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Mi suegra es mi amante

Relato enviado por : Anonymous el 11/10/2008. Lecturas: 16652

etiquetas relato Mi suegra es mi amante .
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Resumen
Mi futura suegra era toda una hembra, antes de casarme con su hija tuvimos sexo y desde entonces no dejamos de coger.



Relato
He leído bastantes artículos en diferentes sitios de relatos eróticos, y me he interesado en gran medida con los que relatan encuentros sexuales con las suegras. Personalmente tengo una historia que contar respecto a este tema.

Me llamo Esteban de 24 años, casado hace más de un año con Amelia, quien tiene una mamá que bien podemos decirle mamacita. De nombre Lorena, cabello güero, piernas largas, lindas caderas, con ricas nalgas no exageradas, sino lo necesario, imagínense una muñeca Barbie de 39 años. En ese entonces Amelia era mi prometida, ya había sido la pedida y era un hecho que nos casaríamos. Mi futura suegra, era divorciada desde hace 9 años. Desde que la conocí me gustó mucho su forma de desenvolverse, de vestirse y sobre todo su delicioso cuerpo que pedía ser poseído.

Tres meses antes de casarme, Amelia se había ido con dos amigas suyas a otra ciudad, a uno de esos lugares donde escogen varias cosas para la boda, yo no había podido acompañarlas debido a mi trabajo, además estaba haciendo tiempo extra para alargar en tiempo nuestra luna de miel. Asi que habiendo cumplido mi labor, me dirigía a mi apartamento a descansar, en eso los malos pensamientos llenaron mi mente, decidí hacerle una visita de cortesía a mi futura suegrita, además que me quedaba en el camino.

Llegué a su casa, me recibió amablemente, como ya era tarde, estaba en sandalias y en bata para dormir, ya que no había anunciado mi llegada. Me dijo que si había cenado, le respondí que no, entonces me preparó algo para comer. Nos sentamos a platicar; realmente tenia un rostro, a pesar de la edad, aún bello, no digamos su cuerpo cubierto por esa bata fuera de moda. Me preguntó luego de cenar, si se me antojaba un trago de licor, yo le dije que si, pero si me acompañaba ella también. Asi que nos sentamos en la sala a tomar whisky, al rato yo me levanté a servir el segundo y tercer trago, seguimos charlando, primero el tema era el casamiento, luego hablamos de su vida. Ya animado con tres tragos, le pregunté sobre su vida amorosa, ella me respondió que no tenía por lo pronto a ningún novio. Le hice alarde a su linda figura y que cualquier hombre la encontraría muy atractiva. Ella se sonreía.

Mientras charlábamos dieron las once de la noche, pero con ella no se sintieron las horas. Al rato ella me devolvía los cumplidos, diciéndome que también era un chico lindo, muy guapo y que su hija tenía suerte de haberme atrapado, ya que varias chicas se habían quedado en la fila de espera. –bueno, al menos sé que le gusto también- pensé. Cuando le serví el cuarto whisky, trate de sentarme junto a ella, brindamos y vi que su bata se le abrió y mostró sus lindas piernas. Le dije viéndoselas, que tenía unas lindas piernas, ella se sonrojó y en lugar de tapárselas, abrió más su bata enseñándomelas, luego tomó mi mano y la colocó sobre su muslo. –Mira, además son todavía bien duritas- me dijo; yo ya no retiré mi mano, sino comencé a acariciarle sus muslos, ella no hizo el menor esfuerzo de quitarla tampoco. Mi mano ya no solo tocaba, sino manoseaba sus piernas,

Mientras charlábamos, ya no sé de qué, fui subiendo mi mano dentro de su bata, me di cuenta que Lorena no traía más que su ropa interior por debajo. Seguí la orilla de sus bragas y pronto llegué a su pelambre, se podía sentir sus vellos púbicos recortados por encima de su ropa interior. Yo estaba encendido, no podía creer hasta donde había llegado mi mano. Y esto me encendió más lo que a continuación me dijo Lorena.
-Ya es tarde, porque no te quedas esta noche aquí?-, titubee un segundo, pero como tenía la sangre caliente, acepté y le contesté
-Si, pero me quiero quedar contigo!- después de responder eso, nuestros rostros se acercaron y nos dimos un delicioso beso de lenguita; que rico besaba mi suegrita, su lengüita era delgada y muy fina y se metía deliciosamente entre mi boca.

