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Gabriela... Una adorable mujer casara 1.2

KarlitaTetoncita Relato enviado por : KarlitaTetoncita el 20/12/2015. Lecturas: 16541

etiquetas relato Gabriela... Una adorable mujer casara 1.2   Maduros .
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Resumen
LEER ANTERIOR PARA ENTENDER. AQUI LA PARTE QUE SIGUE DEL PRIMER RELATO.



Relato
En cierto momento Don Cipriano se despidió, dejando en manos del chango cerrar el changarro y se fue hacia su casa.

Tiempo después ambas chicas salieron del closet al escuchar arrancar el carro de Don Cipriano.

- Honestamente lamento que te hayas enterado de esta forma, y te vuelvo a pedir disculpas por que nosotros lo sabíamos.- dijo la joven María mientras el chango asentía con la cabeza
El chango y María guardaron silencio unos instantes no sabían cómo reaccionaría Gaby, el silencio era muy incomodo hasta que Gaby lo rompió.

- Les agradezco que al final hiciesen lo correcto…. aunque debo admitir que estoy algo molesta con ustedes- ella se conocía, sabía que en pocos días se le olvidaría de lo malo que hicieron, al que no podría perdonar era a Don Cipriano.

- ¿Dónde está mi camioneta?- pregunto Gaby secamente dirigiéndose al chango (ese era el día cuando su camioneta estaría lista).

- A dos cuadras de aquí- dijo el chango entregándole las llaves y apuntando la dirección.

- Creo que no es necesario que diga esto, pero no le digan a Cipriano que ya se dé su “plan”-

Ambos asintieron y vieron como se alejaba de ellos, no dijeron nada sabían que era mejor dejarla sola por el momento.

Incluso en esa situación y siendo su amiga el chango no pudo evitar clavar su mirada en las nalgotas de la chica.

“Que buenas nalgas…. que buenas nalgas…..”Pensó el chango

………………………………….

Gaby conducía su camioneta con dirección a casa, mientras pensaba sobre lo ocurrido recientemente.

No entendía porque alguien trataría de separarla de sus 2 grandes amores (su hijo y su marido), y mucho menos entendía que lo hiciera por algo tan banal como el sexo, así era, aquel hombre solo la quería para tener sexo, no para hacer el amor con ella, sino para saciar sus más bajas pasiones, y eso la asqueaba, la enojaba la manera en que se había hecho pasar por un buen hombre solo para meterse en su cama.

Y decidió que no podía quedarse así debía vengarse de alguna manera.

…----------------------------

Mientras daba vueltas en su cama, a solas recordaba que hacia algunas horas que su marido se había ido, su hijo plácidamente dormía en la habitación contigua, ese día había sido duro, al principio le fue difícil aceptar que aquel hombre al cual casi había llegado a querer como un padre la traicionara de esa manera.

Se percato que su pequeño celular vibraba en señal de que estaba entrando una llamada, lo cogió del buro que tenia del lado derecho de su recamara matrimonial, con la esperanza de que se tratase de su marido, su decepción fue tal al ver en la pantalla que la llamada entrante era de Don Cipriano.

Dudo un momento en que hacer, quizá debió hacer lo más lógico y no contestar, a fin de cuentas ya había pagado su deuda y tenía su camioneta de regreso, sin embargo la vida pone trampas en el camino y la rubia cometió uno de los mayores errores de su vida: contesto.

- Bueno- respondió Gaby

- ¿Hola Gabrielita como estas?- pregunto Don Cipriano

Le resultaba increíble como ese hombre al que hace solo algunas horas hubiese protegido de cualquier cosa ahora le provocase tan profundo asco, sin embargo no lo demostró.

- Muy bien señor, estaba aquí dormidita, solita, con frio- actuaba extraña

- Estas solita porque quieres nena, tu nomas dime y voy y te caliento- se atrevió a decir el viejo, en cualquier otro momento Gaby hubiera colgado, pero después de esa tarde quería darle una lección así que siguió el juego.

- Es usted todo un coqueto señor...jajaja- Gaby fingió una risa tímida

Pasaron unos instantes en que reino el silencio entre ellos, pero el viejo sintiendo falsamente que había logrado ganar terreno no quito el dedo del renglón.

- Entonces que nena ¿voy a tu casa para “hablar”?

- Pues si me gustaría… pero me siento malita….pero también me siento solita, hay señor no se qué hacer- la actuación de la chica era tan convincente que el hombre creía que le estaba coqueteando

- Fácil... voy para allá y yo te sobo tus heriditas- el viejo comenzó a usar los mismos diminutivos que usaba Gaby.

Don Cipriano creía que ya la tenía entre sus manos, en su imaginación ya la veía desnuda mamándole su verga.

- Hay no señor, que pensaran mis vecinos si ven que a estas horas un machote como usted entra en mi casa y mientras mi marido no esta, pensarían de mi lo peor- Gabriela sabia que lo que más le gustaba a los hombres era que los alabaran.

- Mándalos a la verga a todos- decía el viejo presa de la lujuria-

La rubia esbozo una maliciosa sonrisa, podía sentir la lujuria proveniente de las palabras del viejo quien cada vez se esforzaba menos por aparentar hablar de la enfermedad de Gabriela.

- Me gustaría Don, pero vera esas son las contras de estar casada, una no se divierte tanto como quisiera- el viejo no podía creer lo aventada que era Gaby por lo que pensó que tal vez estaba malinterpretando las cosas, así que pregunto.

- ¿A aaaa… que te refieres?- tartamudeo el viejo, ansioso por saber la respuesta.

- Ya sabe Don, si por mi fuera lo invitaría a mi casa, le daría un rico masajito y la pasaríamos rico, todo para mi HEROE- Gabriela se sorprendió de lo sensual que sonaba, además de lo rápido que estaba pensando en esta situación.

El viejo estaba en shock claramente Gabrielita, la mujer que mas había deseado en su vida le estaba proponiendo acostarse con ella.

- A demás Don, mi hijito esta aquí en casa y que diría si me ve con otro hombre que no es su papi- el corazón de Gabriela se rompía al hablar de sus 2 grandes amores en esta situación

- S i te entiendo nena, pero tu entiéndeme a mí, si vieras lo dura y grande que tengo mi….verga por ti…… ufff- Gabriela no imaginaba que en ese instante el viejo masajeaba fuertemente su mástil.

Qué asco le provocaban a Gabriela esas palabras, pero debía soportarlas, al menos de momento.

- Tengo una idea nena… que tal si paso por ti y nos vamos a otro lugar, al que tú quieras

- No Don, no puedo dejar a Jacobo solo…… pero… ¿qué tal si lo dejamos para mañana?

- ¿Mañana?- pregunto con un tono esperanzador el viejo.

- Si... mañana paso en la mañana a dejar a Jacobito con mi estúpida suegra (esto le salía del corazón) y por la noche tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros dos solitos, ok pero claro, con 2 condiciones- la voz de Gaby era tan sensual que ni un padre podría resistirse.

