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la enfermera particular

Relato enviado por : omargo el 24/11/2011. Lecturas: 11610

etiquetas relato la enfermera particular   Maduras .
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Resumen
pasaron muchos años y nos volvimos a encontrar


Relato
Hola, soy Mari, argentina de 45 años, enfermera de profesión desde hace aproximadamente 25 años, y rodo el que me conoce me llama Maruja; al principio trabajaba en horarios distintos en un hospital hasta que me independicé y puse una enfermería a mi nombre y cargo.-
Tengo actualmente una buena figura, la que trato de mantener desde muy joven, tengo muy buenas tetas talla 100, hermosas piernas bien torneadas y lo que se destaca y siempre me lo hacen notar es mi culo, bien redondito y respingón.-Igual que ahora, desde que perdí la virginidad con un amigo de mi papá, me gustó coger y que me cogieran bien cogida, lo que era para mi el goce mayor que podía disfrutar; tan en así que cuando estaba por los 30 años, el hijo de mi hermana mayor tenía 14 años y una vez me dijo que le gustaría cogerme porque yo era la mujer de sus sueños; tanta ingenuidad me conmovió y entonces le dije que un día viniera el solo a mi casa que yo lo iba a dejar coger.- Mi sobrino quedó enloquecido con mi proposición y cuando yo le dije el vino muy nervioso, pero lo calmé y me cogió como un salvaje, quedando el muy satisfecho, al igual que yo que quedé satisfecha y llena de leche joven; por supuesto que ya en ese tiempo me cuidaba para evitar posibles embarazos; cuando mi sobrino tomó confianza conmigo me dijo que el formaba una barrita con tres amigos que tenían el mismo problema que él y me pedía si sus tres amigos podrían debutar conmigo; la verdad que eso me entusiasmó, le pregunté la edad de sus amigos y me dijo que los tres tenían quince años y muchas ganas de coger, más aun después que él les había contado sus encuentros conmigo.-
Sus dulces palabras y su ansiedad me convencieron y uno a uno, recibí a sus tres amigos en mi enfermería, donde me cogieron como desesperados y cada uno por su lado me llenó de leche; fueron varios meses en que ellos me gozaron plenamente y yo estaba contenta de serle la mujer de ellos cuatro.-Cada uno por su lado se fue despertando y buscaron a alguna chica más cercana a su edad, ya que yo les llevaba quince años a cada uno, y me había esmerado en enseñarles muchas formas de posibles de coger y también muchas poses para gozar.- Todo esta introducción viene a cuenta porque esta semana me llaman de una casa que yo no conocía, para darle unas inyecciones a una criatura que había pescado una fuerte infección; cuando llegué me atendió la madre muy preocupada por el estado de salud de su hijo, pero la calme diciéndole que yo me iba a ocupar del nene y que se quedara tranquila.- Me dijo que si se necesitaba algo extra, enseguida vendría su esposo ya que ella lo había llamado y el se encontraba camino a su casa.- Cuando llegó, enseguida lo conocí; era Eduardito, una de los amigos de mi sobrino a quien yo había hecho coger por primera vez; él me miro serio, pero hizo como que no me conociera; entonces para facilitar las cosas, llamé a la mamá, le dije que había que darle una inyección cada ocho horas y que íbamos a ponernos de acuerdo para traerme a mi, cada vez que fuera necesario; pero también inventé que esas inyecciones posiblemente le dieran mucho dolor y que yo en mi casa creía que tenía algo que podía ser una solución; que yo me iría y aproximadamente en veinte minutos tendría que ir alguien a casa para ver si yo había encontrado ese calmante, pensando que el que iba a venir era Eduardito.- Le dejé un papel con mi domicilio escrito y Eduardo lo guardó y me dijo que aproximadamente en veinte o treinta minutos estaría por mi casa.-Llegué a casa y muy rápido me cambié para recibir a Eduardo, porque la verdadera que haberlo visto nuevamente me había llegado quince años atrás y me había calentado sobremanera, aunque no sabía si él me había conocido o nó, ya que la señora no me conocía; Rápidamente me vestí (o me desvestí) con un short bien cortito y ajustado y solamente un corpiño dos números más chico que el necesario, para que resaltaran bien mis tetas y llamaran la atención de Eduardo que me acordaba que era fanático de mis tetas.-De ese modo me dispuse a esperarlo y él no me hizo esperar mucho.- Cuando le abrí la puerta de mi casa, nos vimos y dos gritos salieron de nuestras gargantas; MARUJA!!! y EDUARDO!!! Los dos gritos rubricados con un abrazo de dos amantes que se extrañan y que hace mucho tiempo no se ven; con su abrazo me apretó bien contra el, haciéndome sentir su bulto en mi pierna, dándome cuenta que ya no era la pijita que yo conocía sino que se trataba de algo más grande, o sea que debía tratarse de una buena poronga; cuando terminó el beso y dejó de apoyarme, enseguida se fue sobre mis tetas que me empezó a sobar como era su costumbre; muy rápido me sacó el pequeño corpiño que yo me había puesto, dejándome con mis hermosas tetas al aire, las que empezó a chupetear como un becerrito hambriento; cuando paraba para respirar me dijo que siempre recordaba mis chupadas de pija, que todavía no había encontrado otra mujer que la chupara como yo, a pesar de que había pagado buscando esa satisfacción, pero no lo había logrado; yo, al oir eso, bajé sus pantalones y calzoncillos y me dispuse a demostrarle que seguía siendo tan buena chupadora de pija como hacía muchos años; ahí me di cuenta que mi sensación al sentir su bulto sobre mi pierna era cierta ya que tenía una flor de poronga que me costaba trabajo meterla completa en mi boca, pero movida por mi orgullo, me esmeré para dejarlo completamente satisfecho; Eduardo dejó por un momento de chuparme las tetas cuyos pezones se habían puesto inmensos; descansó con su boca y metiendo la mano dentro de mi short me empezó a acariciar el culo que también era uno de sus bocados favoritos; mientras yo le chupaba la pija, el metió un dedo en mi culo haciéndome gozar doblemente; seguí chupándole su hermosa poronga hasta que sentí como su caliente lechita bañaba mi boca, pegando Eduardo un grito de satisfacción y sacando al mismo tiempo su dedo de mi culo, y dándonos un beso apasionado, donde yo le demostré que me había tragado toda su esencia.