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Relato enviado por: Anonymous el 24/1/2010. Lecturas: 5535
Etiquetas:   Tríos
Relato completo
Entré en clase, me disculpé por llegar tarde y me senté al lado de un chico que estaba buenísimo, rubio, con músculos y ojos azules. Me quité la chaqueta que tapaba mi precioso escote, él se quedó mirando mis hermosas y grandes tetas. Le miré, y él se me quedó mirando a los ojos y le dije....Me sonó el despertador, las ocho de la mañana, y a y media tenía que estar en el instituto.
Me empezé a quitar la ropa y me quedé con mi tanquita y mi sujetador. Pensé en qué podía ponerme hoy para poder follar de una vez con alguno de los chicos de clase.
Yo tenía un hermoso culito, que siempre lo tapaba con un pantalón vaquero, unas tetas enormes y era alta. Pero, hoy todo iba a cambiar, iba a ir con una mini-falda, y con un escote increíble. No es que los chicos no se fijaran en mí, pero es que a mí me daba corte insinuarles lo que quería, pero esta vez iba a ser distinto.
Entré en clase, me disculpé por llegar tarde y me senté al lado de un chico que estaba buenísimo, rubio, con músculos y ojos azules. Me quité la chaqueta que tapaba mi precioso escote, él se quedó mirando mis hermosas y grandes tetas. Le miré, y él se me quedó mirando a los ojos y le dije:
- ¿Qué miras, guapo?
- Nada, Rosa, nada...
- Sí...- y fijé mis ojos en sus partes, estaba bastante empinada.
Miré a otro lado, esperando a que se despistara. Cuando vi que lo hizo, me acerqué un poco más con mi silla a él, y desplazé mi mano hasta tocar su pene através del pantalón.
Su cara se acercó mas a mi oído y me susurró:
- ¿Pero qué haces?
- ¿Tú qué crees, nene?
- Soy virgen.
- ¡Y yo!
- ¿Tú virgen?
- Sí.
- No me lo creo.
- Me da igual. - le dije y empezé a tocársela mejor, él puso cara de placer.
- Para, aquí no...
Se la solté y miré hacia alante.
En el recreo.
Le vi ir hacia las escaleras y le grité:
- Jose Luis, ven.
- ¿Qué quieres?
- Preguntarte una cosa de Matemáticas.- mentí. Estaba justo en la puerta del baño de chicas de la tercera planta, dónde nadie pasaba.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, le empujé y le metí en el baño de chicas.
- ¿Qué haces?- me dijo ansioso.
Cerré la puerta del baño con el pestillo de emergencia, que nunca se debía tocar, pero hoy iba a hacer lo que me diera la gana.
- ¿Qué crees que hago?- dije y me quité la camiseta.
Él se quedó parado mirando mis hermosas tetas mientras me las tocaba.
- Esto no puede ser... No llevo condón.- dijo nervioso.
- Pero yo me he tomado una píldora. ¿Vale?
- Sí..
Me quité el sujetador de una vez por todas y me desplazé hacia él, le empujé hasta la pila del baño y él se sentó ahí yo me puse encima y le empezé a besar.
Jose Luis me empezó a tocar las tetas mientras, yo le dejé de besar y le puse la cabeza en una de mis tetas, él cogió la indirecta y me las empezó a chupar.
Le quité la camiseta, y él el pantalón, me agaché hasta su calzoncillo y se lo quité, descubrí que su pene era enorme, y le sonreí, se la empezé a mamar.
- Oh, sigue, puta, Dios..!!!Sí, sigue.....Ohh!!
Dejé de mamársela después de unos cinco minutos y me quité la falda, a continuación mi tanquita, y me puse de nuevo encima de él, me la metió en mi pobre conchita y grité de dolor.
- ¿Te la saco?
- No, sigue, aguantaré el dolor.
- ¿Segura?
- ¡Sí!
Unas lágrimas cayeron por mis mejillas, pero después de un rato dejó de dolerme y se convirtió en un increíble placer.
- Oh, nene sí. No pares.
- Toma, puta.- dijo mientras que me azotaba.
Eso me excitó lo suficiente para empezar a hacerlo más rápido.
- Oh, nena, Dios!!!Eres una máquina del sexo. Me voy a correr...
- Córrete.
Sentí el calorcito dentro de mi vagina y el semen se desplazó sobre nuestras piernas.
Sentí un enorme orgasmo y le gritaba que siguiese, que no parase nunca...
Entonces, me quité de encima de él y me puse en el suelo a cuatro patas. Él se agachó y me empezó a lamer el culo, eso me excitó y le dije que me la metiese ya. Él se tocó un momento su pene, y me la empezó a meter.
- ¡Oh, nene, más rápido!
- ¿Más aún?
- Sí.
Me empezó a complacer lo fuerte que lo hacía, su enorme polla se metía y se sacaba rapidamente y me producía un enorme placer.
Entonces, tocaron a la puerta.
Él paró, nos asustamos, pero dijo:
- Soy Martín, chicos, no os preocupéis. ¿Puedo pasar?
- Estamos follando.- le dijo Jose Luis.
- ¿Puedo yo?
Me quedé mirándole un momento y le susurré: Por favor...
Entonces, él asintió. Le abrió la puerta, y me siguió follando.
Él se quedó mirándonos y cerró la puerta otra vez con el pestillo.
Se bajó el pantalón, el calzoncillo y se la empezó a tocar, era incluso más grande que la de Jose Luis. Me empezé a sentir como una puta y eso me encantó.
Me la empezó a meter en la boca al mismo tiempo que Jose Luis me la metía por el culo.