- ¿Cuáles?- pregunto el viejo

- La primera es que nos vallamos a un lugar retirado de mi casa, no queremos que un vecino chismoso nos eche a perder la noche verdad?- inquirió Gaby cargada de sensualidad

- Ni lo mande dios mi reina… ni lo mande dios

A pesar del asco que ahora sentía por Don Cipriano no podía evitar sentir algo de gracia por la calentura que notaba en el viejo y su diversión aumentaba cuando imaginaba lo decepcionado que estaría el viejo al final de la noche.

- Y la otra- prosiguió Gaby- es que llevemos mi camioneta, después de que la arreglo el mejor mecánico del mundo quiero presumirla

- Claro lo que tu desees mamacita

- Mañana pase por mí a las 8 y de aquí nos vamos, ¿entendido?

- Entendido, ya no puedo esperar

“Viejo puerco, si a ti no te importo intentar arruinar mi vida a mi no me importara arruinar la tuya” pensó Gaby.

La mañana siguiente Gaby sentía un extraño sentimiento de culpa, de cierta manera había aceptado salir con un hombre que no era su marido, sabía que no llegarían al terreno sexual y que en verdad su plan era dejarlo en ridículo pero para lograrlo debía hacerse pasar por una obediente chica quien quería todo con él y debía mostrarse coqueta, dispuesta, sexy y eso de cierta forma ante ella lo hacía parecer como una ligera infidelidad.

Para aminorar la culpa, toda la mañana se dedico a consentir a su nenito (como le decía de cariño a Jacobo), lo llevo al parque temprano, después a desayunar a McDonals y terminaron por ver una película infantil.

Terminado esto y con su plan puesto en marcha como había dicho a Don Cipriano paso a dejar a Jacobo con su abuela.

Y la misma cantaleta de siempre la señora reclamándole a Gaby, decía cosas como que apenas su hijo no estaba y ella aprovechaba para salir con sus “amigas”, clara insinuación de que no iba con sus amigas.

Sin embargo ese día Gabriela no respondió, no tenía ganas, ya se había cansado de pelear con su suegra.

Entrada la tarde la rubia comenzó a alistarse para su “cita”, se baño, se perfumo, cuidadosamente eligió la ropa que iba a usar, intentando lucir tremendamente sexi.

Para esa noche Gabriela había decidido usar sus mejores ropas, las más caras y las que mejor resaltaban su voluptuosa anatomía.

Primero eligió un diminuto pantie y un brazier muy pequeño ambos de color negro.

Se coloco la tanga, la cual era tan pequeña que parecía que solo vestia un diminuto hilo a la altura de sus caderas pues sus formidables nalgas la cubrían por completo.

El diminuto brazzier parecía reventar, al tratar de contener la majestuosidad de los melones de su dueña, después de su closset tomo un diminuto vestido que le llegaba por encima de sus muslos mitad negro de arriba y mitad gris de la parte de abajo sin mangas, que dibujaba a la perfección sus nalgotas y sus enormes pechos, riso su rubio cabello y se coloco los típicos productos de belleza que usan las mujeres, posteriormente se maquillo (aunque no lo necesitaba) y por ultimo su puso unas finísimas zapatillas de tacón negras.

Al terminar se vio en el espejo de cuerpo completo que tenía en el baño, ella lo sabía, se veía espectacular.

- Así que por estas es por lo que me querías separar de mi familia- se decía en el espejo mientras con ambas manos tomaba su espectacular trasero

- Pues veras que esta es más que unas nalgas- termino por decir y sonreír para sí misma.

Se acercaba la hora, y su corazón latía cada vez más rápido, no sabía si hacia lo correcto.

Gabriela caminaba de un lado a otro pensando que hacer, pensaba si estaba haciendo lo correcto.

Muy en el fondo sabia la respuesta, aunque las circunstancias fueran especiales no debería hacer lo que estaba por pasar.

Estaba a punto de salir con otro hombre que no era su marido, sin embargo no lo traicionaría, eso jamás y menos con tan despreciable sujeto.

Rápidamente cogió el teléfono, deseando que no fuera demasiado tarde para cancelar aquella cita extramarital, argumentando cualquier cosa, comenzó a marcar las teclas cuando escucho sonar el timbre, se maldijo a sí misma, había sido muy lenta.

Se pregunto si aun habría marcha atrás.

…………………………………………………………………………………………………………………………………………………..----

El viejo al ver la voluptuosa silueta de lo que el imaginaba seria su compañera sexual de la noche no pudo evitar sentirse el hombre más afortunado del mundo.

Ella por el contrario sintió repugnancia al ver al viejo, el cual vestía de camisa negra a cuadros, un pantalón de mezclilla azul y botas vaqueras.


- Buenas noches seño- dijo en tono muy sugerente el viejo

- Buenas noches señor- respondía Gaby lanzándole una sonrisa coqueta, prometedora, sexi.

La rubia rápidamente tomo su bolso que estaba encima del burro de planchar y en un intante se dirigió a la salida, no quería que ese hombre pisara un centímetro de su casa.

La rubia cerró la puerta y metió la llave con intención de poner el seguro.

Plash, fue el sonoro resultado de la aparatosa nalgada que el hombre propino a la sensual casada, no conforme con eso el hombre no retiro su mano, sino que la dejo allí masajeando el glúteo de la chica.

“Demonios, que hago me está tocando” pensaba la chica presa de la desesperación, en ese momento quería propinarle un golpe, sin embargo si quería seguir con su plan debía soportarlo.

- No sea tentón- fue lo que atino a responder con su sensual sonrisa, retirando con su mano delicadamente la de él.

En el rostro del hombre solo se podía apreciar la sonrisa de un hombre que se cree ya vencedor, que está seguro que será una gran noche.

- Ya no aguanto Gabrielita…… dame un adelantito- las grandes manos del hombre la atrajeron hacia él, a pesar de oponer resistencia de poco sirvió, el viejo era muy fuerte.

La chica era capaz de percibir, el calor que emanaba de ese gordo cuerpo, en ese momento supo que era inútil resistirse, debía ser inteligente.

- No…. Aquí no… nos pueden ver jijijiji- reía nerviosamente Gaby

- No te hagas del rogar, aunque sea un besito para tu héroe

El hombre tenía aprisionada a la mujer con sus dos manazas, las cuales las tenia situadas a unos centímetros por encima de sus carnosas nalgas, solo le bastaba un movimiento para palparlas, para sentir esa dureza con la cual había soñado todas las noches desde que la conoció.

No aguanto más y las tomo, las estrujo, las sintió en toda su gran dimensión, eran mejor de lo que las imaginaba, duras pero a la vez suaves, impactantes.

Gabriela en verdad estaba preocupada porque alguien pudiese verlos (algún vecino), estaba en una situación comprometedora.

No tenia de otra, coquetamente poso sus labios en los del viejo, y en un instante los retiro.

Ese pequeño beso basto para excitar más al viejo.

