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MARITTA, MEMORIAS DE PUTITA 3ra Parte ( CON fotos)

PuntoH Relato enviado por : PuntoH el 06/10/2014. Lecturas: 3208

etiquetas relato MARITTA, MEMORIAS DE PUTITA 3ra Parte ( CON fotos)   Confesiones .
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Resumen
MI PRIMER CLIENTE...


Relato
Cuando me negué a follar con los muchachos, éstos rápidamente tomaron como medida de venganza difundir por todo el barrio lo que hacíamos por las noches, y eso cuando llegó a oídos de mis padres me costó la salida de mi casa, sí, mis padres cuando se enteraron me echaron.

En seguida me convertí en el tema de conversación de todas esas señoras puritanas que se creen mejores personas porque cuidan la moral como si fuese algo sagrado, pero cuidado, que las apariencias engañan, ya que una vagina con moral o sin moral igualmente está necesitada de verga… ¿o no?.

Lo cierto es que me importaba poco y nada el desprecio de esas señoras y lo que digiera la gente, solo me importaba satisfacer mis deseos y fantasía de puta, y en eso estaba hasta que conocí a Gelly, una chica un poco mayor que yo que se dedicaba a la prostitución. Ella me introdujo al ambiente y además me dio alojamiento en su propia casa.

Una tarde mientras caminaba alguien me toca la bocina, al voltearme me doy cuenta que era El Pato, un joven conductor de bus, que trabajaba para una línea interurbana y que tenía una tía que visitaba en el barrio donde yo había crecido. Pato me invita a subirme al bus. Acepté porque desde que era chica lo ubicaba y me inspiraba confianza, además de otras cosas.
- Maritta, tanto tiempo sin verte. Sube.-
- Gracias Pato.- Cuando voy subiendo noté que el Pato me dio una mirada calentona, recorriéndome de pies a cabeza, como si estuviera evaluando una mercadería.

Nos saludamos de beso y me senté en el asiento del copiloto del bus. Intencionalmente deje mis piernas abiertas para que el Pato pudiera observar mis calzones.

Me calentaba la idea de poder tener algo con él. El Pato era atractivo, si bien unos diez años mayor que yo, igualmente para mí representaba un modelo de hombre apetecible. Usaba unos bigotes gruesos, que me hacían imaginar que serían proporcionales al grueso de su verga. Siempre traía los botones abiertos de su camisa, mostrando su abundante pelo en pecho y una cadena de plata con un medallón que le daba un toque sexy a todo su torso, siempre llevaba gafas oscuras, que también lo hacían parecer un tipo misterioso, en fin, todo un hombre a diferencia de esos pendejos del barrio con los que había follado.

Mientras conducía, el Pato me miraba las tetas y la entrepierna, y me comentaba con morbo –“Mmm, como has crecido Maritta”- A lo cual yo le respondía con una sonrisa coquetona. Era evidente su excitación pues podía notar como su bulto había crecido bajo su pantalón.

Sin más preámbulo, le comenté que me estaba dedicando a la prostitución. El Pato sonrió con malicia y me dijo que ya estaba al tanto, que la tía le había contado lo que hacía con los chicos en los pastizales, y que me había tenido que ir de la casa. Y aprovecho la ocasión para confesarme que hacía un rato me estaba buscando para comprobar que tan buena era en el oficio, es decir, quería pagar por mis servicios.

Cuando escucho eso, la cara se me llena de felicidad, pensando en que mi primer cliente oficial lo tenía en frente, además que el Pato me gustaba desde chica, excitándome con su estampa de macho.
El Pato desvía el bus hacia un mirador, y una vez ahí me hace la pregunta de rigor: -“Bien, ¿y cuánto cobras?” – Esa pregunta fue cómo música para mis oídos, al fin iba a ser una prostituta de “tomo y lomo”. Estaba a punto de obtener lo que más me gusta: el sexo y el dinero.

Como soy una chica astuta, ya había consultado a la Gelly cuanto se cobraba por prestar servicios, y mi amiga me había detallado lo siguiente:
$5.000 la mamada
$10.000 la penetración vaginal y
$15.000 con todo incluido, menos besos.

