez que el otro se subió de pie en el banco en dirección a mi y me la introdujo violentamente en la boca, su pene golpeaba contra mi paladar… me estaban follando por dos sitios, yo me dejaba llevar por el éxtasis en el que estaba sumida y empecé a correrme dejando mi cuerpo muerto, estuvieron así durante un buen rato y yo perdí la noción del tiempo, no sentía nada, solo placer… de mi boca el joven saco su poya y se bajo del banco acercándose para hacerse un hueco en mi vagina que estaba ocupando el otro, tras unos segundos de intentos consiguió meter la punta hasta introducírmela entera junto con la de su compañero, yo sentía como si me desgarraran a la vez que el placer aumentaba hasta el éxtasis, me estaban penetrando a la vez con sus dos miembros rozando todos los rincones del interior de mi sexo, tenía dos poyas en mi coño entrando y saliendo hasta matarme de gusto, nunca había sentido nada parecido, nunca había disfrutado con tanta intensidad y empecé a gritar que me follaran, que me follaran mas y mas al tiempo que me corría de nuevo esta vez mezclado con espasmos que expandían el orgasmo hacia todos los rincones de mi cuerpo, me corrí una y otra vez, perdí la cuenta y en una de las bocanadas de flujo se me escapo la orina, no podía controlar mis fuerzas y empecé a mearme, de placer, ellos seguían penetrándome esta vez con ritmos diferentes, cuando uno la introducía el otro la sacaba y en ese intervalo yo expulsaba chorros de flujo y de orina que salpicaba contra sus poyas lubricándolo todo, creí que me moría.

Recuerdo que esa noche mi marido estaba en casa, llegó de uno de sus viajes y esta vez con ganas de sexo, se lo di, follándomelo como una salvaje pero con la mente en otro sitio… en un vagón de un tren parado que duro toda mi vida, dejé de ser la fiel esposa y repetí la experiencia en distintos lugares con distintos hombres guardando mis consoladores y mis fantasías en el cuarto de los trastos.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:35) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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