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Me acosté con una loca…

Relato enviado por : Narrador el 01/11/2011. Lecturas: 15184

etiquetas relato Me acosté con una loca…   Confesiones .
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Resumen
Tan reciente como hace pocas semanas, yo regresaba a casa, después de haber doblado un turno completo estado trabajando en el hospital, que la vi, era una joven mujer, de cabellera negra que contrastaba llamativamente con su blanca piel, de muy buen cuerpo, algo más alta que yo, de buenas curvas, llamativo trasero y tremendas tetas. Que atravesó la calle frente a mí, completamente desnuda, sin prisa, despacio, como si solamente ella existiera.



Relato


Tan reciente como hace pocas semanas, yo regresaba a casa, después de haber doblado un turno completo estado trabajando en el hospital,y para colmo mí relevo llegó tarde, por lo que prácticamente trabajé veinte horas corridas, por lo que salí casi a las dos de la madrugada, ya que mi relevo llegó con tres horas de atraso. Nuestro supervisor, tuvo a bien por lo menos, llevarme en su auto hasta la estación de los autobuses, aunque a esa hora ya no estaban trabajando. Por lo que no me quedó más remedio que irme a pie hasta mi casa. Llevaba casi una hora caminando cuando se me antojó prender un pequeño cigarrito de marihuana, por aquello de caminar con más gusto, fue después de que me lo fumé que la vi, era una joven mujer, de cabellera negra que contrastaba llamativamente con su blanca piel, de muy buen cuerpo, algo más alta que yo, de buenas curvas, llamativo trasero y tremendas tetas. Que atravesó la calle frente a mí, completamente desnuda, sin prisa, despacio, como si solamente ella existiera.

Yo quedé impresionado, y mientras la seguía con la vista, observé que esa mujer, entraba a un gran lote de terreno baldío. Me dio mucha curiosidad por saber de qué se trataba, así que discretamente y después de asegurarme que nadie la venía siguiendo o que me estuvieran viendo, decidí seguirle los pasos, por curiosidad.

El terreno baldío estaba lleno de arboles, monte, y algunos montones de basura, pero a pesar de eso, no la perdí de vista en ningún momento. Hasta que ella se detuvo en un peladero, oculto tras un montón de tierra. Se dio la vuelta, quedando del todo frente a mí, agacho de lo más tranquila y manteniendo sus piernas y rodillas separadas se puso a orinar, lo que ya de por sí me excitó al ver cómo salía de su coño, ese dorado chorro. Mientras que yo me mantenía aun a varios metros de ella, después de que ella terminó de mear, agarró y se acostó sobre un gran cartón, quedando completamente boca arriba, con su vista fija en la luna, mientras que con una de sus manos comenzó acariciar su coño, y con la otra sus llamativas tetas. Yo permanecí viéndola, temí que aunque me encontraba completamente frente a ella, y estaba más que seguro que ella me había visto, pensé que si de repente veía que yo me acercaba, se pusiera a gritar, pero al mismo tiempo deseaba acercarme más a ella. La manera en que se introducía sus dedos, dentro de su coño, y como a la vez ella actuaba gimiendo y diciendo incoherencias, me convencieron de que me acercase. Así que lentamente procurando no hacer ruido, me fui acercando a ella. Pensando que ya llevaba más de una semana que había terminado con mi novia, y eso de visitar a la viuda de los cinco hijos, no me llamaba la atención. Así que pensé que quizás ella, no se asustase si yo me le acercaba un poquito más.

No había dado más de tres pasos, cuando ella clavó su mirada en mí, estaba listo para echar a correr si la tipa se ponía a gritar. Cuando vi en su rostro una desquiciada sonrisa, y la forma en que se me quedó viendo, llegué a la conclusión de que definitivamente o ella estaba usando alguna droga de diseño, o estaba más loca que una cabra.

La saludé tratando de ser lo más simpático que pude, a medida que seguía caminando, hasta que llegué justo a su lado. La chica no mostró temor alguno, es más dejó de meterse los dedos dentro de su coño, y en lugar de quedarse acostada sobre la tierra, se sentó con sus piernas bien abiertas, sin dejar de verme, y con esa rara sonrisa dibujada en su rostro. Al tiempo que sin decirme nada, pero golpeando el suelo con una de sus manos me invitaba a que me sentase a su lado. Al yo hacerlo la escuché decirme algo, que no le entendí, sobre la luna. Yo le pregunté su nombre, y ella sonriendo señaló la luna, así que comencé a llamarla Luna. Ya más de cerca se veía que estaba bien cuidada, no tenía heridas ni cicatrices de ningún tipo, no estaba sucia, ni olía mal, es más creo que hasta olía a rosas. Fue cuando ella me dijo, mejor te quitas la ropa, para que no te vayas a quemar. Lo cierto es que aunque me pareció una tontería eso de que no me fuera a quemar, ayudado por ella me comencé a desabotonar mi camisa, mientras ella de manera bien confiada se dedicó a soltar la correa de mi pantalón. No había terminado de quitarme los interiores, cuando sentí que una de sus manos agarró mi verga. Y casi de inmediato la vi como agachando su cabeza, prácticamente se tragó toda.

