LAS VACACIONES

LAS VACACIONES

Mi nombre es Juan tengo 33 años y estoy casado, con la mujer más hermosa de este mundo.
Se la describiré es alta, un poco morena, ojos oscuros, cabello largo liso, unos senos grandes, con pezoncitos pequeños y rosados, caderas pequeñas, y unas piernas de ensueño, ella tiene 24 años y su nombre es Karla.
Bueno y yo soy muy alto, 1.86, delgado, algo moreno, ojos oscuros, cabello corto en fin una persona común y corriente, ah... y mi pene lo considero normal para mi estatura.
Ella trabaja administrando, un negocio de software y yo soy director de un grupo de jóvenes empresarios.

Después de mucho trabajo y tiempo decidimos, tomar vacaciones y nos dirigimos a un lugar hermoso en Colombia cercano al mar llamado “Santa Marta”, reservamos vuelo empacamos maletas, y en la tarde nos encontramos en el aeropuerto de dicha ciudad y cual fue nuestra sorpresa cuando alguien llamo a mi esposa, miramos de donde provenía esa voz y no era ni mas y menos que una prima de ella, se abrazaron, gritaron en fin… todo lo que hacen algunas mujeres cuando se encuentran después de mucho tiempo.
Todos nos fuimos a tomar algo cerca del aeropuerto, y allí supimos que vivía en esa bella ciudad, que se había separado hacia pocos años, y gano una considerable suma después del divorcio, lo cual invirtió en varios negocios y que le estaban dando excelentes dividendos.
Ella hablaba y mi mente estaba en otro lugar, solo quería llegar al hotel y tener una noche de sexo desenfrenado con mi esposa, no se en que momento me fije en la prima de mi esposa, iba vestida de forma sugestiva, una falda corta negra y una blusa blanca muy escotada, medias veladas negras creo que con ligero, tacón alto (toda una puta pensé) Ella es una mujer alta, un poco más morena que mi esposa, unos senos grandes y bien formados, mas tarde supe que eran operados, caderas pronunciadas, ojos claros y labios carnosos y provocativos.
No se que me pasaba después de tanto tiempo de casado, estaba viendo a la prima de mi esposa, y empecé a tener una erección mortal, ¿sería por el clima caliente? Estaba pensando en eso, cuando mi esposa me dijo: Que dices, aceptamos.
Yo no sabia de que hablaba y le dije que me repitiera.
Karen (así se llama la prima) nos invito a quedarnos en su apartamento, no hemos reservado hotel, y tenemos que economizar, como tu dices, dijo Karla… ambas rieron.
Karen (La prima) nos propuso esperarla allí, mientras iba por el coche.
Al estar solo con mi esposa le recrimine, que clase de vacaciones vamos a tener y yo que quería una segunda luna de miel, míralo por el lado amable, le hacemos compañía y ella nos enseña la ciudad, a regañadientes acepte. Se me tiro y me dio un beso, ya hasta la erección se había olvidado, llego Karen en un lujoso auto deportivo, nos subimos y rumbo al apartamento.
Ella condujo por espacio de veinte minutos, y llegamos a un lugar espectacular, era una serie de apartamentos a orilla del mar y ella vivía en él último piso, un penhause hermoso y muy bien decorado.
Ella nos señala una habitación, para que desempacáramos, nos diéramos una ducha y descansáramos un poco por el viaje, ella se encargaría de la cena.
Cerramos la puerta tras nosotros y comenzamos a desempacar, nos desnudamos y nos fuimos a duchar, en medio del baño había una inmensa bañera, no lo dudamos, la llenamos, echamos las esencias y nos introdujimos en ella.
Era tan relajante y estábamos abrazados y tan a gusto que nos comenzamos a besar y acariciar, me puse de pie y Karla me propino una mamada espectacular, la puse de pie y con un pie levantado se lo introduje de golpe en su excitada y lubricada vagina, empezamos a gemir y a follar como locos, propinándole varios orgasmos, cuando era inevitable mi llegada se lo saque de su mojada vagina y se lo introduje en la boca, llegando e inundando de leche su garganta, no dejo escapar ni una gota, nos besamos, nos seguimos bañando y comentamos del buen polvo que habíamos echado, desde nuestro noviazgo no lo hacíamos con tanta pasión, salimos del baño, nos colocamos ropa cómoda y bajamos a cenar.
En la mesa había un delicioso plato de camarones, que acompañamos antes con una copa de excelente vino,. Karen también se había cambiado de ropa, ahora en lugar de la llamativa falda, tenía un vestido algo elegante color azul, aunque era igualmente escotado y ajustado, que ceñían sus perfectas curvas y hacía relucir su brillante piel morena. En la mesa sentía que me miraba demasiado, pero trataba de ignorarla, nos comentó algunos de los negocios en los que andaba, sin embargo, seguía ahí, con esa mirada penetrante que sin quererlo me excitaba y me llevaba a imaginarla desnuda, al ver ese sensual vestido que llevaba puesto, lo que hizo que no atendiera a ninguna de sus palabras, al encontrarme en un mundo totalmente distinto.
Karen nos invitó a disfrutar de las playas de Santa Marta en aquella noche, argumentando que era fantástico disfrutar de la brisa del mar, de las alegres papayeras, los vallenateros, todo lo que quisiéramos lo tendríamos en nuestras manos, pues ella pagaría todos los gustos que mi esposa y yo quisiéramos darnos.
