La niñera cachonda.

Arturo era un señor de unos 40 años que vivía con su mujer y su hijo.
Arturo era un ejecutivo que pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa debido a su trabajo y su mujer, Ana, regentaba una tienda de alimentación y también pasaba mucho tiempo fuera.
Desde que nació su pequeño hijo habían tenido a una señora a su cuidado, pero esta mujer decidió dejar de trabajar y se marchó dejando en la estacada al matrimonio.
Enseguida pusieron un anuncio en varios diarios buscando una nueva niñera. También se lo comentaban a los amigos del barrio.
Uno de esos amigos le dijo a Arturo que su hija Leticia, tenía 16 años y ya podía realizar ese trabajo porque le encantaban los niños y así se ganaría su dinerito para sus cosas.
Arturo aceptó y la chica empezó a trabajar en la casa al cuidado del niño que tenía 8 años.
Leticia era una niña preciosa, rubia, con el pelo largo y liso, 1,70 de estatura, unas piernas bastante largas y unas tetas que para su edad ya eran bastante grandes. Eran redondas y firmes. La verdad es que parecía una barby.
Arturo estaba aburrido de su vida matrimonial ya que sobretodo, en lo referente al sexo con su mujer era prácticamente inexistente. Lo que hacía que cada vez que veía a la niñera se ponía cachondo y nervioso.
Leticia siempre vestía camiseta de tirantes ajustada, un top y una minifalda muy cortita.
Un día, cuando Arturo regresó del trabajo, paró en el bar que había cercano a su casa a tomar su habitual copita de whisky.
Al entrar le saludó un amigo y le preguntó: ¿has solucionado el tema de la niñera?
Sí, ya me quedo más tranquilo. Hemos contratado a Leticia.
¿La hija de los Guzmán?
Sí, me ha dicho su padre que trabajará muy bien.
Qué suerte tienes, cabrón. Le dijo su amigo.
¿Por qué?
Hombre, pues porque está buenísima y tiene que ser bien agradable tenerla en casa.
Pero es muy jovencita.
Si si, pero ya tiene fama de putilla en el barrio.
Arturo se quedó sorprendido y no pudo evitar una sonrisa pensando en aquella nena.
¿Ah sí?
Si si, te lo digo yo que ya he oído algunos comentarios.
Arturo cambió de tema porque se estaba poniendo nervioso. Hablaron de fútbol, de política, en fin, lo de siempre.
Ya de regreso a casa estuvo pensando en aquello que le dijo su amigo. Se imaginaba a la niñera delante de él bailando y quitándose la ropa. Se hizo una paja a la salud de Leticia.
Estuvo varios días pensando cómo hacer para quedarse en casa solo con la niñera.
Finalmente tuvo la idea de adelantar bastante trabajo y así poder tomarse un´ día libre.
Así lo hizo.
Aquel día llegó la niñera como cada mañana con su camiseta de tirantes y su minifaldita.
Buenos días, don Arturo.
Buenos días, Leti. ¿Qué tal?
Bien, respondió ella. Como siempre.
Arturo ya empezaba a ponerse cachondo. Leticia comenzó su trabajo. Tenía que bañar al niño.
Cuando estaba agachada bañando a la criatura, Arturo se quedó mirando el culo de la niñera, con la minifalda que llevaba se le veía el tanguita.
Se le puso la berga muy tiesa y le apretaba mucho el pantalón. Estuvo pensando si acercarse y después de un rato, lo hizo. Se acercó a Leticia y le tocó el culo con una mano. Estuvo esperando a ver como reaccionaba pero lejos de enojarse, no hizo ningún jesto, siguió a lo suyo.
Entonces Arturo volvió a tocarle el culo y pasaba un dedo por la rajita. Cada vez lo tocaba con más firmeza. Cada vez tenía la polla más dura y finalmente la sacó por la cremallera del pantalón y se la puso en la raja del culo a la niñera.
Leticia se apretó un poco hacia él lo que le puso más cachondo todavía. Mmmmm, Jemía Arturo. Empezó a pasar sus manos por las piernas de la niña. Después levantó el hilito del tanguita y metió la polla por debajo.
Aaaah, don Arturo, me estoy poniendo muy cachonda.
Ella seguía bañando al niño y Arturo se estaba haciendo una paja en el culo de la niñera, Le tocaba las tetas. Oh, que rico, nena.