Mi mayor temor, en medio de todo, no era que alguien nos descubriese, sino más bien era el que no me fuera a venir muy rápido, así que suavemente la separé de mi cuerpo, y comencé a besarla por todas partes, lo que a ella no le molestó para nada. Ya de por si me encontraba con mi verga bien parada y dura, deseoso de penetrarla, cuando Luna por llamarla de alguna manera, separó sus piernas de par en par, y colocando una de sus manos sobre mi nuca, llevó mi rostro hasta su coño. Es cierto que me olió a meado fresco, pero en mi vida nunca le había mamado el coño a una mujer, así que como dicen, siempre hay una primera vez, así que separé parte de la negra pelambre de su coño con mis manos, y coloqué mi boca contra su abierta vulva, dedicándome de inmediato a lamérsela y a mamarla.

Sus gemidos e incoherencias me excitaron infinitamente, después de un buen rato de estarle mamando el coño, mordisqueando y chupado su clítoris, sentí como ella clavó sus unas en mi espalda y un gran chorro brotó de su coño mojándome toda la cara y gran parte de mi cuerpo. De inmediato me dediqué a besarla, a chupar, y mordisquear sus senos, y pezones. De momento me preguntaba que estaba haciendo yo con esa desconocida en el medio de ese lote baldío arriesgándome a que me pasara algo, pero de inmediato dejaba de preguntarme a mí mismo estupideces, y continuaba besándola y agarrando su coño con una de mis manos, hasta que sin decir palabra ella se recostó sobre el cartón y yo me le coloqué encima.

Mi verga se deslizó completamente dentro de su caliente y bien lubricado coño, mientras que ella continuaba diciéndome cosas que no alcanzaba a comprender, pero me excitaban tremendamente, y movía con fuerza y pasión sus caderas a medida que yo no dejaba de meter y sacar mi verga de su coño. Sus unas volvieron a clavarse en mi espalda y gran parte de mis nalgas, pero realmente no me importó mucho, en esos momentos, el placer que estaba disfrutando al clavarme a esa desconocida en medio de la noche, en ese terreno baldío, era increíble. Mientras que yo no perdía oportunidad de mamar y mordisquear sus parados e inflamados pezones, mientras continuaba metiendo mi verga dentro de su cálido cuerpo, ella no dejaba de moverse, y de decirme un sinfín de cosas. Hasta que nuevamente, de seguro ella llegó a disfrutar de otro tremendo orgasmos, al tiempo que yo me venía del todo dentro de su coño.

Finalmente los dos nos quedamos quietos, sudados y olorosos a sexo, por un rato me recosté a su lado, viendo la brillante luna en medio del despejado cielo nocturno. De momento la escuché decirme en un tono de voz infantil, que quería más, yo la verdad es que después de haber trabajado casi doce horas en la sala de emergencia del hospital, y haber caminado casi una hora hasta que me la encontré, sin contar el sabroso revolcón que nos habíamos terminado de dar, estaba molido. No hizo falta que le dijera nada, ya que ella nuevamente me agarró la verga, preguntándome en otro tono de voz mucho más seductor. ¿Si te lo paro, me lo metes otra vez? A lo que yo le dije, que sí, que si me lo paraba se lo metía hasta por el culo. Ella se puso a reír como una loca, y de momento comenzó nuevamente a mamar mi verga, para mi sorpresa, en cosa de pocos segundos, mi verga se volvió a tonificar completamente, quizás fue por la mamada, o por la expectativa de metérselo por el culo, la cosa es que apenas se me volvió a poner como un hierro, ella dejó de mamar, y en un dos por tres se puso en cuatro patas, ofreciéndome sus hermosas nalgas. Yo como atraído por un imán, sin pensarlo dos veces, me dediqué a lamer su culo, y a los pocos segundos, agarré mi erecta verga y la dirigí a su apretado esfínter. Donde apenas comencé a presionarlo, se tragó completamente toda mi verga.

Yo continué penetrándola hasta que mi barriga y pecho se unieron por completo contra sus nalgas y parte de su espalda, al tiempo que con unas de mis manos, me dediqué agarrar su caliente coño, que chorreaba gran parte de la leche que previamente le había dejado dentro. La chica no dejaba de restregar su culo contra mi cuerpo, al tiempo que haciendo raros ruidos con su boca, gruñendo como si fuera una animal, gimiendo, y a viva voz me pedía que le diera más y más duro, y me decía mientras se reía de manera desquiciada, que le partiera el culo.


Así estuvimos por un buen rato hasta que tanto ella como yo disfrutamos de un tremendo clímax, donde después de sacarle mi verga de entre sus preciosas nalgas, yo quedé finalmente acostado a su lado. Por un rato hablamos cosas sin sentido, sobre la luna, y quien sabe que más, hasta que me quedé dormido. Cuando me desperté, ya era de día, el picante sol sobre mis ojos me había despertado, al darme cuenta de cómo estaba, a toda prisa me vestí como pude, temiendo que alguien me pudiera llegar a verme desnudo, de ella no había ni rastro por todo eso. A pesar de lo apestoso que estaba, no podía creer que todo lo que me había sucedido en esa madrugada era cierto, hasta llegue a pensar que quizás por lo agotado que yo estaba después de haber trabajado de manera corrida por veinte horas, doblado un turno, y de ser relevado muy tarde, además del jalón que le di al cigarrillito de marihuana que me preparé, caí en un profundo sueño, y que me había imaginado o soñado todo eso, hasta que llegué a mi apartamento y al irme a bañar vi en el espejo del baño, los tremendos arañazos que yo tenía, por toda mi espalda y gran parte de mis nalgas.

Recientemente finalmente me pude comprar un pequeño auto usado, y no hay día que no pase por ese lugar, en horas de la madrugada a ver si me la vuelvo a encontrar.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:30) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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