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Estrella, la mujer don Aldo

Relato enviado por : learcu el 11/03/2012. Lecturas: 5561

etiquetas relato  Estrella, la mujer don Aldo   Amor filial .
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Resumen
Cae entre mis brazos su falda recogida raída enganchada en unos clavos, dejando ver sus piernas y su pequeña tanga blanca, al caer se asustó momentos que aproveché para acariciar sus piernas y tocar su sexo sobre su tanga mientras la socorría


Relato
.




Don Aldo es dueño del negocio de verduras y frutas en que mi madre compra sus verduras y es amiga de su hermana Fanny, que adora a su hermano don Aldo.

Conversando con mi madre esta le dice que soy bueno para trabajar y si necesita ayudantes que ahí estaré. Don Aldo habla conmigo y me dice que me quiere a lo menos dos semanas en su finca para arreglar los invernaderos, acepto encantado estaré dos semanas en el campo trabajando y relajándome, además me pagará súper bien y con mis 17 años a cuesta todo es aventura y que te paguen mejor.

Llego al campo y me dice el trabajo a realizar, como a medio día pega el sol me dice que trabajaré a las órdenes de su señora desde las ocho hasta las doce horas almuerzo, relajo hasta las cuatro para trabajar hasta las ocho de la tarde, en el relajo puedo ir a bañarme. Me autoriza a bañarme en un tranque donde juntan el agua para regadío.

La señora Estrella una mujer de 38 años de una belleza que se nota a pesar de la edad y de los trabajos del campo, aún su cuerpo engendra apetitos lujuriosos se nota que en su juventud era una deseada hembra. Su única pena es no poder concebirle hijos a don Aldo, pero ambos están en un tratamiento natural y espera próximamente comenzar a darle hijos. Se levanta temprano antes de las seis don Aldo se va a esa hora y ella le tiene su desayuno servido, luego me atiende a mi junto con alimentarse ella, el primer día de estar en la mesa la noto rara, pero no comento nada trabajamos ese día duro hasta el almuerzo y luego ella se fue de siesta para terminar el día como a las 19:30 horas, en la tarde y al anochecer aproveché de bañarme ante la atenta mirada de ella. Como me miraba, me ponía nervioso, parecía una tigresa próxima a saltar sobre una presa.

A la mañana siguiente luego de un fastuoso desayuno ella me dice lo que vamos hacer, pero no en el campo vamos a trabajar en ordenar y arreglar la casa me dice porque tu vez que Aldo no hace nada en casa y desgraciadamente en la cama tampoco protesta entre dientes y así desea hijos. Perdón le digo lo último no lo entendí bien, no importa me dice son problemas míos. Luego de dos horas de limpieza ella se acalora y comienza a alivianarse de sus vestimentas, se queda solo con una cortita y apretada blusa que suelta en sus botones superiores para que refresque sus pechos, claro que con la transpiración y el agua que se tira encima mojándose su torso y pechos no necesito desnudarlos para saber los hermosos que son y con sus pezones bien parados y duros, para abajo una amplia y delgada falda casi transparente, que cuando se para contra la luz solar veo sus esplendorosas piernas. Mi pobre pene sufre ante tal vista y está duro como fierro a pesar de mi edad cada vez que puedo me apareo con mi novia que es de regular físico, pero como loca para la cama y ahora estoy lejos y nada de nada.

Además a esta señora se le ocurre subirse sobre alturas sobre unas mesas y tengo que afirmarlas por sus caderas y piernas, a veces con maldad la afirmo del culo y me dice sube tus dedos mocoso, que ese no siente los dedos de un macho desde hace como siete u ocho meses, ¡imagínate como está!... En eso pisa en falso perdiendo el equilibrio cayendo entre mis brazos su falda recogida raída enganchada en unos clavos, dejando ver sus piernas y su pequeña tanga blanca, al caer se asustó momentos que aproveché para acariciar sus piernas y tocar su sexo sobre su tanga mientras la socorría, la blusa rota al desgarrarse con la caída quedó tirada a un lado del sofá la miraba con mucha ternura, ansioso de ver mas, la traté de dejarla recostada en su sofá, abrí ligeramente sus piernas y me coloqué en medio de ellas afirmándola por su culo al momento de cargarla y trasladarla, mientras aprovechaba de acariciar y chupar sus senos acariciándole su espalda con una de mis manos, presionaba su cadera contra la mía para que sintiera mi pene duro restregándose en su pubis; tratando de trasladarla y recostarla sobre el sofá, con las piernas abiertas alrededor de mi cadera, su falda, mejor dicho los jirones que quedaban de ella enredada en su cintura y su pequeña tanga blanca cubría aún su vulva, con mi pene casi fuera de mis pantaloncitos me levanté cuando la dejé, miré sus piernas, ella no me decía nada, me arrebaté arranqué su tanga la hice a un lado dejando su vulva a la vista, de inmediato, atraído como por un imán, comencé a chuparle su vagina, sus suspirados comenzaron a salirse de su boca sin control, mi lengua jugaba con su clítoris y la clavaba en las profundidades de su vagina, no aguanto mas, se puso de pie y diciéndome quieres jugar a ser un hombrecito veamos si te la puedes con esta hembra, me llevó a su dormitorio dispuesta a dejarse penetrar, tiernamente me abraza diciéndome quieres comidita veremos si eres capaz de saciar a esta hembra, mientras me baja los pantaloncitos cortos y saca mi polera. Se acuesta con sus piernas abiertas insinuándose a ser penetrada. Mi pene entro sin nada de resistencia pues estaba bien húmeda, jugosa, caliente; por mi ansiedad, no duré mucho y después de cuatro o cinco arremetidas contar su sexo eyaculé dentro de ella, me desplomo sobre de ella, me da un beso en los labios, haciéndome a un lado se acomoda y me chupa mi verga, enseguida esta comenzó a ponerse a tono, quedando bien firme, me sube sobre ella nuevamente diciéndome ahora con calma tendrás que saciarme, te iré guiando.