Cuando estaba a punto de correrse escuchó la puerta. Tuvo que retirarse deprisa y salió corriendo al dormitorio. Era su mujer.
´Qué putada, casi me corro.
De todas formas ya había comprobado que podría follarse a la niñera y había que esperar a otra ocasión.
Después de esto tenía que conseguir que su hijo no le dijera nada a su mamá, lo que no fué difícil ya que la relación madre e hijo no era muy buena que digamos. Aún así para asegurarse le compró una play para que estuviera más contento.
Aquella ocasión llegó. Fué un día que su mujer no llegaría a casa hasta la noche y su hijo estaba imbitado a una fiesta de cumpleaños de un compañero de clase.
Leticia le dijo: Voy a llevar al niño al cumpleaños y vuelvo.
Vale, muy bien.
Pasó un buen rato en el que Arturo estuvo pensando continuamente en lo que había pasado hacía unos días. Llegó la niñera y enseguida Arturo le dijo: Leti, el otro día tuve que hacerme una paja, estuve a punto de correrme.
Ya lo sé. Si quieres te hago yo una paja para que disfrutes más.
Claro, qué bueno.
Tomó a la niñera de la mano y la llevó a la habitación. Qué cachondo se puso, Leticia tenía la mano muy suavecita y un poco fría, lo que le daría mucho más gusto.
Arturo se quitó la ropa y se tumbó en la cama.
Ese día la niñera no se puso el top de siempre, llevaba un sujetador pequeño que solo tapaba la mitad de sus tetas.
Leticia comenzó a menearle la polla a Arturo con sus dos manitas, Arturo le tocaba las piernas y las tetas. Ooooh qué gusto niña. Después de un rato meneándosela se puso de rodillas encima de la cama y empezó a chuparle el capullo. Mientras pasaba la lengua por todo el capullo con una manita le´ seguía masturbando y con la otra le masajeaba los huevos. Arturo metía la mano en el escote de la niñera. Después le fué quitando la faldita, y la camiseta.
Allí estaba la niñera en ropa interior chupándole la polla y haciendole una paja al mismo tiempo.
Oooooh, niña, me apetece meterla en tu escote.
Sí, qué rico.
Leticia se sentó en la cama y Arturo metió su enorme bergha en su escote sin quitarle el sujetador. Metía y sacaba la polla rozando la parte de abajo con el sujetador de la niña que era de una tela muy suave. Le tocaba las tetas con las dos manos. Ooooh, que gustazo, niña, creo que me voy a correr. Aaaaaah, ooooooh, que gusto, no puedo más, me corro, nena, me corro.
La corrida entre las tetas de la niñera fué espectacular.
Al cabo de un rato se le volvió a poner dura.
Oye, niña, ¿por qué no te subes encima de mi polla quiero que la frotes con el tanguita.
Sí, túmbate.
Arturo se tumbó y la niñera se subió encima. Empezó a moverse, a restregar el tanguita por su polla.
Oooooh, que gustazo niña, que bueno, que gusto, aaaaaah.
La nena gritaba como una loca. Eso ponía todavía más cachondo a Arturo.
Le desabrochó el sujetador y empezó a chuparle las tetas. Le mordía los pezones, qué duros los tenía y que firmes y duras eran sus tetas. Eran algo más grandes de lo que parecía.
¿No quiere follarme, don Arturo?
Ooooh, claro que sí, niñita.
Le quitó el tanguita y allí quedó la niñera desnuda.
Arturo se tumbo encima de ella, se colocó entre sus piernas y se la metió hasta el fondo. Tenía el chochito pequeñito y muy mojado.
Oooooh, aaaaaaah, niña, tócame la polla con esas manitas tan suaves.
Leticia tocaba la parte de abajo de la polla, incluso se la meneaba un poco mientras entraba y salía de su chochito.
Aaaaaaah, me voy a correr, niña. Me corro, me corro.
Ooooh, qué agusto me he quedado, niña, qué buena estás y que pedazo de tetas tienes.
Después de algún tiempo se volvió a repetir este encuentro. Arturo nunca se había corrido tanto con una chica como con la niñera. Es, que la niñera era muy cachonda y muy putilla, y con lo jovencita que era, estaba buenísima.