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Marlene 06

Relato enviado por : ivloguer el 13/05/2013. Lecturas: 3620

etiquetas relato Marlene 06   Jovenes .
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Resumen
Luego de mucho revolver prendas en mi nueva habitación, y estrenando también un cuerpo llamado Susana


Relato
Marlene 06

Luego de mucho revolver prendas en mi nueva habitación, y estrenando también un cuerpo llamado Susana, pude hallar un buzo de gimnasia que parecía bastante varonil, estaba poniéndome eso cuando decidí jugar mi rol de nenita buena y me enfundé en un camisolín de esos que le vi a tantas nenas en mi vida (y en mi muerte).
Bajando las escaleras buscaba con la mirada a mi nueva madre, pero un cuadrito cruzado con una cinta negra me comunicó la realidad: solamente tenía padre.
Ya devorando la comida me tranquilizó descubrir que tampoco tenía hermanos y que aquella casa solamente poseía dos habitantes.

Tenía un hambre de caballo pero a los pocos bocados la saciedad me hizo apartar el plato, parece que era el comportamiento normal de Susanita ya que el hombre (mi padre ahora) solamente me pasó un flancito de postre y me arrastró de la mano hacia un sofá para ver televisión.
Era bastante normal que un padre abrace a su hija cuando están relajándose y viendo la tele, pero sus manazas paseaban por mi brazo y al llegar a los hombros dijo que tenía mucha tensión. Fue hasta un mueble trayendo un tarro de crema y yo no podía frenar los temblores temiendo que viniese lo peor, recordaba otras ocasiones cuando un tarro de cremita era sinónimo de encular a una de mis nenas queridas.
Parece que la intención no era tal, solamente se embadurnó las manos y acostándome de panza masajeaba lentamente mis hombros. Parece que mi holgada prenda era molesta para masajear más abajo y con gran lentitud y maestría fue subiendo el camisolín hasta dejar toda mi espalda desnuda.
No podía rebelarme a ese tratamiento que parecía rutinario en casa de Susanita, así que apretando fuertemente el trasero me dejé llevar por la sesión de masajes que estaba muy buena.

Al terminar respiré con alivio viendo que no hubiese intenciones secundarias, solamente una palmada en el trasero mandándome a dormir. Al incorporarme tenía humedad en la parte delantera de la bombachita y nuevamente el dedazo de mi padre riéndose me decía que era una meona mientras su dedo me apretaba la rajita.
Tuve que reconocer que la sensación de un hombre tocándome allí abajo era placentera, por más asco que me causase en la anterior vida.

Esa noche dormí como un tronco hasta la mañana cuando entró mi padre sin llamar a la puerta, muy naturalmente me llevó al baño abriendo la ducha. Con cierta brusquedad me bajó la prendita blanca y me llevó alzada hasta la bañera demostrando apuro por ser tarde para el colegio, procedió a enjabonarme y a tallar rápidamente mi esquelético cuerpo femenino. No sabía si sentir vergüenza o dejarme llevar por el placer de esas manazas enjabonando mis piernas y partes íntimas.
Tenía los ojos cerrados por el jabón o tal vez sintiendo esos dedos expertos recorriendo mis puntos flojos, sentía su grave voz diciendo que en un futuro tendría pelitos allí abajo mientras su dedo limpiaba a conciencia esa zona, me quedé con las ganas de correrme mientras me enfundaba con el uniforme colegial.

