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Mi ex mujer se la pasaba peleando conmigo…

Relato enviado por : Narrador el 27/11/2013. Lecturas: 9380

etiquetas relato Mi ex mujer se la pasaba peleando conmigo…   Infidelidades .
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Resumen

Ahora suena hasta gracioso, pero en esos momentos, al ignorar todo lo sucedido, no dejaba de hacerme sentir muy mal, los constantes cambios de carácter de la que para esa época era mi esposa. Pero a pesar de que ella aun es bien joven, ya que no ha cumplido los treinta. En esos momentos, temí que le hubiera llegado la menopausia.



Relato
Pero no era eso precisamente lo que sucedía. Había días en que cuando tanto ella como yo regresábamos a casa, después de un duro día de trabajo. Nada más bastaba que le viera su rostro, para darme cuenta de que había pasado un mal día, pero inocentemente tratando de hacerla sentir bien, yo procuraba no contrariarla, con la idea de eventualmente llevármela a la cama. Pero el resultado siempre, siempre fue un desastre. Si le llegaba a insinuar algo, no paraba de insultarme, y si se me ocurría aunque fuera tratar de agarrar una de sus manos, eso bastaba para que me acusara de tratar de violarla. Lo que de inmediato, detenía cualquier avance mío en esa dirección.

En ocasiones un simple comentario, sin ningún tipo de referencia sexual, bastaba para que Celina estallara como un cohete, y comenzara a derramar sus insultos, amenazas, y falsas acusaciones sobre mí. O bastaba que le llevase la contraria, o que le corrigiera en alguna palabra, o expresión, para que dijera que yo la había llamado bruta. En fin fui aprendiendo, que había ocasiones en que para evitarme malos ratos, lo mejor después de escuchar sus primeros gruñidos, era ni hablarle. Dejarla tranquila, evitar alterarla en lo más mínimo. Y aun así, había ocasiones que nada más de verme, Celina no perdía oportunidad de derramar sus fuertes insultos y amenazas sobre mí.

Al grado que ya había comenzado a pensar en seriamente divorciarnos, cosa con la que prácticamente a diario ella me amenazaba o me pedía. Desde luego que nuestras relaciones, por lo menos en las noches iban de mal en peor, pero por otra parte, había muchos días que al amanecer, comenzaba a sentir sus blancas y bien formadas nalgas restregándolas contra mi cuerpo, por lo que en cosa de segundos, sin importar lo que me hubiera dicho la noche anterior, sin perder tiempo, yo abrazándola por la espalda, y besando su nuca, comenzaba a penetrar su delicioso coño desde atrás.

Como dicen que el ser humano a todo se acostumbra, yo ya me había acostumbrado a eso. Por lo que apenas comenzaba a sentir el calor de su cuerpo acercándose al mío, comenzaba a bajar el pantalón de mi pijama, hasta el día en que dejé de usarlas al momento de irme a dormir. Después de ese matutino encuentro, en ocasiones lo repetíamos, ya fuera en la ducha, o en la misma cama, y Celina parecía ser otra mujer. Se levantaba alegre, tranquila, sin malas caras, y dispuesta a todo, aunque la realidad es que nunca pasamos de llegar a tener un sexo normal, sin ningún tipo de raras ocurrencias.

Ya llevábamos cierto tiempo con ese tipo de rara situación entre nosotros dos, cuando una tarde en la que recién tanto ella como yo habíamos regresado del trabajo, y al ver su rostro, supe de inmediato que lo mejor era dejarla tranquila. Como había dejado mi teléfono móvil en el auto, necesité hacer una llamada, y por descuido no me di cuenta, de que el otro teléfono de la casa estaba siendo usado por mi esposa. Mi primera intención fue el de colgar de inmediato, procurando que ella no se diera cuenta, de que yo había levantado el aparato mientras que ella se encontraba hablando, no se fuera a molestar y comenzara con sus insultos, y amenazas.

Pero en los primeros segundos en que tuve el auricular del teléfono pegado a mi oreja, la escuché claramente decirle a la persona con quien hablaba. Mi supervisor me ha dejado el coño destrozado, y soltando una corta risita continuó diciendo, como de costumbre. Eso bastó para que yo, quedándome boquiabierto decidiera seguir escuchando lo que ella descaradamente le decía a la persona con quien hablaba.

No les niego que fue todo un golpe emocional para mí en esos momentos, lo menos que yo me esperaba era que mi mujer me estuviese siendo infiel, y menos con alguien en su trabajo. Procurando controlarme, me quedé escuchando como Celina entre risas, y vulgares comentarios, le contaba a una de sus amigas de manera descarada, lo que desde hacía ya bastante tiempo venía sucediendo entre su supervisor y ella, dentro del almacén, en los que los dos trabajaban.

