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Iba a encontrarme con mis amigos.

Relato enviado por : learcu el 11/04/2013. Lecturas: 3391

etiquetas relato Iba a encontrarme con mis amigos.   Maduras .
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Resumen




Gemí al verla tan vulnerable ante mí. Acaricié su vulva metiendo dos dedos en ella al encontrarme con su clítoris lo pellizco, Patricia soltó un gritito y siseaba de satisfacción
No sé de dónde nacía esa necesidad tan inmensa de poseerla, de enterrarme hasta el fondo en sus entrañas, sólo quería tenerla



Relato
Al salir esa noche del departamento de mis padres en donde vivo con ellos en un tercer piso, bajo por las escalas y al llegar al segundo siento un llanto ahogado miro sorprendido sin ver a nadie, me asomo al espacio donde esta el silo de la basura y veo allí a mi vecina Sra. Patricia una dama de unos 30 años, vestida con una corta bata de levantarse de gasa que casi no oculta nada de su cuerpo y admiro ese cuerpo que sin ser sensacional es digno de mirarse, sobre todo su entrepierna donde esta su vulva muy bien cuidada depilada y dejando un hilo de pelos vaginales para embellecerla, como nadie me apura sigo admirando ese cuerpo y acercándome a ella consulto si puedo ayudarla…, Patricia me mira trata de secar sus ojos y me dice eres casi un niño y por ayuda necesito un hombre no te enojes, pero…, no deje que continuara y respondo ¡mírame bien! No eres la primera mujer que veo desnuda a pesar de mis 16 años, te contaré que tengo hasta una hija por ahí enojado por su desprecio.
Se levanta de donde esta reclinada y acercándose a mí, me dice, si es cierto entonces sabes…, te contaré que el infeliz que me tocó por marido es gay con la Luna y acaba de salir para ir a encontrarse con otros amigotes y llevo casada mas de seis años y recién me doy cuenta. Con razón nunca me fecundo a pesar de todos los métodos usados por mi para tener un hijo, que lo deseo locamente.

Tomándola de su cintura nos trasladamos a su departamento que está con su puerta abierta entramos y groseramente doy un portazo al cerrarlo. Apenas entramos la abrazo es para su cuerpo un latigazo de electricidad aprecio como se estremece al tocarla.

“Me tocó y fue como si un golpe eléctrico azotara mi cuerpo”.

Le desabrocho su bata retirándola y sus casi transparentes bragas. Ella se fijó en mis ojos mirándome fijamente y asintió obedientemente.

Se los saqué y los lancé lejos. Desabotoné mis pantalones, bajé un tanto mi calzoncillo y liberé mi pene en plena erección. La tomé por su culo, acercándola bruscamente hasta mí, dejando en su culo mis manos y abriéndole sus muslos trataba de ingresarle un dedo por su culo.

“No…eso, no…, no quiero lo mismo que mi marido, dice… Rodéame la cintura me dice”.

Gemí al verla tan vulnerable ante mí. Acaricié su vulva metiendo dos dedos en ella al encontrarme con su clítoris lo pellizco, Patricia soltó un gritito y siseaba de satisfacción
No sé de dónde nacía esa necesidad tan inmensa de poseerla, de enterrarme hasta el fondo en sus entrañas, sólo quería tenerla. Lo hice, y en un solo movimiento me inserté en ella profundamente. La penetré tan a fondo y con tal rudeza sorprendiéndome incluso a mí, la levantaba con cada embiste, haciendo que su pelvis se deslizara por la pared y sólo su espalda reposara en esta. Patricia me abrazó y alzó sus manos por encima de su cabeza tratando de aferrarse a algo para no resbalar, gimiendo, ahogándose, tratando de respirar grandes bocanadas de aire. Pude sentir como Patricia gozaba buscando la llegada al orgasmo, contrayendo sus paredes en torno a mi miembro, apretándome deliciosamente en su cálida vagina sentí la llegada de este. Eso sólo provocó que me excitara aún más. Me acerque hasta su boca apoyé mis labios en sus labios en su boca invadió mi lengua la de ella, mientras seguía penetrándola sin detenerme. Mientras ella gozaba su orgasmo.

