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Le pinté hasta las nalgas a la señora…

Relato enviado por : Narrador el 08/11/2011. Lecturas: 9825

etiquetas relato Le pinté hasta las nalgas a la señora…   Infidelidades .
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Resumen
Mi nombre es Francisco, y aunque me gradué en Comercio Internacional en la Universidad con excelentes notas, no conseguía empleo, y para no morirme de hambre, me dediqué temporalmente a pintar casas o apartamentos.


Relato
Casualmente después de llevar mi resumen o curriculun vitae, a una empresa de importación, escuché a uno de los gerentes que le decía, por teléfono supongo que a su mujer, que él conseguiría el pintor. Apenas terminó la llamada, me le acerqué, y tras disculparme por haber escuchado parte de su conversación, entregándole una tarjeta de presentación que yo mismo había hecho en la computadora, le ofrecí mis servicios de pintor.
El hombre se me quedó viendo de pies a cabeza, y me preguntó cuánto cobraba por pintar únicamente una habitación y un pequeño baño, después de que me dio las medidas aproximadas, y yo calculé la cantidad de pintura que todo eso se llevaría, más el tiempo que me tomaría hacer todo, le di un precio con el que él por lo visto quedó más que conforme ya que ni rebaja me pidió, así que me dio la dirección y el dinero más que suficiente para comprar la pintura.

Al siguiente día llegué bien temprano al apartamento, cargando todos los materiales necesarios, él mismo me abrió la puerta, y me hizo pasar a la habitación que debía pintar. Realmente la habitación, era un mucho más pequeña que lo que él me había dicho. Así que según mis cálculos, aunque le diera tres manos de pintura, aun y así yo salía ganando más de lo que pensaba en principio.


Antes de marcharse llamó a su mujer, la que hasta esos momentos no había llegado a ver, y le dijo que yo me encargaría de pintar la habitación de su madre. Yo hasta esos momentos yo no había visto a la señora, hasta que su esposo se marchó, así que pensé que durante el resto del día ella se dedicaría a sus asuntos, y tras quitarme la camisa, y quedarme con mis pantalones cortos, comencé a preparar todo para pintar, después de un buen rato, vi que una joven, hermosa y llamativa hembra, se asomó a la puerta mientras yo me preparaba a empapelar antes de ponerme a pintar.


Cuando ella de manera muy cordial me ofreció una taza de café, lo que me agradó bastante, pero mucho más me agradó la manera tan informal en que ella andaba vestida, quizás por el estar en su casa, y sentirse más cómoda, la señora estaba usando un muy pequeño pantalón corto, esos de hacer ejercicio, que sin que yo hiciera mucho esfuerzo le podía ver gran parte de sus llamativas nalgas, aparte de un pequeña camiseta que le dejaba descubierto su pequeño y lindo ombligo, aparte que destacaba sus tremendas y bien paradas tetas.


Yo me quedé con la boca abierta viendo a la hermosa señora, mientras me entregaba la taza de café, calculé que quizás ella tendría entre 25 y 28 años. Tras comenzar a tomarme todo el café, ella se retiró y yo me dediqué sin tomar descanso, a pintar de inmediato, por lo que terminé mucho antes de lo que yo esperaba en principio.


Ocasionalmente la señora se entraba a la pequeña habitación, miraba, y con una sensual sonrisa en sus rojos labios, salía moviendo ese culo, como solo ella podía hacerlo. Dejándome a mí soñando despierto con clavarle mi verga entre esas hermosas y paradas nalgas. Pero de inmediato continuaba pintando, hasta que terminé, pero antes de recoger todo, la llamé para que le diera un vistazo al trabajo.


Fue cuando ella se presentó completamente mojada, pero únicamente con una pequeña toalla alrededor de su cuerpo, y antes de que yo pudiera decirle que había terminado, ella de manera sensual me comentó que se había terminado de dar una refrescante ducha, porque durante toda la mañana se había sentido muy acalorada. Yo nada más de verla así, también me sentí tremendamente acalorado, la verga se me paró, y aun por encina del pantalón el bulto se notaba exageradamente.


Como vi que se acercaba mucho a la pared, le comenté que aun la pintura ni estaba seca. Ella que se encontraba de pie frente a mí, fijó su mirada en el prominente bulto, y con una sonrisa bien picara, después de que agarró una de las pequeñas brochas la dejó caer al piso, para de inmediato inclinarse a recogerla. Todo fue tan rápido, que cuando ella se inclinó sus hermosas nalgas las pegó a la pared, por lo que de inmediato se le mancharon con la pintura que aun estaba fresca. Además la pequeña toalla se le zafó, y al incorporarse de nuevo, quedó como Dios la trajo al mundo frente a mis ojos. Pero lo que más me llamó la atención, y me excitó mucho más, fue la total ausencia de vellos en su coño.

