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En una pelea…

Relato enviado por : narrador el 14/03/2014. Lecturas: 3162

etiquetas relato En una pelea…   Confesiones .
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Resumen

 

Yo soy de los que acostumbro arreglar las cosas a golpes, y aunque he tenido buenas peleas, también ha habido ocasiones, pocas, pero las ha habido, en que también me han dado una pelas fenomenales.




Relato

Pero hasta ahora la que más recuerdo, comenzó estando en un Pub, yo como de costumbre, bebía tranquilamente sin meterme con nadie, cuando llegó un tío quizás un poco más grande que yo. Acompañado de una chica, a la que lo único que le faltaba era terminar de quitarse la ropa, ya que sin mucho esfuerzo, ella iba mostrando bajó su excesivamente corta mini falda, sus lindas nalgas, así como su depilado coñito. Ya que las pantis que cargaba apenas y eran menos que un hilo.

Cuando no era que voluptuosamente dejaba ver prácticamente sus tetas, bajo la transparente blusa que cargaba puesta, ya que ni sostén estaba usando. Su compañero el gruñón, a todos miraba desafiante, y si algún tipo se le quedaba vendo a su mujer, porque pienso que esa era su mujer. Él airadamente, como buscando pleito, le preguntaba que se le había perdido.

Fue cuando ese tipo cometió el error de su vida, y no es cosa de falsa modestia que yo mismo diga eso. Ya que en cierto momento, en que mis ojos se encontraban perdidos entre las nalga de su chica. Al parecer me dijo algo y yo no lo escuché, o simplemente no le puse atención. Así que, bien molesto, se levantó de su silla, dirigiéndose a mí, con claras intenciones de darme un golpe. Él había comenzado a levantar su puño en dirección a mi cara. Antes de que se diera cuenta, yo le soné un buen derechazo, justo en la oreja. Lo que lo hizo caer al piso prácticamente sin sentido.

Yo pagué mi cuenta, y le dije al encargado del bar, antes de retirarme, que si el tipo quería pelear, lo esperaba fuera en una hora. Dándole tiempo para que se recuperase del golpe, y que lo pensara bien. Yo salí, me monté en mi auto, di un par de vueltas, y a la hora regresé al Pub. Fue cuando vi salir al gruñón, discutiendo con su chica, y ordenándole que subiera a un taxi, diciendo que él tenía algo que hacer.

Tras la chica retirarse, él se me acercó con evidentes ganas de seguir la pelea en ese mismo lugar. Pero antes de que fuera a decirme algo, le dije. Si tienes auto, sígueme donde nadie se entrometa, o llamen a la policía. Quizás otra persona lo hubiera pensado un poco, pero él estaba tan, y tan molesto por lo que sucedió dentro del Pub, que de inmediato se fue a su auto, y apenas yo arranqué me siguió, hasta un lote baldío.

No bien los dos nos bajamos de nuestros respectivos automóviles, sin decirnos nada en lo absoluto, nos pusimos en guardia. Yo pienso, que quizás él pensó que al ver yo que él era más grande y corpulento que, me iba acobardar. Pero se equivocó de banda a banda. Ya que para mí me resulta sumamente más fácil, pelear con un tipo grande, que con uno más pequeño que yo.

A los pocos segundos de haber comenzado a pelear, me di cuenta que el tipo solo era un bocón, ya que después de que le di el primer golpe, él nada más se dedicó a cubrirse el rostro, mientras que yo le di una lluvia de golpes, que ya al poco rato lo tenía tirado en el piso, cubriéndose la cara, llorando y pidiéndome que no le siguiera pegando.

Fue cuando me pasó algo sumamente raro,  medida que lo seguía golpeando, sentí una tremenda excitación. Mi verga, la tenía como una vara de acero templado, dura y bien caliente. Fue cuando a medida que sin dejar de llorar me pedía que no lo siguiera golpeando, se me ocurrió decirle. Ok, desnudate y ponte en cuatro.

