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En el hospital.

Relato enviado por : relataor el 22/10/2010. Lecturas: 6420

etiquetas relato En el hospital.   eroticos .
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Resumen
Azucena acompaña a su madre al hopital y debe pasar unos días cuidando de ella, pero no estan solas en la habitación.


Relato
La madre de Azucena, Antonia, tenia que ser operada en Madrid y debia pasar unos dias con ella acompañandola y cuidandola. Diré que Azucena es una mujer de 39 años, madre y esposa. Simpática y con un apecto físico agradable sin ser llamativo.
Al llegar al hospital les confirmaron que deberian pasar allí tres dias hasta la operación, realizando la preparacion del la intervención y posteriormente la estancia se alagaria durante otros cinco o seis días mas. Era una operación muy delicada. Se instalaron en la habitación 518 de un conocido centro sanitario de la capital, habitación que debían compartir con otra mujer y su marido. Ella Eusebia y el Amador. Eran de un pueblo de la sierra de Madrid y contaban con una edad de 62 años ella y 64 el.
El caracter de los cuatro congenió rapidamente, se puede decir que entablaron una de esas amistades rápidas que las circunstancias facilitan. Aunque Amador, un hombre mirón donde los hubiese, ademas de amistad se habia fijado en Azucena en otros aspectos. Cuando Antonia estuvo instalada, y tras una tarde entera de conversacion Amador invito a Azucena a tomar un café en el restaurante, queria conocerla mejor, saber de ella, contarle alguna confidencia de la enfermedad de su mujer para ganarse su confianza. Ella advirtió en poco tiempo que Amador era un hombre sin pelos en la lengua y un poco descarado pero entretenido al fin y al cabo. Algo que a ella en esos momentos le venía muy bien. Entre risas y aroma a café, con el sonido de la gente de fondo y los reflejos de las luces del exterior que se colaban por la amplia cristalera, fueron contandose cosas, hablando de la sanidad y de sus familias, hasta que empezaron a tratar temas mas personales. El conducía la conversación con inteligencia, sabia lo que se hacia. Dando vueltas fue sacandola mas y mas información mientras la miraba discretamete el escote y el dibujo del sujetador, que lévemente transparentaba la blusa. Pensaba que no tenia mucho pecho, pero tampoco estaba mal, ademas cuanto mas hablaba con ella, mas atractiva le parecia. Tras mas de una hora de conversación, saco la conclusión de que esa mujer era sincera, con poca maldad en su personalidad y demasiado credula y confiada.
De vuelta en la habitación, las dos mujeres allí ingresadas les recriminaron en broma su tardanza, a lo que ellos contestaron que se les habia pasado el tiempo volando y ella exaltó a Eusebia la personalidad afable de su marido, a lo que ella le contesto que no era para tanto y que tuviese cuidado, que era muy picarón. Todos rieron comodos en ese ambiente de camaraderia.
Para entonces ya eran las nueve de la noche y llegó la cena, tras lo cual vieron un poco la televisión y obligados por el cansacio, apagaron las luces y se acomodaron para dormir. Azucena y Amador en unos comodos sillones recinables que en la habitación había para los acompañantes. Pero Amador no estaba dispuesto a dormir de momento, se quedo leyendo con una pequeña luz, mientras se disponía a ver pasar los minutos y las horas. Cuando subieron se informó de que esa noche no recibirían ninguna visita de enfermera alguna por no tener ordenadas ninguna revisión. A su mujer y a Antonia les habían dado unos calmantes que debian durar toda la noche y que las hacian dormir mas profundamente de lo normal y gracias al arsenal que su mujer acumulaba en el armario, tenia a su disposición una variada colección de medicamentos, lo que en alguna ocasion le habia recriminado y ahora le podia dar un regalo, pues contaba con sonmíferos e hipnóticos. Sin que nadie se diese cuenta se las apañó para diluir dos pequeñas pastillas en la botella de la que bebía Azucena y que consumió antes de tumbarse en el sillón.
