Berenice, es mi hermana mayor. Y juntas desde niñas acostumbrábamos, en verano irnos al rio de la finca de nuestros padres, para refrescarnos. Pero ya de adultas, no se nos había presentado la oportunidad de volver hacerlo.Hasta que en mis últimas vacaciones, como mi esposo, se encontraba de viaje, decidí pasar esos días en la finca. Y mi mayor sorpresa, y alegría, fue el encontrarme a Berenice, que al igual que yo había decidido pasar unos días en la finca, ya que su esposo, y ella no se encuentran en buenos tratos. Nuestros padres, estaban la mar de felices, y nos prepararon un sin fin de platos, para nosotras dos. Y hasta mi mamá nos recordó, lo mucho que nos divertíamos en el rio. Por lo que al siguiente día, la Bere y yo decidimos pasar el día en el rio. No sé si fue por casualidad o qué, pero apenas llegamos y vimos aquel recodo, tan solitario, que lo que me provocó a mí, por lo menos, fue bañarme completamente desnuda. Cosa que de niña siempre quise hacer, pero nuestra madre no me dejaba. Así que aproveché que estaba sola con mi hermana, y en lugar de ponerme el biquini, que había llevado. Me quité toda la ropa, y así completamente desnuda me tiré al agua, bajo la asombrada mirada de Bere. Pero no había dado nada más que un par de brazadas, cuando me di cuenta de que mi hermana, también se había lanzado completamente desnuda al agua. Por un rato ambas chapoteamos, y jugamos, tirándonos mutuamente agua, hasta que las dos nos recostamos en la orilla, y fue cuando nos quedamos viéndonos mutuamente, y sin decirnos nada, simplemente comenzamos a besarnos, y acariciarnos. Eso nos llevó a que continuásemos jugando, agarrándonos y tirándonos sobre la arena seca del rio, hasta que en una de esas, nos volvimos a besar intensamente. De eso, pasamos a ir explorando mutuamente nuestros cuerpos, sintiendo un gran placer, al tener el coño de Bere, restregándolo contra el mío. Yo como pude, en cierto momento comencé a besar todo su cuerpo, hasta que coloqué mi boca contra su vulva, y como una desesperada me dediqué a chupar los labios de su vulva, así como su clítoris, arrancándole profundos gemidos de placer a Bere. Luego ella, también me produjo un gran placer, al chupar y besar intensamente todo mi coño. Bueno, tanto Bere como yo, llegamos al acuerdo de vernos con más regularidad, ya sea en su casa, o en la mía.