Cuando se retiró por un momento le comenté a Karla que me disgustaba la idea, yo quería pasar la noche con ella a solas, descansar del viaje, no estar invitado por alguien y más por una mujer. La verdad era que me intimidaba esa tal prima, quería tener el menor contacto posible con ella.
-Tranquilo cariño, si no quieres salir vamos a decirle a mi prima que lo dejemos para otro día. Dijo Karla un poco resignada
- Estoy de acuerdo. Contesté.
Karla le comunicó a su prima nuestra decisión, la cual ella aceptó sin recriminaciones y nos dimos las buenas noches.
En nuestra habitación estábamos demasiado exhaustos para volver a hacer el amor, eso le hice creer a mi mujer, que si estaba un poco excitada; así que nos acostamos, claro que yo en ropa interior, como siempre había sido mi costumbre. Y digo que eso le hice creer a mi esposa, porque en realidad yo estaba bastante excitado, no sé cómo, pero si sabía desde cuando, desde que volví a ver a su prima en el comedor, ver esos hermosos senos, con esas grandes caderas, no era posible, algo no estaba encajando bien, quería hacerlo, pero no pensando en Karen, se supone que amaba a mi esposa y todos mis deseos debían girar en torno a ella.
Por esto decidí acostarme tratando de fingir que estaba más frío que un hielo, cuando en realidad quemaba como un cohete.
A las dos de la mañana desperté un poco sediento, y algo más, con las mismas ganas con las que me había acostado, Karla si estaba profundamente dormida, así que decidí ir a la cocina por un poco de agua.
Vaya sorpresa cuando encontré ya de ida para mi cuarto a Karen en el corredor, con un pequeño babydoll de pijama, color rojo, eso si que me alborotó las hormonas, y lo peor de todo es que ella logró percibirlo, sin cruzarnos palabras me seguía con la mirada, la verdad no resistía mirarla a los ojos, me cogió la mano, me sentí un poco sorprendido por ello y me dijo suavemente:
-Se como me has estado mirando desde que nos conocimos, la verdad es que tú también me llamaste mucho la atención, no he dejado de pensarte y aunque seas el marido de mi prima, ella no tiene porque enterarse.
-¿Enterarse de qué? Le pregunté un poco nervioso.
-De lo que tú y yo vamos hacer. Me dijo muy segura, mientras apretaba mi pene. Intenté quitar su mano, pero la sensación de placer que sentía era irresistible.
Luego se acercó a mis labios y empezó a besarme, yo accedí, pero en mi mente no cabía la idea de que estuviera haciendo algo prohibido y en las propias narices de Karla. Me retiré por unos instantes, era demasiado tarde mi nivel de excitación había llegado al punto de querer besarle todo el cuerpo y tocarla por completo, así como ella lo hacía con migo.
Me llevó a un lugar un poco más lejano, ya que estábamos muy cerca de la habitación donde estaba Karla, se desnudó por completo, su figura esbelta me hacía temblar de emoción, sus labios me basaron y yo me sentía mal, infiel, un perro, pero no me opuse a ello, relaje mi boca e introduje mi lengua en la suya, fue un beso apasionado, no me pude controlar, seguí besándole el cuello, sus pechos, me aferre a ellos como un bebe, seguía besándola mientras acariciaba y tocaba su vagina, esto la hacia gemir.
Ella abría sus piernas como llamándome a lamerle su sexo, muy despacio fui bajando por su cuerpo, deleitándome en su sabrosa piel, perdiéndome en esas caderas que se estremecían al sentir mis labios rozándolas, seguí bajando hasta encontrar su raja, empapada de placer y empecé a besar con ferocidad esa vulva que se me ofrecía sin miramientos.
-sigue así. Me decía jadeante, mientras se tocaba sus duros pezones. Yo además de la mamada que le propine le introducía el dedo en su vagina, que atrapaba mi dedo y no quería dejarlo escapar.
¿Ya era el momento?, no sé, pero la emoción me invadía y no podía controlarlo más, no niego que me hubiera gustado una mamada, sin embargo preferí darle gusto a mi polla haciendo sentir el útero de aquella mujer.

Hasta que por fin la penetre varias veces, me sentí como nunca antes, pero estaba como ido, como en dos mundos a la vez, que era lo que había hecho. No quería dejar de hacerlo pero la voz de mi conciencia me hacía sentir un traidor, alguien que había profanado un cuerpo que no le pertenecía, pero ya era tarde, estaba a punto de correrme, cuando se encendieron las luces
y ahí estaba Karla, totalmente desnuda, con una risa complaciente y excitante, se acerco donde yo estaba y me beso, se acerco a Karen y también la beso en la boca me miro fijamente y me dijo –te gusto la sorpresa mi amor, la estábamos planeando desde hace tiempo, espero que te haya gustado, porque ahora llegó mi turno.
Y empezó a besarle los pechos a su prima, quien la recibió con agrado y después de un rato la retiró de allí y empezó a lamerle su coño, estaba tan perplejo como excitado, ellas me invitaron a su juego y sin saber que decir accedí a ello envolviéndome en sus cuerpos desnudos sedientos de placer, solo puedo decir que fue la mejor noche de sexo que pude haber tenido hasta el momento. Y digo hasta el momento porque después volvíamos cada año a visitar a Karen.


FIN

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