- Ay señor, vámonos a otro lugar…. Para poder darle el masajito que le prometí ayer, y le aseguro que terminara con un final feliz- susurro esto en la oreja izquierda de Don Cipriano

El viejo viendo fijamente a la chica, tomo su mano y prácticamente jalándola la ínsito a que lo siguiera con dirección a la salida del edificio, ya no quería esperar más.

……………

El viejo condujo a un hotel que se encontraba alrededor de 20 minutos del edificio donde vivía la chica, lo hizo en la camioneta de ella, pues una de las condiciones que puso Gaby dictaba que usaran su camioneta.

La primera propuesta del mecánico había sido llevarla a su taller, pero Gaby recordando lo que dijo el día anterior, acerca de que pondría cámaras, se negó argumentando que ya tenía conocidos por esos lugares.

El viejo por más que insistió no pudo hacerla cambiar de opinión, así que decidió llevarla a otro lugar.

El viaje resulto horrible para la chica, tuvo que soportar todo tipo de piropos bastante subidos de tono, además de eso el viejo al estar completamente seguro de que ya tenía en la cama ,no dejaba de masajearle las poderosas piernas, lo peor no era eso, lo peor para Gaby era tener que fingir que lo disfrutaba, tener que utilizar su risa estúpida para que el viejo no sospechara, aunque en cierto momento se sintió culpable, reflexiono sobre lo que estaría haciendo su marido mientras ella se dejaba manosear por un sujeto que podría ser su padre, pero no había marcha atrás debía enseñarle a ese hombre que con la señora Gabriela Ramos de Guillen no se juega.

Estacionaron la camioneta cerca del hotel, era un edificio muy antiguo, no se podía decir que era horrible pero era bastante precario, al menos la fachada, unos cuantos pisos que se notaba llevaban años sin una pintada, un letrero enorme con la palabra motel en rojo parpadeando, exceptuando la o que no funcionaba.

Gabriela veía parejas entrar y salir (aunque eran más las que entraban dada la hora), y sintió vergüenza, en su cabeza lo sabia, ellos eran la “pareja mas dispareja”, las parejas que veía eran por lo general de la misma edad y características, a diferencia de ellos.

Sentía que todas las miradas estaban posadas en ellos, y no estaba muy alejada de la realidad, los hombres se preguntaban como ese asqueroso sujeto podía traer de la cintura a tan encantadora chica, si es que le había pagado algo y si fuera así debía ser mucho dinero.

Las mujeres rápidamente pensaban lo más lógico que era una puta.

Legaron con el recepcionista.

- Muy buenas noches- dijo el recepcionista quien inmediatamente noto la belleza de la chica

- Necesito una habitación- respondió el viejo, se notaba que estaba apurado

- ¿Cama matrimonial o individual?- pregunto el empleado del hotel

- ¿Que no está viendo pendejo?- respondió el viejo molesto, a la vez que con la mirada señalaba a Gaby.

- Disculpe señor

El empleado entrego las llaves de la habitación, Don Cipriano la pago y ambos se retiraron en dirección a ella, con la mirada del recepcionista clavada en el sensual bamboleo del trasero de la casada, en esos momentos deseo tener cámaras en las habitaciones.

……………………………..

Con cierta dificultad Don Cipriano metió la llave en la chapa y abrió la puerta, la ansiedad por coger con Gaby era demasiada.

Entonces la rubia pudo ver la habitación, no era muy amplia, pero tampoco era demasiado pequeña, tenía solo lo necesario para lo que la necesitaban las parejas, una cama en el centro, pegada a la pared, algunos muebles y un cuarto al fondo, el cual ella pensó que era el baño.

Los pensamientos de la rubia fueron interrumpidos por la voz del viejo quien decía:

- Ahora si chiquita…. Vamos a disfrutar como recién casados- lentamente Cipriano se acercaba a ella, quien no sabía qué hacer, debía pensar rápido o estaría en peligro, sabía que un hombre excitado era capaz de cualquier cosa.

Tal vez se preguntaran que es exactamente lo que Gabriela pensaba al meterse a la boca del lobo, al exponerse de esa manera con aquel hombre que deseaba todo con ella, era simple no podía dejar las cosas así, no podía permitir que se burlara de ella y menos de su familia, era una mujer independiente, capaz de valerse por sí misma, cuando alguien intentaba dañarla ella era capaz de defenderse y en este caso no era la excepción.

Su plan consistía en exponerlo frente a todos, que su mujer se diera cuenta de que clase de hombre era y para ello tenía guardada una sorpresa.

- Esperece tantito Don…. que le parece si primero le doy el masajito que le prometí ayer???- pregunto Gaby con esa voz cargada de ingenuidad.

- Lo que tu desees mi reina- contesto Cipriano

“Viejo cerdo…. Mientras tu estas aquí con otra mujer tu pobre esposa debe estar preocupadísima por ti” pensaba Gaby “pero lamentaras haber aceptado mi propuesta”, fue en ese instante que Gaby se dio cuenta que Don Cipriano se había quitado su camisa a cuadros, era una visión asquerosa, la prominente barriga de Don Cipriano subía y bajaba debido a su respiración agitada, sus gruesos bellos de lejos parecían mugre y suciedad, definitivamente era un tipo asqueroso.

- No - Gaby dándose cuenta que el viejo intentaba quitarse el pantalón para luego quitarse su ropa interior.

- ¿Qué te pasa reina?- pregunto Don Cipriano no entendiendo su reacción.

Gaby dándose cuenta que había reaccionado mal dijo:

- Valla al baño, quítese su ropa y póngase una toalla

El viejo quien aun no entendía por qué no se podía desnudar allí se quedo inmóvil hasta que Gaby prosiguió:

- Me excita la espera…. quiero sorprenderme con su gran pene-

Don Cipriano sonrió, era a primera vez que escuchaba a tan sensual mujer hablar sobre su miembro.

- Te aseguro que mi verga no te decepcionara chiquita... en unos instantes te hare gritar como una loba.

Se acerco peligrosamente a la anatomía de Gabriela, quien rápidamente se puso a la defensiva, pero el hombre fue más rápido, de un jalón la atrajo hacia él y le planto tremendo beso, que la nena recibió de mala gana, su mente se debatía entre empujarlo y seguir besándolo, debía guardar las apariencias, debía hacerle creer que le gustaba.

El viejo era hábil, y llegaba a lugares profundos en la boca de la rubia, aprovechaba para masajear el cuerpo de lo que él creía que ya era su amante.

Le encantaba posar sus manos sobre el gran trasero de la chica y subirlas por la estrechez de sus caderas, creía sentir como la chica se resistía, pero no lo suficiente como para alejarlo así que continúo.

El olor que el hombre desprendía de su boca era asqueroso para Gabriela, mezcla de alcohol y tabaco, dos de las cosas que más odiaba en la vida.

Pero algo estaba pasando dentro de ella, algo extraño, ese hombre era el típico mexicano, machista, sucio, infiel mujeriego cosas que odiaba en un hombre, pero en ese momento en sus brazos se sentía extraña, la manera en que el hombre la besaba sin contemplaciones y sin pedir su permiso no le molestaba tanto como creía, se sentía protegida, deseada, en fin como una mujer, algo que con su esposo no había sentido jamás.