La verdad es que yo mismo me sorprendí al escucharme decir eso, pero mucho más sorprendido quedé, cuando el tipo sin chistar, aunque sin dejar de llorar, me obedeció ciegamente. De momento lo vi frente a mí, con sus blancas, y gordas nalgas al aire. Y aunque hasta ese instante, nunca yo le había dado por el culo a ningún otro hombre. De manera bien decidida, tambien me desnude agarré mi parada y caliente verga, y la dirigí al centro de sus nalgas. Él no dejaba de llorar, y de quejarse por el dolor que le producía mi verga atravesando su culo. Pero no sé que me sucedió a mí, ya que a medida que él más lloraba, se quejaba, y me pedía que se lo sacara, que no le hiciera eso. Más yo lo disfrutaba. Y  hasta llegué nuevamente a golpearlo, ordenándole que moviera el culo. Mientras que yo lo sujeté por sus caderas, a medida que fui enterrando, y sacando mi dura verga, de entre sus nalgas, más placer sentía yo.

Primera, y hasta ahora también, es la última vez que le di a un hombre por el culo, y lo puse a mamar mi verga. Ya que al momento de venirme, sacando mi verga de su apretado culo, lo agarré por el pelo, y sin soltarlo le ordené que me siguiera mamando mi verga. Cosa que a pesar del asco que evidentemente eso le producía, quizás por el miedo a seguir siendo golpeado, sumisamente abrió su boca, y se dedicó a mamar mi verga, hasta hacerme venir dentro de su boca, y garganta.

La verdad es que esa noche me porté como un demente. Ya que apenas acabé dentro de su boca, le dije. Sin la más mínima vergüenza, me quiero acostar con tu mujer, ahora. Así que llámala, y a ver que le dices. Él se me quedó viendo, con una mirada entre miedo, y odio. Tras subirse los pantalones, tomó su teléfono, la llamó, y le dijo. Mi amor, estoy metido en tremendo problema, y necesito que hagas algo por mí, cuando llegue a tu casa te digo.

Lo seguí hasta la casa de ella, y apenas nos bajamos de nuestros respectivos autos, me dijo. Por favor, o por lo que más quiera, no le diga nada a mi mujer, deje que yo hablé. No bien ella abrió la puerta, apenas envuelta en una tenue bata de dormir. Su marido le dijo, acabo de matar con el auto una persona. Él es el único testigo. Al decirle eso la joven, pareció desmayarse, por lo que de inmediato su marido, la tomó entre sus brazos. Y continuó diciéndole. Yo sé que no tenemos mucho dinero, pero pensé que si tu hablabas con él, lo podrías convencer de quedarse callado, mientras que yo me deshago del cuerpo.

La verdad es que la habilidad del tipo para contar ese cuento, me impresionó. Él salió de la casa de inmediato dejándome solo en compañía de su esposa, la que viéndome de pies a cabeza, me dijo. La verdad es que no se que ofrecerle para que no diga nada a la policía, y de yo hacer algo, quien me asegura que después no va a ir a denunciar a mi esposo.

Yo le dije, a diferencia de otras personas, yo lo único que le puedo dar es mi palabra, de que no diré nada. Pero con relación a lo primero, le diré que usted tiene un bello y hermoso cuerpo, que bien me lo puede ofrecer en agradecimiento por mi eterno silencio. Ella por lo visto no pareció ofenderse, en lo más mínimo por lo que yo dije, y dando media vuelta, mientras que yo cerraba la puerta de la casa, se detuvo frente a un gran sofá rojo, diciéndome. Bueno hagámoslo. Yo de inmediato le dije, permite el baño antes. Tras orinar, y lavar bien mi verga, regresé a la sala donde la encontré completamente desnuda acostada sobre ese rojo sofá. Con sus piernas bien abiertas, y con esa hermosa boca de mamona, bien dispuesta a mamar mi verga.

No voy a entrar en los detalles que ella y yo hicimos, lo que si les diré, que gracias a ella, hoy por hoy, tengo la llave de su casa, la que uso en confianza, cuando el cabrón de su marido se va a trabajar.  

                            


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Si te ha gustado En una pelea… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar En una pelea…. narrador te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:22) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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