Mi debut con las pajas fue contemplando a los boxeadores en las duchas

Cuando aún no me habia desarrollado pasaba muchas horas en casa de mis abuelos porque habia mucho para divertirse en un parque amplio con árboles, dodne habia construido una casa en una higuera y habia un galpon con herramientas y cosas viejas.
Tenía un tio de 28 años que practicaba el boxeo y como trataba de que yo también me dedicara a ese deporte me llevaba con él al club donde se entrenaba.
Yo iba encantado, pero no porque el boxeo me atrajera sino porque me comenzaban a llamar la atención los muchachos que se duchaban a la vista de todos en los vestuarios.
Para verlos bien yo le ayudaba al anciano que guardaba las ropas y entregaba las toallas y los jabones cuando los que se entrenaban iban a las duchas.
Me excitaba mucho ver a mi tio bajo el agua, con su cuerpo velludo muy hermoso.
También me atraía otro chico por su verga gruesa y grande y sus dos buenas bolas.
Los velludos me atraian mucho mas que los lampiños.
Pero no podia mirarlos muy abiertamente porque se hubieran dado cuenta que me gustaba contemplarlos desnudos, asi que disimulaba haciendo cualquier cosa, pero me mantenía atento a los que estaban debajo del chorro de agua caliente y de los cuerpos que salian de la nube de vapor y se secaban después con una pierna apoyada sobre un banco, y no me perdia la hermosa vista de sus culos velludos cuando se agachaban y se les veía la raya y debajo las colgantes pelotas.
Cuando volvia a mi casa super excitado me tenía que sobar el pene aún no desarrollado totalmente y terminaba en un orgasmo interno mientras volvia a ver en mi imaginación todos esos chicos desnudos que podia apreciar en el club de boxeo en toda su belleza masculina.
Desde entonces me quedó la inclinación de ver chicos desnudos, los gozo a pleno en todos los clubes a los que voy o en las playas nudistas y les tomo fotografias.
Un dia, le pedi a mi tio que nos ducharamos juntos en su casa y él accedió asi que muchas veces nos duchamos, él tenía erecciones y se terminaba de bañar enjabonando su verga y sus pelotas que yo miraba extasiado a menos de un metro, pero nunca me insinuó que hiciéramos nada. Solo una vez él se agacho a levantar el jabón y su verga me rozó una mano pero me retiré hacia atrás. Todavia siento el roce de la piel suave de su verga. Cuando me dic uenta que le gustaba que lo viera bañarse con la verga erecta traté siempre de ir con él a ducharnos, él le explicaba a mi abuela que tenía que hacerme hombre y que los hombres se duchan juntos.