El Pato sonreía al ver lo preparada que estaba, y la convicción con que le daba mi oferta. Pues bien me dijo, aunque ya estés usada pues eso no me importa, no puedo negar lo rica que estás y creo que vale la pena pagar los $15.000.

Cuando escucho eso, no daba más de felicidad, pero guarde la compostura pues no quería que el Pato pensara que era una zorrita pendeja, sino que quería que me viera como toda una mujer, una puta profesional.
Nos acomodamos en los asientos del bus, me abrí de piernas y el Pato deslizó la telita de mi calzón hacia un lado y se fue directo con su lengua a chuparme la conchita, que delicia fue sentir su lengua áspera lamiendo mis labios carnosos e incluyendo mi clítoris erecto. Me comenzó a sacar quejidos y gemidos de placer mientras lamía, también con sus manos estiradas apretaba mis pechos los cuales encajaban perfectamente en sus grandes palmas, me pellizcaba los pezones apretando con una fuerza regulada, y me hacía sentir en la gloria mientras bebía los jugos que fluían por mi vagina.

Luego se incorpora para abrirse el pantalón y dejar al descubierto un pichulón gordo y duro, realmente confieso se me hizo agua la boca.

Lo sobé con mi lengua, y abrí grande para comenzar a comérmelo con fervor. Estaba delicioso, jugoso, lo ensalive y podía distinguir el sabor de su líquido seminal, definitivamente riquísimo.

Después de un rato de mamada, el Pato retiró su verga de mi boca y me voltéo poniéndome en cuatro patas sobre el asiento, se agarró la verga ya enorme y la dirigió hacia el interior de mi conchita. Que rico fue sentir como entraba dura, caliente, hinchada, al tiempo que yo apretaba para sentirla en todo su esplendor. El Pato comenzó a meter y sacar con fuerza, pero era una fuerza bien canalizada, no como con la fuerza que presionaban los muchachos inexpertos con los que había estado en mi pasado. Me cabalgaba deliciosamente, con su grosor alcanzaba a rozar mi clítoris haciéndome sentir sensaciones nunca antes experimentadas. El Pato jadeaba como un macho alfa poseyendo a su hembra. Me hacía sentir toda una mujer, una bien puta, yo presionaba hacia atrás alcanzando a sentir una profunda penetración, hasta que comencé a tener un orgasmo, pero ésta vez fue especial, experimentaba mi primer orgasmo clitoriano, algo indescriptible, simplemente exquisito, mientras gritaba de placer.

Eso estimuló al Pato, para sacarlo y llevarlo bien lubricado hasta mi ano. Éste ya estaba en condiciones de recibir un miembro grueso como el del Pato, ya que había sido bien dilatado por todas las penetraciones que había tenido después de la primera hecha por el Rusio.

Pato me enculó con facilidad, comenzó a ejercer una rica presión y a deslizar su verga al interior de mi recto. Jadeaba como un perro y sobre mi espalda podía sentir como caían las gotas de su transpiración, me hacía sentir como una perra caliente, casi haciéndome aullar de placer. Me cúleo hasta lanzar un rugido de oso mientras esparcía chorrazos de leche sobre mi espalda. Me volteé para ver la escena, el Pato estaba rojo apretando su verga y regándome con su leche. Una vez que lanzó la última gota paso sus dedos acumulando leche y me los metió a la boca, yo por supuesto los chupe extasiada de placer.

Lo único que dijo fue – “Que rica mi putita”- sacó el dinero de su bolsillo y lo depositó en mis manos. Puso en marcha el bus y me dejó muy cerca de donde vivía en la actualidad.

Ayy Pato, de solo volver a rememorar ese momento me comienzo a mojar de la calentura, fuiste mi primer cliente y me hiciste tu puta con creces, tanto así que confieso no te habría cobrado.

CONTINUARÁ…



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Comentarios enviados para este relato
PuntoH (7 de October de 2014 a las 14:02) dice: placerdisculpable.blogspot.com

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:24) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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