La piba del kiosco

Se llama alma, tiene unos ojos azules divinos, buenas tetas aunque todavía desarrollándose y una colita infartante. Lleva el pelo por los hombros casi siempre suelto, sonríe todo el tiempo y la vemos ir y venir todos los días desde nuestro humilde kioskito. Además suele comprarnos seguido.
Una tarde me anime alo que nunca creí que pudiera: Lucio ordenaba golosinas, cigarrillos, gaseosas y demás elementos mientras yo atendía y revisaba los balances, hasta que alma llegó a pagar lo que debían sus padres y a comprar pañales para su hermanito, pero como era mucho dinero la hice entrar, le cobre y le pedí que se quede un ratito con nosotros, ya que además es amiguita de mi hija desde el jardín. Apenas cerramos, a eso de las 8, Lucio le dio helado en tacita y ella empezó a comerlo parada mirando unas revistas, y como estaba distraída el gordo le tocaba la cola, ¡y la hizo sonrojar cuando le metió una mano entre las piernas apenas se agacho a levantar la cucharita! Ni bien se lo termino le di un papelito para que se limpie las manos y le pase la lengua por el labio inferior donde tenia chocolate y ella no llegaba a lamerse, y así por toda su boquita mientras Lucio le decía que se cuide de los pendejos del frente desabrochándole el guardapolvo para dejarlo encima de su mochila en el suelo…¡ y cuando nuestras lenguas se unieron en su boca dulzona y fría se le llenaron los ojitos de lagrimas, y podía sentir los latidos de su corazón al compás de sus tímidos gemiditos! Lucio la sentó en un banquito y nosotros empezamos a besarnos desaforadamente delante de ella, hasta que balbuceo inocente: “me siento rara, pero me gusta”! Lucio añadió mientras le quitaba la remera amarilla para amasarle las tetas encima del corpiño: “y, ¿tenés cosquillitas en el cuerpo, querés jugar a que sos nuestra nena cochina?” lo vi cuando peló su verga empalada para hacérsela tocar, y pronto me arrodille a darle unas chupaditas. Hasta que la oímos gemir ahora con mayor intensidad: al verla estirándose los pezones ya sin corpiño la llevamos al dormitorio donde Lucio ya en slip azul se la sentaba en la falda para transarla entusiasmadísimo; yo la acariciaba toda, le besaba la espalda, las tetas y las piernitas donde le daba mordisquitos sobre bermuda. ¡y cuando di con su entrepierna me calentó tanto su olor a nenita que me quede en calzones y le hice upa para chuponearla entera y desprejuiciadamente con mis dedos estimulando su sexo con masajitos sobre su ropa a la vez que él saceaba su sed con sus lolas calientes y ella le apretujaba el pito, ¡y en cuanto nos besábamos entre los 3 ella se embadurno las manitos con su leche espumosa, la que le pedimos que se pase por la carita cuando yo me mojaba como nunca al tener su pielcita desnuda junto a mi. No pude más: le saque el slip a mi marido que permanecía sentado, la obligue a olerlo y lamerlo, y quisimos que lo siga haciendo mientras yo se la mamaba para que se le pare. Después ubique a la mocosa en 4 sobre la cama bien pagadita a él, me corrí la bombacha y comencé a cogermelo salvajemente abrazándolo con las piernas durante unos 5 minutos. Luego nos arrodillamos en el suelo y la muy degenerada comenzó a chuparle la pija con el hambre de una putita, cuando mi lengua le estremecía las pelotas…
Por momentos le presionaba la cabeza largo rato para que le atraviese la garganta, y de repente le arrancaba los pelos para sacársela y olerle la boquita: hasta que la deje mamando solita, le saque la bermuda y su bombacha blanca empapada para que Lucio la huela diciendo: ¿mmm, que rica pendeja, tiene olor a pichi, concha y a culito como te mojas bebe… chupala así! Que me vuelve loco tu boquita y el aroma de tu bombachita, cometela toda!
Entretanto yo le abría las piernas, le mordía la cola con mi índice cogiendole suavecito su vagina cerradita pero sabrosa para mi paladar desde que impregne mi nariz en ella y se la lamí ciegamente; es mas creo que así la hice acabar 2 veces con 2 dedos abriéndole el orto y mi lengua cada vez mas enterrada en su conchita cuyo clítoris latía y se mojaba como jamás vi, y además lo tenia bien visible por lo fino de sus labios. Después le restregué las tetas en el cuerpo, la descalce, me saque la tanga cuando Lucio atendía el teléfono y ni bien se paro le chupe el culo frotándole la tanga en la argolla y cuando él regreso la muy alzada se hizo pis. Lucio se acostó y yo senté a la guacha en el pecho para que le coma la concha y yo me pajeaba mirándolo. Luego se la acomode boca a bajo, le coloque la verga en la puerta de su flor y comencé a manipularla de las caderas: la subía y bajaba manejando los tiempo sin que él se mueva mientras la escupía y ella jadeaba repitiendo “dame pija”, hasta que la deje moverse sola pero ahora le cogía el culo con la lengua para que gima de placer, y le metí mi tanga dentro de su boca. Realmente me quede con las ganas de ver a Lucio haciéndole la colita, porque su lechita quiso guardarse en lo mas oscuro de esa conchita divina apenas ella dijo: ¡tu nenita necesita mucha leche… me encanta sentir tu pija adentro mío!” aunque sabemos que no faltara oportunidad. ¡Y no se imaginan como cogemos por las noches con su aroma en la habita