Con tal de seguir su plan devolvió el beso, su lengua comenzó a jugar con la de Don Cipriano, sus manos (que hasta ese momento estaban sobre las de el intentando quitarlas) dejaron de hacer presión para colocarlas en el cuello de Don Cipriano.

El viejo entonces cargo de las nalgas a la chica con la intención de llevarla a la cama, sin separar sus labios ni un milímetro.

Fue en eso cuando de la bolsita de Gaby sonó su celular, señal de que alguien estaba llamando, esto alerto a la rubia quien rápidamente separo sus labios de los del hombre.

- Bájeme Don- pidió Gaby, estaba muy agitada debido al magreo de antes

- Déjalo que suene preciosa…. Continuemos con lo que hacíamos, besas riquísimo- decía Don Cipriano intentando nuevamente basarla, a lo que ella movía su cabeza para no permitírselo.

- Noo…. Por favor puede ser mi marido- suplicaba Gabriela.

A pesar de su excitación el hombre obedeció, no quería hacer enojar a esa culona y perder su oportunidad.

Como un rayo Gabriela saco su celular de su bolsa, efectivamente se trataba de Cesar.

La culpa la inundo, como era posible que segundos antes estuviera besando a otro hombre .Esa llamada la había vuelto a la realidad, lo que quería hacer era estúpido, debía salir de allí...

Vio como Don Cipriano se metió en el baño, pero aun estaba indecisa.

Lo más sensato hubiera sido no contestar, pero presa del nerviosismo lo hizo.

- ¿Quién es la nena más linda del mundo?- pregunto Cesar en tono muy cariñoso

- Soy yo…… ¿qué quieres cesar?- Gabriela quería aparentar serenidad, sin embargo nunca había sido buena para mentir.

- Disculpa por querer saber cómo esta mi mujercita.

- Estoy bien… si me llamabas solo para eso voy a colgar- Gabriela trataba de terminar esa llamada lo más rápido posible, no notaba que estaba siendo muy brusca.

- ¿Dónde estás?- pregunto Cesar

- Como que donde estoy... estoy en casa- mintió Gabriela

- Pues según mi mama le dejaste cuidando a Jacobo-

Gabriela había olvidado ese detalle, cometió un grave error.

- Está bien... estoy en casa de Lidia (su mejor amiga), estamos en una reunión de chicas.

- A ya entiendo, pásamela- Dijo Cesar

- ¿Qué?.... ¿quieres que te la pase? ¿para qué?- Gaby estaba consternada por su petición

- Para saber qué me dices la verdad

En ese momento dos sentimientos predominaban en la sexy rubia.

El primero era el miedo de que quizá Cesar pudiera descubrir su mentira, que aunque no planeara acostarse con aquel hombre si supiera cual era su plan, de igual manera se enojaría.

En pocos segundos el miedo había sido sustituido por el coraje, por el hecho de que su esposo no confiaba en ella, porque estaba segura que su suegra le había llamado y contado mentiras, ¿porque siempre le creía más a su madre que a ella que era su esposa?

- No…. No te la voy a pasar, si me quieres creer bien, si no pues ni modo chiquito

- ¡Qué me la pases¡- grito desde el otro lado del celular Cesar

- No lo hare-Seguía firme Gaby

- Sabes que haz lo que quieras… mi madre tenía razón.

En ese momento Cesar colgó el teléfono.

Esas últimas palabras calaron hondo en ella, su suegra nunca la había bajado de puta, estaba seguro que a eso se refería Cesar, lo cual la hizo enojarse aun más.

Olvido completamente querer salir de allí, quería desquitar su enojo con alguien y ese alguien acababa de salir del baño desnudo solamente con una toalla sujeta a su cintura.

- ¿Listo mi héroe para su masaje?- pregunto Gaby con esa voz coqueta que la caracterizaba

El hombre sabía que no tenía que decir nada, lo que hizo fue pasar por un lado de la rubia y recostarse boca abajo en el colchón.

Gaby subió a su espalda, llena de bellos y de manera muy sensual froto sus manos sobre ella.

Debido a la posición en la que estaba su minivestido mostraba casi totalmente la majestuosidad de sus piernas.

Don Cipriano dejaba escapar ligeros gemidos de placer, Gabriela era muy hábil, practicaba los masajear seguido con su esposo, reflexiono y se dio cuenta que era la primer vez que hacia eso con otro hombre...

- Qué bien lo haces mamacita- bramaba el viejo

- ¿Soy buena?- pregunto Gaby haciendo un ligero puchero, como queriendo parecer niña mimada

- Si... si eres y estas buenísima…. Ya me imagino lo bien que has de coger nena- al viejo ya no le importaba guardar la compostura, a fin de cuantas se creía ganador

Ante este comentario Gabriela soltó una ligera risa, quería calentarlo a tal punto que el viejo no aguantara más y en ese momento se iría, no sin antes llevarse un pequeño regalo.

Las manos de Gabriela por momentos rozaban por encima de la toalla el trasero del viejo, notaba que le gustaba por la manera en que el viejo se contorsionaba.

El viejo se sentía en la gloria, ese mujeron encima suyo propinándole un masaje que muchísimos hombres quisieran, se sentía algo incomodo en esa posición, pues su verga completamente erecta ejercía presión sobre el colchón, causándole ligero dolor.

- ¿Puedo hacerle una pregunta?- Gabriela quería ver que tan caliente estaba el viejo

- Claro reina lo que quieras-

- Desde hace cuanto tiempo quiere llevarme a la cama?- se aventuro

El viejo tardo en responder, pero al notar que las manos de Gaby dejaban de masajearlo respondió:

- La neta desde la primera vez que te vi, ya sabía que terminaríamos en una habitación de motel-

- ¿En serio?- Gaby estaba incrédula de la honestidad del viejo

- Claro…. Todavía lo recuerdo… incluso recuerdo como ibas vestida

- Jajajajaja- rio Gabriela honestamente, ese comentario le causo gracia

- No le creo señor- siguió la rubia

- Pues créelo, te recuerdo con ese pantaloncito que resaltaba tus nalgotas, y esa blusita blanca que no podía contener tus chichotas.

Gabriela seguía con su labor, por momentos se recostaba completamente sobre el viejo haciéndole sentir sus pechos, le gustaba la manera en que se sentía dueña de la situación, creía poder manejar al viejo a su antojo.

- Una última pregunta señor…. ¿Cuando hacía el amor con su mujer pensaba en mi?- esa pregunta en verdad le causaba curiosidad, desde que se entero de cómo era el viejo en realidad.