Ella tomó mi rostro en sus manos, obligándome a mirarla. Sus ojos lucían tan cansados, satisfechos. Gemí en su boca de pura satisfacción y supe que mi clímax estaba cerca. Me erguí invadí con mas fuerza su intimidad y acaricié su clítoris hinchado con mi grueso pene que había crecido a su nivel máximo. Patricia gritó de placer y abrazándome, llegó a su segundo orgasmo con violentos espasmos y yo me corrí dentro de ella bramando salvajemente, inundando su vientre cálido y palpitante. Me vacié dentro de ella por muchos segundos,¡Dios! Juro que en mi vida había tenido un orgasmo tan intenso y estrepitoso. Mis rodillas flaquearon y tuve que encontrar apoyo en el pecho de ella. Me quedé allí, tratando de calmarme. Bajo de mí, el pecho de Patricia mi vecina mujer de otro de 30 años subía y bajaba presuroso. Cuando me sosegué, apoyé mis manos entorno a su cintura y besándola en su cuello con ternura.

Me miró y sonrió. Tomándome de la mano me guió a su dormitorio.

En su cama matrimonial nos recostamos y continuamos nuestros juegos, al sentir mi mano acariciando su sexo, mientras la penetraba. Estaba afirmada al respaldo de la cama de bronce, esta rechinaba y se sacudía por mis embestidas.

La luz de una hermosa Luna entraba por el ventanal que se situaba delante de nosotros, bañando y arrancando destellos del cabello castaño oscuro de ella. Con una mano la recorría y la otra mano acariciaba su seno turgente y tambaleante, oprimiendo su pezón duro con mis dedos. Patricia se acoplaba a cada embestida que le daba, yo salía y al volvía a entrar en su vientre, sus nalgas iban a mi encuentro de mis manos, profundizando la invasión en sus entrañas estrechas, que parecía exprimirme a cada movimiento. Zarandeado sobre ella, mi transpiración y su sudor se mezclaban en nuestros pechos.

Sujétate con fuerza. Ordené, al presentir un orgasmo inminente entre ambos. Patricia asintió, con los brazos completamente estirados hacia delante, afirmándose con más fuerza el barrote dorado horizontal, que formaba parte de la cama.

Le besé entre los senos con dulzura. Levanté la cabeza para besar sus ojos, seguí acoplándome y ella gimiendo.

Patricia se tensó y explotó entorno a mi miembro que tan deliciosamente la cubría en un nuevo orgasmo, como se satisfacía sexualmente con mi pene, este pene de su nuevo amo su joven y vecino amante. Tiré de ella para que se soltase, y sobre su colchón, entre sábanas caóticas y albas, caí sobre su pecho y eyaculé derramándole en su matriz mis grandes cantidades de semen.

“Si me dice en esos momentos riégame bien regada mi matriz deseo un hijo locamente y tu serás el padre de este, dame tu leche. Necesito quedar fecundada o me vuelvo loca, tú serás el padre de esa criatura”.
El apareamiento fue un éxito de placer y lujuria, con la corta edad de este macho, pero con mucho vigor, mi amplia experiencia como mujer madura había guiado a este chico el cual había sabido copular como auténtico macho semental, que por último fue lo que yo quería mi macho semental, pues de aquella experiencia salí deliciosamente preñada.
Iba a ser madre por fin vería mi vientre ampliarse al desarrollarse en su interior una nueva vida, mi hijo.
Que locura, pero en esos instante me enamoré de este muchacho lo quería solo para mí. Cuidaría que ninguna otra mujer me lo quitara, era mío, Leo es mi amo, es mi marido, mi macho amante, amo y señor de mi cuerpo y obedezco todas sus ordenes, mi verdadero marido pasó en estos momentos a ser solo mi consorte, me tiene pero no es mi dueño, ni siquiera e dedicaré mi atención, el amo señor de este cuerpo, mi nuevo marido es este chiquillo y yo su mujer, su puta amante, su señora, su hembra le dedicaría toma mi atención y obedecería sus ordenes.

Han transcurrido dos meses desde que pertenezco a este juvenil y potente macho, con mucho cuidado para que nadie se entere de nuestras relaciones, solo mi cuerpo se ha enterado porque a los cambios al estar fecundado cobijando en mis entrañas a un nuevo ser, ha sufrido las reiteradas arremetidas de este macho que a diario me visita tomando este cuerpo como su amo y señor lo acomoda en cualquier mueble y lo penetra con un vigor que casi parte mis caderas, satisfaciéndome a plenitud en cada posesión carnal llenándome de grandes orgasmos y litros de semen en mis entrañas.

Ha pesar de nuestro cuidado mi vecina y cuñada Melisa casada con mi hermano Juan de 38 años igual la edad de ella, con dos hijos de 13 y 9 años. Me dice un día “¡Oye!, ¿hasta cuando vas a golpear mi muro con la cabecera de tu cama cada vez que te visita este chico?”.


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Si te ha gustado Iba a encontrarme con mis amigos. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Iba a encontrarme con mis amigos.. learcu te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:53) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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