Ven conmigo!, me dice Lorena y me lleva a su habitación, la cual tiene una cama grande en medio con colores rosados en las sabanas. -Ahora regreso!- me dijo e ingresó al baño dentro de su cuarto. Mientras ella estaba allí adentro me desvestí por completo, quedando en cueros, mi verga ya estaba casi erecta, la excitación me invadía, me iba a coger a la madre de mi futura esposa dentro de unos minutos, no era para menos.

Cuando salió del tocador, Lorena traía su bata puesta, la abrió y no tenía nada puesto por debajo, le pude ver las lindas curvas de sus caderas, sus senos eran como dos bellos volcanes coronados por sus pezones. Yo estaba sentado usando como respaldo la cabecera de la cama y la vi acercándose a mi, tiró la bata y se subió a la cama por el frente, gateó hasta mi y sumergió su cabeza entre mis muslos, tomó mi verga con una mano y le lamió el glande varias veces, luego engulló toda la cabeza de mi pinga, la chupo como si fuera un helado rico. Con la punta de la lengua, fue recorriendo todo lo largo de mi verga hasta llegar a mis huevos, los cuales besó y lamió utilizando bastante saliva. Yo estaba gozando al máximo. Lorena siguió haciendo un exquisito trabajo con sus labios sobre mi verga. Tuve que concentrarme para no explotar con semen dentro de su boca. En los siguientes minutos me dio una memorable chupada de pija, prácticamente se comió toda mi virilidad.

Ahora me tocaba a mi!, le pedí que dejara mi pinga porque me iba a venir prematuramente, la subí sobre mi cara y su coñito rasurado se posó en mi boca, mi lengua estaba ansiosa por mamarle su bollito caliente. Inicié con chuparle los labios vaginales, eran largos y colorados, luego, con los dedos los separé y pude lamer su rajita rosada completa de abajo hacia arriba, cuando llegué arriba le lamí su clítoris que era un poco más largo de lo normal, cuando lo toqué, ella contorsionó su espalda y quiso retirar su coñito de mi boca, lo cual impedí sujetándola de las piernas. Ella empezó a gemir fuertemente, era del tipo de mujeres que tiene muy sensible su pepa del clítoris, al descubrir esto coloqué su clítoris entre mis labios y se lo apreté con mucho cuidado lentamente; Lorena chilló de placer y un buen chorrito de líquidos vaginales mojó su coñito y mi boca.

Para ese momento, mi verga ya estaba más que parada, Lorena se desprendió de mi boca y se montó sobre mi tolete, puso mi glande entre sus ensalivados labios vaginales y con la presión de su peso se lo fue enterrando poco a poco, ella cerraba los ojos con cada pulgada que se metía adentro de su vagina, degustando cada momento en que esta se sumergía en su intimidad. Yo era solo un espectador de lo que ella hacía frente a mi con mi falo y su bollito.

Lentamente mi verga fue abriéndose paso dentro de su vagina mojada, finalmente solo mis huevos quedaron fuera de su coño. Luego empezó a dar pequeños saltos encima de mi falo, lo hacía para acomodárselo bien adentro. Después inició su cabalgata moviendo su cintura para atrás y para adelante, apretando mi virilidad entre sus muslos y sus nalgas. Yo sentía que me jalaba el tronco de la verga al límite, produciéndome un placer intenso que me hizo jadear y contorsionarme. Ella también mientras me cabalgaba la verga bramaba de éxtasis, sus movimientos de cadera tenían toda la experiencia de una mujer adulta.

