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La Complicidad

Relato enviado por : manuelmonroe el 22/06/2009. Lecturas: 4185

etiquetas relato La Complicidad .
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Resumen
Verónica y yo teníamos nuestra relación. Verónica y Marina se entendían. Marina y yo éramos primos. ¿Cómo es posible que esto funcione? Es eso, precisamente, lo que relataré a continuación…


Relato
Mi prima me llamó temprano y me avisó que no podría venir a mi apartamento, por lo cual esperé a que llegara Verónica, y me la pasé todo el día con ella. Al día siguiente volvimos a salir, fuimos al cine y a dar una vuelta, aunque no tuvimos sexo.
La fui a llevar a su casa y nos despedimos, quedamos en vernos el lunes, ya que el domingo no nos podríamos ver. El domingo, Mi prima y yo decidimos ir al cine, y antes de entrar, nos encontramos coincidencial ¿? con Verónica que también iba al cine, por lo cual entramos los tres. Las dos amigas quedaron juntas. No me pareció anormal. Disfrutamos la película y fuimos igual los tres a comer unas empanadas. Entre chistes y risas, se nos fue el tiempo, y ya empezaba a oscurecer. Fuimos a dejar a Verónica. Nos despedimos y enfilamos al la casa de mi prima, Marina.
En la conversación salió el tema de que al día siguiente comenzaba las clases en la universidad. Le sugerí hacer algo antes por que no era tarde. Pero Marina me dijo que su mamá, mi tía, tenía una pequeña reunión, a la cual ella tenía que llegar, pues era con motivo del cumpleaños de uno de sus amigas del trabajo. Mi prima dijo por qué no invitar a Verónica.
Después de insistir un poco, arreglamos las cosas. Llamamos a Verónica y le dijimos que viniera en taxi a pasar la noche con Marina. Dio su consentimiento y al rato llegó.
Estábamos sentados en un butacón hablando sobre varias cosas, y como siempre, llevamos la charla al lado sexual.
Recordábamos, Verónica y yo nuestro primer trío, lo hacíamos de forma velada, aunque Mi prima sabía muy bien de lo que hablábamos. Así mismo, mi prima y Verónica se hacían caricias. Eso despertó mi curiosidad, me consumía el morbo. ¡Coño mi prima y Verónica! Era increíble, yo siempre había espiado a mi prima y sabía que se masturbaba, pero que se entendiera con Verónica. ¡Coño era lo máximo! Yo siempre quise cogerme a mi prima. Recuerdo que una vez la vi que se estaba masturbando con un plátano verde. Fue en la ducha, había pelado un plátano hasta la mitad y había dejado la otra parte para agarrarlo bien y que no resbalara, sobre todo cuando logrando el orgasmo temblaba toda. Evidentemente que ella tenía experiencia y no era una mujer pacata. Me ganaba el curioseo y las retaba a besarse. Mi prima me dijo:
- ¡Estás loco si piensas que lo vamos a hacer aquí delante de todos!
Sin mucho esfuerzo las convencí para hacerlo. Mi prima se levantó y nos dirigimos hacia su recámara, apenas íbamos a entrar, cuando mi tía nos vio y nos dijo que no hiciéramos mucho ruido, pues estaban mis primos pequeños dormidos. La desilusión hizo presa de los tres, la cual desapareció en seguida cuando mi prima le dijo a su mamá que queríamos entrar a ver televisión. Ella nos dijo que con confianza lo podíamos hacer en la casa de tío Pedro, la cual estaba apenas a dos casas de distancia de la de mi prima. Nos dio las llaves y nos dirigimos hacia allá.
Atravesamos el pequeño patio que estaba a la entrada, entramos y pasamos el comedor, para enseguida llegar a la pequeña sala que tenía. Ahí me senté y cada una de ellas lo hizo a mi lado e inmediatamente insistí con lo del beso. Después de hacerme sufrir y desesperar un poco, se levantaron y se entregaron a ese delicioso juego de lenguas delante de mí. Me quedé pasmado y al querer decir algo, solo tartamudeaba unas palabras, las cuales, mi prima calló con un beso. Cuando terminó ese beso, Verónica intentó decir algo, pero ahora fui yo quien la calló en.
