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La madre de Camila doña Mariela

Relato enviado por : learcu el 13/01/2016. Lecturas: 5591

etiquetas relato La madre de Camila doña Mariela   Vecinas .
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Resumen
. Como gemía y tartamudeaba palabras de agrado… tuya…, soy tu mujer…, tu esclava…. ¡Hmm…, Ah…, Oh…, Ah! mi bebé eres una máquina productora de semen como me inundas y abría aún más sus piernas satisfecha besándome con pasión.


Relato
No me había fijado en doña Mariela, si miraba a Camila su hija una joven mujer de unos 24 años con un delicado y esplendoroso cuerpo, cuando esta me solicita llevarle sus compras a casa estremecí de emoción y por supuesto tome su llave y a media mañana fui a su casa…, sorpresa no había nadie en el domicilio entre y descargue las compras en la mesa de la cocina, cuando salía se me cruza semi desnuda saliendo del baño una mujer, es la madre de ella doña Mariela, que venía de una deliciosa ducha solo cubierta con la toalla que apenas cubría ese desnudo cuerpo.

La miro alucinado ante ese maduro pero arrogante cuerpo…, que hace aquí, me dice… traje las cosas que compró la señorita Camila en el negocio digo…, y aquí esta la llave que me pasó, luego sonriente me mira diciéndome te gusta mi cuerpo, como me lo miras alucinado, se acerca y dice mira tu pantalón de deporte parece una carpa de circo con ese pilote parado al medio… inhibido por el momento que vivía me ruboricé, ella se ríe y me abraza, al hacerlo la sabana de toalla resbala y me muestra un desnudo cuerpo, si un desnudo cuerpo, un poco ajado pero maravilloso cuerpo de una mujer madura…, no me contuve y mis manos se adueñan de sus senos y pellizco sus pezones que se endurecen al ser tocados por un macho. Que haces me dice eres un muchacho y yo necesito un hombre que me satisfaga de estas manifestaciones hormonales pidiéndome ser apareada… Tengo 16 años digo, hmm dice ella muy joven recuerda que tengo una muñeca de 24 y la tuve a los 19 años.

