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La Doncella y el Centauro

Neofilder Relato enviado por : Neofilder el 05/08/2009. Lecturas: 7207

etiquetas relato La Doncella y el Centauro .
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Resumen
Un amor mitologico que llena de placer y rompe las barreras de la ficcion y la realidad.


Relato
Kyada era la doncella más hermosa y exuberante que habitaba en la región, su cabellera era larga y lustrosa, las manos y los pies tenían una finura inigualable, su rostro era un poema a la perfección, ojos grandes, nariz fina y delgada, pómulos exquisitos y labios carnosos. Su talle era igualmente soberbio, pechos opulentos llenos de vida y amor, cintura delicada y estrecha, caderas grandes para albergar unos glúteos firmes y bien proporcionados y unas piernas cuya estructura parecía tallada por los mismismos dioses.

Tales características la hacían ser la mas deseada de la tribu y docenas de guerreros buscaban su atención y sus favores, pero ninguno se veía favorecido con ese privilegio ya que desde hacia mucho tiempo La Gran Hechicera le había dicho que su gran amor lo encontraría en el bosque. Por eso acostumbraba dar largos paseos adentrándose cada vez mas en la espesura, intentando hallar ese amor que colmara sus ansias pues desde hacia muchas, muchísimas noches sentía su cuerpo quemarse de deseo.

Ese día se sentía extremadamente excitada, se había levantado desde el alba pues la inquietud no la deja conciliar el sueño y en sus ojos podía verse la febril pasión que la consumía. Cerca del mediodía decidió acercarse a un arroyuelo que corría por en medio del bosque con agua limpia y cristalina, bebió con avidez aquel liquido y luego lavo su hermosa cabellera. El calor que emanaba de su cuerpo era intenso y opto por adentrarse en al agua queriendo de esta manera mitigar el deseo.

Se despojo de su ropa y admiraba los generosos atributos que la naturaleza le había dado, admiraba ese cuerpo que tantos deseaban, cuando de pronto escucho un trote en la lejanía pero acercándose, pensó que alguien de la tribu iría al arroyo y busco donde esconderse pues considero que no tendría el tiempo suficiente para vestirse nuevamente, allende el arroyo se formaba un recodo cubierto con un poco de maleza, lugar perfecto para permanecer oculta y poder observar quien o quienes eran los que habían interrumpido su intimidad.

Oculta en ese lugar escucho como los pasos se acercaban y se hacían mas lentos, alguien se acercaba con cautela, oteaba el aire percibiendo el un aroma desconocido pero agradable, una sombra se dibujo en la corriente del agua y después, despacio fue emergiendo del bosque una figura increíble. Mitad hombre, mitad caballo, es decir, un centauro. En su parte humana la piel era cobriza, se podría decir que bronceada, cabello crespo y negro, su rostro aunque agresivo denostaba nobleza y algo que lo hacia verse intensamente atractivo, los ojos verdes y misteriosos, mentón fuerte, cejas bien pobladas y nariz recta, lo mas atractivo era su boca, enmarcada por unos labios gruesos que parecían insaciables. Por lo demás su espalda era muy ancha, los brazos poderosos y las manos fuertes como garras, los pectorales ausentes de bellos se marcaban oblicuos y se marcaban también las profusas huellas de su abdomen. En su parte animal el pelo era de color rojizo y negro en la parte baja de las patas, la cola era una mezcla de pelo rojo y negro.

Kyada, boquiabierta, apenas respiraba mientras contemplaba a este ser extraordinario el cual después de una breve auscultación a los alrededores, de un salto entro al agua y Kyada no pudo evitar una exclamación temerosa que fácilmente llego a los oídos del centauro. Con paso firme y decidido llego hasta el recodo donde la doncella con mirada húmeda y temerosa esperaba la reacción del centauro. Rusheé era el nombre de aquel ser que con infinita ternura contemplaba la belleza que tenia delante de si al tiempo que un estertor lo hacia sacudirse sin saber porque, fueron minutos que parecieron horas los que Kyada y Rusheé duraron mirándose a los ojos y luego sin cruzar una sola palabra se tendieron los brazos. El centauro casi con ansiedad tomo entre sus manos a la doncella y recorrió la piel trémula que palpitaba en cada nuevo roce, el pecho de ella se hinchaba agitado y lo hacia lucir insinuante. La fuerza de los centauros es magnifica y por eso casi sin esfuerzo elevo a la doncella por los aires hasta tener a la altura de su cabeza sus pechos los cuales observo de cerca por un momento antes de hundir su cara entre ellos y chuparlos con desesperación llenando a Kyada de un placer hasta entonces desconocido.

