Mi prima, mi puta...

Mi prima y yo habíamos tenido ya varios encuentros, pero nunca habíamos tenido relaciones. Aun recuerdo cuando le saqué aquel primer beso y que me puse a cien. Ella tiene 15 años y yo 20. Nos llevamos muy bien, y aunque hemos interrumpido mucho la actividad física, seguimos teniendo ese deseo.

Cuando la besé por primera vez, ella me preguntó que si eso estaba bien, a lo que yo le dije que eso no estaba mal que era normal sentir una atracción física. Tiempo después las cosas cambiaron un poco, pero nunca habíamos tenido sexo. De las veces que más avancé fue cuando me dejó poner mi mano encima de su concha, pero solo por encima de su ropa.

Durante mucho tiempo no hubo más que besos, hasta el día en que por fin se completó todo.
Era un sábado al medio día, sus padres se iban de viaje junto con su hermano y regresaban hasta el martes. Al día siguiente que ellos regresaban yo viajaba, por lo que eso sería mi despedida y quería aprovechar.

Cuando mis tíos se fueron, yo me quedé con mi prima en la sala y comimos. Comencé a tirarle indirectas acerca del sexo y de que tenía muchas ganas de cogérmela; a ella no le molestaba que le dijera todo eso, entonces no hubo problema.
Después de comer la invité a ver mis videos porno en mi cuarto, ella aceptó y nos pusimos a verlos. Ver las imágenes con mi prima a lado me excitó mucho y se me puso dura la verga. Cuando tuve que cambiar de disco, ambos nos paramos y aproveché a arrimarle la verga dura, a ella le gustaba mucho. Se la puse en las nalgas, pero después de un momento se la puse en el frente. Ella se excitó y ahí comenzaría todo.

Nos comenzamos a besar y poco a poco le fui quitando la ropa, cuando la desnudé vi todo su cuerpo, 15 años y estaba bien buena; las tetas un poco chicas, pues un muy buen culo. La panocha la tenía con poquito pelo, pero yo la quería pelona, me desnudé y la llevé a la bañera donde abrí el grifo y nos comenzamos a tocar. Mi verga estaba dura y no dejaba de arrimársela. Le enjaboné la panocha y la rasuré con mi rastrillo. Entonces la enjuagué bien por todos lados, le lavé bien la concha y el ano y nos fuimos al cuarto de nuevo.

Las palabras eran pocas, solo nos dejábamos llevar. Fue entonces cuando decidí que me la iba a comer. Le abrí las piernas y comencé a mamarle la panocha; le metí la lengua en su raja y le mamé el clítoris. La lengüeteaba mucho y ella se mojaba de sus fluidos y mi saliva. Entonces la volteé y comencé a mamarle el ano. Ella sentía rico y gemía. Fue entonces cuando decidí meter mi verga.
La puse de frente a mí, me puse sobre de ella y entonces le metí la verga hasta el fondo. Ella gritó pero me valió madres y seguí bombeando. Antes de terminar le saqué la verga y me vine encima de su vientre. Le esparcí el semen por todo su cuerpo, principalmente las tetitas y ella solo me miraba con cara de satisfacción.

Entonces hablamos y le dije ‘quiero hacerlo más contigo’, ella respondió diciéndome ‘me gustó mucho, me dolió al principio, pero me gustó’. ‘te la meteré por el culo’ le dije, ella respondió que no, pero le dije que poco a poco, que primero con un dedo y hasta que estuviera lista lo haría; ella aceptó y entonces comencé a chuparle el ano hasta que me mojara bien y le empecé a meter un dedo.
Cuando sentí que estaba lista le puse la cabeza de mi verga en la entrada de su ano, ella me miró con ojos llorosos y solo le dije que se relajara. A pesar de ser la primera vez que su ano recibiría una verga, entró con mucha facilidad pues lo tenía muy bien dilatado. Entonces no tardé en bombear hasta que me vine dentro de su ano. Ella solo gimió pero no dijo ni una palabra.

Después de eso nos metimos a bañar, cada quien por su cuenta, y al terminar nos acostamos a ver la tele; no tuvimos más sexo ese día, sin embargo hablamos de lo sucedido, acordamos que sería un secreto y ella me dijo que le había gustado mucho.