No me suelta y yo apretaba esas carnes desnudas en sus glúteos que me enloquecen y mis dedos los acarician, me estas excitando dice, suéltame o corres peligro…, me encanta el peligro digo…, mientras succiono sus pezones y ella se menea alborotada por mis demostraciones de encanto.
Tú te lo buscaste dice y me lleva a su dormitorio…, Ella se desplazaba en forma muy suave lo que le daba un toque felino a sus movimientos. A pesar de estar enfadada se acerco a mí y me dice necesito caricias y consuelo, de mi boca salen las palabras te acariciaré y te consolaré como ningún hombre inteligente ha sido capaz de hacerlo, es un juego interesante, pero es mucho más agradable realizarlo si los dos estamos abrazados y besándonos en la boca, eso nos seduce, al tiempo que la abrazo por su cintura y además el que te saca la ropa al tiempo que te acaricia para luego consolarte, soy yo.
Aproveché ese instante de estupor en ella y deslicé mi mano bajando desde su cintura hacia su cola, entonces ella reaccionó y se alejó de mí no muy lejos porque salí tras ella y a escasos dos metros le di alcance, ella forcejaba conmigo para que no la tomase, pero había quedado en una mala posición atrapada por mi y arrinconada en un ángulo de las paredes de la entrada a su dormitorio con sus manos y brazos sujetos por los míos y apretando su cuerpo contra la pared por el mío, ella intentaba salirse de la situación casi en forma felina ofreciendo la mayor de las resistencias a mis intentos, como había quedado de espaldas, mi mis órganos tomaban contacto con las formas de su culo lo que me excitaba aun más y mis intenciones por besarla se demoraban por ese movimiento de resistencia y mientras intentaba besarla dije entre otras cosas. No seas esquiva, estamos solos por varias horas, te deseo me gustas mucho y ahora más que antes porque por fuera eres difícil pero por dentro una mujer deseosa y caliente, con un cuerpo divino, deseable insatisfecho…, además anhelas sentirte admirada y adorada, estas pidiendo cariños por que estas ardiente y deseas venganzas…, pero no sabes con quien… me ofrezco a ser yo el que te ayude a vengarte.
Mis intentos por besar su boca parecían infructuosos tan solo podía besar su mejilla pero esa situación me estaba llevando a un clima de calentura muy pocas veces vivido. Ella quedaba a pesar de su resistencia cada vez más arrinconada a tal punto que llegue a apoyar mi pene erecto dentro de mi pantalón sobre su cuerpo pudiendo sentirlo entre sus nalgas y diciéndole: Mira como te deseo, puedes sentirlo en tu culo, imagínatelo ahora dentro tuyo entrando y saliendo en tu ano o en tu vagina...
Entonces mi boca comenzó a besar más suavemente su cuello por detrás de la oreja y segundos después comencé a notar una disminución en su resistencia, había encontrado un punto de placer a la que le sacaría el mayor de los provechos. Continué besándola suavemente notando que su cuerpo comenzaba a dejarse llevar, entonces en medio de ese intento sentí que de su boca salía un suave e imperceptible gemido, segundos después otro un poco más sonoro, entonces continué mientras le murmuraba, goza, me encanta sentirte de esa manera disfrutando mis besos y mis caricias y van a ser tuyas cada vez que lo desees, me gustas desde que te conocí la primera vez, te veo tan señora y a la vez tan deseosa que me enloqueces por completo
Ella acomodó su cuello ofreciéndolo a mi boca y poco a poco sus gemidos fueron subiendo en intensidad y su resistencia era nula, continuaba besándola y ante la falta de resistencia de su parte mi otro brazo que sujetaba su cuerpo bajo acariciando por sobre su toalla sus muslos y su ingle, entonces su cuerpo comenzó a temblar un sinfín de gemidos partía de su boca, y luego de algunos segundos giró de frente a mi, y en su bello rostro estaba dibujada la pasión y el deseo.
Sus pezones comenzaron a erguirse, su boca gemía y con voz entrecortada dijo…. ¡Así bebé!, me encanta que me los acaricien, hagámoslo … continuábamos besándola, ella era mía, y desprendió con sus manos su toalla, sus senos eran blancos, sus pezones estaban erguidos rodeados por una aureola rosada pequeña entonces me tomó por la cintura y apoyo sus senos en mi torso desnudo y fue moviéndose deslizándose por mi pecho muy suavemente, una sensación de placer y pasión se apoderó de mí.
Se acostó en la cama y yo sobre ella y me besó enloquecedoramente introduciendo su lengua en mi boca, yo acariciaba sus pechos y mis manos podían saborear el placer que me ocasionaba el contacto con sus senos y sus pezones endurecidos.
Serás mío, me dice, eres un niño, pero te necesito eres mío, soy tu hembra, tu mujer, tu puta. Sentía abrirse sus piernas dispuestas para recibirme, nuevamente apoyé mi glande sobre su vulva la miré entré en su cuerpo, gozaba disfrutaba dentro de ella su cuerpo comenzó a vibrar y mi pene lentamente comenzó a apoderarse de su vagina hasta introducirse por completo en ella entonces comencé a deslizarlo en su interior lentamente como para gozar y hacerla gozar y poco a poco comencé a aumentar la aceleración dentro de ella nos besábamos, acariciaba su cuerpo, sus senos excitados y ella hacia lo mismo con el mío, quería demorar al máximo el instante de lanzar sobre su escondida matriz mis ríos de semen, ella gozaba excitada pasaron unos minutos y ya con voz desesperada pidió casi en forma de suplica que acabase, volví a besarla y estaba deseando que acabase en su matriz, y yo también deseo hacerlo pero también deseaba seguir disfrutándola..., en eso salían de mis entrañas por mi miembro ríos de semen y leche que la inundaron. Como gemía y tartamudeaba palabras de agrado… tuya…, soy tu mujer…, tu esclava…. ¡Hmm…, Ah…, Oh…, Ah! mi bebé eres una máquina productora de semen como me inundas y abría aún más sus piernas satisfecha besándome con pasión.
Había sido mía, descansamos cortejados y apretados en un abrazo. Me miró y me dice una palabra de esto y yo lo negaré, además te daré una paliza…, no temas le digo soy un hombre y un hombre debe saber callar, pero te aseguro una cosa ¡serás mía muchas veces más!, sonríe y comienza a besarme y a darme sin fines de caricias a la media hora me tenía nuevamente sobre su cuerpo.
La lucha fue corta y ella abierta de piernas lo mas posible recibía mi miembro en su matriz. Subí sus piernas sobre mis hombros y clavé desesperadamente su vientre hasta inundarlo nuevamente con ríos de mi semen, entre gritos y murmullos de placer por parte de ella.
Esa semana cuatro días la visite y las cuatro veces fuimos felices y ella satisfecha. Camila ni se ha enterado que su madre doña Mariela es mi amante, mi mujer, mi esclava apasionada amorosa.


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:05) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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