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Mis inicios

ADMIN Relato enviado por : ADMIN el 20/04/2004. Lecturas: 9219

etiquetas relato Mis inicios .
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Resumen
Desde los trece años me gusta usar ropa de niña y me siento mujercita en la intimidad.


Relato
Desde los trece años he sentido atracción por la ropa femenina y mucho interés por sentirme hembrita. Vivo con mi papá y mis dos hermanas menores que yo, una de ellas un año menor y la otra tres, por vivir en un lugar aislado de la ciudad y no tener vecinos, la mayor parte del tiempo durante mi infancia la pase con ellas, y aunque yo tuve juguetitos de varón sentía preferencia

por los de ellas quizá por la necesidad de compartir que tenia o por aquello de que era mas fácil que yo jugara con las cositas de niñas a que ellas con la de varón o quizá ya se manifestaba la chica que llevo dentro de mi, el caso es que me sentía bien en su mundo.

En la escuela siempre evité los juegos rudos y lo hago hasta hoy, los amigos que hice en la niñez y adolescencia siempre tuvieron o tienen un perfil más o menos parecido al mío y los temas de conversación y costumbres eran típicos de hembrita por que era lo que había aprendido, así como en los juegos y la manera de bromear siento miedo de la rudeza y brusquedad. Las amigas de mis hermanas, de la mayor principalmente eran mis amigas también en su mayoría is y me trataban con mucha confianza al grado que en algunos ocasiones llegaba a actuar como su confidente. En esas condiciones era de esperarse que en alguna ocasión me encontrara con algún chico que sintiera atracción hacia mi y trtara de seducirme o bien que fuera yo quien se interesara.

Cuando hacía el séptimo, tuve como compañero o compañera a un chico(a) que después vine a saber que era travesti. Hicimos amistad en muy poco tiempo de conocernos y me invitaba a su casa donde vivía con su madre que era una señora muy amable y buena pero que la mayor parte del tiempo lo pasaba fuera de casa por que tenía que trabajar, entonces estando solas nos pasábamos el tiempo escuchando y grabando música, viendo televisión y viendo también revistas que aunque su contenido no era completamente erótico salían chicas completamente desnudas, otras modelando exóticas lencerias y algunas otras en plena actividad sexual.

Le gustaba también jugar de lucha libre conmigo aunque sin violencia, yo no entendía que era una forma de buscar el contacto físico conmigo, me tomaba de la cintura y me abrazaba con el pretexto de que me hacía una llave, sintiendo en muchas ocasiones su pene duro al igual que el mío llegando a mojarme mucho en ciertas ocasiones. No me desagradaba su contacto, al contrario me estimulaba sexualmente y en algunas ocasiones fui yo quien tome la iniciativa de jugar de lucha, naturalmente porque me había gustado el estimulo erótico sin sospechar que era ella la mas excitada y no yo.

Cuando la tomaba de la cintura me gustaba sentir que la tenía fina como la de mi hermana y era nalgoncita aunque no tanto como yo. A mi muy temprano en la escuela me hicieron descubrir que era nalgona y cuando llegue a los trece ya había adoptado la costumbre de verme desnuda al espejo y disfrutar así de mi propio cuerpo sin vellos aunque no pasaba todavía por mi cabecita usar ropa de niña . Fue así como jugando de lucha y compartiendo muchos momentos juntas llegamos a contarnos nuestras intimidades, yo casi no tenía nada que contar, pero ella si era precoz y curiosa y ya alguien se había encargado de enseñarle como ser provocativa con quien quería, me dijo un día mientras veíamos televisión en la sala de su casa que la esperara un momento, se levanto y se fue para uno de los cuartos de donde, pasados unos quince minutos me llamó y para sorpresa mía la encontré con los labios pintados y luciendo una peluca rubia, al notar mi sorpresa me dijo que no me asustara, que solo era un juego y que nadie más que nosotras lo iba a saber. Se acerco a mi tomando mi cintura y me beso la boca, yo instintivamente le correspondí aunque me daba mucho miedo y aunque hubiera preferido evitar todo lo que seguiría después, no hice nada por evitarlo, lo hubiera querido hacer pero podía más la curiosidad y el deseo de aventura.

Además No podía resistirme a sus caricias y sus besos, a sus palabras de amor que me decía y al calor de su cuerpo. Yendo al guardarropa sacó una tanga rosada y una pantimedia, y extendiendo la mano me dijo que me la pusiera y que ella usaría la tanga, yo no me sentía bien, pensaba que en algún momento llegaría su madre y nos sorprendería tome el panty que me pareció demasiado pequeño, pero no hice nada por ponérmelo.

