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Luz Marina...una amiga

Relato enviado por : manuelmonroe el 12/06/2009. Lecturas: 2578

etiquetas relato Luz Marina...una amiga .
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Resumen
Éramos muy buenos amigos, íbamos juntos a todos lados, nos ayudábamos y nos contábamos todo, todo…es todo. Éramos, uña y carne, no había nada que no supiéramos uno del otro. Yo la deseaba y quería llevarla a la cama, pero el nivel de confianza y la lealtad no me lo permitían, al menos eso creía. Un día le dije:
- Si Luz Marina tengo algo que contarte pero…



Relato
Recuerdo mis tiempos universitarios, fue una época como ninguna. Conocí a muchas personas y tuve muchos amigos. Especial recuerdo me trae, Luz Marina, era especial tanto que la palabra que la define mejor es: hermosa. Era morena –piel canela sería mas acertado- pelo oscuro, negro-negro, sus ojos –ojazos- negros vivos y expresivos. Sus labios carnosos…su boca, pintada de rojo sangre, era para cortarse las venas. Su cuerpo, no mentiré, no era 90-60-90, era mejor que eso las medidas no las recuerdo, pero su par de tetas desafiaban la fuerza de gravedad. Y su nalgas…¡coño!... Sus nalgas eran de otro mundo. Las piernas eran un par de columnatas largas y bien torneadas, fuertes y tersas. Y su triángulo del placer …era eso… para el placer, abultado y podado. Hoy está casada y creo que mantiene sus atributos.
Éramos muy buenos amigos, íbamos juntos a todos lados, nos ayudábamos y nos contábamos todo, todo…es todo. Éramos, uña y carne, no había nada que no supiéramos uno del otro.
Yo la deseaba y quería llevarla a la cama, pero el nivel de confianza y la lealtad no me lo permitían, al menos eso creía.
Un buen día -así dicen los buenos relatores- después de una clase, como de costumbre fuimos a comprar algo para comer y beber. Nos sentamos en una mesa aparte, retirada del centro del comedor. Conversábamos tranquilamente, estaba estupenda alegre y provocativa, de repente comenzó a interrogarme sobre mi novia, yo le respondía a todo. Pero de pronto, le dije:
- Ya que tocamos ese tema te contaré un secreto.
Se asombró, pues…no teníamos secretos. Yo desde hace un tiempo estoy maquinando como cogérmela, pero tengo que ser muy hábil y cuidadoso. Retomé el tema y…con voz melodramática le dije:
- Si Luz Marina tengo algo que contarte pero…
- Pero qué… ¿Qué pasa dime, soy tu amiga? –se mostraba intrigada y ansiosa.
- Es un secreto íntimo, por favor no lo cuentes a nadie, pronto cumplirá mi novia la mayoría de edad y ella ha dejado ver o mejor ha insinuado que está preparada para tener sexo. Yo le dije que era todo un conocedor…un experto pues…y no debí hacer eso. Le mentí Luz Marina. ¿Te imaginas?
- Pero…y eso que tiene de malo. Le explicas y asunto arreglado.
- No entiendes…esa será mi primera vez. Se dará cuenta y se molestaría mucho. -Era mi mejor actuación.
- Bueno…yo me enojaría…pero ella entenderá… seguro… va a entender si se lo cuentas.
La cosa quedó así, me dije que no había resultado el plan…que ni se había enterado… seguíamos viéndonos para estudiar y –otro buen día- faltaba poco para el supuesto cumpleaños de mi novia, mas agobiado que nunca –puro teatro-. Y Luz Marina lo notó y me dijo:
- ¿Qué te ocurre?
- Es que…es lo de mi novia, he estado pensando que...
- Mira Juan José –qué raro siempre me decía Juanjo- te voy a prestar ayuda. Mañana mi mamá visitará a su hermana en la capital y bien sabes que eso le tomará todo el día, de tal manera que tú, una amiga y yo estudiaremos en mi casa…y ya veremos… ¿te parece?
Claro que me parecía excelente. Pensé que mi Luz Marina era una ´bicha´ y que la tal ´amiga´ era una putaza contratada para que me enseñase. Seguro nos iba a dejar solos y…
Debo decir que yo no necesitaba ninguna enseñanza, tengo diecinueve años y desde los quince estoy cogiéndome chicas, es más, una de ellas fue una bailarina de discotecas que me enseñó o mejor dicho, completó mis conocimientos amatorios. Recuerdo que elogiándome me decía “¡Coño tú si aprendes rápido!”
Y en cuanto a mi novia, desde hace rato que disfrutamos de nuestros contactos sexuales. Lo que ocurre es que somos muy…muy discretos.
Llegué temprano en la mañana. Me abrió la puerta y… no podía creer el semejante monumento que tenía delante de mí. Un top rojo y una faldita… si faldita, era pequeñita y …descalza, esa…esa era su vestimenta.
