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No lo podía creer, estaba dentro del cuerpo de Laura, mi cuñada.

Relato enviado por : Anonymous el 11/10/2009. Lecturas: 9383

etiquetas relato No lo podía creer, estaba dentro del cuerpo de Laura, mi cuñada.   Confesiones   cuñada .
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Resumen
AMOR PROHIBIDO


Relato
Hace tres años no nos vemos y espero no volverla a ver nunca jamás.
Tenerla cerca me llenaba de una extraña sensación, me sentía incómodo y terminaba por irme a otra parte de la casa. Su nombre Laura, piel canela, ojos hermosísimos, inquisidores, su cuerpo maravilloso, senos pequeños, pompis bien formadito. El único problema: ella era la mujer de mi hermano. No saques conclusiones todavía, esta es una historia de la vida real y la cuento por que de alguna forma me desfogo y me sirve de terapia.

La conocí primero y me dí en cuenta que desde el primer momento sentimos gran atracción el uno por el otro. Yo nunca tomaba mi vida sentimental en serio, me encantaba jugar con cada chica que conocía, el placer de la conquista y finalmente hacerle mía y después no las dejaba pero ya empezaba una nueva búsqueda.

Esta vez todo tomó un rumbo inesperado, mi hermano a quien no he dejado de querer un milésimo desde que todo pasó, también se enamoró de ella. El nunca se dio cuenta o quizá pensó que para mí ella podría ser una simple relación, la buscó, la siguió y después de un tiempo finalmente logro un compromiso serio con ella.

Desde el momento que supe de sus sentimientos por ella y de la búsqueda incesante de su objetivo, simplemente no supe que hacer. Nunca pudimos ser sinceros los dos y conversar de este asunto y dialogar lo que estaba pasando, acepto toda la responsabilidad que me corresponde por no luchar por el amor de esa mujer (no podía luchar contra mi hermano), y por no conversar con él exponiéndole lo que yo sentía.

Laura pensó que yo no sentía ninguna atraccíon por ella nunca más, esperó un tiempo prudencial y luego aceptó ser su esposa.

Esta es la causa por la que nunca podíamos quedarnos solos los dos, ella se ponía muy nerviosa y su voz, su mirada no contenían un milímetro la pasión que desbordaba de su cuerpo, yo me sentía atraído como un imán hacia ella y sin embargo los dos nos alejábamos inmediatamente o buscábamos estar en compañía de otras personas.

Cuántas veces no pudimos contenernos y ella me provocaba con un pequeño movimiento de su cuerpo, imperceptible para los demás y lleno de fuego para mí. Cuántas yo superé mi natural temor y le mencionaba que se veía muy hermosa.

No había marcha atrás, las cartas estaban jugadas, lo planifiqué todo, un día que sin darnos cuenta nos habíamos quedado solos y conversábamos sobre la música de Miriam Hernández, le dije que me diera un abrazo por que yo me iría a otra ciudad porque simplemente ya no soportaba el sufrimiento de saber que era mía en espíritu pero que estaba casada con otro hombre, sus lágrimas fueron la respuesta que yo necesitaba, entonces yo la tomé entre mis brazos, y aún siento su cuerpecito ardiente, palpitante de pasión, su respiración entrecortada, sus gemidos incontenibles cuando la besaba en su boca por primera vez, en sus mejillas, sus ojos, la quería comer toda, y ella me basaba y me alejaba, me separaba de ella para nuevamente no dejarme ir, y me apretaba con fuerza y me reclamaba que esto no puede ser. Su cerebro dejó de pelear y siguió las ordenes de su cuerpo, yo apretaba su cuerpecito en contra del mío y sentía el perfume en su cuello, la suavidad de sus senos, el aliento esclavizante brutal de su boca, por primera vez el sabor se su lengua, el veneno de la seducción: el dulce hechizo de su saliva, el calor de su piel de su estómago y espalda. Mis manos eran un volcán incontrolable y buscaba que sienta por encima de su pantalón delgadito el tamaño y dureza que mi pene había alcanzado.