Ya en clase, mediante una mirada le pedí permiso a María para sentarme en la banca vecina, de paso me quedaba justo a la espalda de mi tesorito. Ya no necesitaba disimular mis inclinaciones ante Mary y aprovechaba cualquier ocasión para acariciar el pelo de Alicia que no se percataba de esas maniobras. Deseaba enterrar mi nariz en esa cabellera para aspirar sus efluvios divinos pero debía conformarme con tocarla un poquito.
En el recreo Alicia me ignoró totalmente y fuimos en patota a los baños, esta vez entré al privado con Mary arrastrándola a ella. Como no podíamos alzar la voz le dije quedo al oído que estaba muerta por Alicia, que deseaba besarla hasta dejarla desmayada sin respiración, que deseaba chuparle la conchita y beberme hasta la ultima gota de sus jugos.
Estas palabras calaron hondo en Mary que me aplicó un chupón que casi me quita la respiración a mí, diciendo que le podría chupar así a ella imaginando que era Alicia. No me hice rogar y le pedí que se afirmase con las manos contra la pared para lengüetearla desde atrás.
Mientras ella se subía la pollerita mis manos no daban abasto para bajarle la bombachita y enterrar mi nariz en ese trasero. Con la lengua repasaba su canaleta posterior haciendo que arquee la espalda para chuparle el chumino, por suerte mi dedo eran pequeño y humedeciéndolo en la puchita se lo enterré en el culito. No tendría monstruo para meterle por el culo pero al menos le daba dedo para que goce.

Cuando sonaba el timbre para volver a clases aún estaba dedeando a Mary luego de sacarle varios orgasmos. Muy contenta al volver al aula se la pasó hablando con la rubia rompe corazones Martita, luego me diría que siendo amiga de Alicia me ayudaría allanando el camino para mis sueños.
La cuestión que entre la charla se animó y la rubiecita hasta me prestó el celular para avisar a mi padre que iría a casa de ella a merendar.
Nuevamente estaba traspasando ese portal con campanitas, esta vez sonaron al abrir la puerta y el dependiente no estaba haciendo nada sospechoso.
Lo único desagradable era el borracho en el sillón con el pito fuera del calzoncillo, muy pícara la rubia me preguntó si deseaba ir para acomodarle la carne muerta y no pude mostrar que me daba asco, por suerte vino corriendo la hermanita y la alcé para saludarla.

Parecía increíble pero esa criaturita ahora era pesada para mí, tuve que hacer fuerza sosteniéndola por la colita para que no se me cayese. La escuincla me había tomado cariño y no bajaba de mi falda, quería hacerle sentir el monstruo bajo su colita pero eso sería imposible, tuve que conformarme con acariciarle las piernitas y cada tanto disimuladamente tocarle el tajito por encima de la bombachita.
Marta se disculpó por la criatura pegajosa y me contó al oído que el dependiente de la tienda se la apoyaba en el potito y tal vez algo más, que la nenita parecía una putita de tanto buscar algo carnoso y tibio por detrás solamente que aun no sabía que a una putita le meten eso por los agujeritos.
Parece que algo escuchó la mocosa al decir que no tenia nada de malo tocarle el pitito a un hombre y que ella ya sabía un modo de que se les ponga dura. La rubiecita infernal que pude sodomizar dormida hace un tiempo se ponía colorada con las palabras de su hermanita, mientras yo recordaba como le metía mi pedazo de carne por el culito mientras dormía plácidamente.

Haciéndome la extrañada le dije a la nenita que eso no se podía hacer, que los pititos siempre eran fláccidos y que deberían meterle un alambre para que quedasen tiesos, con un gesto nos invitó hasta donde dormía el padre aun con el pito por fuera. No comprendía pq los borrachos se duermen con esos ridículos calzoncillos que dejan escapar al gusano.
En puntitas de pié se acercó al durmiente, como si éste se despertase con algún sonido. Apenas a su lado le tomó el miembro y acercando la cabecita se lo metió en la boca, la escena era desagradable al ver a un hombre mientras le chupaban la pinga pero la nenita tenía razón, aquella cosa estaba incrementando volumen.
La tomé de la manito para llevarla nuevamente al dormitorio y recriminando a la hermana que esas cosas deberían evitarse dada la temprana edad de la chiquita que veía eso como un juego.