- Siiiii…..cada vez que se la metía a mi esposa en mi cabeza estabas tú preciosa, y ahora por fin te voy a meter mi verga

“Pinche viejo verde “pensaba Gabriela

- Ahora me toca preguntar a mi…… ¿Qué tan chiquita la tiene tu esposo?- dijo el viejo sin inmutarse

- ¿De…. donde ha sacado eso?- contesto Gaby contrariada en parte porque la conversación hubiese girado hacia su marido y además porque había acertado. Cesar la tenía muy pequeña

- Me lo imagino… para que una hembra como tu engañe a su marido quiere decir que no te coge como debería, o que la tiene chiquita

- Nnooo.. coomo cree… hago esto porque usted me salvo- decía Gaby sintiendo que perdía el control de la situación

- No tienes por qué mentir preciosura…. Y déjame decirte que mi verga es muy grande, digna de una amazona como tú.

Gaby se quedo un momento inmóvil, debía calmarse debía recuperar la compostura o el viejo podría descubrir que tramaba.

- Hay no sea presumido- dijo sensualmente la chica

- No es por presumir, pero todas las mujeres que me han probado repiten y tu mamacita no vas a ser la excepción.

A Gabriela ya no le estaba gustando ese juego. O quizá le estaba gustando demasiado por lo que llego a la conclusión de que era hora de terminar todo el teatrito.

- No se mueva de aquí…..no voltee

Don Cipriano sintió como la casada bajaba de su espalda, y obedeció.

Gabriela saco de su bolsa dos pequeñas vendas negras.


Regreso lo más rápido que pudo y nuevamente subió a la espalda de Don Cipriano

-¿Qué trama señora Guillen?- pregunto el viejo

- Un pequeño juego….o ¿no le gustan los juegos?- decía la chica mientras amarraba la venda en los ojos del viejo impidiendo que viera algo.

- Me encantan los juegos- se notaba claramente la excitación del viejo

Gabriela tomo los brazos del viejo, el coopero de lo contrario la rubia nunca los hubiera movido, los junto en la espalda y los amarro lo mejor que pudo.

Cuando termino Gabriela se bajo de él y se coloco a unos pasos de la cama

- Ahora si dese la vuelta…. Sin quitarse la venda….

El viejo acato ordenes y giro sobre sí mismo para quedar boca arriba.

Y fue entonces cuando Gabriela noto el enorme bulto que se dibujaba perfectamente bajo la ajustada toalla de baño, por lo visto Don Cipriano no mentía,

- Eres una traviesa…. Ya no la hagas larga y siéntate en mi verga... te va a gustar- dijo Don Cipriano

Gabriela no respondió, había llegado el momento

Tomo su celular, su intención era grabar al viejo, tomar fotos y entregárselos a su esposa, esa era su venganza exponerlo ante su ser más querido (o al menos eso pensaba que era Gaby)

Comenzó a grabar:

- ¿Quiere que me siente en su verga?- preguntaba Gabriela en tono sugerente

- Siiii…. ensártate… se que lo quieres

- Hay no… pero que pensaría su mujer- decía la rubia masajeando la pierna del viejo con una mano mientras con la otra no dejaba de grabar

- A la verga con esa pendeja…. No te llega ni a los talones de lo buenísima que estas

Increíblemente a Gabriela le estaba gustando sentirse así, deseada, sentir que tenía el control de la situación, sentir que ese hombre haría cualquier cosa por estar con ella.

Sintiendo que había grabado lo suficiente como para exponerlo frente a su esposa pensó que era hora de retirarse, cerro su celular, y tratando de hacer el menor ruido cogió su bolso y caminando de puntillas llego a la puerta, empezó a jalar la perilla con la voz del viejo a sus espaldas quien creyendo que aun estaba con él seguía diciendo obscenos piropos a la rubia.

Entonces fue que Gabriela cometió uno de los más grandes errores de su vida.

La rubia pensó que quizá no era suficiente con exponerlo frente a su esposa, y si lo hacía ante todo el mundo, podía subir el video a internet, claro tendría que modificarlo para que no se escuchara su voz, pero creyó que no era lo suficientemente vergonzoso, a fin de cuentas solo era un hombre en toalla diciendo vulgaridades y se decidió, iba a capturarlo desnudo.

Quizá lo más sensato hubiera sido irse, pero el morbo la venció.

- Ya me voy a quitar esta venda Gabrielita- decía el viejo

- No aun no esperece……

La rubia se abalanzo sobre Don Cipriano quien seguía en la misma posición, dejo su celular en el buro que estaba junto a la cama.

- Ahora si mi héroe... es tiempo de que me muestre su gran herramienta- decía Gabriela en tono sarcástico, cosa que el viejo no noto, la chica aun se negaba a creer que fuera tan grande como parecía debajo de esa toalla, quizá era una ilusión óptica o quizá la toalla hacia mas bulto del debido.

Gabriela subió encima del viejo, gateando como felina, sin saber que era una posición peligrosa, en esta posición Don Cipriano pudo haber penetrado con facilidad, pero el juego le estaba gustando.

Definitivamente era la mejor noche del viejo, sentía las manos de la casada masajear su pecho y como lentamente descendían, junto con ella hacia su virilidad.

Roso la barra de carne del viejo por encima de la toalla, le gustaba calentarlo.

- Vamos chiquita… quítame la toalla y mámamela- decía el viejo totalmente excitado

“viejo estúpido… no sabe que todo esto ira a internet”

Gabriela coloco sus delicadas manos en el borde superior de la toalla de baño, cerca de donde se notaba el gran bulto, de manera muy lenta comenzó a jalarla hacia abajo.

- Don… espero que no me decepcio……- Gabriela no pudo terminar la oración, la toalla callo a los pies del hombre y frente a ella se encontraba totalmente erecta la verga más grande que había visto en su vida.

Si bien solo había visto la de su marido, esta era completamente diferente, la doblaba en tamaño y en grosor, contrastaba completamente el rubio miembro de su esposo con la morena verga que estaba frente a ella, a Gaby le pareció que no era normal que tuviese tantas venas, eran demasiadas, todo esto cubierto por una oscura mata de bellos.

La rubia retrocedió, ese viejo asqueroso no mentía en verdad su pene era muy grande.

Por un instante la chica no supo qué hacer, estaba embelesada por esa herramienta masculina, ver su tamaño, grosor, la manera en que apuntaba al techo estoica y saber que estaba así por ella, que estaba así de dura para entrar en ella, un extraño sentimiento broto en su interior quería tocarla, sentirla, chuparla.

“Y si lo hacía”, si la tocaba, si la besaba… a fin de cuentas quien se enteraría, estaban en un hotel alejados bastante de los lugares que frecuentaba, solos, haría daño a alguien jugar por unos momentos con esa barra de carne, por un momento en verdad pensó en hacerlo, pero inmediatamente llegaron los recuerdos de su familia y se reprendió por siquiera pensarlo.

“Que estas pensando Gabriela… eres una mujer CA-SA-DA…. Con 1 hermoso hijo” pensaba la rubia

- Ya no me hagas esperar chiquita… ya mámamela- estas palabras hicieron volver en si a la hermosa mujer.

- Un momentito Don….- la chica tomo su celular y tomo fotografías de ese hombre en esa situación tan comprometedora

- ¿Qué te parece mi verga mamacita…… impresionante ¿verdad?- pregunto el viejo orgulloso de si mismo

- Aja- respondió en voz baja la rubia, se avergonzaba de sí misma puesto que le daba la razón al viejo.