Ella se retiró un momento y regresó vestida solamente con la tanga. Me sorprendió verla, nunca pensé que tuviera un cuerpo femenino y bonito, me sonrió como si adivinara mi pensamiento y acercándose a mi comenzó a acariciar mi cuerpo por debajo de la ropa, tenía las manos suaves lo que hacían sus caricias irresistibles, además parecía conocer bien cuales eran las partes de mi cuerpo que al tocar me ponían a mil, era una experta para la edad que tenía y no parecía sentir miedo de nada. Suavemente me quito la ropa hasta quedar desnuda y haciéndome sentar, enrollo el panty y me lo comenzó a poner y yo con todo y sentirme rara y con miedo, viéndola a ella como lucia de provocativa e incapaz de negarme a sus ruedos, la deje hacer, me la fue poniendo despacio estirando las partes arrugadas para que tallara mejor y teniendo cuidado de no romperla, estiraba la panty y me sobaba las piernas simulando alisarla hasta terminar de ponérmela, me puso una mano en medio de las piernas para ajustar el puente de la panty y con la otra me la arreglaba de la cintura para que no me quedara torcida, me paso las manos por mis nalguitas simulando estirarla así como lo había hecho con mis piernas, yo reía por el cosquilleo que sentía y me preguntó si me gustaba, a lo que no respondí, por que la verdad era que si me gustaba pero sentía que no debía responder con franqueza, cuando lo recuerdo pienso que lo mejor hubiera sido decirle, si mi amor me gusta, gracias por hacerlo así de rico, le hubiera dicho la verdad siendo complaciente , pero estaba aprendiendo.

Como no decía nada me sonrió mirándome a los ojos y tomándome una mano me la colocó en su trasero, lo que hizo que me sintiera confianza y aumentara mi placer. Me gusto pasarle mis manos por el culito y me daba mucha emoción los gemidos de placer que le arrancaba, sigue, sigue me decía meneándolo y yo continuaba. Nos topábamos y restregábamos nuestros penes duros como piedras y nos besábamos en la boca con pasión durante mucho rato llegando a mojar nuestras prendas, lo que sirvió de pretexto para que las quitáramos quedando completamente desnudas.

Agarró mi pene y haciéndole caricias dijo que se lo metiera en el culito, sin perdida de tiempo procedí a hacer lo que me pedía pero cuando la iba a penetrar me preguntó si después yo dejaría que me la metiera y le respondí que sí, agarró el tronco de mi verga y se la puso en su lindo culito, me parecía un sueño estar metiendo y sacando en ese culo que había soñado en poseer cuando jugábamos de lucha libre, por momentos dejaba de moverme y me pedía que continuara sin detenerme, que le acariciara los pechos, que le besara la nuca abrazándola con fuerza, yo lo hice lo mejor que pude hasta que terminé. Ya antes me masturbaba mirándome al espejo e imaginando un momento así como el que estaba viviendo, sin tener idea de cómo podía ser en la realidad, tenía muchas dudas que ahora se estaban aclarando y me estaba gustando.

Cuando me toco mi turno para ser penetrada, me puso acostada boca abajo en el sofá con una almohada grande debajo de mi vientre, no fue una penetración dolorosa como imaginé, sino placentera me pasaba la lengua por mis hombros, la nuca y las orejas y me agarraba mi pene que estaba duro aun masturbándolo mientras me cogía por el culito.

Esa fue la primera vez que usé ropa femenina y que hice y me hicieron el amor. Hubieron otras mientras el año escolar duró, seguí llegando a su casa y también me visitaba en la mía sin despertar sospechas en mi padre y mis hermanas. Una noche que estábamos solas en mi casa me pidió que me pusiera el uniforme de colegio de mi hermana, con unas pantimedias blancas, me gusto la experiencia de verme y sentirme como una colegiala que iba a ser cogida me ponía de espaldas al espejo y me levantaba la falda para verme el culito apenas cubierto por la transparencia blanca de la panti. Otro día con esa misma ropa me puse a chupar un bombom mientras le miraba en una forma insinuante, otra vez en traje de baño, y así por el estilo experimentábamos hasta que se fue con su madre para otro lugar y no le ví mas..

Me mojo mucho cuando recuerdo esas experiencias, me pongo ropas de mi hermana y me masturbo mucho, viendo mi culito y mis piernas cubiertas por pantys. Un dia en un ciber encontré la foto de una travesti que tenía una banana introducida, me dió curiosidad e intente hacerlo pero no fue una experiencia que me haya gustado.

En un próximo relato les contare de otras cosas que hago y que imagino hacer.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:33) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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