Mientras la hermana estaba en la cocina preparando nuestra merienda aproveché para tocar un poco más a la nenita que tenía sentada en la falda, antes me parecía demasiado chica para algún juego sexual pero ahora debía considerar mi reducido tamaño para gozar de una pequeñita menor que yo. Mis manos pensaban lo mismo mientras recorrían sus piernitas suavemente y un dedo travieso permanecía más tiempo sobando su hachazo. Cuando volvió con las tazas humeantes le comenté que ya se le notaban unos piquitos en el pecho, unas imperceptibles tetitas estaban asomando.
Esto le causó gran satisfacción y le pregunté si le habían chupado mucho allí, que las tetitas se desarrollan más rápidamente aplicando succión. Parece que era renuente a comentar del tema por lo que sugerí que podría ayudarla en ese menester, siendo ambas chicas el secreto quedaría asegurado. Quedamos en ir a su habitación para aplicar el tratamiento y verle quitar esa blusita colegial me erizaba los pelitos que no tenía y cobraba vida mi inexistente monstruo.

No podía decirle aún que me agradan las mujeres, preguntándole a Martita si había tenido experiencias sexuales con hombres confesó que unas pocas pero muy placenteras, que había tenido un pedazo de carne en la mano y también la había sentido apoyada en su trasero pero nunca adentro. Sus últimas experiencias eran con un consolador pequeñito que consiguió en el colegio y lograba metérselo bastante adentro. El jueguito me gustaba y le ofrecí que también podría hacerle eso, a la rubiecita infernal le parecía que era un jueguito íntimo pero se dejó convencer acostándose de lado pero sin quitarse la bombachita, solamente se subió un poco la falda escolar.
Parece que le daba vergüenza que otra chica le viese la cara, así dándome la espalda sería responsabilidad mía trabajarle el traserito adecuadamente. No haciéndome esperar inicié pasando el tubito plástico por su enfundada colita lo que hizo que Martita moviese la pierna dejándome libre un mayor campo de acción, alternando entre su tajito y entre los cachetes fui desplazando su bombachita sin quitársela, sólo corriendo la tela un poquito para llegar a sus partes sensibles.
No se sentía muy cómoda al meterle el consolador por la puchita, apenas un centímetro y su respiración denotaba molestia, por lo que dediqué mayor atención a su cola.

Chupando un poco la punta para mojarla bien, apunté el instrumento al agujerito marrón, parece que eso sí le agradaba y movía la cola hacia atrás para insertarse un poquito de eso. Una vez distendido el esfínter pude atacar ese hambriento anito con mayor ahínco, era delicioso observar como ese agujerito se comía el consolador, metérselo por el culito no era tan difícil como parecía al inicio.
Estábamos muy absortas en nuestra operación secreta cuando una tosesita nos advirtió que la hermanita estaba mirando paradita al lado de la cama, presuroso le saqué el aparato del culito escondiéndolo bajo la almohada. Por suerte la chiquita solamente se quería acostar a dormir un poco y se metió entre las dos quedando frita.
Yo aún tenia una calentura sin desahogar y mis manos se debían entretener acariciando suavemente a una criaturita indefensa, parece que Martita se percató que la tocaba de modo indecente revelando mi gusto por la geografía femenina. Susurrando me pidió que no le meta nada a su hermanita, pero que le podría acariciar la colita si eso me gustaba, estaba bajando la mano para manotear el monstruo pero solamente hallé mi propio tajito. Supongo que habré puesto expresión de frustración cuando la mano de la rubia se apoderó de mi zona genital para ofrecerme eso que no me animaba por mi cuenta.
Con voz bajita me preguntó si quería sentir el consolador entrando por allí, azorado le dije que su manita alcanzaría porque deseaba seguir virgen. La condenada lograba arrancarme suspiros con sus deditos en mi entrepierna, no pensé que el vulgar tajito fuese tan sensible y logré tener unos placenteros estertores con la mano de la rubia mientras mi propia mano acariciaba el culito durmiente.

La visita llegó a su fin y tuve que retornar a casa, esta vez el dependiente me saludó con un beso pegajoso que casi me da en la boca, esperaba que para las nenas de verdad no fuese una sensación tan asquerosa. No imaginaba lo que sería sentir algo penetrando las entrañas, ahora tenía dos agujeritos y gran curiosidad por conocer sus sensibilidades.
Apenas llegar a casa y mi padre me alzó en brazos inquiriendo sobre la visita, yo no salía nunca de casa ni tenía amigas parece... Dado que ya estaba cansado de este cuerpo con tantas limitaciones pensaba cómo deshacerme del mismo pero podría usarlo antes para averiguar que sentían las nenas, que cosas sentía mi adorada Alicia cuando estaba sentadita en mis piernas percibiendo una barra carnosa debajo.