- Estoy seguro que la tengo mucho más grande que el cornudo de tu maridito- sin saberlo el viejo había dado en el clavo.

Al escuchar como el viejo hablaba de Cesar, rememoro las palabras que momentos antes habían intercambiado y la manera en que termino prácticamente por llamarle puta.

Esto hizo hervir la sangre de la rubia “en verdad me crees una puta” pensaba “pues déjame darte una lección”, de alguna manera la chica se excuso en esto para subir al mullido colchón, y colocarse por encima del viejo, quedando su intimidad a escasos centímetros de aquella monstruosa verga, pero la verdad era que estaba excitada, ya tenía lo que quería, podía retirarse y completar su extraña venganza, pero estaba caliente, quería seguir jugando un poco mas con ese hombre y sintiéndose segura de que el hombre no podía desatarse continuo, no pensaba tener sexo con el pero quería volverlo loco, y a la vez disfrutar un poco.

Don Cipriano estaba enajenado con el sensual perfume que emanaba el cuerpo de la casada, ese aroma de feminidad, de mujer, cada vez se sentía más cerca de cumplir con su objetivo que se había propuesto desde el día que conoció a la rubia: COJERSELA.

Apoyándose en sus rodillas la rubia escalo un poco sobre el fofo cuerpo de Don Cipriano y se levanto (quedando de esta manera incada de rodillas sobre el viejo), podía sentir en su voluptuoso trasero las contracciones de tan descomunal falo, la manera en que prácticamente rogaba por entrar en ella.

- ¿Qué tanto me deseas?- pregunto Gabriela al oído de Don Cipriano de la manera más sensual que pudo haber hecho

- Muchísimo estas buenísima- el viejo ponía todas sus fuerzas en desatarse, ya estaba harto quería poseer a la chica ya.

- Diooss…- exhalo Gaby cuando una descarga eléctrica recorrió su cuerpo, la verga de Don Cipriano pareció atorarse en el canal que separa las nalgas, causándole placer.

Ambos estaban ante la situación más excitante de sus vidas.

Don Cipriano, jamás había estado con una mujer tan hermosa como Gabriela, a lo mas que se había acercado, era a contratar una que otra puta, que no se acercaban a la belleza de la rubia, y ni que decir de su mujer

Para Gabriela era la primera vez con alguien con una verga tan grande como la de Don Cipriano, Cesar no se acercaba al tamaño e esa herramienta, y aunque estaba segura que no llegaría a más, le gustaba estar en esa posición, acariciando el velludo pecho del viejo.

Así continuaron los siguientes minutos, Gaby susurrándole palabras de lo más sugestivas y el viejo rogando que ya no lo martirizara.

Gabriela sintió como el viejo se levanto junto con ella unos centímetros del colchón, no le dio mucha importancia, la excitación de la chica crecía cada instante, pero también sabia que cada minuto que pasaba su tiempo allí se acortaba, y muy pronto tendría que separarse de esa situación que extrañamente le resultaba tan gratificante.

Las grandes manos cogieron las nalgotas de la casada, el viejo había logrado desatarse, las estrujo con tanta fuerza que Gabriela soltó un quejido mezcla de dolor y de placer.

Tardo unos segundos en reaccionar y darse cuenta que el viejo había logrado desatarse, al parecer la casada no era buena haciendo nudos.

- No señor- dijo Gabriela incitándolo a que no siguiera tocándola, pero con un tono que denotaba lo excitada que estaba, el viejo notando esto no paro.

Las manos del viejo se introdujeron por debajo del micro vestido sintiendo la suave piel del trasero de la nena, por momentos intercambiaba caricias entre su trasero y sus tersas piernas.

- No mames reinita…. que pinches nalgotas tienes- bufaba el viejo a la vez que le propinaba sonoras nalgadas.

Gabriela sabía que estaba mal dejarse tocar por ese hombre del cual intentaba desquitarse, pero también era cierto que se sentía tan bien, y creyendo que en el momento que ella quisiera podría detenerlo lo dejo hacer.

No se dio cuenta de cuando fue que el viejo subió su minivestido hasta su cintura, dejando expuesto su fenomenal trasero solo cubierto por la diminuta tanga.

Con ambas manos Don Cipriano se deshizo de la venda de sus ojos y por primera vez en largo tiempo vio a tan escultural mujer.

- Esto… no está bien…déjeme señor- decía esto para no sentirse tan culpable por las caricias, pero en su voz no había indicio de que quisiera que el viejo parase.

El minivestido de Gabriela cada vez subía mas, el viejo era muy hábil y había logrado subirlo hasta que prácticamente solo fungía como un brasier.

Que espectacular visión hubiera tenido cualquiera que en ese momento entrase por la puerta, aunque para suerte del viejo no habría nadie que los interrumpiera.

Gabriela se sentía como en otro mundo, como en una realidad alterna donde la esposa y madre feliz no existían, ¿Dónde había quedado la mujer que hasta hace algunos minutos detestaba a aquel viejo?

- Me encantan las viejas que usan estas tanguitas- decía el viejo separando un poco el hilo dental de Gabriela.

- Mjmjmj- fue lo único que pudo pronunciar la chica, quien se había recostado completamente sobre Don Cipriano con su cabeza colocaada a un lado de la de él en el colchón.

Los hábiles dedos del viejo buscaron la intimidad de la casada, la encontraron y de manera muy lenta comenzaron a abrirse paso por sus pliegues, ante la cooperación de la rubia quien no hacía nada por oponerse.

El viejo mecánico entonces pudo sentir la poca cantidad de bello púbico que tenia la rubia, se pregunto si así era o se depilaba, aunque lo que más le importaba es que la estaba tocando, y la notaba húmeda

“O dios que rico” pensaba la chica, aunque sabía que estaba haciendo mal.

No fue una tarea tan difícil, la vagina estaba lubricada por sus líquidos, Cesar jamás se atrevía a masturbarla con sus dedos, le parecía algo inmoral, por lo que la chica al ser una situación diferente a lo que estaba acostumbrado lo dejo hacer.

Estas bien apretadita….- decía el viejo, para llevarse sus dedos a su boca y lamerlos, de esta forma lubricarlos y volver a su labor.

Gabriela lanzaba gemidos inentendibles, estaba disfrutando mucho, cada vez que los dedos del viejo tocaban su vagina una descarga eléctrica la recorría de la cabeza a los pies.

Ella estaba sorprendida de la poca o nula resistencia que estaba poniendo, quería hacerlo pero sentía delicioso, su vagina comenzó a desprender fluidos a la vez que el viejo aceleraba su mete y saca.

- Dioooooss… mío- murmuraba Gabriela al separar la cabeza del colchón, los dedos entraban y salían rápidamente haciendo que la casada vibrara, jamás en la vida había sentido tan rico.