Amador no dejó su libro, mientras se le hacian eternos los minutos. No sabía cuanto tiempo debia esperar, pero se habia marcado al menos una hora, quería ir sobre seguro. Ella seguia leyendo una revista cuando su madre y su vecina ya dormian profundamente pero no le dieron las doce; el debia esperar al menos hasta la una de la madrugada. La espera se le hacia interminable llegando a ponerle nervioso, pero cuando llego el momento hizo un esfuerzo para templarse y léntamente se levantó del sillón.
La habitación estaba en penumbra, apenas se veia a un par de metros por la escasa luz que entraba por las rejillas que hacian de persiana frente a la ventana, pero le fue mas que suficiente para moverse por una habitación que ya conocía como la palma de su mano. Primero comprobó que su mujer y Antonia estaban dormidas, unos suaves empujones en el hombro y suaves llamadas por su nombre al oido le fueron suficiente y ahora por fín miró a Azucena. Con el sillón reclinado junto a la ventana estaba tendida. La miró de nuevo el escote y los ceñidos vaqueros con la blusa por dentro, se fijo en su entrepierna y se excitó. Dió unos pasos y se puso a su lado, la contempló y le toco el hombro, luego la cojió el brazo y moviendolo un poco la llamó, ella no reaccionó, respiraba profundamente. Volvió a llamarla y movio el brazo un poco mas fuerte obteniendo el mismo resultado. La situación se le hacia demasiado bonita para ser cierta, le parecía un sueño, pero era real. Una mujer joven estaba ante el y no era consciente de nada de lo que le pudiese ocurrir.
Tragó saliva y se inclino un poco, por tercera vez la llamó, muy cerca del oido y con un tono mas alto, solo le siguio el silencio. Sintio el calor que le subia por el cuerpo al mirar de nuevo su pecho y lentamente extender una mano y agarrarlo. Lo mantuvo un momento, parecia que el corazón se le iba a salir por la boca. Si era un sueño no queria despertar. Tras mantenerlo lo apretó y sintio su dureza. Sin soltarlo alargó la otra mano y la metio por el escote tras desabrochar un boton y directamente se coló bajo el sujetador. Sintió el pecho cálido de esa mujer y como tras acariciarlo unos momentos, sus pezones se erizaban. Desabrochó aún mas la blusa y sonriendo, pausadamente con ambas manos bajo el sosten siguió acariciado sus pechos. La miraba la cara mientras lo hacia y decia en susurros "Que buena estas... y te estoy tocando las tetas... ¿verdad? te las estoy manoseando porque me da la gana... porque esta noche eres mia... solo mia... y te voy a tocar todo el cuerpo... lo que solo toca tu marido hoy lo voy a tener yo... esta noche vamos a hacer de tu maridito un buen cornudo..."
Tras seguir acariciando las tetas y pellizcando levemente los pezones notó que ella respiraba con un ritmo un poco distinto, parecia un poco mas rápido y pensó "¿Así te gusta?... que los pellizque un poco..." y siguio pellizcandolos y estrujandolos un poco mas fuerte, haciendo que ella en sueños tuviese alguna respiración profunda y volviese la cara en un par de ocasiones.
Amador se sentía muy comodo. Si el prospecto de las pastillas no engañaba, tendría a Azucena completamente dormida toda la noche, aunque sabía que tampoco podía hacer todo lo que le diese la gana, pues si era excesívamente brusco, ella podría despertar.
Sacó las manos de los pechos y se agachó mas, hasta poner sus labios sobre los de ella y la besó. Primero una vez, luego otro y otra, hasta que dejó su boca en la de ella y metio la lengua dentro, explorando su boca y jugando con la de su amiga. La agarró de la cara para hacer que sus mandíbulas se separasen y lamerle la boca con mas facilidad, luego la solto y esa misma mano empezó a recorrer su cuerpo hacia abajo. Primero por el pecho, el vientre, hasta llegar al borde del pantalón. Siguió por las arrugas del vaquero y llego hasta su entrepierna, apretó un poco la mano y la puso en medio con la palma sobre su sexo y apretó justo debajo. Volvió a subir la mano y busco el cinturón, lo soltó, luego el botón y por fin la cremallera. La bajó lentamente escuchando los dientes al separarse, la miro la cara y contemplo su expresion, plácida y con la respiracion