La doncella cruzo los pies alrededor de la cintura del centauro y echando la cabeza hacia atrás se entrego por completo a esta pletorica caricia que hacia a su vientre albergar un calor que no podría ya ser saciado sino con una entrega total. Rusheé sujetaba a Kyada con una sola mano por la espalda y con la mano libre recorría la cintura, las piernas y las nalgas extasiándose de ese contacto. De súbito levanto la cara y miro en todas direcciones, percibía peligro en el aire y girando a la doncella la puso en su lomo a la vez que esta lo abrazaba con fuerza, con un par de saltos estaba fuera del agua para de inmediato alejarse con un galope suave.

Kyada con sus brazos y piernas alrededor del centauro se sujeta con firmeza y a la vez se deleitaba sintiendo el calido contacto, su vagina expuesta y desnuda recibía el contacto del pelo del centauro produciéndole en el clítoris una delicioso cosquilleo que aunado a los movimientos rítmicos del galopante centauro, la haría en pocos minutos llegar al clímax abrazándose con fuerza a su amado y presionando su cara y sus pechos contra la espalda de el. Cuando la intensidad del orgasmo fue disminuyendo se dedico a prodigar caricias en el pecho del centauro que en ese momento aumentaba la velocidad alejándose del lugar. Kyada cerro los ojos y se dejo llevar por el centauro sin dejar de acariciar los duros pectorales, los pasos del centauro se detuvieron y Kyada abrió los ojos contemplando un hermoso claro en el bosque donde el silencio solo era roto por el suave rumor de una pequeña cascada.

Hábilmente descendió de su cabalgadura y se mantuvo al lado, recorriendo con sus manos el lomo y el vientre de Rusheé, quien pasivo dejaba a su doncella hacer lo que quisiese. Poco a poco fue asomando de su bajo vientre una verga negra y arrugada, la doncella la tomo entre sus manos y se maravillo de la suavidad y el calor que tenia, la verga del centauro entre las manos de Kyada fue adquiriendo dureza y alcanzo su tamaño máximo, Kyada miraba como hipnotizada ese maravilloso instrumento sin dejar de recorrerlo, era tan grande como su brazo desde el codo hasta la punta de los dedos y de similar grosor a su antebrazo, era tan negra que brillaba y Kyada no pudo resistirse a la tentación de acercarlo a su cara, lo restregó sus mejillas y las lleno de la humedad que emanaba, sus labios hambrientos también hicieron contacto con esa fina piel de aroma penetrante.

