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Jefe de area 3ª parte las viudas embarazadas

Relato enviado por: learcu el 5/1/2017. Lecturas: 4786
Etiquetas:   Trabajo
Relato completo
Agarró con decisión mi polla entre sus dedos y se colocó a horcajadas sobre mí apoyando la cabeza de mi miembro en la entrada de su sexo. Respiró con fuerza unos segundos dejándose caer sobre mi endurecida herramienta la cual ingresó en su empapado vagina sin aparente dificultad. Lanzó el cuerpo hacia atrás clavándose mi implacable miembro hasta el fondo.Después de media hora llega Iris una madura mujer de 45 años esta viuda venía excitada y desesperada por en el autocar que se vino este estaba lleno y ella atrapada entre los hombres sentía como estos se turnaban para menearse contra su trasero estimulándola, pero ninguno la invitó a bajarse en su compañía, llegue, cuenta, hasta tener un orgasmo donde tanto me acariciaban mi trasero, mis glúteos y mi cintura vengo a mil de excitada dice..., bueno le dice Vilma aquí tienes un buen pene esperando poder saciar tus apetitos apasionados de un coito llévalo a la cama y sáciate. Iris me mira y dice es un adolescente lo mato con lo excitada que estoy, cuidado dice Carola, pensé lo mismo y casi me da un infarto copulando con él, es delicioso pruébalo... Bajó la cremallera con sus dientes tras lo cual los molestos pantalones cayeron sin dificultad hasta el suelo. Centró su atención en el bulto que se apreciaba bajo el slip al tiempo que humedecía sus labios pasando la lengua sobre ellos. No pude aguantar por más tiempo las ganas de que envolviera mi miembro con aquellos carnosos labios que tanto me enloquecían, así pues no esperé a que ella me bajara el slip sino que fui yo mismo quien, agarrándolo por cada lado, fui bajándolo lentamente por mis muslos hasta dejar aparecer mi cabeceante polla la cual apuntó directamente hacia arriba mostrándose excitada ante su mirada atónita. Menuda maravilla que tienes dijo, quedándose con la mirada fija en el tesoro que le ofrecía. ¿Pero cómo he podido perder el tiempo de esta manera? Si mi marido hubiese tenido algo así lo habría matado yo a puros apareos…. cariño, déjame que la vea de más cerca. Arrodillándose entre mis piernas. Agarró mi pene y la comenzó a palpar entre los dedos y la palma de la mano al tiempo que la observaba de forma detenida disfrutando de cada uno de los estímulos que recibía mi excitado miembro. Gemí agradeciendo el tratamiento que me prodigaba con sus primeras caricias. Sin abandonar mi sexo, Iris se incorporó subiendo hasta mi cara y me besó nuevamente. Me masturbaba lentamente deslizando sus dedos a lo largo del tronco el cual palpitaba de deseo. Gracias al tratamiento que me daba mi pene fue adquiriendo a cada paso un mayor tamaño y grosor. Ahora estas listo dice. Hace tiempo que no veía nada igual Mi terrible erección se presentaba furiosa en su mano derecha al mismo tiempo que mis pelotas algo tensas en la izquierda. Ella volvió a engullir en su puño mi duro e hinchado instrumento acariciándolo cada vez a mayor ritmo, mientras friccionaba su vagina tapada por sus mini bragas salvajemente con sus dedos. El pene sus dedos apenas lograba ahogar mis gemidos Me lleva al dormitorio, se desnuda y en el amplio dormitorio cubierta tan solo con un bonito conjunto de braguita y sujetador de color blanco. Me quedé contemplándola como embobado recorriendo su cuerpo de arriba abajo. Agarró con decisión mi polla entre sus dedos y se colocó a horcajadas sobre mí apoyando la cabeza de mi miembro en la entrada de su sexo. Respiró con fuerza unos segundos dejándose caer sobre mi endurecida herramienta la cual ingresó en su empapado vagina sin aparente dificultad. Lanzó