Mamada al guardia de seguridad

Soy gay, pasivo, 21 años, delgado, mido 1.65cm, simpático, con rasgos mixtos entre latino y estadounidense y alemán, siempre me han encantado como podrán ver en mis relatos anteriores los hombres con aspecto sucio, morboso y seductor. Y también sabrán que me encantan los detalles, por lo que mis relatos son largos; me gusta describir cada detalle.

La historia a narrar me sucedió hace 2 años cuando estaba en la universidad. Yo me encontraba en un pabellón, ciertamente muy alejado de la infraestructura y la concurrencia del campo universitario, recién terminado de un examen; por lo que sólo esperaba a que terminara el cambio de clase para cruzarme a la siguiente.
Sentado en una de las bancas fuera del pabellón, noté que como a 5m un guardia de seguridad de la universidad, vestido de uniforme, pantalón beige y camiseta blanca, con su respectiva pistola en la cadera, me quedaba viendo. Al inicio creí que seguramente solo me quería tener vigilado, ya que ese pabellón por estar alejado del centro del campo, era blanco fácil para todos los estudiantes que quisieran drogarse, tomar licor y tener sexo, sobre todo en los baños respectivos.

Al pasar unos 10min, el hombre no despegaba la vista y fue cuando yo comencé a fijarme más detenidamente en él. Era un hombre no más de sus 35 años, quizás unos 33, color piel canela, simpático, un poco recio y un poco más alto que yo. Muy varonil. Al ver su mirada, entendí la jugada.

De manera seductora, me levanté de la banca y me dirigí a una de las cafeterías cercanas, con el propósito de pasar por donde él. Si me quedaba viendo fijamente, podía asegurar que el hombre quería algo.
Dicho y hecho, al regresar a la banca de la cafetería a la cual fui solo para disimular, el guardia el cual seguía en su misma ubicación, de pie entre unos conos viales, se tocó de manera disimulada su entrepierna de manera brusca mientras me quedaba viendo fijamente a los ojos con una mirada lasciva y lujuriosa. Yo seguí caminando. No sé que vio en mí, debo decir que soy simpático y que la ropa que andaba, un poco apretada y mi cuerpo delgado, seguramente le gustó. Además que poseo ciertos rasgos afeminados como todo pasivo.

Regresé a la misma banca, donde aún nos quedábamos viendo. Yo comencé a sentir nervios pero a la vez adrenalina, nunca había hecho travesuras en la universidad. Con el gesto del guardia, supe que lo que quería era una mamada. Teníamos el territorio perfecto. La banca estaba enfrente el baño de hombres, y este baño, no tenía concurrencia del todo.
No quise llamarle ni nada por el estilo, simplemente esperé a que el hiciera algún movimiento, el cual estaba seguro que lo iba a hacer. Al momento, lo vi venir directo al baño. Era una seña que yo entrara también.

Entré al baño y ahí estaba, orinando en una de las barras urinarias, con cierta posición que se le veía toda la verga. Yo disimuladamente sin decir nada me lavé las manos y vi que terminó de orinar, sin embargo, luego de 4 sacudidas, me di cuenta que se estaba masturbando mientras nos veíamos por el espejo del baño. Lo gracioso y a la vez seductor de esta escena fue que ninguno, repito, ninguno de los dos nos cruzamos palabras.

Le quedé viendo el bulto mientras el miraba mis ojos y yo entré a uno de los baños individuales, dejando la puerta abierta. Inmediatamente el llegó, y ya me tenía sentado en la tapa del inodoro, dispuesto a chuparle esa verga sedienta de una boquita succionadora. Se volvió a sacar la verga del ciper del pantalón con los huevos también. Era una verga gorda, gruesa, en largo quizás llegaba a unos 15cm, no era muy larga, pero sí gruesa y velluda; tenía unos huevos gigantescos.
Chupándole la cabeza, el tronco, los huevos y los vellos, pasé mientras él simplemente veía sin decir nada y sutilmente meneaba su cadera para una mayor fricción.

En el momento pensé quitarme la ropa, pero debíamos ser discretos. Si alguien entraba, nos podía ir mal tanto a él como a mí. Por lo que me limité en seguírsela chupando.
El olor y el sabor a virilidad aún lo recuerdo como si fuese ayer, tenía unas venas que resaltaban y las sentía en cada parte de mi lengua.

Pasamos como 7min en el baño, comencé a chupársela cada vez más rapido y duro para que lograra venir en mi boca; estaba dispuesto a tragarme cada gota de su semen.
Un leve gemido indicó que el semental había terminado y soltado toda su leche en mi boca, haciendo de mi paladar el más gustoso. Fue un chorro espectacular, saqué la verga de mi boca y apretando la verga, salía y salía más semen a lo que yo gustosamente succionaba para tragarme.

Al terminar, el hombre se cerró el ciper, se asomó a ver si no había entrado nadie y me indicó con la mano que podía salir. Al salir, por arte de magia, el hombre ya no estaba.

Así fue mi aventura universitaria con el guardia, a veces lo lograba ver y solo me sonreía, pero para en aquel entonces me movieron de pabellón, por lo que no se pudo volver a dar ya que ni su nombre y mucho menos su teléfono pude conseguir.