- Ya…. paree… porrr favorrr- gritaba como una loca, esta vez en verdad quería que parara, por fin había juntado fuerzas para oponerse, pero tal vez era demasiado tarde,

El viejo sentía en su piel como los fluidos de la chica escurrían en abundancia, esto confirmaba que lo estaba haciendo bien.

- Noooo… poorr…. favoo- la voz de Gabriela cada vez se hacía más fuerte, sus tímidas manos fueron al encuentro de las de él en un afán de impedir que siguieran avanzando.

No lo consiguió, el hombre era muy fuerte.

- Meee… vooooy.. aaa ….corrreer- incluso ella estaba preocupada de lo fuerte que estaba gritando y lo peor es que cada vez aumentaban mas

- Pinche Gaby estas re buena… vente todo lo que quie……- las palabras del viejo fueron interrumpidas por la boca de Gabriela, quien lo beso en un afán de acallar sus gritos ante el mayor orgasmo que hasta el momento había tenido en su vida.

Mientras en un hotel muy alejado de donde estaban los dos amantes, Cesar reflexionaba plácidamente es su cama sobre lo que paso antes con Gabriela:

“Soy un estúpido, Gaby esta en todo su derecho de enojarse conmigo, como se me ocurre pensar que ella me mentiría” pensaba Cesar completamente arrepentido sin imaginarse lo que pasaba con ella y el viejo mecánico.

“Tengo que llamarla y disculparme” cogió el teléfono y marco a su esposa.

Los líquidos de la chica fluyen por su vagina y llegan hasta Don Cipriano, su cuerpo se contorsiona con espasmos de placer, sus lenguas se entrelazan, mientras nota que el viejo sigue masajeando sus nalgas, de alguna extraña manera se siente libre, plena, feliz.

La casada escucha nuevamente su celular, probablemente es Cesar de nuevo, hace por separarse del viejo, pero esta vez no lo logra.

El remordimiento va inundando su ser, ¿Cómo era posible que se haya dejado llevar tan fácilmente por sus deseos, ella una mujer a la cual nunca le habían importado esas cosas.

- De…jeme- decía Gabriela, mientras su teléfono seguía sonando

El viejo no hacia caso, en vez de eso intentaba besarla, a lo cual ella se negaba, pero siendo el viejo más fuerte termino por conseguirlo.

El beso es largo, su saliva se mezcla, sus lenguas se buscan, ambos están excitados.

Su celular deja de sonar, Cesar se ha cansado de intentarlo, ya se disculpara cuando regrese.

Don Cipriano no quiere separarse de Gabriela, ella hace un esfuerzo para alejarse de ese infiel beso, finalmente lo logra, ambos deben respirar.

La casada esta mucho más exaltada que el viejo, sus pechos suben y bajan de manera hipnotizante, fue un orgasmo maravilloso, pero ella sabe que se dejo llevar, que nunca debió pasar eso y menos con tan despreciable hombre.

Hace por retirarse, ha llegado la hora de terminar con esa locura.

Sus bellos ojos azules están al borde de las lagrimas había sido infiel.

Sin embargo se pregunta ¿Cómo era posible que en esos pocos momentos con el viejo había disfrutado más que toda su vida marital con su marido?

Don Cipriano se da cuenta que su princesita quiere irse, no se lo permite la aprisiona sosteniéndola de esas caderas que tanto le gustan.

- Me tengo que ir señor- dice Gabriela aun con la respiración agitada, por primera vez en la noche era consciente que estaba semidesnuda frente a un hombre que podría ser su padre- sus mejillas enrojecieron de vergüenza

- ¿A donde nalgona?... esto apenas empieza- Don Cipriano se levanto de su posición y se sentó en el colchón, levantando como si se tratara de una pluma a la buenísima de Gaby sentándola frente a él, de esta forma la casada quedo a unos pocos centímetros de la erecta virilidad del hombre.

El corazón de Gabriela latía a mil por hora, había sido muy estúpida al pensar que el viejo la dejaría ir así como así, sus bellos ojos azules se clavaron en el pene del viejo, no entendía cómo es que momentos antes había querido sentir el pene del viejo entre sus manos, ahora que lo veía más de cerca se dio cuenta que era un monstro, si el viejo intentaba meterla estaba segura que la partiría en dos.

- No… déjeme…. Aléjese de mi- la nena trataba de empujar el seboso cuerpo de Don Cipriano sin resultados.

El viejo mecánico no entendía porque la casada se comportaba así, momentos antes estaba bastante cooperativa, aunque si debía ser sincero no le importaba, a fin de cuentas tenía allí a la mujer más sensual que había conocido en su vida, semidesnuda a unos escasos centímetros de su verga, por nada del mundo la dejaría ir.

- Por favor señor... déjeme... soy casada- decía Gabriela sin resultados.

La cara del viejo era de un completo degenerado, y era entendible, tener a semejante mujer así como la tenia volvía pecador al más santo.

Cogió la diminuta tanga y de un jalón la rompió y se la quito a su dueña, la chica soltó un ligero alarido por lo brusco de la acción.

Fue entonces cuando el momento más esperado por el viejo llego, era hora de penetrarla, tomándola de su formidable trasero la levanto y la dirigió a hacia su enhiesto miembro, la casada al darse cuenta comenzó a gritar:

- Nooooo… me va a destrozar... por favor no- sin embargo sus suplicas fueron en vano, muy lentamente el viejo penetraba a la chica, quien no paraba de quejarse.

- Duele…. Noooo… nooooo- Gabriela tratando de tener algún lugar del cual apoyarse abrazo al viejo, su cabeza la puso junto a la de el

Con un gran dolor la chica ya había logrado tragarse más de la mitad de esa verga.

- Estas bien apretadita pendeja

Gabriela ya no decía nada, su cuerpo se arqueo por la fuerza del viejo, guardaba sus fuerzas para tratar de resistir el dolor, el cual llego muy pronto, el viejo la dejo caer ensartándose la porción que le faltaba de un tirón.

El grito de la chica no se hizo esperar.

- Tranquilízate nena…veras que en unos momentos te acostumbraras y pedirás mas- el viejo acariciaba el sedoso cabello de la rubia de forma muy paternal, cosa que agrado a Gaby, la hizo sentir un poco más segura.

Ya totalmente ensartada el viejo la libero de sus manos, sabía que lo que menos quería la casada era moverse por lo tanto no se separaría, aprovecho este momento para terminar de retirar el minivestido, con una mano estiro hacia arriba los brazos de la chica y con la otra se lo quito.

Se veía tremendamente sensual, solamente con su brazier negro sentada en la verga de un hombre mayor, era simplemente espectacular.

Gabriela no podía creerlo, el viejo había ganado, estaba dentro de ella, se sentía como una estúpida, como la peor de las mujeres, ¿Cómo había permitido que todo eso pasara?

El viejo sintiendo que ya había esperado lo suficiente para que la vagina de Gaby se adaptara empezó a mover su pelvis, sintiendo un placer inmenso, cuantos días y cuantas noches había soñado con esto y al fin se le había cumplido.