otra vez normalizada. En la penumbra apreció como al abrirse el pantalon asomaba una braguita blanca, era solo un triangulo pequeño con un lacito en su parte superior. Terminó de bajarla y la susurro al oido "ahora vamos a ver lo que escondes aquí...". Poniendo la palma sobre su vientre la deslizó bajo la braguita. Las yemas sintieron su suave piel primero y luego el vello que nacia sobre el coño, corto, pegado a la piel y fino. Metiendose entre el vello, encontró el inicio de la raja y sus labios vaginales. Los separó habilmente y acarició con su dedo corazón el clitorix. Tenía el coño mojado, fruto de las caricias en sus pechos. Recorrió la almeja y con suma facilidad por lo lubricado que estaba, introdujo dos falanges de su dedo. En ese momento ella soltó un suave suspiro y volvio a acelerar un poco la respiración. El se sonrió y penso "¿Te gusta verdad?" repitió la operación introduciendo el dedo por completo y explorando el interior del coño, haciendo un circulo. Seguia sonriendo buscando ver como ella se excitaba, repitiendo para ello los movimientos. No se hizo esperar mas de dos minutos, ella volvio a soltar un suspiro y volvió la cara entreabriendo la boca. Comenzó a respirar mas sonoramente sin pasar de ser suaves. El llevó de nuevo su otra mano a los pechos y al tiempo que la masturbaba le volvió a acariciar las tetas y pellizcar los pezones. Ella volvió de nuevo la cara y el la escuchó susurrar "ah... siii... siii...". El verla gozar le excitaba mas aun que abusar de ella. Continuó nervioso con sus caricias sintiendo como el coño cada vez estaba mas húmedo y caliente y como tambien este empezaba a acompañar suavemente sus movimientos al tiempo que ella tragaba saliba.
Solo le quedaba un pequeño agujero por explorar y sin dejar de meter y sacar el dedo corazón del coño, acercó el indice al ano, que tambien encontro lubricado pero muy estrecho. De un movimiento lento pero constante metio todo lo que la situacion le daba de sí y ella reacciono con un largo "oooo...." e instintivamente separando las piernas, que quedaron con las rodillas fuera del sillón. La tenía por completo a su merced, entregada y cachonda.
Sabía que ya podría guantar poco y aceleró sus movimientos mientras se inclino de nuevo sobre ella y comenzo a besarla en la boca. Dejó un momento los pechos para sacarse la polla y envolverla con la mano de ella que colgaba por ese lado y para su sorpresa se encontró con que ella instintivamente no la soltaba y la movia. Su lengua ya tampoco se encontraba inerte y jugó con la de el. La masturbó cada vez mas rápido mientras su mano le hacia una suave paja y la decia a momentos "¿te gusta mi puta... te gusta? disfruta zorra... que buena estas... puta... puta... puta... correte en mi mano puta....". Ella dormida se movia ostensiblemente al ritmo que le marcaba Amador, ahora mas rapido, hasta que previo un largo "ssiiiii....." su vientre se contrajo varias veces entre espasmos de su coño y el calor envolvio la mano de Amador. En ese momento el reventó y comenzo a correrse sobre la mano de Azucena. Esos momentos apreto su boca contra la de ella y la beso con fuerza hasta que dejo de bombear. Luego cansado la miró, se lebantó y con una última gota de semen en la punta de su glande lo introdjo en la boca de Azucena y lo movio hasta dejarse la polla limpia.
Tras eso se arregló la ropa y comenzó a arreglarla tambien a ella que ahora tenia una expresión de satisfacción que antes no tenia. Y se dijo "Para ser la primera noche que está aqui no ha estado mal... mañana me la follo... y tiene que estar al menos una semana... bien."

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Si te ha gustado En el hospital. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

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Comentarios enviados para este relato
Don_Josep (23 de October de 2010 a las 01:19) dice: Realmente morboso, muy bueno, espero la continuación..

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:47) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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