- Oigan… yo yo… es.. es.. esto.. –Verónica intentaba hablar-.
- Ya sabes que no…no diré nada, y mi prima… tampoco, ¿cierto amiga?
- Por supuesto que no querido, -contestó mi prima al tiempo que la volvía a besar.
Verónica me daba la espalda casi por completo, y solo atinó a pasar su mano y sobar mi pierna, llegando hasta mi ingle y rozando mis testículos. Mientras yo empezaba a sobarle los pechos a mi prima por encima de su blusa. Fueron unos segundos y después cambió de posición volteándose a mí, yo no quité mi mano de donde la tenía y con su movimiento, empecé a acariciar su paquete directamente por encima del pantalón, mientras le acariciaba los senos.
Mi prima aprovechó esos momentos para echar un vistazo hacia la casa de su mamá. Al regresar mi prima, Verónica dejó de besarme y volteó a verla, estaba parada enfrente de nosotros, la jaló tomándola de las manos y ella se sentó en sus piernas frente a mí, en seguida le levantó la blusa junto con el sostén y quedaron sus pechos al aire, los cuales empezó a acariciar y a besar. Yo me puse de rodillas a un lado de Verónica y alcancé la boca de mi amiga y empezamos a besarnos, mientras Marina le seguía comiéndo las tetas. Estábamos muy excitados.
Mi prima descubrió sus pechos, subiendo también su blusa y sostén. Como estaba muy cerca de Verónica, aproveché para alternar y besar las tetas a las dos. Fueron varios minutos los que duramos en ese juego los tres. La excitación se sentía en el ambiente, olía a sexo. Nuestras respiraciones se escuchaban agitadas, anhelantes y deseosas. Mientras Verónica besaba y mordía los pechos de mi prima. Marina aprovechó y se bajó de mí, quedando de rodillas en el suelo en medio de mis piernas y me desabrochó el pantalón, ayudada por Verónica. Cuando lo lograron, Verónica y mi prima se desnudaron, es decir, se quitaron el pantalón y las bragas. Cuando se voltearon después de acomodar sus ropas y de yo disfrutar del panorama carnal que representó sus hermosos culos, yo les deje ver mi esplendorosa, larga y cabezona verga, totalmente erecta y dura. No era gruesa, pero la cabeza era formidable y metida hasta el fondo, a mas de una hacia gemir y retorcerse de placer. Mi prima se la empezó a chupar y Verónica enseguida se acomodó a su lado, empezando a besar y chupar mis güevos. Mi prima se sacó la verga de su boca porque estaba sofocada y entre las dos comenzaron a recorrerla y chupar la enorme cabeza con sus lenguas. De tanto en tanto, intentaban abarcar la cabeza con su boca pero resultaba en vano.
- ¡Esa vaina es muy grande o nosotras tenemos la boca muy pequeña!, -Dijo Marina.
Verónica estaba muy excitada –ella conocía muy bien mi verga-, comenzaba a jadear fuertemente, y no tardó mucho en empezar a contornearse, señal de que estaba preparada para orgasmear. Sentí en mis dedos el palpitar de la vulva mojada de Verónica, tembló ligeramente y de un salto ágil se metió mi frondosa verga, de una. Como esta de espalda podía ver mi miembro entrar y salir de aquella raja. Se corrió y enseguida sentí cubierta toda mi verga por un líquido meloso, me quedé quieto recibiendo sus chorros de jugos vaginales, gozando de sus contracciones en mi verga tiesa. Cuando terminó de salir su néctar, se apartó de mí y mi prima en seguida buscó mi boca. Nos dimos un largo beso, jugando con nuestras lenguas, intercambiando nuestra saliva. La levanté y me la monté encima clavándose mi enorme cabeza compartiendo los jugos de Verónica, que seguía jadeando un poco.