Sin despegar mi oreja, continué escuchando a Celina, contarle a su amiga su ultima travesura, según y ella misma la llamó, y usando sus propias palabras más o menos, se las voy a contar, para que se den una idea de la puta con quien me casé.

Apenas me bajé del auto, y mi esposo arrancó, me ajusté mi falda a la cintura, ya que para que él sospeche, o me diga que estoy usando las faldas muy cortas, siempre que me las pongo, el ruedo lo dejo bien cerca de mis rodillas. Y ya dentro del almacén, nada más me basta con pasar caminando, moviendo mis caderas frente al jefe del almacén, para que él se dé cuenta de que necesito sus servicios.

Así que apenas tengo alguna oportunidad, con el cuento de que debo sacar unas copias, o que necesito ir al baño, salgo de la oficina, y para no perder tiempo, previamente me he quitado mis pantis. Luego me dirijo al fondo del almacén, y con la excusa de que estoy buscando algún envió, o paquete, me hago la que estoy trabajando. De momento siento que él me toma por las caderas, y cuando no me pega contra una de las paredes, es que me lleva a como él, le dice. Nuestro reservado.

Pero últimamente lo que le ha estado gustando es sujetar mis manos, levantarlas sobre mi cabeza, y después de que me tiene así, me levanta la falda y me entierra de manera salvaje toda su verga. Cuando no es que me obliga a que me arrodille frente a él, para que comience a mamar su verga. Para luego clavarme su verga por el culo.

Yo no podía creer lo que estaba escuchándole decir a Celina, y pensar el sin número de ocasiones que le había insinuado y pedido que me diera una mamada o que me dejase darle por su apretado culito, para que siempre, bien molesta, me comenzara a insultar y llamarme depravado sexual. Al grado que al principio, el solo hecho de hacerle una de esas insinuaciones, bastaba para que se negase a tener relaciones conmigo, por varios días.

Pero como les iba diciendo, ella le contaba a su amiga de cómo me estaba montando los cachos, con el jefe del almacén, cuando la otra le preguntó si ese era el mismo tipo del que le había hablado la pasada semana, y Celina, riéndose le respondió. Si y no, lo de la semana pasada fue otra cosa, yo estaba con el chofer del camión de la compañía, revolcándonos en otra parte del almacén, cuando el supervisor nos encontró. Y sin perder tiempo, se bajó los pantalones, y agarrándome por las nalgas me enterró toda su verga por el culo. La cara que puso el chofer en ese mismo momento fue bien graciosa, pero cuando vio que yo seguía moviendo mis caderas como una loca, y pidiéndole que me diera más y más duro, mientras que él me tenía clavada por el coño, y el jefe del almacén me tenía penetrada por el culo. Como que se dio cuenta de que esa no era mi primera vez que eso me sucedía.

Si sorprendido quedé al enterarme por la propia voz de mi mujer que me montaba los cuernos con el jefe del almacén, más me sorprendió el enterarme momentos más tarde que ella también se entendía con el chofer del camión de la compañía. Y que ambos por lo visto y al mismo tiempo se habían acostado con ella.

Yo pensé que no podía seguir soportando todo eso, y estaba decidido a colgar el teléfono, pero justo en ese instante le escuché decir a su amiga, las palabras fotos e internet. Por lo que decidí seguir escuchando, para enterarme que el condenado Jefe del almacén había subido no una sino varias de las fotos de Celina en internet, en una web americana que se trata de esposas infieles, yo tomé la dirección y apenas pude, entré. Para darme cuenta de que todo lo que había escuchado era realmente cierto.

Aunque el rostro no se le veía claramente a mi esposa, no me quedaba la menor duda que las de las fotos que había terminado de subir eran de ella. Por lo que con toda mi calma, al siguiente día cuando comenzó a pelear por alguna estupidez, le dije. Estás en lo cierto vamos a divorciarnos, y tras entregarle varias copias de las fotos, me retiré, sin decir más nada. El divorcio fue por mutuo acuerdo y consentimiento, y lo increíble es que apenas salimos del juzgado, a mí se me ocurrió invitarla a la noche a cenar, con la excusa de celebrar nuestro divorcio.

Lo bueno fue que Celina aceptó gustosa, y esa misma noche, después de cenar, terminamos metidos en un motel, en el que por primera vez en tantos años disfruté de comerle el culo a ella, y de ponerla a mamar mi verga. Luego me enteré que se había casado, con el licenciado que la representó en la corte, el pobre, no se pero desde que lo conocí, le vi la cara de cabrón.

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Comentarios enviados para este relato
gatofeo (28 de November de 2013 a las 07:54) dice: QUE TAL AMIGO BUENO TU RELATO PERO LO PONES MUY CORTO PASA LA PAGUINA PARA VER LAS FOTOS DE TU EX O TE DEJO MI CORRE SI TIENES FOTOS ME GUSTARIA VER ESE CULO elperico325 del caliente

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:52) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:26) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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