Coño chamo, tenía que ser de hierro para que no se me alterase la presión arterial y la presión de mi verga. Me señaló una butaca en la sala y trotando subió a la segunda planta, mientras me decía:
- ¡Ya regreso!
¡Coño, qué espectáculo aquel! La seguí con la mirada y pude apreciar las bonitas escaleras de aquella bonita casa pero mejor que todo era el hermoso par de nalgas enmarcadas en un diminuto bikini-rojo tipo “cachetero”. Hacía más grande y hermoso su culo. Mientras, yo no encontraba como sentarme para ocultar mi verga enhiesta. Enseguida estaba de regreso, me giré para verla bajar, y juro…juro que ahora no ví el rojo bikini. ¿Qué era aquello? ¿Deliraba, o qué? Sentía más presión dentro de mis pantalones. Cuando llegó frente a mi, dijo:
- ¿Sabes qué?...llamé a mi amiga y no podrá venir, al menos en la mañana.
No me creerán pero eso de la amiga se me había olvidado. Parece que no le importó que no me importara.
- ¿Quieres una cerveza? –dijo melosa.
Acepté, mientras cruzaba mis piernas intentando ocultar mi urgencia pero algo…algo se notaba. No sé si ella sehabía fijado. Pero mi excitación iba a ser mayor, cuando la vi inclinarse en el refrigerador para tomar las cervezas, definitivamente no llevaba el bikini, claro estaba en la cocina a cinco o seis metros… ¿me equivocaba?
Trajo las cervezas, unas botellitas “coquetonas”. Agarró una y la llevó a su boca roja y carnosa tomó un trago y me la ofreció. Con gusto tomé un trago y el sabor del lápiz labial primó, sonriendo le dije:
- ¿Qué raro, esta cerveza tiene un sabor a carmín de mujer bonita? –coqueteaba abiertamente.
- ¿Juanjo te parezco bonita y sexy? –giró sobre sus pies en una vuelta completa.
Si era cierto… no llevaba braga y lo mejor: ella sabía que yo sabía de su desnudez interior.
- ¡Claro… pero como dudarlo! –estaba cortado.
- Sí…pero ¿qué te gusta más…?
Parecía que estaba haciendo un comercial para TV, se contorneaba, señalaba sus pechos, sus nalgas…
Tomé otro trago y abrí mis piernas, perfectamente se notaba la envergadura de mi miembro. La cabeza se asomaba por debajo de mi short. Y se asomaba porque yo no llevaba ropa interior me protegía solamente la malla del short. Ella tomó mas cerveza se inclinó a mi rostro y posó sus labios sobre los míos. Y muy diestramente agarró mi verga a la altura de la punta y murmuró:
- Es enorme…vamos…vamos arriba.
Me jaló por mi verga y al tiempo agregó.
- Ya es hora…verás y comprenderás todo acerca del sexo.
Me llevó a su cuarto y comenzó a retirar las cosas que estaban amontonadas en la cama, entre ellas el bikini rojo, se veía pequeñito. Me pareció más diminuta. Terminó y nos tumbamos abrazados en un beso profundo. Jadeábamos…nuestra excitación era máxima. Montado encima de ella, restregaba mi miembro contra su inflamada vulva, sentía lo tibio y suave de su entrepierna. Haciendo el tonto le pregunté:
- ¿Ahora…ya puedo?
No me rechazó pero si que me dijo que no fuera tan impulsivo y que teníamos tiempo, que hacer el amor no era cuestión de velocidad. Por el contrario la primera recomendación fue:
- Juanjo…querido… los tiempos de excitación son diferentes para el hombre y la mujer –demostraba conocimientos.
Me indicó que nos desvistiésemos y los dos nos sorprendimos, siempre he pensado que los cuerpos desnudos se ven más voluminosos. Y con Luz Marina no pasó lo contrario ahora parecía mas exuberante. En verdad era una magnifica mujer y mejor maestra. Yo bajé mi short y cuando me incorporé, le mostré toda mi virilidad y ella reaccionó con ojos desorbitados:
- ¡Coño Juanjo…cómo has perdido el tiempo todos estos años! Con tan “hermoso tronco2 tienes la mitad del camino recorrido, o sea, tengo muy poco que enseñarte –estaba jugando conmigo.
Agarró mi verga y comenzó como una desaforada a lengüetearlo yo estaba acostado mientras me chupaba y acariciaba su abultada vulva recién afeitada, separe sus labios mayores, grandes y carnosos pero los internos no eran menos pulposos. Todo estaba húmedo, meloso y ardiendo. Llegué hasta la pequeña protuberancia clitórica y acaricié su contorno. Ella acusaba el placer, pues gemía como bebé satisfecho, en la cabeza de mi verga sentía su agitada respiración.
- Así…así Juanjo querido. Vas bien…muy bien…
Hablaba jadeante soltó por un momento el “tronco cárnico” y me dijo:
- Ahora chúpamela…chúpamela
Estaba muy excitada pero quería mas, la ayudé a que se montara sobre mí, es decir, a que me pusiera su rica vulva en mi cara o mejor dicho en mi boca. Goloso pero con dulzura le dí un gran beso a su enorme coño. Lo lamí de abajo hasta arriba cerca de la frontera del redondel radiado de su ano. Tembló, gimió y convulsionó. Me dijo:
- A esto… se…llama se.,..Sesenta y nueve. ¿Te gusta?
No contesté, en su lugar introduje mi lengua cuan larga era en su gruta rosada. De pronto se encorvó de placer. Se había atragantado con mi tolete, trataba de metérselo todo. Sentía correr la baba a lo largo de mi verga hasta mojarme los testículos y parte de mi entrenalgas. Continué mamando su entrepiernas, ahora si lengüeteaba su aro anal. Culeaba como loca, tenía una forma de moverse que me recordaba a mi amiga la bailarina. Hacía muy bien el balanceo, es ese movimiento ondulante que en la posición que teníamos ella comenzaba desde el clítoris y restregando, sin despegarse, contra mi cara toda su abertura hasta el culito. Imagínense ese movimiento a la velocidad del deseo y la pasión. La locura, pero lo realmente demencial fue cuando grito: Ahora…
Y con una agilidad que no le conocía, se volteó y besándome salvajemente agarró firmemente el miembro y se lo colocó en la entrada melcochosa de su vagina y con movimiento pausado pero seguro iba introduciendo centímetro a centímetro aquel espadón, se apreciaba como disfrutaba haciéndolo. Lo hizo hasta la empuñadura. Se aferraba fuertemente a mí estábamos fundidos, ni un papel cabía entre los dos. Nuestra respiración era acompasada, rítmica y cadenciosa. Así mismo era el movimiento pendular de vaivén ondulante.
A partir de este momento comenzamos a subir la cuesta del orgasmo, cada instante era un acercamiento de sensación placentera. Ella empujaba hacia abajo y yo hacia arriba, apenas un breve desplazamiento de su vulva sobre el lomo de mi pene. Y el final llegó, es verdad que son pocos segundos, pero aumentamos la velocidad del movimiento y, relativamente, profundizamos y alargamos el placer. Nos mordíamos, besábamos y chupábamos aquellas bocas olorosas y humectadas por nuestros sexos. Ellos, los sexos estaban dando cuenta del encuentro sostenido, la humedad había aumentado y ahora estaba brotando nuestros jugos íntimos. Ella se expresaba abiertamente y yo, cual león rugiente la acompañaba.
- La tengo…la tengo…báñame…báñame…
Se refería Luz Marina a las seis continuas descargas de crema-espesa que brotó de mis entrañas y que ella con sus movimientos, ahora lentos, se encargaba de repartirla a todo lo largo y grueso de mi verga palpitante. Y por todo lo largo y ancho de su canal vaginal. De todas maneras el receptor de aquellos jugos era mi bajo vientre. La cantidad de jugos, que era bastante, inundó hasta la cama.
Agotados, jadeantes y satisfechos descansábamos, uno al lado del otro. Cuando recobramos la conciencia y retomamos la realidad, le dije:
- ¿Fue esa la primera lección, no? –dije haciéndome el cómico.
Reímos de buena gana. No creo que ella pensase que yo era un neófito. Pero yo me mantenía en mis trece.
Si que me recomendó que no fuera por allí singando sin protección. Que me cuidara y la cuidara a ella –no sé si refería a mi novia o a ella-. También me dijo que considerara la penetración anal, a ella personalmente le gustaba mucho. Tanto así que me dijo:
- Puedo hacerte acabar por tu culito mientras tu verga vomita –hablaba ceremoniosamente.
- ¿Cómo así? –pregunté intrigado.
Abrió una gaveta debajo de la cama y sacó un estuche. Lo abrió y sacó un brillante, pequeño y eléctrico vibrador. Nos reímos a mandíbula batiente. Entre serio y en broma le dije:
- Bueno…bueno…yo te aviso. Tal vez sea la última lección.
La siguiente ocasión que nos vimos, Luz Marina me interrogó sobre cómo me había ido con mi novia. Le mentí como un bellaco y le conté una historia, del momento pasado, idílica. Hasta hoy yo no sé si ella se aprovechó de mi o yo de ella.

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Si te ha gustado Luz Marina...una amiga vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Luz Marina...una amiga. manuelmonroe te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:27) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

coronelwinston (13 de June de 2009 a las 02:23) dice: Pues muy bien tu aventura con Luz Marina. Me gustó tu relato, fue entretenido y muy....muy excitante. Está visto, siempre nos tienen que enseñar a caminar y Luz Marina lo hizo muy bien. Te felicito Manuelmonroe por este relato. Fue redactado con orden y buscando vocablos expresivos. Un saludo chaval. Y unos votos ¿como no?.


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