Luego de la cena fuimos al consabido sillón para ver tele, al manifestarle que sentía frío en las piernas me subió a la falda friccionando mis escuálidas rodillas para que entrasen en calor. Mientras recordaba el fenomenal dedo que me había proporcionado Martita movía el trasero buscando alguna reacción paterna, la misma no se hizo esperar cuando sentí una protuberancia que crecía debajo de mí.
No sabía si dar rienda suelta al asco o aguantarme para aprender un poquito más, pero una gran manaza tibia reptando por mis piernas me sacaba sensaciones que no conocía, parece que este cuerpito femenino tenia otra sensibilidad y los tremendos dedos no tardaron en acercarse al centro. Parecía pedir permiso para tocarme allí por lo delicado que me pasaba el dedo y haciendo a un lado la bombachita procedió a tocarme en carne viva, ya no era algo accidental o puramente paternal, aquel hombre estaba proporcionando placer sexual.
Me preguntó bajito si deseaba darle besitos en la punta de carne, eso sí ya me asqueaba profundamente por lo que respondí quedamente que me conformaría con sentirla en mis partecitas pero sin mirarla. Sin prisas pero sin pausas la sacó de su encierro para sentarme encima suavemente, ahora podía sentir el calor que emanaba de su coso directamente en mi piel, aun con la bombachita puesta pero corrida a un lado para que ingresase el dedo paterno. Con mucha suavidad acomodó el glande en mi entrada frontal y como no me quejaba empezó a metérmela, debo decir que no era desagradable si no pensaba que eso era un miembro masculino ajeno, solamente rememoraba esa misma situación cuando la tenía a Alicia en esa posición. Sentí un poco de ardor mientras me penetraba, nada de romance, era una experimentación que no volvería a tener en mi vidas (o muertes), hasta que llegó a mi sello de virginidad, supuse que sería el momento crucial y me senté con fuerza para romper esa barrera lo más rápidamente posible.
No tenía nada de lindo eso, un agudo dolor punzante hasta la barriga mientras me enterraba la barra de carne paterna, creo que debí permitirle eyacular ya que la tenia metida bastante hondo pero me levanté con suavidad para sacarme esa cosa de adentro y fui corriendo hacia mi habitación.

Unas lágrimas me mojaban la mejilla por el dolor, me dolía la conchita y aun más mi orgullo masculino ultrajado, pero al menos sabía que cosas sentían mis chiquitas cuando se las metía por todos sus huequitos. Debe ser a causa de mi rabia y mis ojos empañados que resbalé en lo alto de la escalera rodando hacia abajo como una pelota para terminar golpeándome fuerte la cabeza.
Creo que me desmayé del dolor, al despertar lentamente por los gritos de una nena que me increpaba por robarle el cuerpo.
Aún no lograba asumir que no habitaba el cuerpito tendido en el suelo con un charco de sangre bajo la cabeza, hasta percatarme que nuevamente era un adulto desencarnado y la chiquilla que me gritaba era la dueña de ese cadáver. Contaba que estuvo todo el tiempo siguiéndome y viendo como hacía cochinadas con su cuerpito, llegando al colmo de robarle la virginidad con su propio padre.

Mientras escuchaba la interminable diatriba de la pequeña que me pegaba puñetazos enfurecidos en las piernas, tuve que arrodillarme en el suelo para abrazarla confesándole que le había pedido prestado el cuerpito solamente por unos días, para poder hablar con mi hijita querida. No había calculado tener experiencias sexuales dentro de un envoltorio femenino, solamente poder tomar las manitas de mi Alicia adorada y decirle mil veces que la amaba con locura.

(continuará)

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:30) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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