Lorena aceleró sus movimientos pélvicos para lograr su propio orgasmo, el cual la sacudió con espasmos en todo el cuerpo, además de sus colosales gemidos. Una lava ardiente mojó el tronco de mi verga, era la gran eyaculación que tuvo ella; Luego, Lorena se agachó hacía mi, lo que aproveché para mamarle sus belicosas tetas y su duros pezones, casi los mordí por la excitación que tenía. A ella le gustó el tratamiento y con sus manos me ofrecía sus senos para mamarlos.

Luego de esa deliciosa cabalgata, para que descansara un poco Lorena, la coloqué acostada horizontalmente boca arriba en la cama, me subí sobre ella, con las manos le tomé sus pantorrillas, le abrí sus piernas dejando libre y abierta su vagina dilatada con los labios abiertos de par en par, puse mi pene en la entrada y la penetré hasta el fondo de un solo empujón, la lubricación facilitó la inserción.

Me moví lentamente sobre ella, tratando de excitarla de nuevo, en forma paciente y con todo el tiempo del mundo. Ella estaba cansada de su anterior cabalgata y venida, ella ya no era una adolescente, debía darle su tiempo. Mientras se reponía, seguí bombeándola suavemente tomándole uno de sus pies, se lo comencé a chupar iniciando con sus deditos más grandes, me di cuenta que a pesar de su edad, los pies los tenía bien cuidados y su piel era sumamente fina. Después de chupar y lamer cada dedo de ese pie, seguí con el otro y repetí el tratamiento. Lorena estaba degustando mi mamada de pies, gimoteaba dulcemente, eso la había relajado bastante.

Minutos más tarde, dejé sus pies y aceleré mi bombeo dentro de su vagina, y al mismo tiempo le apretaba los pezones con los dedos, no tardó en excitarse de nuevo y pocos minutos más tarde en venirse entre jadeos y gemidos, asi también clavó sus pequeñas uñas en mi espalda que me causaron una sensación rara, entre dolor y placer. Para aumentar la profundidad de la penetración, la levanté por las nalgas, de ese modo mi verga entró hasta la última pulgada. La follé repetidamente en esa posición hasta que no pude aguantar más y terminé entre su bollito, un chorro inmenso de esperma fue tragado por su vagina, mi pene palpitaba y palpitaba eyaculando más y más semen. Hasta que quedó sin una gota.

Que gran palo le había dado a mi futura suegrita. Que ríca estaba!, no me había equivocado en nada con ella.

Durante los siguientes minutos nos aseamos por turnos en el baño, nos acostamos y aún cansados seguíamos besándonos apasionadamente, hasta quedarnos dormidos. Por la mañana, ella me despertó con una deliciosa mamada de verga. Cuando la hubo chupado toda, la puse en cuatro y la penetré en esa posición, se veía como una diosa en esa posición, su culo bien formado por nalgas blancas redondas y paradas, con su vagina y culito rosado en medio de ellas, esta visión aún permanecen en mi mente. Asi también es una mis posiciones favoritas, porque es muy erótica. La follé con fuerza hasta que la hice acabar como una perra, gemía pidiéndome que la cogiera más fuerte y sin piedad. Cada bombeo ocasionaba que mi vientre chocara con sus nalgas y producirán un ruido como aplausos. Me vacié nuevamente dentro de su coñito, otra gran cantidad de esperma llenó su intimidad, luego ella se volteo y me limpió el semen de la verga con su lengua.

Después de ese día, me estuve cogiendo a mi suegrita Lorena los tres meses previos a mi boda, eran unos polvos sensacionales (vaya que no me dejó seco para mi luna de miel). Me gustaba aún más que coger a mi novia. Cuando me casé con Amelia, Lorena me dijo que allí terminaba todo, que no podía engañar más a su hija, ahora siendo casados. Pero como teníamos una gran química entre ambos, su decisión tardó tan solo 12 días después de que regresé de la luna de miel, luego me abrió otra vez su rica frutita.
Aún sigo teniendo relaciones con mi suegra y estoy por cumplir los dos años de casado. No podemos dejar de coger y la pasamos muy bien.


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:11) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

flaco14 (17 de October de 2011 a las 06:19) dice: suertudo hermano me imagino que rico ha de cojer tu suegra


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