Rusheé con la verde mirada perdida en el horizonte disfrutaba a cabalidad las caricias de Kyada, quien llenaba de besos su verga y hacia rozar la punta contra su cara, contra sus labios, contra sus pecho y aun intentaba que llegara hasta su vagina cosa imposible en la posición en la que estaba. Rusheé se giro, tomo a la doncella por la cintura y la levanto hasta que sus rostros quedaron uno frente al otro.
- Eres mía – Dijo el centauro con voz grave y potente.
Kyada no articulo palabra y se limito a asentir con un breve movimiento de cabeza y bajo la mirada, el centauro la atrajo hacia si y se posesiono de sus labios, los beso con todo el deseo que le era posible, lleno su boca de saliva y la hizo desvanecerse de placer, largos y placenteros minutos estuvieron besándose y Kyada sintió la invasión de una lengua extraña, la lengua del centauro no era igual que la de un humano, era muy caliente, muy dura y algo rugosa, cosa que para nada desagrado a Kyada y dejo que la lengua de Rusheé tocara cada rincón de su boca pues esto le era muy placentero, aunque aun estaba muy lejos de experimentar el verdadero placer. Rusheé la levanto aun mas y su pelvis quedo a la altura de la cara del centauro, por instinto abrió sus piernas y dejo que esa lengua áspera hiciera contacto con su vagina. El primer contacto fue electrizante, no pudo evitar un gemido al cual siguió otro, y otro porque el centauro con su lengua recorría ya la vagina de Kyada desde el nacimiento hasta el final, la humedad que salía de su vagina descendía por sus piernas como torrente, esa lengua mágica recorría el canal interior de su vagina y su clítoris hinchado conducía el sentir de la áspera lengua cada rincón de su cuerpo y así en pocos minutos se convulsionaba anegada por un potente orgasmo. Rusheé sintió a su amada desvanecerse entre sus manos y con suavidad la deposito en una especie de cama formada con hierba.
Kyada estaba sumida en un profundo letargo pero poco a poco volvía en si, el centauro no había dejado ni un momento de acariciar a Kyada, recorría con sus manos todo el cuerpo pero se concentraba mas en las piernas y en los pechos erguidos. Cuando Kyada termino de volver en si, siguió disfrutando con los ojos cerrados el recorrido de esas manos fuertes pero suaves que le producción tanto placer, extendió uno de sus pies hasta tocar la verga del centauro la cual seguía igual de dura e igual de caliente. No sabía lo que vendría a continuación pero ansiaba que esa monumental verga llenara su interior, el mismo sentimiento acosaba al centauro que dejo de acariciar a Kyada para colocarse encima de ella.
La verga de Rusheé fue rozando las piernas de la doncella y siguió subiendo por su cuerpo, cunado estuvo a la altura de su vientre Kyada la tomo entre sus manos y jalo de ella para ponerla entre sus senos, se tomo ambos con las manos y con ellos lo aprisionaba, levanto su cara un poco para con la lengua juguetear un poco en la punta y así deleitar su boca con el sabor fuerte y amargo de esa verga que deseaba mas que nada en el mundo. Saciada ya su boca fue empujando la verga del centauro hasta la entrada de su vagina que seguía húmeda desde que el centauro la empezó a acariciar en el arroyo, el centauro sintió la posición de su instrumento y arremetió con mucha delicadeza, los labios vaginales se abrieron para dar paso a la punta pero la vagina era estrecha y detuvo la entrada, Rusheé aplicaba presión y la vagina cedió un poco, esto le produjo a Kyada un poco de dolor que lejos de intimidarla la envalentono para hacer ella misma movimientos circulares con su pelvis para que la enorme verga se fuera abriendose paso, la vagina cedió un poco mas y el dolor aumento, Kyada se detuvo un momento para tomar en sus pulmones aire suficiente para soportar la nueva arremetida. Un paso mas del centauro y acabo con la doncellez de Kyada que al sentir desgarrarse su himen dejo escapar un grito que penetro en las profundidades del bosque hasta perderse en la lejanía. El dolor aunque fue terrible no amaino las ganas de Kyada de sentir esa verga en el fondo de su vagina y abrazándose al vientre de Rusheé fue empujando su cuerpo hasta sentir que la verga llegaba al tope de su vagina, le dolía mucho pero también le daba gran placer y presionaba mas pretendiendo hacerla entrar unos milímetros mas, el centauro inicio los movimientos de vaivén y Kyada sentía en el interior de su vagina como esa verga rozaba las paredes de su vagina pues se encontraba totalmente llena de la carne dura y caliente del centauro, los movimientos se acrecentaron y Kyada era presa de un placer nunca imaginado, esa verga gruesa llenando su intimidad y rozando cada parte de su interior la hicieron enamorarse para siempre de ese sentimiento y gozarlo, gozar como pocas mujeres en el mundo.
La verga se hincho en su interior y abrió mas la vagina produciendo dolor y placer, y luego de tres palpitaciones Kyada sintió como Rusheé vaciaba en su interior un liquido caliente y espeso que rápidamente lleno su vagina y empezó a derramarse por los lados llenando su vientre, sus piernas y sus nalgas. Ante esa arremetida de calor y placer su vagina se contrajo en repetidas ocasiones produciéndole una serie de orgasmos que convulsionaron su cuerpo con fuerza hasta perder el conocimiento.
Cuando despertó pensó que todo había sido parte de un sueño pero al ver su cuerpo desnudo sobre la cama de hierba y sentir el semen reseco del centauro impregnado de sangre, comprendió que era verdad y chillo de felicidad por haber encontrado a su gran amor, que en esos momentos volvía para seguir dándole mas y mas placer.

Alguien de la tribu encontró la ropa de Kyada junto al arroyo y supusieron que había muerto entre las aguas, buscaron su cuerpo muchos días y al final, vencidos se dedicaron a llorarle como era su costumbre, 7 días.

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Comentarios enviados para este relato
coronelwinston (23 de September de 2009 a las 17:16) dice: Querido Neofilder, te emplazo a que mires tu ficha, aquí no puedo. Del relato, excepcional. Muestras una gran versatilidad en tus ideas y en tus letras. Me pasa como a todos, según voy leyendo voy viendo lo que leo, y cuanto más real lo veo, más calidad me merece. He estado en un lado de esa cama de hierba actuando de voyeur mientras sucedía. Un fuerte abrazo amigo.

lachicaromy (23 de October de 2009 a las 05:51) dice: Un cuento excelente por fantasioso. Me trasladó a las cronicas de narnia. Acaricié con mis dedos la hierba de esa cama. Gran imaginación y estupenda puesta en escena, sin abandonar el romanticismo al que nos tienes acostumbrados. Un beso amigo Neo.

sexi-hadita (20 de June de 2011 a las 22:51) dice: espectacular escribes fantastico si conoces un centauro presentamelo seria rico sentir una verga asi de descomunal ufff buen relato

naty268 (13 de December de 2010 a las 21:38) dice: Muy erótico y bien redactado, me gusta como relatas tus historias


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