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La beata

mimafer Relato enviado por: mimafer el 23/5/2013. Lecturas: 12798
Etiquetas:   Vecinas
Relato completo
Era muy religiosa, de misa diaria.No pudimos hacer coincidir las vacaciones, mi esposa fue con los niños al pueblo de sus padres a pasar el caluroso mes de Julio.

La vecina quedo encargada de ayudarme a cuidar la casa, pues debido a mi trabajo apenas me daba tiempo a hacer las tareas diarias. Miguela era una solterona que vivía sola. Ya cumplidos los 50 años acudia todos los días a la iglesia y siempre vestia muy recatada.

Cuando volvi a casa el primer dia solo, encontré la mesa preparada para la cena y la vecina en la cocina guisando, la salude y fui a la ducha, cuando termine sali cubierto con un batin y encontré la cena ya preparada sobre la mesa.

Mientras yo comia, ella esperaba para servirme el siguiente plato sentada en una silla colocada en la pared opuesta con las manos sobre sus muslos cerrados sin decir nada si yo no le preguntaba, la notaba nerviosa seguramente toda su vida estuvo esperando servir la cena a un hombre que no fuese de su familia.

Me hacia gracia verla allí con su cara siempre sonrosada esperando como una criada que su jefe termine el plato. Pense devolverle un poco el favor y cuando me trajo el café mi batin abierto le dejo ver mi flácida pija, los nervios le traicionaron y derramo el café sobre mis muslos, me levante insultandola:

-Estas tonta, ahora me tendrías que limpiar con la lengua.

Se arrodillo pidiéndome perdón y sin mas empezó a lamer el café derramado, mi polla se puso tiesa al contacto de la vecina, esta enfrascada en limparme el liquido derramado no se dio cuenta hasta que agarrándola del pelo le hice ver mi excitación, acerque su boca a mi verga y de inmediato note que ella no sabia lo que debía hacer, le dije que abriese la boca, la cogi de las orejas y de golpe se la meti hasta la garganta, le dije que cerrara los labios y cogida por las orejas como estaba pase a follarle la boca. En una de las metidas me hizo daño con los dientes, estirándole el pelo la saque y volvi a insultarla, ella me sorprendio poniendo sus manos en mis nalgas y diciendo:

-Perdoname, ha sido sin querer, nunca lo he hecho, pero mientras no este tu mujer hare lo que me mandes.

Me beso los huevos y ella sola se trajo mi poya, cuando yo estaba a punto volvi a cogerle el pelo y descargue mi lefa en su cara. Me beso los pies, se levanto y quiso besarme:

-Quita guarra, vete a tu casa, tanta misa y tanta ostia pero os gusta mas un rabo que a un niño un caramelo.

-Si me ha gustado mucho-, susurro y con la cara manchada se fue a su casa.

Una vez solo me puse a pensar que a la Miguela le había gustado que la tratase mal y recordando la mamada que me había hecho volvi a empalmarme, tenia llaves de su casa pues con mi esposa las cambiaron en su dia por lo que pudiera pasar, las cogi y sali en batin pues vivíamos puerta con puerta, nada mas abrir escuche unos gemidos bestiales, cerre sin hacer ruido, entre y la vi sentada en el sofá con las bragas por los tobillos, mordiéndose una blanquísima teta y corriéndose mientras se frotaba el coño con los calzones usados por mi durante el dia, quedo tan satisfecha con los ojos cerrados que no se percato de mi presencia mientras yo ya desnudo contemplaba su chocho peludo y su teta blanca con un pezón mas sonrosado todavía que su cara, me arrodille y cuando quite sus bragas de vieja se sobresalto, pero yo ya tenia sus piernas sobre mis hombros oliendo el perfume de su corrida, sobre su enorme mata de vello habían gotitas que limpie con mi lengua, aparte pelos y di con la raja lami de abajo arriba, cuando llegaba a su salido clítoris lo sorbia, no tardo mucho en correrse en mi boca gritando entre convulsiones.