Dos horas después, estoy solo en mi cuarto, todo es como un sueño, no puede ser que tuve entre mis manos sus senos, su cuerpo, le violé los labios y sentí la forma y suavidad de su pompis. Las imágenes de la televisión no entran por mis ojos aunque ellos están abiertos, mi mente no deja de palpitar, no aterriza.

Después de una semana de juegos amorosos, un día muy temprano encuentro a mi hermano recostado el sofá de la sala familiar, está triste tiene problemas en el trabajo, me invade un profundo sentimiento de culpa y no sé como mirarle a los ojos, ni cómo hablar con él, yo no le puedo hacer esto, siempre más que un hermano fue mi amigo y mi punto de referencia cuando un faro yo necesitaba. Ahora era mi rival... Sentí iras y rabia por que él la había tomado lejos de mí en el primer lugar, y encontraba una justificación para lo que estaba haciendo. Que es ambivalencia? esta es la maldita ambivalencia de sentir odio y amor al mismo tiempo, la fuerza del amor de ella y el sentimiento de hermandad que tuvimos desde niños con él. Pasamos muchas tardes juntos con Laura y luego yo tenía que soportar que venía él y se llevaba consigo a la mujer que yo amaba.

Juro por Dios que quiero terminar este relato en este momento, pero debo concluír de una vez por todas esta maldita cadena que aún existe en mi mente.

Una sola vez caminé hacia él con la firme intención de contarle lo que sucedía, decirle que tome a su mujer y despareciera de este mundo, que yo no la volvería a ver más.

Y mis pies y luego mi mente me frenaron, seguiría tomando del trago mas amargo de un amante.

Un poema para una mujer? una escultura, una pirámide? Una palabra es suficiente la Mujer es el PARAÍSO del Hombre. Su olor es su comida y su bebida.

Yo me perdí en sus brazos, me envolvía con su aroma, me cobijaba con su cuerpo desnudo, escuchaba el latir de su corazón, respiraba el aire que ella exhalaba, me perdía en su cabello, me perdía en su piel, besaba su pompis y lo abría con mis manos, miraba extasiado su culito hermoso, la penetraba con uno de mis dedos, apretaba sus suaves senos, besaba y mamaba sus pezones, descendía por su vientre y descubría el olor del pecado, extasiante, maravilloso, inagotable, sentía los bellos de su pubis en mis labios, y abría con mi boca y labios sus labios vaginales, el color rojo vino intenso de su vagina me secuestraba, quería memorizar la forma de cada una de sus partes, chupaba de su meato urinario sabor a mar, el delicioso néctar de sus secreciones, buscaba con pasión su clítoris, y absorbía con mi lengua y labios el sabor de sus pliegues internos y labios menores.

Dos meses de vivir en el cielo y el infierno, he tomado una decisión, esta tarde yo le contaré a mi hermano todo, he decidido que si la pierdo la pierdo hoy, y si la gano de una vez para mí, que sea para siempre.

Aquel día hicimos el amor por última vez, ni sus súplicas ya no podían frenar la resolución que yo había tomado.

Dos días después que ellos habían dialogado y decidido empezar de nuevo ella apareció a 40 metros del lugar donde yo estaba y que ella conocía podría encontrarme allí.
El sol volvió a brillar, todo se iluminó nuevamente, no podía controlar la inmensa alegría que inundaba mi mente y cuerpo, quise correr y abrazarla de nuevo, atraparla y esta vez no dejarla escapar. Sin embargo también eran 48 horas desde el momento que nos despedimos para siempre cuando le dije que si ella había tomado su camino yo nunca más quería verle ni en este ni en el otro mundo.









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Si te ha gustado No lo podía creer, estaba dentro del cuerpo de Laura, mi cuñada. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

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Comentarios enviados para este relato
betsi789 (6 de May de 2010 a las 23:03) dice: esta chido tu relato me gusto ami me gustaria conoser a cahas que les guste el incesto

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:31) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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