- Después de eso, charlamos de los años transcurridos, me dijo que su señora no era muy fogosa para coger y yo enseguida me ofrecí para solucionarle su problema.- Busqué un aparato que podía servir para masajear al niño cuando empezara a sentir dolor por la inyección y quedamos en que Eduardo vendría a buscarme cada vez que su hijo lo necesitara.-
Yo le dije que la próxima vez haríamos en “ritual del reencuentro”, el me preguntó de que se trataba y yo le dije que sería una sorpresa agradable para los dos; me preguntó si podría venir durante la noche y le dije que mis puertas (y mis piernas) estarían abierta para el las 24 horas del día.- Nos dimos muchos besos de lengua y entonces Eduardo se fue, no sin antes darme una buena sobada por las tetas y por mi culo.- Quedamos en un mensaje con una señal para que el me avisara cuando venía para mi casa, para que yo pudiera esperarlo bien preparada.- Pasaron varias horas, yo ya me estaba preparando para acostarme, entonces me bañé y me puse solamente una bata para esperarlo; cuando llegó lo hice pasar, le dije que íbamos a empezar con el ritual y que por lo tanto debía bajarse los pantalones y los calzoncillos; enseguida lo hizo quedando desnudo de la cintura para abajo y con su poronga completamente parada; yo me abrí la bata y me la saqué quedando completamente desnuda para él; enseguida empecé a hacerle una soberana para utilizando toda mi experiencia en ese asunto; Eduardo me dejaba hacer porque se imaginaba en buen final; cuando no pudo más me aviso que iba a acabar y agarrando bien su pija, la dirigí hacia mi concha para que su primer lechazo se dirigiera ahí, así lo hice y su primer lechazo tiñó los pelos de mi concha; luego dirigí su poronga hacia mis tetas donde fueron a pagar algunos lechazos y a medida que seguía echando leche, la seguía pasando por mi cuerpo, formando una capa lechosa; le pedí que se sacara la camisa para que quedara completamente desnudo, una vez desnudo lo hice acostarse arriba mío, quedando de ese modo ambos llenos con su hermosa leche, luego de lo cual nos fuimos a bañar contentos y felices; cuando llegamos a casa la señora preguntó a que se debía tanta demora y yo le dije que ya estaba acostada y que me había costado despertarme, con lo cual ella pidió disculpas y me agradeció por haber ido a atender al niño.-
Mientras me llevaba de vuelta para casa, yo le acariciaba la poronga que estaba otra vez crecida, pero Eduardo me dijo que prefería echarme algún polvo mañanero, por lo que iría a mi casa a las siete de la mañana en lugar de a las ocho como sería la hora normal; la excusa sería que durante la noche la habían ido a buscar para atender a otro paciente y le había costado levantarse.- Cuando llegó Eduardo al otro día, a las siete en punto, yo ya estaba recién bañada y dispuesta a que mi hombre me cogiera; me había puesto un conjunto de corpiño y tanga para llamar su atención; cuando llegó, me llenó de besos y me llevó a mi cama, donde me recostó y me sacó primero el corpiño y después la tanga; en ese momento me preguntó si tenía que usar forro; le contesté que yo siempre fui sanita y sin problemas porque me cuidaba muchísimo y todo el que me cogía era de mi conocimiento como en este caso.-
Me abrí de piernas y Eduardo se metió adentro mío haciéndome sentir esa hermosa poronga que llenaba mi concha; mientras me cogía me apretaba las tetas haciendo que mi excitación creciera por segundos, haciéndome gemir de felicidad, hasta que sentí el calor de su leche inundando mi concha; mientras Eduardo gozaba volviendo a cogerme después de tantos años.- Me preguntó si podíamos seguir cogiendo cuando su hijo se hubiera curado, y al contestarle afirmativamente me dio muchos besos mientras continuaba con su poronga adentro de mi concha; estuvimos un rato más, nos bañamos y nos fuimos para casa, diciéndole a su esposa lo que habíamos programado y ella volvía a pedir disculpas por las molestias que yo me tomaba, sin saber que Eduardo me cogía sin parar.-
El nene se curó, quedamos con Eduardo que algunos días él iba a llegar tarde a su trabajo para poder pasar por mi casa y cogerme como en los buenos tiempos; el día anterior me mandaría la señal convenida y yo lo esperaría esa mañana; así que Eduardo venía y me cogía en la forma tradicional, me daba por el culo, me succionaba las tetas y por supuesto no faltaba muy seguido la famosa chupada de pija.-
Han pasado ya dos años de la enfermedad del hijo y seguimos cogiendo como dos jóvenes enamorados a pesar de que yo tengo 15 años más que él, pero sigo muy fogosa a pesar de que ya me llegó la menopausia.- hasta pronto


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