- Nooo… no se mueva- la cara de la rubia era mezcla de dolor y de placer, pero en ella ya no había dolor se había adaptado muy rápido a ese falo, lo que no quería era excitarse más, estaba sintiendo muy rico.

- Lo ves nena… tu panochita ya se adapto a mí... puedo sentir como me succiona- decía el viejo muy agitado.

- Nooo… es...cierto- Gabriela lo negaba tratando de así sentirse menos culpable.

El viejo mordió la oreja de Gabriela, la lamia, la saboreaba, mientras el placer de ella va en aumento.

Encaja sus cuidadas uñas en la gran espalda del viejo haciéndolo sentir un dulce dolor.

Don Cipriano cada vez se mueve más rápido, esta enloquecido por Gabriela, al igual que ella que hace esfuerzos sobre humanos para no demostrarlo, en su mente y en su corazón estaba Cesar, no le daría la satisfacción al viejo.

- AAHHHHHHHHHHH- Gabriela no pudo dejar escapar un leve sonido.

- Me encantas estúpida…. Qué rica panchita- la excitación hacia que el viejo insultara a la rubia y sorprendentemente a ella le gustaba, le gustaba sentirse utilizada por ese hombre, estar indefensa ante él.

La manos del viejo cogieron a la chica de su espectacular trasero, la subia y la bajaba sobre su gran verga, sus fluidos se unían, sus cuerpos se frotaban, el viejo sentía en su pecho como los melones de Gaby golpean con su pecho.

Don Cipriano hace por besarla nuevamente, ella lo rechaza


Su resistencia ya casi es nula, el pene de Don Cipriano esta por romperla, la lleva a lugares que no creía que pudiera alcanzar, está experimentando el mayor placer vivido.

Ya no le importa nada, olvida completamente a su esposo, a su hijo, su vida y se entrega completamente.

- AAAAAAAAAAHHH- Grita como una loca Gabriela y es ella, quien ahora busca la boca de Don Cipriano, el la acepta y se funden en un apasionado beso, sus lenguas juegan, se buscan, se sienten.

Don Cipriano nota como ya no tiene que cargar a Gaby para seguir penetrándola, ella se está ensartando por sí sola, el sonido del plock plock que hace el trasero de Gaby al golpear al viejo es maravilloso, excitante.

Las manos del viejo abandonan el trasero de Gaby y cogen los melones de la rubia por encima del brassier.

- Quítatelo…- ordena el viejo separándose de aquel beso

Gabriela desvía la mirada, se siente apenada, pero no deja de mover sus caderas, el placer es inmenso.

Obedece y desabrocha el seguro de brassier, se lo quita y lo arroja a una esquina de ese cuarto que huele a sexo.

Ante Don Cipriano se muestran majestuosamente los pechos mas grandes que había visto nunca, grandes, voluminosos, con dos pequeños pezones rosados bastante duros muestra de la excitación de su dueña, se mueven de arriba hacia abajo, nota como de ellos escurren gotas de sudor haciéndolos ver más apetecibles.

El viejo los estruja bruscamente, los amolda a sus callosas manos

- Que pinches chichotas…- Don Cipriano abre lo más grande que puede su boca y se los come.

- Ahhhhhhahhhhhhhh- Gabriela no paraba de gritar, de gemir, de mostrar su excitación

El viejo no se la cree, que rica está la rubia, es una diosa, es su diosa.

Pasan bastantes minutos en esta situación, ambos están en su límite, exhaustos, sudorosos, pero aun excitados.

- PORRR FAVORRR… YA ACABE CON ESTO- Gabriela no se daba cuenta lo fuerte que gritaba, la gente que pasaba por fuera del cuarto podían escucharla

- Voy pendeja- el viejo ya queriendo acabar se salió de ella, la levanto la puso baca arriba en la cama y subió en ella.

Estos pequeños instantes de calma sirvieron para que Gaby se calmara un poco.

- Ahí te voy nalgona- dijo Don Cipriano colocando su aun erecto miembro en la entrada de la vagina de Gaby

- Esppeereee….- lo detuvo Gaby

El viejo puso una cara de curiosidad

- Noo.. no se venga dentro…. Cuando valla a eyacular salgase por favor- Gabriela sabia que resistirse era inútil, es mas ni siquiera estaba segura de querer detenerlo, pero pensando en su vida pues no quería quedar embarazada.

Don Cipriano no respondió, de un solo golpe introdujo toda la extensión, de su descomunal falo.

- Ahhhhhhhhhhhhh… estúpido- dijo Gaby ante tan bruta acción.

El viejo dejo caer todo su peso en la casada, ella tiene dificultades para respirar, el hombre es muy pesado.

Sin embargo el rápido mete y saca del pene del hombre la vuelve loca, lo abrazo, sus suaves manos daban tiernas caricias a su espalda, y nuevamente se besaron.

La cama parece venirse abajo, la cogida que el hombre le estaba dando a Gaby era de antología.

El placer enloquece a la rubia y aprisiona al viejo con sus piernas, queriendo que entrara más en ella.

Su vagina y su pene parecen ser uno solo, parecen haber nacido el uno para el otro.

El tiempo pasa, ninguno de los dos tiene idea de cuánto tiempo a pasado, solo se concentran en el placer.

El voluptuoso cuerpo de Gabriela no puede más a llegado a su límite, se tensa y sintiendo grandes espasmos de placer le llega un espectacular orgasmo.

-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii- Grita la chica

Al sentir que la chica tuvo el orgasmo Don Cipriano no pudo más y al igual que la chica llega a su límite.

La vagina de Gabriela que no dejaba de escurrir líquidos, sintió como la verga que aun la penetraba hacia movimientos extraños.

- Salgase Dooon- dijo Gabriela notando que el viejo iba a eyacular.

Don Cipriano haciendo caso omiso, no se salió y deposito toda su semilla en la rubia.

- Noooooooo- el grito de la chica era de temor

- Acepta mi corrida pendeja- la voz del viejo resuena en todo el cuarto

El líquido era abundante, viscoso caliente, para Gaby era la primera vez que sentía otro que no fuera el de su marido.

Totalmente exhausto el viejo se separo de la chica y sin proponérselo cae dormido, ha sido la mejor cogida de su vida.

Ella yace en el colchón boca arriba, completamente desnuda con sus bellas piernas bien abiertas, su cabello rubio alborotado y el rímel corrido, de su vagina escurre el liquido seminal del viejo, esta exhausta.

A medida que su excitación bajaba, la culpa ocupo su lugar, era una estúpida, había terminado cayendo en las redes del viejo, había sido infiel, no solo a su marido, también a su hijo y lo peor le había gustado.

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Por eso dedica 30 segundos a valorar Gabriela... Una adorable mujer casara 1.2. KarlitaTetoncita te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
jose trinidad (22 de December de 2015 a las 03:44) dice: Hola Karlita linda muy bueno tu relato me gusto mucho sigue escribiendo me qued prendado de Gaby con deseos de ser don Cipriano para haberme comido ese rico bomboncito felicidades sigue escribiendo tetoncita besos

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:11) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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