el cuerpo hacia atrás clavándose mi implacable miembro hasta el fondo. La agarré de las caderas ayudándola a clavarse aún más si eso era posible. Se mantuvo quieta unos segundos tratando de acomodarse al tamaño de mi pene para empezar a degustarlo moviéndose de manera lenta. La ayudé siguiendo el ritmo que Iris marcaba de manera exquisita. Aquella mujer sabía lo que se hacía, sabía moverse lento cuando hacía falta para pasar a adquirir mayor velocidad cuando lo consideraba apropiado. La obligué a tumbarse sobre mí haciéndome con sus redondos senos los cuales empecé a chupar mientras comenzaba a cabalgar de manera brutal Volvimos a besarnos, ahora de forma más suave, uniendo apenas los labios. Cogí su mentón entre mis dedos y quedé hechizado observando sus bonitos ojos. La tenía completamente entregada a mí, estaba seguro que aquella mujer madura deseaba que la hiciera mía, que la vapuleara hasta decir basta. Me hice con su cuello haciéndola ronronear como una gatita mientras ella alargaba su mano en busca de mi pene el cual la estaba haciendo satisfacerse dentro de su matriz. La giro sacando mi pene y de boca contra el colchón de la cama empecé a apretar levemente sobre la entrada de su vagina presionando más fuerte hasta que logré introducirme poco a poco en su interior. No tardó mi grueso glande en ingresar dentro de su ansiosa vagina. Ayudé dicha entrada acariciando su inflamado clítoris con mis dedos con lo cual logró relajarse por completo. Introduje milímetro a milímetro, centímetro a centímetro mi aparato en sus entrañas hasta acabar golpeando sus nalgas con mis cargados cojones. Iris lanzó un grito desgarrador aullando como una desesperada. Se quedó quieta degustando aquel rígido plátano que le entregaba con tanto placer. Se giró con dificultad hacia mí buscando mis ojos con su mirada complacida. Empecé a moverme primero despacio para ir adquiriendo poco a poco mayor velocidad. Los suspiros de satisfacción de ella rebotaban contra la pared. Lanzaba las nalgas hacia atrás ayudándome en la follada. El cabecero de la cama se movía adelante y atrás como si nos acompañara en tan agradable acoplamiento. Iris volvió a tener un nuevo orgasmo aunque no hacía más que pedirme que siguiera con aquel dulce tormento. Obedecí su petición clavándome y desclavándome sin descanso. Los huevos me dolían cada vez que golpeaban contra su ardiente trasero. No iba a tardar en eyacular en esa estupenda vagina, mis testículos tenían necesidad de escupir su carga, voy a escupir mi semen. No aguanto más, mi preciosa... Sí córrete vamos….entrégame tu leche, lléname con tu abundante corrida. Animado por sus palabras continué penetrándola apenas veinte segundos más hasta que acabé explotando en su interior llenándola con mi abundante semen. Sentí como iba descargando una y otra vez invadiendo su estupenda vagina con mi espeso líquido seminal. Fueron cuatro interminables disparos hasta que caí derrotado sobre su espalda. Si había ingresado al club de las viudas desesperadas como semental su macho semental El cabecero de la cama se movía adelante y atrás como si nos acompañara en tantos agradables acoplamientos. Iris, Vilma y Carola no hacían más que pedirme que siguiera con aquellos dulces tormentos clavándoles y desclavándolas sin descanso. Los huevos me dolían cada vez que golpeaban contra sus ardientes traseros. No menos de madia hora cada una sufría en esa cama mis duras penetraciones y sentir como las llenaba de semen al eyacularlas en sus estupendas vaginas, mis testículos. Nunca pensé que aquellas mujeres eran aún fértiles y dos mese después dos de ellas están embarazadas y al tercer mes la otra ese club de viudas iba a cambiar de nombre a viudas embarazadas...