Nani y yo (Parte I).

Nani tiene 11 años. Yo nunca había estado con mujeres, pero desde que me divorcié me caliento tanto que me daba lo mismo. En mi cuarto las fantasías eróticas son muchas. Les cometé que Nani tiene 11 años, y es una niña muy cariñosa. Llegas a su casa y se te tira y te empieza a dar besos, lo mismo hombre que mujer. Muchas veces sus besos han ido a partes erógenas de mi cuerpo y mi clítoris se ha mojado instanáneamente. Desde hacía tiempo que esa niña era mi fanatasía erótica más contínua. Vivo sola, soy alta, de grandes tetas, bollo sin afeitar, tengo 41 años, yt ella es delgada, alta para sus 11 años, de pelo largo, ojos claros, tetas por salir, culito bien formado, y como gusta de ponerse licras apretadas a las caderas, el vello púbico se marca. Nani es muy exitante, y ahora contaré mi relación con ella. Fue un Sábado. Tocaron a mi puerta, y cuando abro... Nani. Me abrazó y de nada más el roce con su cuerpo mis pezones se erizaron. Entró y me dijo que venía a tomar agua y a seguir camino a casa de una amiga de la escuela. - Siéntate, te la traigo. Entré y en el trayecto hacia la cocina pensé qué haría para poseerla. Como vestía una bata de casa sin sostén, me la abrí 2 botones y mis grandes tetas se mostraron en gran parte. Cuando llegué con el agua me dijo sonriente: - Gloria, se te salen las tetas. - Déjalas ahí, en definitiva hace un calor insoportable. Se tomó el agua sin dejar de mirar los pezones que se asomaban. - Las tienes grandes. - ¿Te gustan? - Sí. - ¿Quieres verlas? - Y por qué no. Me abrí la bata completa, pero ahí su vista no fue a las tetas, sino a mi pequeña braga que dejaba ver por los lados gran parte de mi vello púbico. - ¿Y esos pelos? - Los de mi bollo, ¿quieres verlos? - Sí. Me quité lo poco que tenía para quedar completamente desnuda. - ¿Te gusto?- le dije acariciándola? - Sí- contestó en un hilito de voz. -Quíitate tu ropa. -No tengo ni tetas y mis pelos en el bollo son pocos. - No me importa, quítate la ropa. -Quítamela tú. Y lo hice. Dejé a Nani completamente desnuda. - Ven al cuarto. Me acompañó. La acosté en mi cama y lo que le hice imagínenselo, aunque lo voy a contar en otro relato.