Al día siguiente, después del desayuno la comencé a tocar y ella entendió que yo quería follar, entonces ella misma se desnudó mientras yo hacía lo mismo. Le pedí que me mamara la verga y ella accedió. Era muy torpe, pero poco a poco lo hacía mejor, me vine en su boca y aunque mi verga se puso flácida comencé a metérsela poquito. Mi verga se puso dura poco a poco y entonces por fin la follé con gusto. Esta vez me vine dentro de su vagina y ella gemía porque le gustaba el calor de mi semen en su vagina.

En ese día no hicimos más que follar, y cuando nos daba hambre comer. Su vagina y su ano eran un desastre totalmente llenos de mi semen. Mi verga me dolía, pero no me importaba. Sus tetas estaban igual con semen y su aliento a semen era notorio. Por mi lado el sabor a coño en mi boca me mantenía duro.

El lunes, después de tanto sexo el domingo me di cuenta de que había riesgo de embarazo, por lo que le compré una pastilla para el día siguiente. Ella la tomó y a las dos semanas me informó que su regla había llegado. Una vez que su regla llegó decidimos que para poder seguir follando teníamos que tomar medidas anticonceptivas.

Usamos condones por un tiempo, pero ella se impacientaba por sentir mi semen, por lo que con mucho esfuerzo conseguimos dinero y fuimos con un médico para que le recetara pastillas, a sus ya 16 años ella comenzó con las pastillas y entonces lo podíamos hacer sin riesgo.

Ella se hizo una adicta y entonces comenzamos nuestras aventuras. Como sus papás estaban mucho tiempo en casa comenzamos a buscar pretextos para irnos a follar a un motel. Esto lo hicimos durante un mes, pero sus papás podrían sospechar por lo que salíamos solos y nos encontrábamos en algún otro lugar. Las idas a los moteles eran maravillosas, ella gemía de placer y yo aún más. No puedo recordar cuantas sábanas dejamos llenas de nuestros fluidos.

Pero un día mi prima tomó un giro extra. Me dijo que lo quería hacer en un lugar público. Esto lo sacó de uno de los videos porno que yo le había mostrado.

A mí me daba miedo, pero igual lo quería probar, entonces fue un día cuando fuimos al cine muy en la noche, pero no nos quedamos viendo la película, cuando la película comenzó nos fuimos al baño de los cines y en un cubículo ella comenzó a trabajarme. Me sacó la verga y me la mamó, escuchamos gente entrar y salir y eso nos excitaba. Tuve un par de orgasmos mientras ella me la chupaba por la adrenalina de estar en el baño con la gente entrando y saliendo.

Después procedí a comerme su coño. Le chupé el coño y la gente seguía entrando y saliendo, después de más de media hora ahí y con mi verga ya dura de nuevo, comenzamos a follar. Se la metí y ella solo gemía. La penetré por escasos 5 minutos pues me vine muy rápido pero abundante. Ella no traía bragas, y como no usábamos condones, cuando salimos del baño, un poco de semen cayó en el suelo mientras que el resto se escurría por una de sus piernas. Uno de los empleados nos vio y se dio cuenta, pero lo ignoramos y nos fuimos.

Desde entonces lo hacemos en distintos lugares tanto públicos como privados. En ocasiones lo hemos hecho en la casa con sus papás ahí. Nos metemos al baño y ahí follamos. Una vez en la cocina lo estábamos haciendo cuando bajó su papá. Yo estaba eyaculando cuando eso pasó. La vagina de mi prima contenía mi semen y mi verga mojada estaba dentro de mi pantalón. En cuanto se fue su papá ella aflojó las piernas y el semen cayó en el suelo de la cocina. Fue tal la excitación que nos fuimos a un motel a follar. Lo hicimos tantas veces que quedamos muy agotados. Recuerdo que había un charco de semen en las sábanas de todo lo que eyaculé ese día.

En este momento mi prima tiene 17 años y ya casi cumple los 18. Seguimos follando y por lo que se ve, lo seguiremos haciendo por mucho tiempo más.