De manera bien picara, en lugar de sentirse o mostrarse algo avergonzada y recoger la toalla, ella se dio media vuelta, tratando de mirar sus paradas nalgas, que recién y se le habían manchado de pintura. Ya para mí en ese momento, no me quedaba la menor duda de lo que ella quería. Así que me dejé de tontería y tomándola entre mis brazos comencé a tratar de besarla, aunque ella al principio se opuso, pero sin mucha resistencia. Por lo que cuando mis labios y mi lengua, entraron en contacto con los suyos, ella se dejó de pendejadas. En cierto momento nuestros labios se separaron, momento que ella aprovechó para decirme. Mejor quítate la ropa. Lo que de inmediato yo hice hasta que me quedé tan desnudo como lo estaba ella.

Entre besos, abrazos, agarrones, y caricias, los dos terminamos tirados sobre los periódicos que yo había puesto en el piso. Su depilado coño me había llamado tanto la atención, que apenas pude separé sus piernas y tras mirar su coño detenidamente bien de cerca, pude oler el aroma de mujer que de su coño emanaba, así como también pude sentir su calor, y observar lo sonrosado de su piel, por lo que me provocó ponerme a mamárselo, de inmediato.


Ella apenas sintió mi boca sobre su piel, todo su cuerpo se estremeció, suavemente comencé a pasar mi lengua por sus labios vaginales mientras que con mis dedos los separaba, hasta que su sonrosado clítoris quedó del todo ante mis ojos. Sin dudarlo por un segundo me dedique a chupárselo y mordisquearlo suavemente con mi boca y dientes, mientras que la dueña del apartamento se retorcía de placer sobre los periódicos.


Sin dejar de mamar su coño, fui subiendo mis manos, hasta que alcanzaron sus bien formados senos, y mientras que mi boca continuaba chupa que chupa, y lame que lame, todo su coño, mis manos acariciaron sus tetas y parados pezones. Hasta que llegó el momento en que ella, agarró mi cabeza y con fuerza insospechada, la restregaba con firmeza contra su cuerpo, hasta el mismo momento en que la hice disfrutar de un profundo y salvaje orgasmo, sus gritos y gemidos de placer me excitaron mucho más, y tras recibir una descarga acuosa que salió disparada de su coño, mojando todo mi rostro y gran parte de mi cuerpo, separé mi boca de su coño.

Sin dudarlo por un instante dirigí mi parada verga al centro de sus piernas, y apenas comencé a penetrarla ella, continuó gimiendo de placer y pidiéndome a voz en cuello, que le diera más y más duro, al tiempo que movía sus caderas de lado a lado salvajemente. En mi vida había disfrutado de una relación, como la que ella y yo manteníamos en esos momentos.

En cierto momento cambiamos de posición, colocándome tras ella, pero ensartándola nuevamente por su delicioso y cangrejero coño. El placer de tenerla entre mis brazos, con toda mi verga dentro de su ardiente coño, me hizo decirle en infinidad de ocasiones, que estaba divina, que era la mujer más rica del mundo, mientras que ella, continuaba pidiéndome que le diera y le dijera más y más.

Al venirme fue la gloría lo que sentí, y ella expresó con profundos gemidos de placer, el momento en que disfrutó de otro tremendo orgasmo. Tras lo cual los dos nos quedamos tirados por un largo rato sobre los periódicos. Al levantarnos, con algo de asombro y de risa vimos que parte de la pintura que había quedado regada sobre los periódicos se había pegado a nuestros cuerpos, por lo que ella, tomándome de la mano me llevó a la ducha y mientras el agua caía sobre nuestros cuerpos, ella tallaba mi cuerpo con una esponja sacándome la pintura, yo le hacía lo mismo a ella.

De momento se agachó frente a mí y sin decirme nada tomó mi relajado miembro entre sus dedos, y se dedicó a mamármelo como si en ello le fuera la vida. En fracciones de segundos sentí que mi verga se había vuelto a tonificar, poniéndose tan o más dura que una barra de acero. Nuevamente la volví a penetrar, bajo la ducha.

Cuando finalmente ambos quedamos más que satisfechos, yo me vestí, y me dediqué a recoger todo el reguero que había dejado dentro del cuarto que había pintado, mientras que ella se vistió, como si fuera a salir de compras. Ya eran cerca de las cuatro de la tarde cuando ya yo estaba por marcharme cuando regresó su esposo, quien tras preguntarle a ella si estaba satisfecha con el trabajo realizado, y ella responderle que si, él me pagó la diferencia que aun me debía.


A la semana me llamaron de la compañía en la que había llenado la solicitud para trabajar, y casi de inmediato comencé en el departamento de compras. Como al mes, en los pasillos de la empresa, me encontré al esposo de la señora, que se me quedó viendo y me comentó que él me conocía pero no se acordaba de donde, yo le indiqué que hacía más o menos un mes que yo le había pintado una habitación y de inmediato se acordó, y me dijo que su mujer había quedado muy contenta con mi trabajo, tanto que le había pedido a él que me llamase para pintar todas las puertas del apartamento, pero de eso les hablaré en otra ocasión.

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Comentarios enviados para este relato
FELIPEPAN (8 de November de 2011 a las 03:58) dice: BUEN RELATO BIEN LLEVADO felipepan50@gmail.com

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:24) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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