Mi prima se balanceaba nuevamente sobre mi verga, que más de una vez yo me había manoseado pensando en ella, ahora ella la estaba disfrutando y yo encantado. Montada encima empujaba sus caderas para que penetrara todo mi miembro luego se iba levantando poco a poco e iba viendo como le salía aquel pedazo de carne de sus entrañas. Lo sacaba completamente, lo agarraba como agarraba el plátano verde y nuevamente se lo zampaba. Aquello avivaba mis cojones a descargar, pero me dijo:
- ¡Déjame acabar primero! –Ansiosa y jadeante.
Acepté, la apreté contra mi cintura y ella con movimientos envolventes alcanzó el cielo. Gemía, ronroneaba, sollozaba y con un grito ahogado se abrió de piernas y dejó caer su savia caliente y abundante, tanta que sentía que me corría por mis bolsas y llegaba hasta el propio culo, empapando mi entrenalgas.
Verónica, que ya estaba recuperada, empezó a poner el plan que tenían en mente. Resultó que mi prima había acordado con ella que si había penetración ella quería reestrenar su culito. Tenía tiempo que no lo usaba. Verónica me besó y me dijo:
- Ella quiere darte su culito, quiere que le llenes su canal de crema espesa y abundante.
Marina se levantó suave y lentamente y dejó al descubierto aquel monolito invertido, grueso en la punta y angosto en la base. Lo sentía con más presión como queriendo explotar. No lo pensé y me puse detrás de ella, comencé a pasar mi lengua por su vagina y sentí sus jugos, ese sabor un poco salobre, no me desagradó y seguí lamiendo, arrancándole grandes jadeos en seguida. Cuando me incorporé mi prima estaba con su cabeza clavada en el sillón, pidiéndome entre gemidos que se la metiera ya. Con la mano izquierda abrí sus morenas nalgas y descubrí su redoma radiada como entrada, pero rosada… casi roja, después, con la derecha agarré mi tolete, bien tieso, y comencé a hacer círculos alrededor de la redoma y a embocar de vez en cuando. Sentía como se estremecía debajo, hice otro movimiento circular pero con mayor presión en el centro y ella empujó hacia atrás y se le hundió la cabeza…toda. Percibí que apretaba su esfínter pero seguí empujando hasta que logré que mis bolsas golpearan sus nalgas. Me mantuve durante un tiempo quieto, mientras ella hacia movimientos circulares rápidos. Estaba a punto. Se lo metí y saqué rápida y firmemente. Ella mientras me animaba:
- Así…así…ya la siento caliente…hirviendo…estoy inundada.
En efecto, dejé de contar en el cuarto golpeteo al salir la crema densa y blanquecina. Esperé…esperamos un rato y después, tal como hacía mi prima, se lo fui sacando poco a poco y lentamente. Cuando llegó el momento de la cabeza se atoró un poco pero ella aflojó, pujó un poco y liberó el cabezote. Tras aquella liberación una oleada de semen brotó y rodó por sus nalgas buscando la vulva que también segregaba lo suyo.
Claro que yo estaba feliz pero más lo estaban ellas, primero por haberse satisfecho -sexualmente hablando- y segundo por llevar acabo su plan. Después supe que mi prima sabía que la espiaba y que también me había visto en una oportunidad mi verga, además en las noches ella oía mi jadear cuando acababa, y que para mas muestra, en la mañana cuando hacia la limpieza de los cuartos notaba aquellas babazas, sospechosas, al lado de mi cama.
La complicidad era completa y perfecta. Verónica y Marina tenían protegido su homosexualismo femenino. Yo tenía seguro mi relación con mi prima. Y, Verónica y yo éramos una pareja feliz.


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Comentarios enviados para este relato
coronelwinston (22 de June de 2009 a las 18:26) dice: Pues todos contentos manuelmonroe. Marina, Verónica y tú. En especial tú. Te felicito por tu relato y veo con agrado una buena redacción. Y donde dije digo.....digo diego.Un saludo majete.

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:21) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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