Me besaba en el cuello y yo le acariciaba los pechos, luego bajó sus manos llegando hasta mis testículos acariciándolos mientras yo le acariciar los senos y chupaba sus pezones, ella gimoteaba y clamaba deseando algo pues decía…, dámelo…, dámelo ella gemía… entendía sus consejos y asentía con mi cabeza. Así suave decía, luego ella comenzó a mover las caderas, cimbraba todo. Así, suave…, sigue me decía, sobre ella empujaba mi miembro hasta el fondo de su vagina, tantas clavadas y sacadas de su vaina sexual surtieron efecto y comenzó un loco meneo gritando…, me viene, soy tuya, no acabes dámelo todo…, si, si, tuya, soy tuya y se estremecía balanceándome, casi desmontándome de su cuerpo, desarrollándose inmediatamente una batalla de mete y saca atrapándome ella con sus pierna que a cruzado sobre mis riñones apretándome contra su sexo luego en un loco estremecimiento y con un gran chillido vacía sus emisiones sobre mi miembro que llegan con su orgasmo, facilitándome mi trabajo de mete y saca en su útero hasta nuevamente inundarla con mis espermios. Dios agotado caí a su lado y me dormí. Desperté como una hora después, ella no estaba a mi lado estaba en la cocina, voy a verla y veo que está cocinando panqueques,
Me acerque a Estrella y comencé a trabajarla sexualmente para poder llevarla nuevamente a la cama y poseerla pues a pesar de ser mayor me tenia desesperado por volver a penetrarla, le acariciaba sus piernas, sexo, besaba su rostro, senos, nuca y corría mano por todo su talle. Pronto comenzó a suspira y gemir la dije vamos a la cama mientras apagaba el fuego y decía luego tendré que seguir con los panqueques ahora voy a cocinarme un lechoncito, en la cama la desnude y comencé a besarla desde los pies, luego la volteo y me empecé a penetrar en la pose del perrito, Estrella gritaba y gemía mi enorme pene la hacia sufrir y ver estrellas de todos los colores en esa posición al momento de introducirse, luego como estaba tan excitada ella gemía y sin darse cuenta ya estaba gritando de placer como una loca, mientras le destrozaba su sexo, nos apareábamos como unos locos sin control. Gemíamos, gritabamos y decía que yo era un campeón en el sexo. Luego le llego su orgasmo quedando semi desmayada me entrego su cuerpo para que se lo destrozara penetrándola duramente mientras la eyaculaba con chorros de semen en esa deseada caverna sexual.
Que semana, apenas se iba don Aldo los dos nos apareábamos en la cama que ella había compartido en la noche para dormir, claro que nosotros no dormíamos, en esos quince días su pubis no descanso y a veces lo hicimos hasta dos veces en el día, su vagina era insaciable sexualmente y yo era un desesperado por el sexo, nos bastó quince días para que Estrella me solicitara que fuera por siempre su amante y que me fuera a vivir con ella en el campo. Le dije que era imposible estar todo el año ahí por mis estudios, pero que ella si me llamaba estaría a su lado incondicionalmente. (continúa)

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:22) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

AAA264 (11 de March de 2012 a las 22:14) dice: EXCELENTE EL RELATO !!!!

AAA264 (11 de March de 2012 a las 22:13) dice: EXCELENTE EL RELATO !!!!

AAA264 (11 de March de 2012 a las 22:13) dice: EXCELENTE EL RELATO !!!!

TIM_DRAKE11 (11 de March de 2012 a las 06:47) dice: oh, muy buen relato, felicidades, las maduronas siempre son asi, insaciables y muy querendonas... EXCELENTE RELATO TIENES MAXIMA PUNTUACION


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