Relato enviado por:
Anonymous
el 28/12/2020.
Lecturas:988 Etiquetas: eroticos
Relato completo
Ella es perfecta y su naciente exhibicionismo, tambien. Juliette se sabe atractiva.
- Claro, toda la vida se lo han dicho.
- Se sabe inteligente,
- Y sensible,
- Tal vez demasiado.
- ¿Demasiado sensible¬?
- No, demasiado todo…}
Juliette escogió su propio nombre, haciendo referencia de que se trata de la contraparte de Justine, los personajes del Marques de Sade, es intencional, le platiqué lo que viví en un performance de sensibilización sobre feminidad y sexualidad en donde había una chica con un vestuario ambivalente como niña y también como mujer sensual al mismo tiempo, y derivado de esa platica se nos ocurrió buscar un juego erótico en público en donde se trataba de que fuera exhibicionista frente a extraños y buscáramos las reacciones de las demás personas ante ella, como le gusto la situación accedió a hace el experimento, y yo trate de resaltar su ya de por si atractivo cuerpo esa situación extraordinariamente artificial, Juliette es inteligente, alegre, sonriente, sensible, vivaz, ocurrente, y con una sonrisa encantadora, sus ojos son grandes y brillantes, casi tanto como su mente, es bajita, caderona y con hermosos y prominentes pechos. Su cuerpo se ha ido formando por toda una vida de baile y ejercicio.
Dispusimos el escenario: Ella usaba un blusón negro bastante transparente pero no llevaría sostén, y para no incomodarla demasiado le sugerí que llevara una panty negra, de preferencia pequeña y sexy, el blusón solo haría el papel de vestido, ella iría preguntando a los hombres que ella misma escogiera en la carretera, el comino hacia un lugar de difícil acceso, con tal de que la explicación tuviera que ser detallada y sobre un mapa dibujado en un cuaderno, con el fin de que tuvieran que acercarse, y el cuaderno debería detenerlo muy cerca de sus pezones que se transparentaban en el improvisado vestido, de hecho el destino lo dibujamos muy cerca del borde del cuaderno y a propósito y en dirección a su pezón izquierdo,
Tomamos camino en la carretera y ella se desabrocho gabardina que la cubría, desde ese momento me fue difícil mantener mi papel de cómplice para convertirme en víctima de los encantos de Juliette.
Para ser franco, aunque ya no soy ningún jovenzuelo, la erección que tuve al sentirla tan cercana fue de quinceañero.
Aún así, decidí seguir el juego y cumplir con el plan original, en la primera gasolinería, el muchacho que despachaba, de inmediato se dio cuenta de lo atractiva que se veía Juliette y su mirada se convirtió en esclava de la transparencia sobre su busto.
Juliette se mostraba en control de la situación, sonriente, y segura, me gusta pensar que se sabia cuidada por mi, pero ella se es mas que suficiente. No pasaron mas de 5 minutos cuando vimos caminando a un costado de la carretera a un jovencito y ella me dijo que a el le preguntaría, la mirada del muchacho se desorbito inmediatamente, su expresión fue de sorpresa y excitación al mismo tiempo, y Juliette lo estaba disfrutando, (Casi tanto como yo).
No logramos que se acercara el muchacho hacia el mapa, pero su gesto valió la pena por completo, reímos y platicamos de la cascada de sensaciones que se desata en esos momentos, en nosotros, y en los sorprendidos espectadores, me permitió acariciar sus piernas cuando vimos a un caminante solitario adelante, intercambiamos miradas de complicidad que me indicaron que me acercara a nuestra próxima víctima, pero unos instantes antes de llegar me pidió que frenara, y en ese momento de pronto y sin previo aviso, se quitó los calzones y mi corazón dio un brinco de sorpresa.
Al detenernos junto al caminante ella pregunto como en los casos anteriores, pero abrió un poco las piernas, y levanto el cuaderno, solo un poco, como disimulando, como si no se diera cuenta de su “error”, el hombre de afuera le explicaba, e intentando que no nos diéramos cuenta, se asomaba intentando ver bajo el vestido de Juliette.
Mi sorpresa, era mayúscula, pero por mas razones de las evidentes, la situación por si sola era excitante, pero la Sonrisa de Juliette, sus ojos, sus pupilas dilatadas, y su sonrisa, sobre todo su sonrisa, picara, segura, sensual, siendo dueña de la situación, con el control de si misma y de su entorno, sabiendo que su atractivo estaba más allá de solo su cuerpo, que su persona completa, con sus intensiones y sensaciones, con su química, con su son un imán de personas, no solo de hombres, también de mujeres, de mundos completos.
Al terminar de hablar con aquel hombre me alejé, y le pregunté a Juliette sobre lo que había pasado y me dijo que le había gustado tanto enseñar su vagina, que la había hecho sentirse excitada, caliente, sexual, poderosa, femenina, mujer y hembra a la vez, Juliette había tenido un orgasmo sin haber tenido contacto con nada y con nadie.
Seguimos jugando, pero ahora en un pequeño restaurante en donde fuimos a comer, yo sugerí que buscáramos un lugar en donde atendiera un hombre, ella se veía espectacular aun con gabardina puesta, al llegar a la mesa le ayude a quitársela y su cuerpo femenino ilumino todo el lugar, el joven mesero se desvivía de atenciones con nosotros, sin quitar los ojos de los senos de Juliette, hasta que ella decidió dejar caer una servilleta, y al momento que el joven se agachó a levantarla, las piernas de Juliette se abrieron como el telón de un teatro que devela una escenografía espectacular, el joven no pudo contener su sorpresa al mismo tiempo que yo no pude contener mi excitación, el momento fue mágico, sexual, de profunda complicidad, no pude contenerme, y le pregunta al muchacho si no tenia problema para permitirme hacer el amor con ella allí mismo, y dijo que no habría problema, pero nos pidió permiso para estar presente, antes de que el terminara yo me había hincado frente a Juliette, y comencé a besar su hermosa vagina, besar, lamer, morder suavemente levantando su pierna izquierda sobre mi hombro, ella solo acariciaba mi cabeza y el joven, nervioso y excitado nos miraba.
Vi como Juliette casi perdía el control mientras tenía un orgasmo, acarició el pene del mesero por encima del pantalón y jaló mi cabeza hacia si, mientras la apretaba con sus torneados muslos, un par de jadeos auténticos bastaron para reacomodar la energía del universo. Solo eso le hacia falta al mundo, solo eso.
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